Feliz Año Nuevo
-Ma, a ti te gusta Lului- Aidan le soltó de buenas a primeras, un día, a Lukyan mientras este le peinaba su cabellera que le llegaba a mitad de la espalda. Por alguna razón no dejaba que se lo cortaran sobre todo después de que cierto alfa había comentado que era hermoso su cabello. El omega pestañeó ante la pregunta y dejando el cepillo a un lado abrazó a su hijo por detrás y lo atrajo hacia su pecho. El cachorro alzó la cabeza para encontrarse con la mirada de su madre. -Sí, lo quiero- alzó los bordes de sus labios -¿Por qué me haces esa pregunta? – besó la coronilla de su cabeza. -¿Lo quieres igual que a pa?- sus ojos estaban abiertos con inocencia. Aidan quería a su lobo, no lo negaría ante nadie, pero si a su madre le gustaba él solo se quitaría del medio, quería demasiado a su madre como para hacerle algo como eso. Esta vez el omega no pudo dejar de soltar una débil carcajada. Teniendo una conversación de ese tipo con su cachorro cuando ni siquiera hablaba de eso con sus hijo
Los tres lobos jóvenes se sentaron cerca de un árbol y Axel se dejó caer hacia atrás recostando su espalda en el pasto fresco y cerrando los ojos. La brisa era suave y cálida y pronto sintió a Sacha recostar la cabeza sobre su abdomen y Aidan sobre su pecho. Ya se habían acostumbrado a que lo tomaran de almohada y era extraño aun cuando ya se había acostumbrado después de tantos años. Cuando vivían en su antigua casa se mantenían unidos dado que solo se tenían a ellos, su padre nunca les había prestado atención, y nunca tenían ni la tranquilidad ni la libertad de demostrarse tanto afecto como ahora. Definitivamente la vida de ahora no la cambiaría por nada, con su madre, su nuevo padre, una familia grande, un nuevo hermanito, hasta niñero tenían, porque a Bastian lo volvería loco pronto. No faltó mucho para que la nebulosa del sueño los envolviera y los tres se quedaran dormidos.Un fuerte revuelo los despertó pocas horas más tarde. Algo estaba ocurriendo. No era a su alrededor, pero
Lukyan transformó su cuerpo tan rápido que sus huesos crujieron y le dolió aunque lo ignoró, agarrando a su hijo por los hombros. Y lo que temió se volvió realidad. Los ojos de su hijo estaban totalmente ausentes de iris, tan iguales y a la vez tan diferentes de los de él. Eso lo estremeció de pies a cabeza. No podía ser. Su cachorro era muy joven aún para aquello. Cómo era posible que despertara un poder que a él mismo le había costado manifestársele más de 50 años y siendo un omega puro. Las cuentas no daban.Aidan no era omega, tampoco era alfa, su cuerpo no había heredado ninguno de los genes de Dante o de él, si no fuera por la sangre de los alfas él sería un lobo común y corriente, entonces no había razón para que pudiera manifestarse de aquella forma sus habilidades con la mente.-Ma- una sonrisa cálida cruzó el rostro de Aidan llena de satisfacción- Defendí a mi hermano del lobo malo- el tono de su voz buscaba el elogio de su madre por su acción, pero no pudo escucharlo dado q
Lukyan pareció un poco más calmado a pesar de la presión. Minutos después Falco y Dimitri salieron dejándolos a ellos dos solos. Dante no pudo evitar soltar un suspiro y echar la cabeza hacia atrás cerrando sus ojos. Sintió a mano de su esposo sobre su hombro con un toque vacilante. Abrió los ojos y encontró el rostro del omega cargado de frustración y culpa.-Lo siento- las palabras salieron de su boca- Tú siempre quisiste un cachorro propio. No pensé que Aidan pasaría por esto- apretó sus labios tanto que se volvieron blancos.Dante no le gustaba el tono que estaba usando Lukyan. Su lobo siempre estaba firme, ante todo, no se doblegaba, pero ahora, delante de él parecía tan pequeño y afligido. El alfa lo tomó de la mano y lo sentó en su regazo. Sus brazos de Lukyan se enroscaron en su cuello y enterró el rostro en el cuello aspirando su olor.-Tranquilo mi hermoso lobo, hemos superado muchas dificultades. No te culpes por nada, tú hiciste lo necesario cuando era el momento. Estoy fe
