Este libro es un segundo tomo, si deseas entender lo que ocurre en este es necesario leer el primero, 5 cachorros para el alfa que se encuentra en mi perfil.
Graciassssssss
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El aire era helado. Las paredes irregulares de cristales congelados distorsionaban las sombras provocadas por las pocas gotas de agua que usaban huir desde el techo. El delgado suelo transparente que amenazaba con romperse. Un lugar tan inhóspito, extraño y solitario donde nadie le gustaría estar.
Unos lentos pasos rompían el agotador silencio. La figura avanzaba por los diversos caminos que formaban un laberinto como si aquello fue su rutina diaria. Las luces proyectadas levemente se reflejaban en las largas mechas de cabello plateado alrededor de la inmensa e imponente figura. Litus, alfa de la manada de hielo se sentía como en casa.
El lobo avanzó confiado, aquel extraño lugar formaba parte de los terrenos de su manada desde hacía tantos años que se había perdido dentro de los registros familiares, pero eso no hacía que perdiera su valor como tesoro. Su hermano siempre se había negado de entrar allí. Siendo alfa de la manada de fuego, a pesar de ser gemelos tenían gustos totalmente diferentes.
Sus pasos eran medidos y suaves cuidando de no romper la fina capa de hielo que cubría los 30 kilómetros de profundidad de aquella extraña cueva. Nadie sabía su verdadero origen, ni su extensión completa, pero escondía profundos secretos. Uno de ellos era lo que ahora tenía delante de él. Sus oscuros orbes verdes se iluminaron al estar nuevamente delante del estanque de almas perdidas. Habían pasado 10 años desde la última vez que había estado allí, junto con los que le habían acompañado.
El agua tenía una coloración grisácea y a la vez cristalina. A su alrededor había diversas piedras de hielo que hacían que la temperatura fuera aún más baja allí dentro formando una leve costra de cristal atrapando todo lo que podía estar dentro. Se arrodilló y puso sus dedos sobre la superficie y tocando con cuidado. Apartó la mano de golpe y se levantó alarmado. Tragó en secó.
La supuesta costra no estaba, se había derretido y la temperatura del agua era varios grados más calientes. Frunció el ceño y retrocedió. La superficie del agua comenzó a moverse en diversas direcciones como si lo que estuviera atrapado allí adentro quisiera salir, pero ¿Era hora?
Estaba preocupado, aunque su rostro solo se endureció. Uno de sus trabajos actuales era mantener dentro aquello, y no dejarlo salir hasta que estuviera en su mejor estado, pero parecía que ya era muy tarde para contenerlo. Tal vez habían hecho mal las predicciones así que solo retrocedió más dándole espacio.
Los movimientos del estanque se debilitaron hasta que el agua quedó imperturbable. De pronto, desde el centro, una sombra se fue proyectando acercándose hacia la superficie desde las profundidades. Su avance era constante y poco a poco fue emergiendo. Primero la cabeza cubierta de negro cabello, después el rostro joven, el torso delgado, pero con ligeros músculos, la estrecha cintura, las atractivas caderas pequeñas pero que resaltaban en su anatomía, las torneadas piernas y por último, los pies que se acercaron al borde y se detuvo completamente fuera del estanque.
La figura masculina alzó el rostro enmarcado por el empapado y largo cabello que contrastaban con sus orbes plateados totalmente vacíos. Litus solo pudo tragar en seco. Era una imagen embriagadora y a la vez imponente. A pesar de ser un alfa con más de 400 años sus rodillas instaban a doblarse y mostrar temido respeto, pero no lo hizo, tampoco era como que aquella figura se lo impusiera.
El lobo desenrolló la enorme y gruesa capa que llevaba en sus brazos y la extendió. Dio unos pasos hacia el joven lobo delante de él y cubrió hasta los pies con esta amarrándola enfrente. Aún no podía creer que sus ojos lo tuvieran delante, con ese aspecto. La última vez que lo había visto apenas le llegaba a la cintura, ahora, era solo una cabeza por debajo de él.
-Abrígate, acabas de despertar y tu cuerpo necesita recuperarse-
El joven giró el rostro hacia él y esbozó una leve sonrisa, falsa que al menos rompía la fría expresión en su hermoso rostro. Litus no se molestó porque este fingiera, tenía sus razones muy claras como para no poderla hacer de verdad.
-Por favor, por aquí- le señaló el camino, aunque el lobo más joven terminó caminando suave a su lado adaptándose otra vez a mover sus piernas después de 10 años congelado.
