Blanca fue liberada de su cautiverio y el rey perdonó a todo aquel que fue encarcelado por mencionar el nombre de la luna fallecida.
―Mi rey. ―La bruja de la manada se reverenció. ―¿Qué puedo hacer por usted? ―Lo miró curiosa, nadie lo había visto tan sobrio desde hace meses. ―Quiero que anuncies a todos que la luna ha resucitado. ―La mujer lo miró con asombro. ―Pero a costa de eso, perdió su voz, cambió su aroma y su apariencia original. ―La mujer no cuestionó, ella solo hizo una reverencia al verlo marcharse. Sin duda su rey ya había perdido por completo la razón. Balto ordenó poner el nombre de su amada en placas de oro por toda la ciudad, el anuncio de que su luna volvió debía ser noticia y la haría llegar de la mejor manera. Él se aseguró que cada rincón en la manada llevara el nombre de su amada Kira. ―Majestad. ―La cocinera hizo una reverencia al verlo entrar. ―Me han notificado que se debe hacer un banquete. ―Balto asintió, él volvió a ser ese hombre imponente, es como si de la noche a la mañana volviera a ser el mismo que se había perdido en el alcohol y el dolor. ―Quiero un festín digno de mi luna. ―Todos se extrañaron, pero nadie cuestionó nada. ―Invitaremos al pueblo para la gran celebración, daré un baile para celebrar a lo grande. ―Los miró a todos. ―Que no falte la comida. ―Dando media vuelta los dejó solos y totalmente perdidos. Gideon se unió a su alfa poco después, la bruja ha estado anunciando la resurrección de la luna y nadie lo creía, pero tampoco se atrevían a decir algo, por solo mencionar el nombre, muchos fueron a dar a la cárcel, nadie está dispuesto a volver a ese lugar. ―Rey. ―Gideon lo miró realmente preocupado. ―Me he dado cuenta de las recientes noticias, ¿Tuvo algo que ver su desaparición de anoche con esto? ―Balto lo miró con gesto serio como siempre, pero aquella chispa en sus ojos era innegable, él estaba realmente feliz. ―Mi querida luna había estado recuperando su salud. ―Le hizo saber. ―Por lo que ahora sí podrá presentarse ante nuestra gente. ―Por primera vez sonrió. ―Que todos estén aquí para cuando eso pase, no quiero que nadie se pierda el recibimiento de mi luna. ―Señaló la puerta. ―Ve y encárgate de que todos reciban la noticia. ―Gideon inclinó la cabeza y salió del despacho. Todos estaban cuchicheando, el rey había perdido por completo la cabeza, lo tachaban de loco y con justa razón, pero nadie se atrevía a hablar tan alto y ser evidente en lo que pensaban, todos fueron discretos en cuanto a su reacción por la noticia. Blanca miró su rostro, ella viste ropas tan elegantes que se sienten como una nube sobre su cuerpo, ella está vistiendo piezas tan costosas que teme arruinarlas con su porte ordinario, pero nada la asustó más como jamás verse al espejo siendo ella misma. Mirando la máscara suspiró, ella ahora deberá permanecer con ella puesta y tiene rotundamente prohibido quitársela. En medio de un suspiro se puso la máscara y tras echarse otro vistazo al espejo se puso en pie con su corazón oprimido en su pecho. Ella estaba realmente triste, podía escuchar los murmullos de las personas a su alrededor, ella estaba ahí, entrando a la enorme sala repleta de personas y sus solas miradas decían lo que pensaban. Todos la miraron con respeto únicamente porque el rey estaba presente, pero la burla estaba alojada en cada uno de esos rostros. ―Atención, la luna Kira ha llegado. ―Presentó el vocero del rey. ―Majestad. ―Todos se reverenciaron con respeto a medida que ella caminaba. ―Mi luna. ―Todos fueron completamente amables con ella y eso fue como un mal sueño. Ellos solo la trataban bien por usar una máscara, todos eran respetuosos con