Nuevo reto

Ana regresó a la mesa con tristeza marcada, pues ese se había convertido en el día más feliz y más triste al mismo tiempo. Ver a su hija la hizo recordar su doloroso pasado.

—¿Te sucede algo amor? —ella negó y el apuesto caballero tomó su mentón y mirándola a los ojos se dirigió a ella. —Ana, te conozco bien y sé que ha sucedido algo.

—Recuerdas a mi hija, la niña y la historia que te conté.

Él miró alrededor buscando un rostro parecido y fue cuándo observó a Amanda salir de la mano del importante y respetado CEO. —¿Es ella, cierto? —Ana asintió.

—¿Cómo lo supiste?

—Es que heredó tu belleza y disciplina, eso lo puedo percibir con cada paso que dio esa joven al dirigirse a la salida.

—Ella me odia —apretó la mano del caballero e hizo un gran esfuerzo para no derrumbarse en ese lugar y dejar una mala impresión.

—Si también heredó la belleza que posees en tu corazón, no creo que eso sea cierto.

—No quiso que me acercará, es que, es que ni siquiera me miró a los ojos. Me duele, Leo.

—No
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