Blanca espabiló tan rápido como pudo y retrocedió en la cama aterrorizada al descubrir que aquella figura de apariencia fantasmal era el rey Balto. Ella lo miró con ojos grandes, a comparación de meses atrás, el hombre frente a ella no era más que una sombra de aquel rey cruel que la compró.
Él se ve descuidado, pero mucho más aterrador e inaccesible, es como un demonio andante cuyo único propósito es hacer la vida de los demás, un infierno para su propio placer y deleite. ¿Qué hace él ahí? ¿No había acabado con ella cuando la envió casi moribunda a ese espantoso lugar que de alguna manera le brindó paz? Blanca pasó la mirada a la enorme mano del rey, él sostiene una máscara y se la está tendiendo, ella no podía comprender nada de lo que estaba pasando. ¿Qué pretendía él? Quiso preguntar, pero el miedo a ser castigada le pudo más y solo lo miró con el miedo plagado en sus hermosos ojos azules. ―Póntela. ―La voz rasposa y demandante del hombre que había permanecido en silencio la estremeció, ella rápidamente tomó la máscara con su mano temblorosa y obedeció la petición del hombre inexpresivo frente a ella. Balto al verla con la máscara, cubrirle gran parte del rostro, se desnudó lentamente sin quitarle la mirada de encima, Blanca sintió pánico de inmediato, él volverá a poseerla de esa manera tan dolorosa y denigrante, él abusará de su poder y la hará hacer cosas que ni siquiera desea recordar. Una vez estuvo desnudo, él se echó sobre la mujer temblorosa que lo mira con lágrimas en los ojos, ella esperó un agarre fuerte que la lastimara, pero lo que llegó a su piel fue una delicada caricia que erizó todo el vello de su cuerpo. El rey se tomó su tiempo, él la desnudó con delicadeza, mostrándole una faceta que ella jamás había conocido de él ni de nadie. Aquellas caricias llenas de sentimientos, aquellos besos llenos de pasión y cada tacto completamente gentiles la hicieron suspirar. Él le estaba haciendo el amor de manera suave, posesiva y gentil, ella jamás había experimentado algo así. Cada invasión era más excitante que la primera, cada beso la llevaba a ese lugar que visitaba por vez primera y cada gemido que soltó su boca fue un alarido de felicidad por todo lo que su cuerpo estaba sintiendo. Balto apretó el pequeño cuerpo de la mujer enmascarada y se dejó llevar lo más que pudo, él disfrutó cada caricia de esas pequeñas y frías manos, anheló cada beso de su diminuta boca y gozó cada movimiento de sus delicadas caderas. Él se sentía en el cielo, estaba teniendo un placer tan único que incluso su lobo se quería salir de control. ―Mmm. ―Blanca jadeó por la nueva velocidad que él había empleado, ella ya no podía más, se había corrido tantas veces que parecía estar quedando seca. Balto no fue menos, él ya no podía retrasarlo mucho más, el placer que su cuerpo siente es mayor de lo que pudo sentir antes. ―Kira. ―Susurró el nombre de quien todavía amaba al oído de la mujer que vibra por todo el placer que le ha brindado. Blanca desvió la mirada y fue consiente que en esa habitación había un espejo, ella miró fijamente su reflejo abrazada al hombre que acabó de poseerla y aquello de lo que se percató rompió por completo su corazón. Ella con la máscara cubriendo la mayoría de su rostro y sobresaltando sus ojos azules es muy parecida a esa mujer. Ambas tienen ojos azules, piel pálida y cabello negro, él la poseyó con tanto amor y delicadeza porque la creyó ella. Solo es una sombra de lo que esa mujer fue en vida, ella fue obligada a reemplazar a quien él amaba y se sintió como una patada al estómago. Al terminar el acto sexual, Blanca esperó que el rey como siempre se marchara, dejándola sola y sintiéndose utilizada, pero esta vez todo cambió, él se quedó junto a ella, abrazándola. Él quiere que esa mujer sea la sombra de quien ama para aliviar el anhelo que tiene por ella. Por primera vez Balto durmió como hacía meses no dormía, él se abrazó con tanta fuerza a Blanca que ella ni siquiera se podía mover, aquel consuelo fue tan suficiente para él que sintió paz al sentir ese calor que no había sentido en meses. Blanca sin poder evitarlo se sintió bien, ella jamás había sentido un calor tan acogedor como ese, ella no había sido testigo de que tan bien se siente cuando alguien es gentil. ―“Lo siento, no quise dormirme” ―Blanca, ni siquiera había despertado bien cuando ya se estaba disculpando, ella realmente deseó dormir en el suelo, pero él la tenía tan fuerte agarrada que no pudo moverse. Balto la miró a los ojos por un largo rato, él había despertado desde ya hace una hora y lo único que hacía era admirarla con esa máscara puesta. Él perdió completamente la razón y lo que tenía pensado era una total locura que para él era lo más prudente en hacer. ―Desde ahora no puedes quitarte la máscara. ―La miró con seriedad. ―En ningún momento podrás deshacerte de ella y solo puedes usar la ropa que yo te