ella porque el rey la ha nombrado su luna. Ella solo es recibida con amabilidad por hacerse pasar por otra persona. Ella sabía que nadie creía que la luna había resucitado, en su corazón ella estaba segura de que cada persona ahí sabía que ella es la esclava del rey, pero nadie es tan tonto como para mencionarlo. ―Mi luna. ―Balto la tomó de la mano y la acercó a ella con tanto amor que Blanca temió. ―¿Te gusta lo que he preparado para ti? ―Blanco miró a su alrededor, ella jamás había estado en un baile tan enorme, ni siquiera había asistido a uno pequeño, así que simplemente asintió, ella no puede hablar en su lenguaje o será castigada. ―ven, bailemos como tanto nos gusta. ―La pista fue desalojada y el rey con su reina se apoderaron de ella. Blanca tenía dos pies izquierdos, a ella jamás le enseñaron a bailar por lo que es un desastre, la vergüenza por equivocarse tantas veces repetidas fue notoria, todos la miraban escandalizados por ser tan torpe, pero a pesar de todo lo evidente, nadie dijo una sola palabra y al contrario se limitaron a aplaudir una vez terminaron. ―¡Estupendo! ―Gritaron algunas ovacionando a su rey. ―¡Espléndido, majestad! ―Aplaudieron con más ímpetu. La fiesta fue bastante incómoda para Blanca, ella se limitó a permanecer al lado del alfa rey, a asentir y recibir todo lo que él le daba. Aquellas comidas deliciosas, esos vinos dulces y los postres maravillosos la hicieron feliz. Ella se sintió como una niña a la que se le lleva por primera vez al lugar de sus sueños. En medio de todo lo que estaba pasando, ella se divirtió, rio de los shows que dieron los bufones, aprecio lo hermosas que estaban las mujeres y de lo refinados que eran todos. Ella admiró a cada ser en esa sala sin importar que a ella la veían como si fuera una basura. ―Es hora de irnos. ―Balto dio por finalizada la fiesta. ―Por favor, diviértanse en mi ausencia, no se detengan. ―Todos aplaudieron hasta que el rey salió de la sala. ―La luna está en todo lo alto. ―Dijo apretando su mano. ―Nuestra habitación espera. ―Blanca se sintió nerviosa, ella ni siquiera es su destinada y puede morir con la marca. ―Desnúdate. ―Ordenó desvistiéndose él también, estaba deseoso por poseerla y marcarla de una buena vez. ―Mmmm. ―Blanca jadeó por la manera tan posesiva en la que la tomó, él se ha lanzado a por sus labios y no perdió tiempo en introducirse ferozmente en ella. ―Mmmmm. ―Chilló lo que pudo, la mordida la ha tomado desapercibida, ¿Acaso es real? ¿Ella se convertirá en la luna de un poderoso rey alfa? El dolor fue tanto que Blanca perdió todas las fuerzas, él no deja de arremeter contra ella y morderla a la vez, su débil loba aúlla tan fuerte como puede e intentó desesperadamente tomar el control para tratar de defenderse, pero el poder del lobo que la marca es superior. Ella no pudo resistirlo más y desmayó así completando la unión, ella se convirtió oficialmente en la luna sordomuda del rey alfa, en la sombra de la mujer que él amó.Nada cambió para Blanca, el ser, la luna del rey alfa, no la exentó de ser ignorada, marginada y repudiada. Ella parecía seguir siendo la misma esclava de la que todos pasaban por alto su presencia.Como la mayoría de las veces, despertó sin el rey a su lado y sin esa máscara que parece ser su castigo por no ser la mujer que él desea. Respirando hondo, miró por la ventana, ella ni siquiera duerme en la misma habitación que él, pero eso no le quita que amanezcan algunas veces en la misma cama.Poniéndose en pie, sacó el vestido que usaría ese día, ella no tiene a una doncella que le sirva, no cuando el rey está lejos, así que ella debe hacérselo todo y no es que le moleste, le gusta ocuparse de todas las cosas ella solo, al fin y al cabo, está acostumbrada a ello.Una vez lo tuvo todo listo, se metió a la ducha y se apresuró a arreglarse, a ella le gusta recorrer el lugar, aunque todos parecieran huirle, eso no le importa, ella siempre está cerca por si alguien necesita de su ayuda.Al
