El corazón de Lukyan se detuvo un momento, el lugar, donde antes estaba su hijo ahora se encontraba completamente solo. El omega se levantó alarmada buscando por los alrededores, pero solo quedaba el bulto de ropa en el suelo y nada más. Una de las razones que le preocupaba de su hijo es que su peculiar olor no era fácilmente detectable, no dejaba rastro, por lo que no podía saber a dónde se había ido.Lukyan entró en pánico. No podía ser. Había pequeñas marcas de huellas lobunas en el césped. Se agachó y las repasó con la punta de sus dedos abriendo los ojos con sorpresa.Aidan se había convertido en lobo.Eso no era una buena noticia. Él no estaba en tiempo todavía. Su cuerpo no tenía la fortaleza para hacerlo o eso era lo que ellos habían creído. Estaba en la mitad del tiempo. Además, la primera transformación era la más peligrosa. Siempre era aconsejable que uno de los padres, o algún adulto experimentado estuviera junto al cachorro.En la primera transformación se perdía la noció
-Aidaaaaan- la voz de Dante resonó fuerte cerca de ellos casi como un gruñido. Su imagen se proyectó tan rápido que parecía difusa. Había utilizado su habilidad en un momento de desesperación al recibir el mensaje mental de Lukyan que su hijo había desaparecido y eso lo había alarmado. Pero se llevó una gran sorpresa con lo que se encontró delante de él. -¿Lucian?- Dante retomó su imagen humana tan pronto como llegó tan rápido que sus hueso crujieron y dolieron- ¿Aidan?- miró después al lobo y no había duda, su hijo tenía un olor característico e indiscutible. Se acercó a él y lo cargó entre sus brazos, él menor lamió su mejilla con entusiasmo para recibirlo. Un gemido se escuchó por parte del otro lobo y que quedó perdido entre la brisa que corría entre ellos. -¿Ese es Aidan?- la voz de Lucian sonó sorprendida al escuchar el nombre del pequeño -¿Estás jugando conmigo Dante? Solo no nos hemos visto en 7 años, y ese cachorro no tiene presicamente 7 años, de qué me perdí…- El alfa d
Había muy pocas cosas que incomodaban a Lucian, uno de los alfas más fuertes de su generación, por no decir de la actualidad y líder del Consejo que lideraba las manadas. Pero si, había pequeñas cosas que hacían que estuviera incómodo y una de ellas tenía nombre. Aidan.El pequeño cachorro no apartaba sus grandes y brillantes ojos plateados de él, por encima del hombro de su padre. Se veía realmente pequeño en comparación con Dante, pero definitivamente más grande que alguien que tuviera los 7 años lobunos. Frunció el ceño. Esperaba recibir una explicación clara y precisa.-Él no muerde- escuchó la voz de Dante que acompañó la mirada de su hijo- Es realmente gracioso que le tengas miedo. Mientras mantengas la distancia no creo que haya problemas, si sabes a que me refiero-Lucian caminaba detrás de ellos, casi a tres metros de distancia. Había estado bastante tiempo lejos resolviendo demasiadas cuestiones y evitando el contacto con cierta persona. Pero las palabras de Dante lo molesta
Lukyan se giró y se encaminó con sus hijos en dirección a donde tenían sus cosas organizadas. Fallen y Matías que acababan de llegar los esperaban ya vistiéndose y viéndose aliviados notar a su hermano en los brazos de su madre. Habían estado realmente preocupados y habían suspirado de alivio al saber que ya estaba a salvo. Aunque se habían llevado una sorpresa al darse cuenta el otro lobo que estaba con el alfa. Lucian pasó por al lado de Dante con los brazos cruzados sobre su pecho. -Te tienen totalmente domado, amigo mío- sus colmillos salieron a relucir de forma burlona. -No te burles, que tú un día estarás así- se desquitó el alfa mortificado, Lucian tenía la capacidad de alterarle todos sus nervios con las palabras correctas- Y que coste que no será mi hijo el que se encargue de eso, para que no te vayas haciendo ilusiones- Lucian se apretó el tabique suspirando y con frustración marcada en su rostro. -¿Cómo o de qué forma te tengo que decir que yo no tengo intenciones de ca
