Parecían tan... íntimos. Aidan se quedó quieto en el pasillo hasta que ellos se perdieron. La atmósfera que había entre los dos era parecida a la de cuando sus padres estaban tonteando juntos o más bien, su padre intentando convencer a su ma de meterle mano.Se llevó la mano al pecho y se apretó. Lo que más le disgustaba era que al menos la voz del lobo estaba en su cabeza, pero ni siquiera podía oír la de Lucian. Acaso ni eso iba a recibir. Mordió su labio al punto que casi le dolió y sangró. Él nunca había querido algo, y eso no iba a serle quitado tan fácilmente. Así que Lucian podía irse preparando, él era su lobo, y nadie se lo quitaría. Quizás él y el lobo albino no podían ser amigos si lo que pensaba era realidad.-¿Aidan, ocurre algo? ¿Te sientes mejor?- Fallen pasó su mano por su cabeza acariciándola con cariño.Él asintió y se abrazó a su hermano, al menos así los síntomas de su mente se aplacaban, pero no lo suficiente. Lucian sabía que el lobo a su lado estaba hablando ma
Aidan primero había sentido malestar, mucho malestar, dolor de cabeza, demasiado para ser soportado, y después todo se volvió caliente y rojo. Ante sus ojos solo había flamas, grande y agresivas que lo aterraban. No podía dejar de temblar.Las voces en su cabeza ahora eran gritos que se entrelazaban a punto de volverlo loco, podía sentir el dolor de los demás desplazándose hacia él. Y aquel calor abrazador de que cierta forma era acogedor, a su alrededor. Otro grito brotó de su boca aguantándose la cabeza cuando apenas podía abrir los ojos.Buscó a sus hermanos, a sus padres solo para encontrar que entre las altas llamas había varios cuerpos tirados de un lado a otro, pero había algo que lo alarmó aún más. Aquel fino hilo rojo que salía de la boca de su madre. ¿Eso lo había hecho él? No, eso no podía ser, él nunca le haría daño a su familia. ¿Y sus hermanos? Ellos estaban conmocionados ¿Y su padre? Venía hacia él, a su lado y para su impresión, también su lobo.-Pa- dijo casi sollozan
El nombrado pestañeó, claro que lo ayudaría… si supiera como, lo que no era el caso. Él se encontraba igual de angustiado y frustrado al ver al pequeño cachorro sufriendo rodeado de aquellas llamas, mucho más grandes que él. Un grito agudo proveniente de precisamente Aidan hizo que todos lo miraran, estaba cada vez más encogido dentro del círculo del fuego que cada vez se hacía más fuerte. -Aidaaaan- los alfas gemelos tuvieron que aguantar por cada brazo al lobo que casi se lanzaba directo a su muerte. Asule se giró hacia Lucian con la mirada dura. -Su poder... por alguna razón, no te afecta- señaló con su palma su cuerpo, a diferencia de Dante no tenía un rasguño a pesar de que tenía su habilidad para recuperar rápidamente- Puedes detenerlo, necesita calmarse o solo empeorará- Lucian tragó en seco y entrecerró los ojos hacia Aidan, quizás era por eso, porque lo había sentido desde el inicio, porque él había dicho que él era suyo. ¿Él era su vínculo?. Dejó de pensar, no era bueno h
Lucian nunca pensó que tendría que utilizar toda su fuerza para caerle detrás a alguien. Apenas había sentido el aire nocturno en su cara se había transformado desgarrando toda su ropa a su paso. El cuerpo de un lobo tomó su lugar y tensó todos sus músculos.Pero maldición. Se suponía que estaba persiguiendo a un cachorro. ¿Qué tan rápido podía correr? Por más que moviera sus patas no podía acortar la distancia por más que hiciera el esfuerzo. El animal se fundía con la oscuridad de la noche y el espeso follaje del bosque. Su pelaje tan oscuro y brillante como el de su padre, un lobo negro, tan contados como los lobos albinos, tan hermosos que era increíble creer que existieran, destinados a la grandeza, a ser líderes. Apretó los dientes y maldijo.Corrió, corrió tanto que por primera vez en su vida pensó que sus pulmones colapsarían, jadeaba con cada paso y, aun así, el cachorro delante de él, no aminoraba la marcha, pero no era eso lo que le preocupaba. La brisa soplaba más fuerte,
