Jennifer.Bajo del taxi mientras tomo la mano de Priscila, esta intenta llevar en su mano libre la pequeña bolsa con el regalo de cumpleaños para Lizzi mientras que yo lucho con la torta y los globos. Ambas cruzamos la calle y entramos a la clínica.—Priscila cariño, deberé soltar tu mano porque de lo contrario dejaré caer la torta, pero no te separes de mí, ¿okey?—Okey —susurra con esa voz dulce que tiene mientras entramos al ascensor.Fue muy tierno cuando al abrir la puerta en la mañana, encontré a Priscila y a su madre detrás de ella, su madre debía trabajar, pero me pidió encarecidamente que llevara a su pequeña a ver a Lizzi, de inmediato dije que sí porque sé que a Lizzi le encantaría.Hace algunos días despertó del todo, se sentía muy bien y todos sus exámenes salieron excelente así que la trasladaron a una habitación enorme, casi tan grande como nuestro departamento, con aire acondicionado y una pantalla de televisión inmensa, tiene vista a la calle y es de lo más de cómoda,
Al llegar al club, noto que lo arreglan como si un gran evento se acercara. Colocan más luces y preparan los escenarios muy cuidadosamente. Amanda hace esto cuando peces gordos vendrán y en cierta forma eso me conviene porque necesita a alguien que pueda pagar bien, que pueda pagar tanto como para tener que preocuparme ni un minuto más por la clínica de Lizzi. Saludo a un par de chicas que intentan interrogarme acerca de mis faltas, pero logro zafarme de ellas en cuanto Amanda sale de su oficina y con su mano me pide que me acerque; así lo hago.—Me alegro de que hayas venido —es lo primero que dice en cuanto llego hasta ella. Ambas entramos y ella cierra la puerta detrás de ella en cuanto ambas estamos adentro.—Amanda sabes perfectamente por qué vine, sabes que necesito el dinero —es lo que le contesto y sin que ella me lo pida me siento en la silla en la silla frente al escritorio. La mujer se sienta a mi lado.—Lo sé, pero no por eso debo esconder lo que siento. Realmente me alegr
Alex.—Heather, no te tardaste nada — escucho su voz desde el interior de la habitación lo que hace que mi corazón comience a latir mucho más rápido.Nate es el primero en entrar, lleva consigo la bicicleta de color rosa que le pedí, la lleva sin esfuerzo en una de sus manos mientras que la otra lleva el regalo muy bien envuelto. Roger es el segundo en entrar con el pastel, el cual deja casi de inmediato sobre la mesa.Un poco, no, muy asustado soy el último en entrar. Ella me observa de pie a cabeza sin ocultar lo sorprendida que se encuentra e incluso lo nerviosa que está, pero no es la única, no la veía en mucho tiempo y hacerlo ahora es como, no lo sé, estar muy drogado. La observo y ella parece flaquear hasta que decido regalarle una sonrisa.—¿Jenni, esa bicicleta es para mí? —una niña de cabellos rubios como los de Jennifer, es quien habla. Lleva su bata de hospital, pero lo que más me llama la atención son sus pequeños ojos, como si se acabara de despertar. Luce muy parecida a
La veo cuando entra pegada al cuerpo de Nate, con sus manos temblorosas y su rostro bañado en lágrimas. Su ropa está ligeramente maltratada, tiene el maquillaje un poco corrido, el cabello despeinado y aunque su vestido es rojo tiene manchas de sangre en él que tal vez ella no ha visto.En cuanto levanta su vista para verme, sus lágrimas aumentan, se despega de los brazos de Nate y corre hacia mí, me abraza fuertemente como si no quisiera soltarme y yo sin problema le devuelvo el abrazo.—Gracias, gracias por salvarme, Alex —dice en medio del llanto aun con el rostro metido en mi cuerpo.—Vamos, vamos —contesto—, debes estar cansada —ella asiente y luego su rostro se muestra preocupado.—¡Por Dios, Alex! Ese hombre está vivo… tal vez quiera hacerle algo a Lizzi.—Descuida, bonita, ella estará bien —le contesto.—Gracias, Nate, puedes volver a tus labores. Sabes que dejaste algo pendiente —él asiente y se retira.La coca llegó antes que ellos, por lo que Nate debe resguardarla en la zo