-Ma, a ti te gusta Lului- Aidan le soltó de buenas a primeras, un día, a Lukyan mientras este le peinaba su cabellera que le llegaba a mitad de la espalda. Por alguna razón no dejaba que se lo cortaran sobre todo después de que cierto alfa había comentado que era hermoso su cabello. El omega pestañeó ante la pregunta y dejando el cepillo a un lado abrazó a su hijo por detrás y lo atrajo hacia su pecho. El cachorro alzó la cabeza para encontrarse con la mirada de su madre. -Sí, lo quiero- alzó los bordes de sus labios -¿Por qué me haces esa pregunta? – besó la coronilla de su cabeza. -¿Lo quieres igual que a pa?- sus ojos estaban abiertos con inocencia. Aidan quería a su lobo, no lo negaría ante nadie, pero si a su madre le gustaba él solo se quitaría del medio, quería demasiado a su madre como para hacerle algo como eso. Esta vez el omega no pudo dejar de soltar una débil carcajada. Teniendo una conversación de ese tipo con su cachorro cuando ni siquiera hablaba de eso con sus hijo
Los tres lobos jóvenes se sentaron cerca de un árbol y Axel se dejó caer hacia atrás recostando su espalda en el pasto fresco y cerrando los ojos. La brisa era suave y cálida y pronto sintió a Sacha recostar la cabeza sobre su abdomen y Aidan sobre su pecho. Ya se habían acostumbrado a que lo tomaran de almohada y era extraño aun cuando ya se había acostumbrado después de tantos años. Cuando vivían en su antigua casa se mantenían unidos dado que solo se tenían a ellos, su padre nunca les había prestado atención, y nunca tenían ni la tranquilidad ni la libertad de demostrarse tanto afecto como ahora. Definitivamente la vida de ahora no la cambiaría por nada, con su madre, su nuevo padre, una familia grande, un nuevo hermanito, hasta niñero tenían, porque a Bastian lo volvería loco pronto. No faltó mucho para que la nebulosa del sueño los envolviera y los tres se quedaran dormidos.Un fuerte revuelo los despertó pocas horas más tarde. Algo estaba ocurriendo. No era a su alrededor, pero
Lukyan transformó su cuerpo tan rápido que sus huesos crujieron y le dolió aunque lo ignoró, agarrando a su hijo por los hombros. Y lo que temió se volvió realidad. Los ojos de su hijo estaban totalmente ausentes de iris, tan iguales y a la vez tan diferentes de los de él. Eso lo estremeció de pies a cabeza. No podía ser. Su cachorro era muy joven aún para aquello. Cómo era posible que despertara un poder que a él mismo le había costado manifestársele más de 50 años y siendo un omega puro. Las cuentas no daban.Aidan no era omega, tampoco era alfa, su cuerpo no había heredado ninguno de los genes de Dante o de él, si no fuera por la sangre de los alfas él sería un lobo común y corriente, entonces no había razón para que pudiera manifestarse de aquella forma sus habilidades con la mente.-Ma- una sonrisa cálida cruzó el rostro de Aidan llena de satisfacción- Defendí a mi hermano del lobo malo- el tono de su voz buscaba el elogio de su madre por su acción, pero no pudo escucharlo dado q
Lukyan pareció un poco más calmado a pesar de la presión. Minutos después Falco y Dimitri salieron dejándolos a ellos dos solos. Dante no pudo evitar soltar un suspiro y echar la cabeza hacia atrás cerrando sus ojos. Sintió a mano de su esposo sobre su hombro con un toque vacilante. Abrió los ojos y encontró el rostro del omega cargado de frustración y culpa.-Lo siento- las palabras salieron de su boca- Tú siempre quisiste un cachorro propio. No pensé que Aidan pasaría por esto- apretó sus labios tanto que se volvieron blancos.Dante no le gustaba el tono que estaba usando Lukyan. Su lobo siempre estaba firme, ante todo, no se doblegaba, pero ahora, delante de él parecía tan pequeño y afligido. El alfa lo tomó de la mano y lo sentó en su regazo. Sus brazos de Lukyan se enroscaron en su cuello y enterró el rostro en el cuello aspirando su olor.-Tranquilo mi hermoso lobo, hemos superado muchas dificultades. No te culpes por nada, tú hiciste lo necesario cuando era el momento. Estoy fe