Alexander me toma desprevenida, toma mi trasero entre sus manos de nuevo y me carga. En esa posición recorremos el pasillo un par de puertas hasta llegar a la última, la que mencionó. Con su espalda abre la puerta y luego me deja sobre el suelo. Me planta un beso en la frente que me sorprende, sin embargo, le regalo una sonrisa. Decido desnudarme frente a él ante su atenta mirada. Él hace lo mismo y juntos nos dirigimos al baño. En este momento me pierdo los detalles de la construcción de la habitación pues estoy concentrada en la sonrisa del hombre frente a mí, en su cuerpo muy bien trabajado y en sus ojos lujuriosos sobre mi cuerpo. Alex enciende la ducha, toma mi mano y me lleva hasta él para que el agua caiga sobre ambos.—Eres la mejor más hermosa que he visto en toda mi vida —dice sobre mis labios. No puedo evitar sonreír como quinceañera enamorada, él lo nota y hace lo mismo—. Quiero que sepas que eso que dije… eso que escuchaste.—No me importa —él se sorprende en cuanto lo in
Alex.Anoche ha sido una de mis mejores noches. Me sentía como un puto quinceañero en cuanto la invité a casa, como cuando tenía precisamente quince años y dormí con la primera chica en mi vida. Mis padres se habían ido de viaje como era costumbre y decidí invitarla. Recuerdo que era la hija de una amiga del club de campo de mi madre, nos conocimos allí y me gustó de inmediato, tenía la misma edad mía, pero se veía mayor, tenía culo y tetas de una mujer, de inmediato me la quise coger y así pasó. Así pasó, estaba nervioso, estaba prácticamente temblando, pero ella me hizo enloquecer pues no era virgen, sabía lo que hacía. Lo último que sube de ella es que casó con un hombre mucho mayo que nada en billetes.El caso es que anoche me sentí el Alexander de aquel día cuando tuve mi primer polvo, pero lo que realmente me enloqueció fue que ella tuviera la iniciativa, sí, yo di el primer beso, pero ella dio la orden. Me deseaba tanto como yo a ella y me lo demostró muy bien.Admito que no me
Jennifer.Me dolió y no sé por qué. Tal vez no fue que me haya dicho ingenua, tal vez fue el hecho de que no le interesa una relación conmigo ya que salta a la vista. Alex solo quiere cogerme al igual que Max, aunque el primero tal vez no se capaz de asesinarme, no obstante, lo pongo en duda ya que toda su vida ha estado rodeado de mafiosos, droga, alcohol y sexo; no es una bonita mezcla. El hecho de que en la mañana me haya dado el sobre luego de estar toda la noche con él y ahora me diga ingenua sobre porque toda mi vida he querido ser amada y deseada por un hombre que quiera más que eso, bueno, eso me demuestra sus verdaderos sentimientos. Me siento patética y humillada y es muy común últimamente cuando estoy con él, pero a pesar de eso, ahora mismo más que indignada estoy enojada, conmigo, con él, con Max, con todos.Salgo de la casa encontrándome a Nate coordinando lo que parece ser los puestos de vigilancia a varios hombres.—Nate —lo llamo, él se gira.—¿Si, señorita?—Llévame
Después de quedarme un poco de tiempo más en la clínica, decido salir de ella, encontrándome con la noche sobre mí, lo que implica que el club ya debe estar abierto. Tomo el primer taxi que veo y le indico que me lleve hasta él, ignorando la cara de sorpresa del conductor. Después de un par de minutos llego hasta el club que hoy está a reventar, me dejan pasar sin pagar nada o hacer una fila pues técnicamente trabajo aquí, atravieso todo el lugar donde las chicas bailan prácticamente desnudas sobre los escenarios y la música está a reventar.Me estoy acercando a la oficina de Amanda cuando veo varios hombres de los que vigilan mi casa; hombres de Max así que me oculto para no ser vista. Los hombres vigilan la puerta de la oficina lo que me dice que su jefe está adentro hablando con Amanda. Después de varios minutos noto que la puerta se abre, de allí una sonriente Amanda sale de la oficina seguida de Max, se despiden de dos besos en la mejilla y el hombre se aleja por el pasillo VIP s