proporcionaré. ―Blanca lo miró con el corazón enloquecido en su pecho. ―Desde hoy serás Kira, mi futura luna. ―Blanca dejó de respirar, ¿Por qué la llama por el nombre de su difunta luna? ―Pero si veo tu cara sin la máscara, créeme, definitivamente te asesinaré. ―La máscara no fue lo suficiente para ocultar la sombra de dolor en los hermosos ojos de Blanca. Ella había perdido totalmente su identidad, ahora es solo la suplente de la mujer que el rey no puede superar. ¿Por qué tendría ella que vivir con una máscara para poder ser tratada bien? ¿Acaso no puede ser amada por ser ella misma? ¿Por qué tanto asco y repugnancia le da a la gente? ¿Acaso ella solo vino al mundo para ser lo que los demás quieran? El delicado beso del rey la sacó de todos sus pensamientos, él la trata bien, pero es únicamente por la máscara que lleva puesta, deseó anteponerse, pero ¿Quién es ella para ser escuchada?Blanca fue liberada de su cautiverio y el rey perdonó a todo aquel que fue encarcelado por mencionar el nombre de la luna fallecida. ―Mi rey. ―La bruja de la manada se reverenció. ―¿Qué puedo hacer por usted? ―Lo miró curiosa, nadie lo había visto tan sobrio desde hace meses. ―Quiero que anuncies a todos que la luna ha resucitado. ―La mujer lo miró con asombro. ―Pero a costa de eso, perdió su voz, cambió su aroma y su apariencia original. ―La mujer no cuestionó, ella solo hizo una reverencia al verlo marcharse. Sin duda su rey ya había perdido por completo la razón. Balto ordenó poner el nombre de su amada en placas de oro por toda la ciudad, el anuncio de que su luna volvió debía ser noticia y la haría llegar de la mejor manera. Él se aseguró que cada rincón en la manada llevara el nombre de su amada Kira. ―Majestad. ―La cocinera hizo una reverencia al verlo entrar. ―Me han notificado que se debe hacer un banquete. ―Balto asintió, él volvió a ser ese hombre imponente, es como si
Nada cambió para Blanca, el ser, la luna del rey alfa, no la exentó de ser ignorada, marginada y repudiada. Ella parecía seguir siendo la misma esclava de la que todos pasaban por alto su presencia.Como la mayoría de las veces, despertó sin el rey a su lado y sin esa máscara que parece ser su castigo por no ser la mujer que él desea. Respirando hondo, miró por la ventana, ella ni siquiera duerme en la misma habitación que él, pero eso no le quita que amanezcan algunas veces en la misma cama.Poniéndose en pie, sacó el vestido que usaría ese día, ella no tiene a una doncella que le sirva, no cuando el rey está lejos, así que ella debe hacérselo todo y no es que le moleste, le gusta ocuparse de todas las cosas ella solo, al fin y al cabo, está acostumbrada a ello.Una vez lo tuvo todo listo, se metió a la ducha y se apresuró a arreglarse, a ella le gusta recorrer el lugar, aunque todos parecieran huirle, eso no le importa, ella siempre está cerca por si alguien necesita de su ayuda.Al
―¡¿Qué haces aquí metida como si fueras una sirvienta?! ―Le gritó en la cara asustándola más, ella sabe el temperamento de ese hombre, así que intentó alcanzar el cuaderno. ―¡Ni siquiera puedes responder algo tan simple! ―La miró enloquecido por la furia. ―“Quería preparar algo para ti” ―Intentó explicarle con lenguaje de señas. ―¡Deja de manotear como una maldit4 loca! ―Gritó tomando el cuaderno y destrozándolo al verla tan empeñada en alcanzarlo. ―¡Eres mi luna, la reina de este lugar y no deberías estar en un lugar tan humillante como lo es la cocina! ¿Tan acostumbrada al maltrato estás? ¿Te gustan los malos tratos? ―Blanca intentó, negar, ella quería hacerlo entender que lo estaba haciendo por él, pero el hombre no entendía razones. ―Te voy a demostrar lo que hago cuando se me cabrea. ―Del brazo la jaloneó hasta sacarla de la cocina. Blanca los miró a todos, ella pidió ayuda con su mirada, pero como era de esperarse, todos la ignoraron y fingieron no ver nada. Balto entró
Blanca deseó pasarse las manos por la cara y se chocó con la máscara, agobiada por siempre deber tenerla puesta, suspiró sentándose en la cama. Balto la ha hecho cambiarse de habitación y ahora duerme con él, pero no le gusta, estando sola ella podía descansar de su condena. Tomando el cuaderno escribió en ella, necesita hacerle saber cómo se siente, intentar que él se compadezca y ya no la obligue a tal castigo. ¿Por qué no puede él permitirle que se quite la máscara si ya todos saben la verdad? Mirándolo, desvió de inmediato la mirada, no se había percatado de que estaba despierto y mirándola. ―¿Qué quieres de mí? ―Gruñó al verla tenderle el cuaderno, él no habló alto, lo hizo apropósito. ―Es demasiado de temprano para que molestes. ―Blanca, que logró leer sus labios, le movió el cuaderno para que lo tomara en manos. ―¿Puedo quitarme la máscara? ―Enarcó una ceja. ―Es muy incómoda y llevo más de un año con ella. ―Río burlón. ―No, no puedes hacerlo. ―Aventó el cuaderno en el suelo.