Dante estaba recostado en su buró pensando en miles de cosas que pasaban en su cabeza y hasta lo aturdían. Sobre todo, se preguntaba en cómo terminaría los papeles que tenía delante de él. Eran miles y Falco no estaba a su lado pues su esposo estaba en celo y tenían cierto asunto en mano como la tarea de crear un cachorro propio. De cierta forma sonrió. Ya era hora que su beta sentara cabeza y le diera un ahijado, otro cachorro más no venía mal, más bien, mientras más mejor. Le encantaban. Quizás podría ser una cachorrita que le diera dolores de cabeza a su beta, y estaba seguro que sería así dado lo celoso que podía llegar a ser. Oyó como la puerta de su oficina era abierta ligeramente y una mata de cabello oscuro seguido de un risueño ojo plateado se asomaba suavemente. La sonrisa de Dante se hizo más intensa y le indicó con el dedo a su hijo que se acercara. Si estaba allí y solo era que había logrado escapar de sus hermanos. Algo extraño con lo sobreprotectores que eran ellos.A
Esa tarde fue un revuelo completo en toda la mansión como siempre ocurría como cuando el Consejo se reunía. Desde que se había desplazado la sede del castillo de Lucian a la manada de Dante, esta era una rutina que los lobos habían admitido sin protestas.Aidan estaba sentado junto a Fallen en uno de los enormes sofás de la sala principal. Tanto él como su hermano leían cada uno un libro. El de Fallen era más sobre registro económicos de la manada y el de Aidan sobre historia. Ya se había devorado casi toda la biblioteca por lo que estaba repitiendo libros. Gracias a eso tenía más conocimiento que muchos de los lobos de la misma manada que tenía mucho más tiempo que él.-Fallen, ma y pa van a estar muy ocupados hoy- le dijo a su hermano cerrando el libro.-Si- él le acarició la cabeza- hay algunos asuntos pendientes importantes, y la reunión del consejo serán como tres días por lo que no debemos estarlos molestando mucho. Terminarán muy cansados.-Crees que alguna vez pueda aligerar s
Aidan siempre ansiaba los momentos en que se pudiera encontrar con Lucian aunque estos se redujera a uno, y un segundo, ahora. Pero quizás esta vez no era así. Su cabeza dolía al punto de querer partirse en dos pedazos, las voces dentro de ella en vez de disminuir con el tiempo lo que hacían era aumentar una tras otra incluyendo la del lobo albino delante de él sin poder identificar lo que decía, así que eso de poder leer mente no era algo que estuviera a su alcance.De igual forma no le gustó la forma en que el extraño miraba al lobo, a su lobo. Giró la cabeza por encima de su hombro y en vez de correr hacia Lucian como él mismo se esperó hacer, solo se quedó en el lugar, aunque por dentro quería saltar a sus brazos.-Shira, no puedes irte así, no estamos en mi manada- lo regañó este aunque en su voz no se notaba reclamo, era más bien suavidad y dulzura.Un golpe de celo atacó a al chico menor y enfocó al alfa apretando los labios. Aidan no podía negar que el lobo albino era realment
Parecían tan... íntimos. Aidan se quedó quieto en el pasillo hasta que ellos se perdieron. La atmósfera que había entre los dos era parecida a la de cuando sus padres estaban tonteando juntos o más bien, su padre intentando convencer a su ma de meterle mano.Se llevó la mano al pecho y se apretó. Lo que más le disgustaba era que al menos la voz del lobo estaba en su cabeza, pero ni siquiera podía oír la de Lucian. Acaso ni eso iba a recibir. Mordió su labio al punto que casi le dolió y sangró. Él nunca había querido algo, y eso no iba a serle quitado tan fácilmente. Así que Lucian podía irse preparando, él era su lobo, y nadie se lo quitaría. Quizás él y el lobo albino no podían ser amigos si lo que pensaba era realidad.-¿Aidan, ocurre algo? ¿Te sientes mejor?- Fallen pasó su mano por su cabeza acariciándola con cariño.Él asintió y se abrazó a su hermano, al menos así los síntomas de su mente se aplacaban, pero no lo suficiente. Lucian sabía que el lobo a su lado estaba hablando ma