―¡¿Qué haces aquí metida como si fueras una sirvienta?! ―Le gritó en la cara asustándola más, ella sabe el temperamento de ese hombre, así que intentó alcanzar el cuaderno. ―¡Ni siquiera puedes responder algo tan simple! ―La miró enloquecido por la furia. ―“Quería preparar algo para ti” ―Intentó explicarle con lenguaje de señas. ―¡Deja de manotear como una maldit4 loca! ―Gritó tomando el cuaderno y destrozándolo al verla tan empeñada en alcanzarlo. ―¡Eres mi luna, la reina de este lugar y no deberías estar en un lugar tan humillante como lo es la cocina! ¿Tan acostumbrada al maltrato estás? ¿Te gustan los malos tratos? ―Blanca intentó, negar, ella quería hacerlo entender que lo estaba haciendo por él, pero el hombre no entendía razones. ―Te voy a demostrar lo que hago cuando se me cabrea. ―Del brazo la jaloneó hasta sacarla de la cocina. Blanca los miró a todos, ella pidió ayuda con su mirada, pero como era de esperarse, todos la ignoraron y fingieron no ver nada. Balto entró
Blanca deseó pasarse las manos por la cara y se chocó con la máscara, agobiada por siempre deber tenerla puesta, suspiró sentándose en la cama. Balto la ha hecho cambiarse de habitación y ahora duerme con él, pero no le gusta, estando sola ella podía descansar de su condena. Tomando el cuaderno escribió en ella, necesita hacerle saber cómo se siente, intentar que él se compadezca y ya no la obligue a tal castigo. ¿Por qué no puede él permitirle que se quite la máscara si ya todos saben la verdad? Mirándolo, desvió de inmediato la mirada, no se había percatado de que estaba despierto y mirándola. ―¿Qué quieres de mí? ―Gruñó al verla tenderle el cuaderno, él no habló alto, lo hizo apropósito. ―Es demasiado de temprano para que molestes. ―Blanca, que logró leer sus labios, le movió el cuaderno para que lo tomara en manos. ―¿Puedo quitarme la máscara? ―Enarcó una ceja. ―Es muy incómoda y llevo más de un año con ella. ―Río burlón. ―No, no puedes hacerlo. ―Aventó el cuaderno en el suelo.
―“¿Puedes soltarme, por favor?” ―Ella se sintió impotente, ¿Por qué siempre olvida que nadie sabe comunicarse con ella? Tirando de su brazo se soltó, pero el hombre se puso frente a ella cortándole el camino. ―“Lo siento, no quise asustarte” ―Blanca lo miró atónita, ¿Él estaba hablando lenguaje de señas? Ella no lo podía creer. ―“¿Sabes comunicarte de esta manera?” ―Hizo una pregunta realmente tonta, ella lo hizo reír, pero no le importó, no se lo puede creer. ―“Por supuesto que sí” ―Agrandó la sonrisa. ―“¿Puedo quedarme contigo?” ―Blanca, emocionada por ser primera vez que alguien la trata como una persona normal y que además de eso sabe su lenguaje, asintió de inmediato. ―“Creí que te burlarías de mí como lo han hecho todos” ―Se sintió avergonzada. ―“Lamento ser tan grosera, prometo que no soy así” ―El chico sonrió divertido. ―“Todos los que se burlan de ti están mal” ―Le guiñó. ―“No te conozco, pero puedo ver que eres un ángel en medio de tantos lycan” ―Blanca se sonrojó. ―“S