―“¿Puedes soltarme, por favor?” ―Ella se sintió impotente, ¿Por qué siempre olvida que nadie sabe comunicarse con ella? Tirando de su brazo se soltó, pero el hombre se puso frente a ella cortándole el camino. ―“Lo siento, no quise asustarte” ―Blanca lo miró atónita, ¿Él estaba hablando lenguaje de señas? Ella no lo podía creer. ―“¿Sabes comunicarte de esta manera?” ―Hizo una pregunta realmente tonta, ella lo hizo reír, pero no le importó, no se lo puede creer. ―“Por supuesto que sí” ―Agrandó la sonrisa. ―“¿Puedo quedarme contigo?” ―Blanca, emocionada por ser primera vez que alguien la trata como una persona normal y que además de eso sabe su lenguaje, asintió de inmediato. ―“Creí que te burlarías de mí como lo han hecho todos” ―Se sintió avergonzada. ―“Lamento ser tan grosera, prometo que no soy así” ―El chico sonrió divertido. ―“Todos los que se burlan de ti están mal” ―Le guiñó. ―“No te conozco, pero puedo ver que eres un ángel en medio de tantos lycan” ―Blanca se sonrojó. ―“S
Balto miró la belleza de la mujer a su lado, él mismo le había quitado la máscara aprovechando que está totalmente dormida. Desde la fiesta él no soporta ni siquiera la idea de que otro hombre tenga un acercamiento a ella, ¿Por qué coño se está comportando tan extraño cuando solo se trata de esa esclava?Gruñendo en voz baja se puso en pie sin apartar la mirada, más de un año lleva siendo su luna y reina, pero jamás pensó que en algún punto sería capaz de ver su cara y no imaginar a su amada Kira, ¿Por qué se le hace tan fascinante verla dormir?―Para lo único que sirves es para darme placer, para nada más. ―Dijo dejándose de tonterías. ―Ven aquí. ―Blanca despertó alarmada por el repentino tirón que sintió en su pie. Al enfocar bien, miró al hombre enorme sobre ella, la ve con ojos rojos y está enojado, su olor así lo dice.―“Lo siento” ―Dijo rápidamente al sentirse sin la máscara. ―“Se me ha caído sola” ―El terror en ella lo enfureció mucho más, ella solo lo mira con miedo, ni siquie
Balto se tensó por completo al escucharlo dirigirse a su mujer, él miró a la pequeña pelinegra que inmediatamente se puso a su lado con una sonrisa tan enorme que le dio rabia. Ella jamás le ha sonreído a él con tanta felicidad, ¿Por qué con ese imbécil sí?―Llegaste justo a tiempo, mi luna. ―Balto besó sus labios con delicadeza, como siempre que estaban frente a los demás, pero Blanca pudo notar muchísima diferencia en ese trato. Quizás otros lo vean común, pero hay algo distinto en él.―“¿Por qué estás aquí?” ―Ignoró por completo a Balto, pues para ella él no entendía su lenguaje. ―“¿Has venido a charlar con la persona más interesante que has conocido?” ―Bromeó divertida provocando una oleada de enfado en Balto.―Gideon, acompáñalo dentro, yo los alcanzaré después. ―Balto no le dio tiempo a responder, lo cortó al instante.―Como ordene, majestad. ―Gideon le mostró el camino a Lucius que sin darle una última mirada a su reina siguió al hombre.Balto tomó con fuerza la diminuta mano d
Al juego del gato y el ratón, así se sentía Lucius con Blanca, la chica siempre lograba escurrirse y escaparse, él no entendía el motivo de su comportamiento esquivo con él y que no le diera ni una sola oportunidad, lo estaba estresando a sobremanera.¿Por qué ella no le habla ni siquiera cuando no hay nadie alrededor? ¿Cómo es que, de tener una corta, pero bonita relación, ella sin más lo ignore como si fuera uno más del montón? Solo habían pasado tres días, pero aun así la desesperación ya formaba parte de él, estaba demasiado necesitado de hablar con esa dulce mujer.Blanca suspiró al lograr escapar de Lucius, a ella le duele mucho, ignorarlo y ser tan grosera, pero no se arriesgará a que Balto le haga algo, ella no se lo perdonaría nunca, él ya ha hecho daño a otras personas por ella y no quiere que se repita.Los fuertes gritos que pudo escuchar tan claros que dudó de su condición, las suplicas y los azotes que parecían estremecer el lugar llamó su atención, ella tomó su vestido