Hola, ¿les está gustando la historia? Sé que quieren un maratón o más capítulos diarios; sin embargo, se me ha dificultado debido a mi trabajo. Puede que en la próxima semana actualice más capítulos porque empiezan mis vacaciones. Me ayudaría mucho que reseñen la historia y la recomienden, para así poder llegar a más lectores. También pueden o leyendo mis otras novelas mientras esperan actualización. Tengo tres historias de lobos terminadas en la app y aprate de esta, hay una en proceso. Un fuerte abrazo desde República Dominicana.
Bastian¡Con un demonio!Golpeé la barandilla una y otra vez ante la frustración que sentía. Sin embargo, traté de controlarme porque no quería arruinar el barco de mi socio.Suspiré profundo. Dejé que la brisa mañanera de la playa llenara mis pulmones y drenara todas las preocupaciones que me tenían inquieto.Vi el logo de mi manada en el puerto y suspiré más tranquilo. Por lo menos allí podría regresar a mi vida regular y olvidarme de esa mujer de cabello rosa que estaba acabando con mi cordura.¡Era tan insolente!Ella había pasado los límites que ni el más valiente jamás se atrevió. Esa mujer me frustraba porque no entendía en qué estaba pensando cuando cometía tales barrabasadas.Pero ya no sería mi problema. Ya no tendría este debate mental ni esos deseos extraños. La dejaría a su suerte y ella sería la responsable de su vida. Yo me mantendría al margen y no la volvería a ver.—Alfa Bastian, ya vamos a desembarcar. —El alfa Lenor interrumpió mis maquinaciones.Asentí en acuerdo
RoanLa brisa fresca de la mañana contrastó con el ardor de la furia que me consumía. En mi cabeza se mantenía el mismo pensamiento que me motivó a ir tras ese alfa, a quien ya consideraba mi peor enemigo. Lo mataría, ya lo había decidido.No importaba si tenía que esperar mil años, yo me daría el gusto de acabar con su existencia. Ver el logo de mi manada, que consistía en la forma de una piedra roja con un círculo a su alrededor, me hizo sentir emociones desagradables.Yo estaba llegando a casa con malas noticias y el peso de la derrota sobre mis hombros. Llegaría a mi hogar como un fracasado en ruinas. Sería el hazmerreír de todos y eso afectaría mi reputación.Pero había algo aún peor a lo que tenía que enfrentarme: la muerte de mi cachorro.No estaba listo para dejarlo ir, para aceptar que no había solución para él. Mentiría si dijera que no me sentía culpable, pues lo que más me tenía airado y en estado de negación, era el hecho de que yo mismo había provocado que dejara de res
Soy una loba wosa, eso significa que tengo habilidades por encima de un licántropo común. Mi más preciado poder es el de curación. Soy capaz de sanar heridas que nuestro cuerpo licántropo no puede restaurar, quitar el veneno de la sangre, entre otras curaciones.El problema es que me debilito cuando uso dicha habilidad. Y esa fue la razón por la que decidí dejar a mi esposo, el alfa de la manada Zafiro.Todavía el dolor de su traición está impregnado en mis huesos y mi loba llora nuestra desdicha con rabia y sed de venganza.Aún duele recordar...—¡Zebela! —Sentí un estremecimiento cuando su voz autoritaria me despertó en medio de la noche. Por un momento me emocioné al escucharlo porque había regresado a casa.«Pasará la noche conmigo», celebré en mis pensamientos mientras saltaba de la cama contenta. Me cercioré de no estar desaliñada y le sonreí al espejo porque mi piel tenía ese brillo especial que adquirimos las lobas cuando estamos embarazadas.—Creo que es el momento de decirle
Las lobas wosa somos consideradas una bendición en las manadas, un tesoro invaluable que todos desean tener. Nuestro corazón noble nos convierte en la presa perfecta de cualquier cazador ambicioso y malvado.Dolió saber que eso fui para Roan. Un trofeo que usó a su conveniencia.Tras vivir la horrible experiencia de perder a mi cachorro, estuve inconsciente por varios días donde me mantuve soñando con Roan y todos los momentos que tuvimos juntos.Mis sueños eran mis recuerdos...—Señora Zebela, ya despertó —La voz de la mucama hizo que terminara de abrir los ojos. Me los froté para recuperar claridad en mi visión.—Me duele la cabeza... —me quejé.—Le traje un analgésico. Debe comer, aunque sea un pedazo de fruta antes de ingerir el medicamento, ya que no ha comido nada en tres días. Mire, le traje su ensalada de frutas de todas las mañanas —dijo Lidia con voz suave. Pese a que ella era una empleada que solo hacía su trabajo, era la única persona que no me miraba con desprecio en la m