Jennifer.Escucho que el auto frena en seco lo que hace que me levante a gran velocidad del sillón. Hace casi dos horas que Alex se fue, cuando acabé de hablar con Nate ya él no estaba y no hemos sabido nada desde entonces. Ahora que ya sé lo que pasó anoche mientras yo estaba rogando por mi vida en esa habitación de hotel con Ignacio, sé que todos estamos en peligro, en cualquier lugar donde estemos, en cualquier momento, corremos peligro. Tengo la certeza que Lizzi y Heather están bien y cuidadas y cuando sea prudente podré explicarles a ambas en el embrollo donde sin querer las metí, por el simple hecho de estar enamorada de Alex. Sí, enamorada, porque he determinado que es lo que siento por él; amor. Intenté con todas mis fuerzas olvidarme de él y fingir que no estaba sintiendo eso, pero no se puede luchar contra lo que el corazón quiere, estoy enamorada de Alex, y aunque no sé cómo pasó, ni cuándo, ni por qué, solo sé que pasó y por primera vez en mi vida, me siento tranquila aun
Me encuentro acostada junto a Alex quien duerme plácidamente, ayer lo hirieron y desde entonces ha dormido, su fiebre ha bajado casi por completo y ya no tiene ese frío insistente que lo perseguía en la madrugada. Admito que estaba asustada, creíamos que debíamos llevarlo a un hospital donde pudieran determinar mejor la situación, pero la preocupación radicaba en que todos sabíamos que eso era imposible. No teníamos manera de explicar ese rosón de bala en su brazo. Me quedo observándolo detenidamente mientras noto cómo duerme de una forma tranquila, serena mientras que yo la verdad he dormido muy poco.Me levanto con cuidado para no despertarlo y me acerco al baño, observo mi cabello destrozado en el espejo así que decido deshacerme de la ropa y meterme al baño, lavo mi cabello y mi cuerpo mientras que de igual forma dejo que el agua fluya por todo mi ser. No sabía cuánto necesitaba esto o cuán estresada me encontraba. Cuando estoy dispuesta a salir noto que Alex viene entrando totalm
Alex se ha ido pues algunos de sus hombres lo necesitan en la oficina. Aunque esté herido la guerra continua, fue lo que me dijo, lo que significa que planean otro ataque hacia Max o hacia Ignacio. Yo en cambio, decidí quedarme en la tranquilidad del jardín, simplemente pensando en mis padres. Han estado en mi mente mucho en estos días, sobre todo en los días donde no me siento del todo cómoda con el rumbo de mi vida, como el día que decidí ir a ese hotel con Ignacio Robles, así, todos los días en los que me siento avergonzada de mi misma.Sé que donde quiera que estén o si me ven desde el cielo, no lo sé, ellos sabrán el por qué de mis decisiones, saben las circunstancias y los motivos, saben que todo lo que he hecho en mi vida lo he hecho por amor, por amor a Lizzi, amor a lo que queda de nuestra familia. Incluso el hecho de estar aquí, con todos hombres armados hasta los dientes también es un acto de amor, no sé si están bien o mal, de lo que estoy segura es que es amor.Recuerdo m
Llegamos a la casa a las afueras de la ciudad. Al salir del auto me debo sostener de la camioneta para no caer, me siento de la mierda y el corazón no ha dejado de latirme como un demonio. De inmediato Roger y Alex se acercan a ayudarme.—¿Estás bien, bonita? —le niego a Alex—, descuida, ya estás a salvo.—¿Lizzi? Debió llegar hace mucho tiempo al penthouse y no estoy allá.—Descuida, envié a Heather a recibirla. Está con ella.De pronto entre varios hombres sacan al chico herido quien lleva su camiseta empapada en sangre. Se lo llevan hacia dentro de la casa.—¿Pero el chico, Alex? Heather no está y morirá —Alex niega.—Trataremos de ayudarlo —me dice antes de besar mi frente—, no te preocupes por él. Debes ver a tu hermana.Asiento en respuesta, pero antes de responderle con palabras otra camioneta llega; Nathan. De pronto noto cómo se le descompone el rostro a Alex.—¡¿Dónde carajos estabas?! —le grita antes de que el otro siquiera se haya bajado del auto—, ¡No me dijiste que Jenni