Eres mío terco Alfa No.2
Eres mío terco Alfa No.2
Por: Valkyria Wolf
1

Este libro es un segundo tomo, si deseas entender lo que ocurre en este es necesario leer el primero, 5 cachorros para el alfa que se encuentra en mi perfil.

Graciassssssss

***

El aire era helado. Las paredes irregulares de cristales congelados distorsionaban las sombras provocadas por las pocas gotas de agua que usaban huir desde el techo. El delgado suelo transparente que amenazaba con romperse. Un lugar tan inhóspito, extraño y solitario donde nadie le gustaría estar.

Unos lentos pasos rompían el agotador silencio. La figura avanzaba por los diversos caminos que formaban un laberinto como si aquello fue su rutina diaria. Las luces proyectadas levemente se reflejaban en las largas mechas de cabello plateado alrededor de la inmensa e imponente figura. Litus, alfa de la manada de hielo se sentía como en casa.

El lobo avanzó confiado, aquel extraño lugar formaba parte de los terrenos de su manada desde hacía tantos años que se había perdido dentro de los registros familiares, pero eso no hacía que perdiera su valor como tesoro. Su hermano siempre se había negado de entrar allí. Siendo alfa de la manada de fuego, a pesar de ser gemelos tenían gustos totalmente diferentes.

Sus pasos eran medidos y suaves cuidando de no romper la fina capa de hielo que cubría los 30 kilómetros de profundidad de aquella extraña cueva. Nadie sabía su verdadero origen, ni su extensión completa, pero escondía profundos secretos. Uno de ellos era lo que ahora tenía delante de él. Sus oscuros orbes verdes se iluminaron al estar nuevamente delante del estanque de almas perdidas. Habían pasado 10 años desde la última vez que había estado allí, junto con los que le habían acompañado.

El agua tenía una coloración grisácea y a la vez cristalina. A su alrededor había diversas piedras de hielo que hacían que la temperatura fuera aún más baja allí dentro formando una leve costra de cristal atrapando todo lo que podía estar dentro. Se arrodilló y puso sus dedos sobre la superficie y tocando con cuidado. Apartó la mano de golpe y se levantó alarmado. Tragó en secó.

La supuesta costra no estaba, se había derretido y la temperatura del agua era varios grados más calientes. Frunció el ceño y retrocedió. La superficie del agua comenzó a moverse en diversas direcciones como si lo que estuviera atrapado allí adentro quisiera salir, pero ¿Era hora?

Estaba preocupado, aunque su rostro solo se endureció. Uno de sus trabajos actuales era mantener dentro aquello, y no dejarlo salir hasta que estuviera en su mejor estado, pero parecía que ya era muy tarde para contenerlo. Tal vez habían hecho mal las predicciones así que solo retrocedió más dándole espacio.

Los movimientos del estanque se debilitaron hasta que el agua quedó imperturbable. De pronto, desde el centro, una sombra se fue proyectando acercándose hacia la superficie desde las profundidades. Su avance era constante y poco a poco fue emergiendo. Primero la cabeza cubierta de negro cabello, después el rostro joven, el torso delgado, pero con ligeros músculos, la estrecha cintura, las atractivas caderas pequeñas pero que resaltaban en su anatomía, las torneadas piernas y por último, los pies que se acercaron al borde y se detuvo completamente fuera del estanque.

La figura masculina alzó el rostro enmarcado por el empapado y largo cabello que contrastaban con sus orbes plateados totalmente vacíos. Litus solo pudo tragar en seco. Era una imagen embriagadora y a la vez imponente. A pesar de ser un alfa con más de 400 años sus rodillas instaban a doblarse y mostrar temido respeto, pero no lo hizo, tampoco era como que aquella figura se lo impusiera.

El lobo desenrolló la enorme y gruesa capa que llevaba en sus brazos y la extendió. Dio unos pasos hacia el joven lobo delante de él y cubrió hasta los pies con esta amarrándola enfrente. Aún no podía creer que sus ojos lo tuvieran delante, con ese aspecto. La última vez que lo había visto apenas le llegaba a la cintura, ahora, era solo una cabeza por debajo de él.

-Abrígate, acabas de despertar y tu cuerpo necesita recuperarse-

El joven giró el rostro hacia él y esbozó una leve sonrisa, falsa que al menos rompía la fría expresión en su hermoso rostro. Litus no se molestó porque este fingiera, tenía sus razones muy claras como para no poderla hacer de verdad.

-Por favor, por aquí- le señaló el camino, aunque el lobo más joven terminó caminando suave a su lado adaptándose otra vez a mover sus piernas después de 10 años congelado.

Su cuerpo se sentía brutalmente transformado en todos los sentidos. Sus dedos entumecidos sin poderlos mover. Su espalda tiesa haciéndole difícil caminar, pero aun así no se detuvo. El viento frío y violento goleó su rostro cerrando sus ojos. El alfa se puso frente cortando la corriente de aire y él los pudo abrir los ojos, de nuevo, la nieve había salpicado sus rojos labios y oscuras pestañas.

-¿A dónde desea ir?- le preguntó el lobo haciéndole señas con la mano a los canes detrás de él que se iban acomodando para iniciar el viaje.

-A casa- fue lo único que salió de sus labios.

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