Paul White no ha tenido la vida fácil desde que su primer y gran amor murió al dar a luz a su primogénita. Él se ha convertido en un ser sin luz donde todo ha resultado ser una gran oscuridad, su madre cree que aquella pequeña de cinco años lo mantiene a flote, pero él lucha por ser todo para ella.Tiene un buen trabajo, a veces es un buen padre, pero en aquel pent-house no duran aquellas mujeres que dedican su vida a mantener en orden los utensilios del hogar. Cada semana entra una nueva ama de casa ya que todas rompen aquellas tres reglas que Paul pide desde el inicio.Nada de meterse en sus asuntos.No encariñarse con él.Nada de atracción, sexo o algún vínculo que pueda resultar incómodo entre ambos.Pero un buen día las cosas empiezan a cambiar cuando Paul es el primero en romper las reglas con la llegada de aquella chica desde Texas llamada Dalana.
Paul.—¡Le he dicho que tomé sus cosas y se vaya! —grité logrando llamar la atención de Ximena quien se encontraba en su habitación.Los ojos de Marcel, quien era la ama de casa de esta semana estaban sobre los míos y a cada segundo que pasaba podía ver como se llenaban de lágrimas.—Pero señor…Cualquiera en estos momentos diría que era el hombre más malvado del mundo por despedir a la tercera chica en esta semana, pero lo que no sabían era por qué lo estaba haciendo.—Papi —Ximena salió de su habitación y llegó hasta el pasillo en donde me encontraba con Marcel.—Ve a habitación muñeca.Sus hermosos ojos verdes dieron a Marcel quien ya estaba llorando y luego a los míos y sin decir nada dio media vuelta y camino hacia su habitación.—Pido una disculpa Señor White, yo...—Por favor, Marcel, no lo hagas más difícil —la interrumpí.Llevé una de mis manos a mi nuca, solté un largo suspiro y decidí caminar hacia las escaleras para ir a la planta baja y como no, al pie de la escalera ya s
Paul.Era el día siguiente y tenía que decir que una parte de mí estaba ansiosa por aquella dichosa entrevista a la chica de hoy. Nunca me pasaba esto, pero tan solo releer el correo de esa chica la noche de ayer una y otra vez me recordaba que debía de imponer en la mañana de hoy para no quedar como un tonto frente a esa chica.Bajé las escaleras y lo primero que me encontré en la enorme sala del pent-house fue a mi pequeña jugando con sus muñecas.—Buenos días princesa —dije en su dirección.Sus maravillosos ojos verdes claramente heredados de su madre dieron a los míos y luego mostró una sonrisa, aunque no con sus dientes lo cual me decía que me estaba saludando por cortesía y no porque quería.—Buenos días, señor Paul —agregó la señora Vel desde la cocina. —¿Gusta una taza de café?—Sí por favor —respondí. —Estaré en mi oficina, una chica llegara a las nueve para la entrevista dirígela a mi oficina en cuanto llegué.La señora Vel asintió y se dispuso en preparar mi taza de café co
Dalana.Me caracterizaba una mujer fuerte, valiente y con mucha autoestima cuando se trataba de esas ofertas de trabajo por internet ya que siempre escuchaba que algunas chicas no querían asistir a las entrevistas porque no se sentían seguras de sí mismas, siempre tenían en mente que no obtendrían el trabajo por falta de belleza, educación o cualquiera de estas costumbres que hoy en día nosotros mismos nos hacíamos.Cuando llegué al pent-house de Paul creí que me toparía con un ogro con ganas de aniquilar a cualquiera por la frialdad de su correo, pero fue todo lo contrario ya que al escuchar su voz, su precisión e inclusive lo poco que me contó sobre su esposa me hizo sentir que estaba hablando con un buen hombre y no con alguien con un poder abusador.No podía negar que aquel hombre frente a mí era un Adonis o inclusive podía decir cualquier otro apodo espectacular para describir a este hombre porque era extremadamente guapo y no era que nunca había visto un hombre como él, pero par