Su cuerpo se sentía brutalmente transformado en todos los sentidos. Sus dedos entumecidos sin poderlos mover. Su espalda tiesa haciéndole difícil caminar, pero aun así no se detuvo. El viento frío y violento goleó su rostro cerrando sus ojos. El alfa se puso frente cortando la corriente de aire y él los pudo abrir los ojos, de nuevo, la nieve había salpicado sus rojos labios y oscuras pestañas.
-¿A dónde desea ir?- le preguntó el lobo haciéndole señas con la mano a los canes detrás de él que se iban acomodando para iniciar el viaje.
-A casa- fue lo único que salió de sus labios.
Lukyan estaba parado junto a su esposo mientras escuchaba el dramático discurso que daba un lobo delante de ellos y parte de la manada en el salón central de la mansión. Era un lobo joven y sus lágrimas desacreditaban su aspecto varonil. Estaba arrodillado en el suelo y rogaba por ser acogido por el alfa Dante dentro de su manada apegándose a la reputación de benévolo que lo precedía. Pero el alfa a su lado a pesar de no mostrar desagrado tenía los labios apretados. Y Lukyan ya llevaba suficientes años a su lado para saber que este no era buen síntoma, estaba tenso y eso no era bueno. Los dedos de él se enredaron con disimulo con los de Dante y le hizo un leve movimiento de negación con la cabeza, no hacía falta intercambiar muchas palabras entre ellos. Su sexto sentido le decía que algo no encajaba en su historia demasiado perfecta. Supuestamente había sido expulsado de la manada de Crystal donde regía Asule, el más viejo de todos los alfas del Consejo y aunque era sabido que era un
Dante sonreía acostado en la cama con su cachorro alzándolo sobre él con los brazos. El pequeño niño sonreía con el movimiento y movía sus manitas intentando agarrar el rostro de su padre. El alfa besó uno de sus dedos entreteniéndolo mientras su esposo tomaba un baño para que pudiera descansar. Llevaba todo el día cuidando del cachorro que no quería apartarse de su lado, pero Lukyan tenía responsabilidades con la manada que insistía en cumplir, además de estar al pendiente de sus otros hijos.Temía que el omega pudiera colapsar en cualquier momento por lo que en las noches el asumía el rol de papá a tiempo completo ya que por el día y con las nuevas reorganizaciones tenía muy poco tiempo para atender a su familia completa. Algo que a veces lo tenía de mal humor.Pasaba más tiempo con Falco que con su propio esposo. Incluso Fallen era más visible para él ya que le ayudaba con diferentes cuestiones. El lobo podría ser un buen beta en un futuro si se lo proponía, era de mente hábil y de
Dante se apretó el tabique sentado detrás de su escritorio en su oficina. Falco, su beta. que estaba revisando unos papeles se le acercó y palpó su nuca. Un punto específico que le hizo soltar un suspiro al alfa. -Cada vez que haces eso pierdo toda la fuerza que tengo- su cabeza cayó entre sus brazos en el mueble y su respiración se volvió pesada. -Descanse un poco alfa, se ve realmente cansado- Falco estaba realmente preocupado de que el lobo se enfermara si seguía su extesa rutina de trabajo diario y que insistía muchas veces en cumplir. -Claro, tuve la mejor noche de toda mi vida, acaso crees que descansaría- Falco bufó por lo bajo sabiendo a que se refería su alfa y que no tenía nada que ver con el trabajo. Él atesoraba cada momento íntimo con su reina como si fuera uno especial, no importara las veces que se unieran o el lugar. El beta nunca se imaginó el nivel de romanticismo del imponente lobo, bastante bien se lo guardaba, pero solo había que ver como trataba a sus cachorro
Sacha caminaba por los pasillos de la mansión con su hermano entre sus brazos. El pequeño reía jugando con los cabellos del lobo mayor jalándolos con cuidado. Su hermano había logrado escaparse con el príncipe después de robárselo a Axel y Fallen que insistían en pasar el tiempo con él, pues ese día sus padres estaban sumamente ocupados. -Hoy hermanito, vamos a aprender cosas nuevas- el lobo le sonrió pellizcándole la mejilla rosada. -¿Qué vamos a aprender? –el niño sonreía mientras entraban en la inmensa biblioteca general de la manada. -Falco me dijo que te enseñara sobre las grandes manadas- dejó a Aidan sentado en el medio de la alfombra y se dirigió a unos de los estantes cogiendo un libro grande de cubierta de piel. Volvió y lo dejó sobre el hombre tomando el lugar de su hermano. Aidan curioso tocó el material del libro y se emocionó. Gateó hasta el regazo de su hermano y se sentó allí cómodamente. Sacha besó la cabeza de su hermano, Laira nunca había sido tan cariñosa con n
