Capítulo 30.

Al llegar a casa lo primero que veo es el auto de Emiliano aparcado fuera junto a las camionetas de su seguridad. No puedo evitar resoplar de estrés en cuanto lo veo pues técnicamente no me agrada del todo Emiliano. Es un socio promedio que solo tengo en mi poder para cuando necesite echarle el agua sucia a alguien más. Es un completo idiota que no tiene mi respeto, pues quién realmente creo que tiene bolas es Valeria. Es astuta, intrépida y muy inteligente, es el tipo de mujer que cualquiera quisiera tener a su lado en este negocio por eso no me desharía de ella nunca, a menos que me traicione, clara está, pues eso en mi mundo, en mis reglas es simplemente algo que se debe pagar con sangre. Camino por la pasarela de la entrada y llego a la puerta, sin embargo, esta se abre antes de que yo siquiera pueda tocarla, al mirar noto que se trata de Cato y no puedo evitar fruncir el ceño.

—¿Cato? ¿qué haces aquí? —es lo primero que le pregunto.

—Buenas tardes, señor Max. Su esposa llamó, dij
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