Paul.Tenía muchas cosas que decir de Dalana y ahora que la conocí un poco más podía decir que el aura que llevaba con ella no era como realmente era. Una parte de mí creyó que no aceptaría el trabajo después de exponerle mis reglas y que necesitaba que técnicamente se mudara al pent-house, pero resulto ser todo lo contrario porque si lo acepto y me había quitado un buen peso de encima al saber que ahora la tenía conmigo y no tenía que preocuparme por esperar que alguna otra chica quisiera el trabajo.—David puede llevarte a tu departamento a buscar tus cosas necesarias hasta el fin de semana —dije en su dirección.—Está bien. ¿Me dijiste que no tienes problemas en que trajera a mi gato?Inmediatamente los ojos de Ximena dieron a Dalana y en menos de un minuto estaba frente a ella saltando de felicidad.—¿Tienes un gato? Yo quiero un gato, pero papi no me deja tener uno y tú tienes uno, quiero verlo ¿Puedo jugar con él? Di que sí, di que sí —no había tomado ni siquiera aire para hacer
Dalana.De camino a mi departamento no dejaba de pensar en que podía ser una locura mudarme a casa de un hombre que no conocía de nada y sobre todo con una pequeña que necesitaba muchos cuidados, aunque técnicamente él no me había mencionado que tenía que hacerme cargo de ella o algo por el estilo lo cual a mi parecer estaba bien ya que el anuncio que vi en internet solo decía que se necesitaba una ama de casa.—¿Usted tiene mucho tiempo de trabajar para Paul? —pregunté al señor David que se encontraba con su mirada en la carretera.—Desde que su esposa falleció.Al momento en que me dio esa respuesta me sentí un poco mal ya que debió de ser muy duro para él perder a su esposa y con su hija muy pequeña. Me preguntaba como habría hecho para tener todos los cuidados de una recién nacida.—¿Ha trabajado de ama de casa anteriormente? —preguntó el señor David.—No, es primera vez.Pude ver cuando sus ojos dieron a los míos mediante el retrovisor y mostró una sonrisa de lado antes de hablar
Paul.Lo primero que hice al llegar a la empresa fue quitarme el saco ya que me estaba empezando a estorbar, algunos de mis empleados se dirigieron a mí con un buenos días jefe y yo respondí de la misma manera.—Hombre por fin llegas pensé que tendría que escuchar toda la reunión y tomar apuntes para poner explicarte después —dijo Henry llegando a mi lado.Henry era mi mejor amigo desde que tenía uso de razón, inclusive creo que desde que ambos naciéramos nuestras madres ya sabían que íbamos a ser buenos amigos.—Tuve que hacer una entrevista de trabajo en mi pent-house antes de llegar aquí y se me fue el tiempo volando y...—¿Qué paso con Marcel? —preguntó. —No me digas que ya la despediste Paul.No quise responder a eso si no que más bien me adentré a mi oficina y di un pequeño salto en cuanto abrí la puerta ya que en la silla de mi escritorio se encontraba Jessica con ese hermoso cabello rojizo en una coleta alta.—Creo que estoy sobrando aquí, nos vemos en tres minutos en la reunió
Dalana.—¡Ximena ha llegado tu padre! —se escuchó la voz de la señora Vel desde el pasillo.Ximena estaba por levantarse del suelo cuando la puerta de mi habitación termino por abrirse y ahí frente a nosotras se encontraba Paul junto a una pelirroja de espectáculo.—Princesa he vuelto —saludo Paul a la pequeña.—Papá Dalana va a casarse contigo —fue lo que respondió Ximena.En cuanto la pequeña soltó esas palabras de inmediato dirigí mi mirada ella porque si hubiera sabido que eso iba a salir de sus labios quizás hubiera hasta recurrido a tapar su boca, pero claro no era adivina y no sabía que haría algo como tal.Los ojos de Paul dieron a los míos y mostró una sonrisa un poco incomoda y antes de que abriera la boca para darle una respuesta o quizás un regaño a su hija la voz de la pelirroja tras de él se hizo presente llamando la atención de todos en aquella habitación.—Ay Ximena, que cosas dices —soltó una risita la chica y camino hasta la pequeña para agacharse a su altura. —Tu pa