Una vena palpitó en la sien de Dimitri.-¿Aidan, estás hablando de Lucian, el líder del Consejo?- lo vio asentir con energía agitando su cabello.Dimitri fingió una sonrisa. Había escuchado del tema mucho antes de que el cachorro naciera de los labios de su reina, pero había pensado que era una broma. Además, Lucian apenas si tenía tiempo de estarlos visitando por lo que los caminos del lobo y él no se habían cruzado en todo ese tiempo– Mi hermoso sobrino, lo siento pero no te casarás con ese lobo, primero sobre mi cadáver-La sonrisa se desvaneció del rostro de Aidan siendo reemplazadas por gruesas lágrimas que escaparon de sus ojos. Acto seguido un fuerte sollozo invadió toda la biblioteca dejando a los dos lobos petrificados. Aidan se llevó las manitos a sus ojos y los cubrió levantándose torpemente del regazo de su tío donde había estado sentado y caminó como pudo hacia la puerta. Sus piernitas eran cortas a pesar de que parecía un poco más grande para su tiempo.Sacha y Dimitri
Lukyan llevaba de la mano a su hijo mientras a su lado Matías y Fallen los acompañaban. Dante iba delante conversando algo con Sacha y Axel y parecía divertido pues estos dos se carcajeaban constantemente. El lobo les sacudió la cabeza como si fueran cachorros muy jóvenes y eso parecía avergonzarlos. El omega sonrió levemente. Eso era lo que se había imaginado para una familia. Un padre para sus hijos y una felicidad plena como esposo.Dante había tenido trabajo constantemente por lo que a veces solo podrían reunirse para almorzar y cenar y después de ponerse al día con lo que hacía cada uno de ellos y preguntar si necesitaban algo, volvía a sus tareas. En la noche caía casi muerto en la cama y había momentos que dejaba que lo bañara y le diera un masaje. No le molestaba para nada hacerlo. Era verdad que había trascurrido un poco más de 7 años después de la gran tragedia, pero el tiempo se medía en los lobos de una forma diferente, tanto que los años pasaban como si fueran días.Todav
Los chicos se miraron y asintieron con la cabeza, correr con el alfa se había convertido en una tarea realmente retadora. El lobo tenía una agilidad digna de su capacidad muscular y patas largas y fuertes y el objetivo de ellos desde la primera vez que lo hicieron era pasarlo. Sacha y Axel incluso habían utilizado sus trucos intentando derribarlo, pero era demasiado rápido y solo terminaba burlándose de ellos.Matías dejó suavemente a su hermano al lado de su madre antes de dejarle un beso en la cabeza y unirse al grupo. Los cinco lobos pronto estuvieron desnudos transformando sus cuerpos, dejando que sus pieles se cubrieran de espeso pelaje y aparecieran todos sus rasgos lobunos. Dante fue el más rápido en hacerlo, mientras mayor era la edad más fácil se volvía la transformación.Recordaba sus primeros años y maldecía ser lo que era. Su madre siempre los había apoyado pues su padre estaba realmente ocupado con la reunificación y gracias a ella el dolor era más soportable, pero de igu
El corazón de Lukyan se detuvo un momento, el lugar, donde antes estaba su hijo ahora se encontraba completamente solo. El omega se levantó alarmada buscando por los alrededores, pero solo quedaba el bulto de ropa en el suelo y nada más. Una de las razones que le preocupaba de su hijo es que su peculiar olor no era fácilmente detectable, no dejaba rastro, por lo que no podía saber a dónde se había ido.Lukyan entró en pánico. No podía ser. Había pequeñas marcas de huellas lobunas en el césped. Se agachó y las repasó con la punta de sus dedos abriendo los ojos con sorpresa.Aidan se había convertido en lobo.Eso no era una buena noticia. Él no estaba en tiempo todavía. Su cuerpo no tenía la fortaleza para hacerlo o eso era lo que ellos habían creído. Estaba en la mitad del tiempo. Además, la primera transformación era la más peligrosa. Siempre era aconsejable que uno de los padres, o algún adulto experimentado estuviera junto al cachorro.En la primera transformación se perdía la noció