Alex. Golpeo fuertemente la pared más cercana que tengo, tengo tanta ira dentro de mí que no sé cómo sacarla. Ella cierra la puerta como si estuviera asustada así que es momento de irme. Comienzo a caminar por los pasillos angostos de este lugar, bajo las escaleras y llego a la salida con los pasos de Nate y Roger tras de mí. Cruzamos la calle y el primero abre la puerta de mi auto, me subo para que pueda cerrarla, Roger se sube en el asiento del piloto y Nate junto a él. Mi puño no duele, tal vez sea la adrenalina combinada con la ira, pero sé que mañana dolerá. No estoy enojado con ella, no estoy enojado por el beso, al menos no tanto cómo pensé, solo fue un beso y la conozco lo suficiente para saber que fue un momento de debilidad, que se sentía sola… realmente estoy enojado conmigo mismo porque debido a mis actitudes de hijo de puta ella se siente de esa forma. Se acabó, Alex, fueron sus palabras y me dolieron como una puta bala en el corazón. Estoy tan asustado de la idea del am
Jennifer.Bajo del taxi mientras tomo la mano de Priscila, esta intenta llevar en su mano libre la pequeña bolsa con el regalo de cumpleaños para Lizzi mientras que yo lucho con la torta y los globos. Ambas cruzamos la calle y entramos a la clínica.—Priscila cariño, deberé soltar tu mano porque de lo contrario dejaré caer la torta, pero no te separes de mí, ¿okey?—Okey —susurra con esa voz dulce que tiene mientras entramos al ascensor.Fue muy tierno cuando al abrir la puerta en la mañana, encontré a Priscila y a su madre detrás de ella, su madre debía trabajar, pero me pidió encarecidamente que llevara a su pequeña a ver a Lizzi, de inmediato dije que sí porque sé que a Lizzi le encantaría.Hace algunos días despertó del todo, se sentía muy bien y todos sus exámenes salieron excelente así que la trasladaron a una habitación enorme, casi tan grande como nuestro departamento, con aire acondicionado y una pantalla de televisión inmensa, tiene vista a la calle y es de lo más de cómoda,
Al llegar al club, noto que lo arreglan como si un gran evento se acercara. Colocan más luces y preparan los escenarios muy cuidadosamente. Amanda hace esto cuando peces gordos vendrán y en cierta forma eso me conviene porque necesita a alguien que pueda pagar bien, que pueda pagar tanto como para tener que preocuparme ni un minuto más por la clínica de Lizzi. Saludo a un par de chicas que intentan interrogarme acerca de mis faltas, pero logro zafarme de ellas en cuanto Amanda sale de su oficina y con su mano me pide que me acerque; así lo hago.—Me alegro de que hayas venido —es lo primero que dice en cuanto llego hasta ella. Ambas entramos y ella cierra la puerta detrás de ella en cuanto ambas estamos adentro.—Amanda sabes perfectamente por qué vine, sabes que necesito el dinero —es lo que le contesto y sin que ella me lo pida me siento en la silla en la silla frente al escritorio. La mujer se sienta a mi lado.—Lo sé, pero no por eso debo esconder lo que siento. Realmente me alegr
Alex.—Heather, no te tardaste nada — escucho su voz desde el interior de la habitación lo que hace que mi corazón comience a latir mucho más rápido.Nate es el primero en entrar, lleva consigo la bicicleta de color rosa que le pedí, la lleva sin esfuerzo en una de sus manos mientras que la otra lleva el regalo muy bien envuelto. Roger es el segundo en entrar con el pastel, el cual deja casi de inmediato sobre la mesa.Un poco, no, muy asustado soy el último en entrar. Ella me observa de pie a cabeza sin ocultar lo sorprendida que se encuentra e incluso lo nerviosa que está, pero no es la única, no la veía en mucho tiempo y hacerlo ahora es como, no lo sé, estar muy drogado. La observo y ella parece flaquear hasta que decido regalarle una sonrisa.—¿Jenni, esa bicicleta es para mí? —una niña de cabellos rubios como los de Jennifer, es quien habla. Lleva su bata de hospital, pero lo que más me llama la atención son sus pequeños ojos, como si se acabara de despertar. Luce muy parecida a