Lucian no soltó el cuello del cachorro. Sabía que se había equivocado, había hecho lo único que se había prohibido. La situación se le había ido de las patas y ahora que todo se aclaraba podía analizar los hechos con la mente más fresca. Bajó su cabeza aflojando levemente el agarre dejando que el lobo quedara completamente tendido en el suelo. El sabor dulce y a la vez metálico de la sangre estaba en todo su paladar, no era desagradable, era delicioso, pero no era tiempo para pensar en ello.Los ahora suaves gemidos del cachorro llegaron a sus oídos. Los plateados ojos estaban ligeramente cerrados, pero estaba consiente. De su boca abierta salía pequeñas bocanadas de aire rápidas que hacían que el pecho de él se moviera agitado. Lucian no sabía si debía soltar todavía. El lobo se había calmado, pero no sabía hasta cuándo.-Aidan- lo llamó en su mente.Solo recibió un gemido lastimero, casi como un sollozo que le siguieron unos más. Lucian vaciló. Ya no luchaba para nada, estaba comple
Lucian caminaba lentamente llevando el lobo adolescente en sus brazos. Pocas veces en su vida había temblado tanto como ahora. La saliva en su boca difícilmente pasaba por su garganta y cada vez que el recuerdo de lo que había hecho le cruzaba por la mente los síntomas se hacían peores. Obviaba la reacción fisiológica de su cuerpo de querer apretar más al cachorro contra él y darle protección. Si solo no lo hubiera mordido no sería tan fuerte.Un alfa siempre tenía un alto instinto de cuidar a los que lo rodeaban, sobre todo si eran jóvenes, pero a él se le había pasado la mano en más de una manera. LO HABÍA MORDIDO. Que estaba pensando en ese momento. Y no a cualquier lobo, sino a Aidan, el lobo que lo reclamaba como suyo. Acaso eso no significaba que lo había reconocido. De seguro eso era lo que pensaría él una vez que despertara.Tenía que aclarárselo. Esto había sido una medida de emergencia. El lazo no se completaría si ellos no consumaban su unión mediante el sexo, algo de lo qu
El agarre de Dante se hizo un poco más leve. Sabía que el mayor tenía razón, pero no podía aceptarlo, su hijo era un cachorro muy joven y Lucian muy adulto, además era Lucian, el lobo que también se había interesado en su esposo, y, además, si su hijo se relacionaba con él lo apartaría de su lado, no permitiría eso.-Deshazlo, quita tu marca de él mientras puedas hacerlo--No puedo- Lucian le respondió sinceramente- Créeme quiero hacerlo, pero entonces él perderá el control, otra vez-La mano de Dante tembló esta vez hasta que una sensación le recorrió la columna, una que conocía muy bien.-Dante- la voz dura, baja y lenta de Lukyan se oyó en la sala petrificando a todos los presentes.Si era difícil ver a Dante molesto, era mucho más hacerlo con Lukyan y más cuando él tenía sus ojos completamente difusos. Una sensación aplastante los recorrió a todos-Si van a pelear háganlo después, mi hijo está descansando- sus ojos se entrecerraron, los músculos de los cuerpos de los lobos estaban
Era la hora y Lukyan lo sabía. Había ocultado por mucho tiempo lo que era realmente Aidan y él que estaba delante de él no era un lobo cualquiera. Además de ser el que había mordido a su cachorro era también el líder del Consejo, se suponía que estaba por encima de todos ellos en cuanto a poder e influencia. La voz magnate de todos los alfas y reinas. Si lo seguía dilatando, por más que se llevaran bien, habría problemas.-Lucian, seré claro ya que estamos en esta situación. Hay dos cosas que tienes que saber de Aidan- miró a su esposo buscando su afirmación la cual le dio, después de todo él era alfa y el padre de su cachorro.Ante el tono más serio de lo habitual de Lukyan, Lucian tomó una postura más firme en el sofá y escuchó con atención. Su instinto bien desarrollado le indicaba que no sería algo agradable de oír. Lukyan respiró profundo.-Esto es algo que incluso Dante no sabe con detalles pues nunca se lo dije antes- hasta el alfa de la manada de plata prestó atención, Lukyan