¿Cómo demonios había terminado con un hombre de cuerpo estructural haciéndome un estriptis?
Ah sí, era mi “despedida de soltera”.
Cuando les había contado a mis amigas que me casé, enloquecieron. Fueron hasta mi trabajo e insistieron en tomarme como su reclusa en frente de Tomas. Mi pobre hombre no supo qué hacer cuando esas mujeres locas nos rodearon para reclamarnos la ausencia de invitación.
Solo pude explicarles la situación cuando estuvimos a solas en el auto que habían alquilado para llevarme a mi fiesta. Tuve que dejar a Tomas con mi chofer para que lo llevara de regreso al hotel, no quería dejarlo solo, pero estar con todas mis amigas se sentía energético y feliz y…fantástico. Las había extrañado mucho.
La tarde fue perfecta junto a ellas, me llevaron a varios de mis lugares favoritos y al final me habían
Estaba temblando y ni siquiera hacía frío. Era el hecho de que me estaba yendo, que lo estaba dejando todo. No me había detenido un segundo a pensarlo, estaba segura y ahora no era que lo dudara. Pero estaba abrumada por la grandeza de mi decisión.Amaba esta ciudad, lo amaba todo, pero quería a Tomas más que eso.Cuando lo miré mi corazón se sacudió, tenía ojeras al igual que yo, pero sus ojos se veían radiantes y me sonreía. Estiró una de sus manos y acarició mi mejilla con devoción en su mirada. Me hizo sentir segura.—Todo va a estar bien —me recordó.Imaginé como sería todo al llegar a su casa, esa mansión preciosa y acogedora, tan privada que eran pocos los que la habían visto por dentro. Solo seríamos él y yo…Detuve mis pensamientos. Estaban mal. No íbamos a ser solo &eac
En Klayten no hay fotógrafos esperándonos y eso es algo que agradezco. Los paisajes seguían quitándome la respiración. La mañana estaba fría y hacía una brisa brutal.Una camioneta nos estaba esperando afuera del aeropuerto, Ophel y Wen estaban allí, ambos me miraron sorprendidos, cuando nos acercamos recuperaron sus expresiones serias.Otro hombre vestido como Ophel y Wen se bajó de una camioneta estacionada cerca, sabía que lo había visto antes en la casa de los Galger, pero no recordaba su nombre. Tomas extendió su mano libre hacia él.—Denser —lo saludó Tomas.—Señor —apretaron sus manos.Denser era tan alto como tomas, más fornido y con ojos verdes claros.—¿Trajiste lo que te pedí? —cuestionó Tomas, Denser asintió—. Bien, vayámonos.Tom
Gimió sin siquiera tocarme. El sonido metálico de su cinturón me hizo curvar los dedos ansiosa, tomó mis caderas y sin contemplaciones se hundió en mí. Su recorrido me hizo aullar complacida.La palma de su mano me acarició la espalda, siguiendo la forma en la que me encontraba arqueada, hasta volver a mi trasero. Empujó con fuerza. Clavó sus dedos en mis caderas y comenzó un vaivén poderoso con sus caderas.—Verona, me vuelves loco.El tono de su voz me hacía creer que estaba fuera de sí, fascinado.¿Qué yo lo volvía loco? Dioses, ese hombre me había embrujado a mí. Lo sentía en todas partes, mi cuerpo parecía aclamarlo, lloraría por él. Gemí su nombre, sacudiéndome con un orgasmo atronador. Las manos de él terminaron sobre la cama, a cada lado de mi cuerpo.
—Hola, soy Verona Robinson, lamento que no podamos conocernos en persona —dije a la persona en la pantalla.El hombre quería que su institución fuera receptora de los beneficios que daba mi organización. Había tenido que empezar a atender muchas de mis reuniones de esta forma, no era fanática del método online, pero debía admitir que me facilitaba muchas cosas. Además, sentía que me estaba adaptando bastante bien.Observé la hora y me di cuenta que en cuarenta minutos debía ir saliendo, Tomas me iba a estar esperando en las empresas Galger porque había decidido que quería visitarlo. Desde que había llegado a Klayten no había puesto un pie allí y estaba intrigada, leí sobre la empresa en internet, vi fotos y me encantó, necesitaba verlo todo por mí misma.Era el momento de ver donde trabajaba mi esposo.Suspir&eac
Su tono había sido demandante, esperaba una respuesta en silencio, ineludible. Ophel aclaró su garganta.—Quería bajar la ventana de camino aquí —expliqué—, pero me dijeron que por medidas de seguridad no podía.Tomas asintió, comprendiendo. Me ofreció su brazo y se despidió de Ophel. El edifico al que me dirigió tenía una estructura y diseño de antaño. Me gustaba. Las paredes adornadas con madera oscura hacían que el lugar se sintiera pequeño y acogedor, las personas me observaban con curiosidad, algunas me sonreían incluso.Pensé en que Tomas no diría nada más, pero en cuanto nos subimos en un ascensor forrado en alfombras carraspeó: —Los vidrios de la camioneta son blindados.—Me lo imaginaba —murmuré.—Hace un par de años nos atacaron, Verona —re
Estaba rodeada de árboles, flores y luces. Los olores de la naturaleza se mezclaban y creaban una fragancia que deseaba poder embotellar y guardar para mí. Mis pies dolían con cada paso, los tacones se hundían en la tierra y hacían mis pisadas más complicadas, pero no por eso me detuve.El parque era precioso y había muy pocos caminantes, nadie emitía palabras, había silencio y paz.Cuando llegamos a una curva me fijé en que había un letrero clavado en un árbol, estaba frente a unas escaleras que atravesaban todo el barrando hacia abajo y se veían un poco deterioradas.—¿Qué significa eso? —pregunté en voz baja, me había detenido y estaba jadeando.—Ese es el barrio del acantilado, hay una casa en venta —informó Denser—. Esta es una de las salidas del paseo, si desea continuar debemos dirigirnos a&hell
Cuando salí del baño encontré a Tomas en la habitación, estaba dejando dos tazas de té sobre una de las mesitas de noche.—¿Cómo te sientes? —preguntó.—Mejor —murmuré sincera.El agua tibia había hecho maravillas conmigo, me sentía renovada, lista para ir a la cama con ese hombre. La discusión no había sido tan grave como para que deseara no tenerlo conmigo. Es más, era lo contrario, lo quería cerca, quería mirar sus ojos y asegurarme de que estábamos bien.—Traje esto para ti —dijo en voz baja, refiriéndose al té.—Gracias.Fui hacia el armario para buscar algo de ropa. Mientras me vestía lo escuché suspirar.—No me gusta discutir contigo, aunque sé que va a ser inevitable. Pero me gustaría que entendieras que lo que pasó
Jugaba con los volados de la manga de mi camisa mientras pensaba si había escogido la ropa adecuada para ver a mis suegros. Tuve –afortunadamente- una mañana agitada por no tener idea de que vestir, en alguna otra ocasión ese problema me hubiera sacado de quicio, pero hoy lo agradecía e incluso le daba más importancia de lo que debería para mantener mi mente fuera del pasado.Aunque ya estaba sentada en el auto, seguía preguntándome si hubiera sido mejor colocarme el vestido salmón que utilice en mi fiesta de recaudación, ese era el más adecuado para este almuerzo. El único detalle era que, como tenía mi periodo no me gustaba usar vestidos, era tonto, pero me hacía sentir incomoda así que…sabía que no me pondría eso hoy.Terminé con un jean ajustado, una blusa blanca con volados decorativos de todos los colores y u