Capítulo 39

Zebela

A medida que mis pasos se alejaban del patio, mi ira sin sentido fue menguando hasta que solo quedó un sentimiento de culpa por haber tratado mal a la única persona, aparte del alfa Bastian, que me había tratado con amabilidad en esta manada.

Zael, pese a que era un bocón imprudente, no merecía que le hablara de esa forma.

Exhalé un suspiro triste mientras me convencía de que debía disculparme con él.

—Este lugar es tan hermoso y lleno de vida —musité encantada con tanta belleza. De repente, todo el malestar anterior fue reemplazado por una fascinación tan fuerte que me sentía presa de un encantamiento.

—Hola, amiguitos —saludé a los animalitos que me rodearon. Una mariposa se posó en mi dedo meñique, algunas aves volaron a mi alrededor y las ardillas, lagartos y conejos corrían detrás de mí.

Ya extrañaba este contacto con la naturaleza que muy pocas veces me fue permitido por Roan. Sentí un cosquilleo cálido en los ojos, lo que me dio a entender que estaban brillando con luz r
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