Balto miró la belleza de la mujer a su lado, él mismo le había quitado la máscara aprovechando que está totalmente dormida. Desde la fiesta él no soporta ni siquiera la idea de que otro hombre tenga un acercamiento a ella, ¿Por qué coño se está comportando tan extraño cuando solo se trata de esa esclava?Gruñendo en voz baja se puso en pie sin apartar la mirada, más de un año lleva siendo su luna y reina, pero jamás pensó que en algún punto sería capaz de ver su cara y no imaginar a su amada Kira, ¿Por qué se le hace tan fascinante verla dormir?―Para lo único que sirves es para darme placer, para nada más. ―Dijo dejándose de tonterías. ―Ven aquí. ―Blanca despertó alarmada por el repentino tirón que sintió en su pie. Al enfocar bien, miró al hombre enorme sobre ella, la ve con ojos rojos y está enojado, su olor así lo dice.―“Lo siento” ―Dijo rápidamente al sentirse sin la máscara. ―“Se me ha caído sola” ―El terror en ella lo enfureció mucho más, ella solo lo mira con miedo, ni siquie
Balto se tensó por completo al escucharlo dirigirse a su mujer, él miró a la pequeña pelinegra que inmediatamente se puso a su lado con una sonrisa tan enorme que le dio rabia. Ella jamás le ha sonreído a él con tanta felicidad, ¿Por qué con ese imbécil sí?―Llegaste justo a tiempo, mi luna. ―Balto besó sus labios con delicadeza, como siempre que estaban frente a los demás, pero Blanca pudo notar muchísima diferencia en ese trato. Quizás otros lo vean común, pero hay algo distinto en él.―“¿Por qué estás aquí?” ―Ignoró por completo a Balto, pues para ella él no entendía su lenguaje. ―“¿Has venido a charlar con la persona más interesante que has conocido?” ―Bromeó divertida provocando una oleada de enfado en Balto.―Gideon, acompáñalo dentro, yo los alcanzaré después. ―Balto no le dio tiempo a responder, lo cortó al instante.―Como ordene, majestad. ―Gideon le mostró el camino a Lucius que sin darle una última mirada a su reina siguió al hombre.Balto tomó con fuerza la diminuta mano d
Al juego del gato y el ratón, así se sentía Lucius con Blanca, la chica siempre lograba escurrirse y escaparse, él no entendía el motivo de su comportamiento esquivo con él y que no le diera ni una sola oportunidad, lo estaba estresando a sobremanera.¿Por qué ella no le habla ni siquiera cuando no hay nadie alrededor? ¿Cómo es que, de tener una corta, pero bonita relación, ella sin más lo ignore como si fuera uno más del montón? Solo habían pasado tres días, pero aun así la desesperación ya formaba parte de él, estaba demasiado necesitado de hablar con esa dulce mujer.Blanca suspiró al lograr escapar de Lucius, a ella le duele mucho, ignorarlo y ser tan grosera, pero no se arriesgará a que Balto le haga algo, ella no se lo perdonaría nunca, él ya ha hecho daño a otras personas por ella y no quiere que se repita.Los fuertes gritos que pudo escuchar tan claros que dudó de su condición, las suplicas y los azotes que parecían estremecer el lugar llamó su atención, ella tomó su vestido
Lucius la miró con gesto serio, si hace lo que ella le pide el rey seguramente lo matará por su negligencia, así que se negó con rotundidad, él por primera vez la ignoró, no podía arriesgarse de esa manera, no cuando se trata de ella.―Bien, que uno de los hombres se regrese a la manada, denle la ayuda a la mujer que merece.―“No la ayudarán si la envió yo” ―Se interpuso en el camino del hombre que estaba por cumplir órdenes. ―“Lucius, por favor… estamos cerca de la manada vecina, ella puede morir si van tan lejos” ―Lo miró con ojos suplicantes, Lucius solo imaginó el rostro detrás de esa máscara y su corazón palpitó con fuerza.―Bien. ―Dijo en contra de todo lo que estaba pensando y analizando. ―Súbanla al carruaje, hay que apresurarnos para llegar cuanto antes. ―Blanca sonrió agradecida, pero no subió hasta que la chica ensangrentada y desmayada estuviera ya acomodada en el carruaje.―Mmmm. ―La chica gimió débilmente, ella sufre y Blanca lo sabe por las vibraciones de su cuerpo.El