El silencio reinó en el pasillo mientras Roan esperaba por una explicación. Me pareció irónico, dado que era yo quien debía estar demandando una.—Esta insolente fue a molestar a tu hijo y se atrevió a faltarnos el respeto. —Fue Greta quien rompió el silencio porque yo no fui capaz de articular palabras. ¿Por qué no pude siquiera moverme? Odié ser tan cobarde.—Zebela, ¿qué sucede? —ignoró a su madre y se dirigió a mí con una calma no muy propia de él. ¿Será que se sintió culpable por todo el daño que me estaba haciendo?—R-Roan... —Fue lo único que pude expresar antes de estallar en llantos.¡Qué patética! Me sentía un ser inútil en ese momento.—Ven conmigo. —Él se me acercó y me cargó entre sus brazos, como si justo acabara de descubrir mi fragilidad. Por supuesto, la joya de mi suegra empezó a pelear detrás de él.—Necesito hablar con mi esposa a solas —le dijo Roan como si ella no estuviera a punto de sufrir un colapso, acto seguido, le cerró la puerta de mi habitación en la cara
Allí estaba yo, acurrucada en una orilla de la lujosa pared, sentada en el piso frío y pulido mientras me abrazaba las piernas y lloraba mi desdicha.—¿Cómo te llamas? —me preguntó él con su voz imponente de alfa, pese a que todavía no había sido nombrado como tal, pero Roan lo llevaba en la sangre. Estaba tan asustada que solo sollocé—. No te haremos daño, chiquilla. ¿Acaso no te salvamos de esos rufianes?Por primera vez desde que fui traída a esta manada, miré a Roan a los ojos. En ese entonces, él tenía veinticinco años y yo solo era una cachorra adolescente; sin embargo, su belleza cargada de misterio y peligro me prendó y ese día supe que mi corazón estaría ligado al suyo.Lo amé en secreto por dos años en los que tuve que verlo ser feliz con su mate. Traté de no pensar en él y decidí ignorar cuánto lo amaba. No me alegré para nada cuando ella murió, en especial porque verlo destrozado me ponía muy triste.—Zebela, hace un año perdí a mi pareja y tú ya tienes la edad suficiente
Después de que regresé de mi paseo, entré a la ducha y me di un largo baño donde pensé mejor en mi futuro. Cada segundo que transcurría, la idea de dejar la manada me parecía menos descabellada y una solución a mi desdicha.—Te dejaré libre, Roan. Podrás ser feliz con tu nueva familia... —dije mientras lloraba. Me permitiría ese último momento de debilidad, lloraría por Roan esta vez para no volverlo hacer más. Es lo que esperaba. Sabía que él no se merecía mis lágrimas, pero era mi manera de sanar.Tras un baño reparador, decidí ponerme un vestido fresco y dejarme el cabello mojado porque no tenía ánimo para secarlo. El estómago me ardía a causa de la falta de ingesta de comida, por lo que fui a la cocina a comerme una fruta.—Hasta que te dignas en salir de esa habitación, holgazana —espetó mi suegra cuando entró en la cocina. Supuse que se estaba quedando en la casa por más tiempo del que solía hacer debido al cachorro.Me giré en su dirección, pero verla con el hijo de Roan en bra
Los ojos de Roan me observaban con un brillo espeluznante que se me hizo imposible descifrar. Su porte estoico, la leve línea que su ceño casi fruncido le formó en la frente, la oscuridad en su mirada y esa expresión carente de emoción ocultaba si mis palabras le afectaron o no.Quería saber qué pasaba por su mente en ese momento, por lo que su silencio me puso más nerviosa de lo que ya estaba.«Di que me dejarás ir, por favor», pensé esperanzada de que Roan fuera consciente de que ya no había lugar para mí en esta manada, mucho menos en la casa que compartimos por tres años.—Sobre mi cadáver —soltó al fin.Sentí un escalofrío recorrerme en el instante en que habló.—No tiene sentido que me quede en este lugar. ¿Para qué me quieres aquí? ¿Es por tu padre? Él entenderá que amas a Kapria y que ustedes formaron una familia.—Eres mi Luna, Zebela, no puedes irte de aquí, ya que tienes una responsabilidad de peso con la manada. Te he dejado descansar porque estabas delicada de salud, pero