Paul.Lo primero que hice al llegar a la empresa fue quitarme el saco ya que me estaba empezando a estorbar, algunos de mis empleados se dirigieron a mí con un buenos días jefe y yo respondí de la misma manera.—Hombre por fin llegas pensé que tendría que escuchar toda la reunión y tomar apuntes para poner explicarte después —dijo Henry llegando a mi lado.Henry era mi mejor amigo desde que tenía uso de razón, inclusive creo que desde que ambos naciéramos nuestras madres ya sabían que íbamos a ser buenos amigos.—Tuve que hacer una entrevista de trabajo en mi pent-house antes de llegar aquí y se me fue el tiempo volando y...—¿Qué paso con Marcel? —preguntó. —No me digas que ya la despediste Paul.No quise responder a eso si no que más bien me adentré a mi oficina y di un pequeño salto en cuanto abrí la puerta ya que en la silla de mi escritorio se encontraba Jessica con ese hermoso cabello rojizo en una coleta alta.—Creo que estoy sobrando aquí, nos vemos en tres minutos en la reunió
Dalana.—¡Ximena ha llegado tu padre! —se escuchó la voz de la señora Vel desde el pasillo.Ximena estaba por levantarse del suelo cuando la puerta de mi habitación termino por abrirse y ahí frente a nosotras se encontraba Paul junto a una pelirroja de espectáculo.—Princesa he vuelto —saludo Paul a la pequeña.—Papá Dalana va a casarse contigo —fue lo que respondió Ximena.En cuanto la pequeña soltó esas palabras de inmediato dirigí mi mirada ella porque si hubiera sabido que eso iba a salir de sus labios quizás hubiera hasta recurrido a tapar su boca, pero claro no era adivina y no sabía que haría algo como tal.Los ojos de Paul dieron a los míos y mostró una sonrisa un poco incomoda y antes de que abriera la boca para darle una respuesta o quizás un regaño a su hija la voz de la pelirroja tras de él se hizo presente llamando la atención de todos en aquella habitación.—Ay Ximena, que cosas dices —soltó una risita la chica y camino hasta la pequeña para agacharse a su altura. —Tu pa
Paul.—¡No me toques! —gritó Jessica en cuando la tomé del brazo y salimos de la habitación de Dalana.Literalmente todo esto se me salió de las manos en cuanto Jessica hizo ese comentario y luego la respuesta de Dalana, todo paso en tan solo minutos que no tuve idea de que hacer o decir.—Ve a mi habitación y espérame ahí —dije con tono firme.Jessica soltó una risita y negó con la cabeza.—¿Enserio vas a entrar a su habitación y hablar con ella cuando deberías estar consolándome a mí? —preguntó.—A la habitación —ordené y ella no tuvo de otra que hacer lo que le pedí.Solté un suspiro y giré nuevamente la perilla de la puerta de Dalana y lo primero que vi es que se encontraba en su cama con su mirada en la pared frente a ella. En ese momento me pregunté que estaría pasando por su cabeza ojalá no se tratara de abandonar el trabajo porque realmente la quería aquí.Sus ojos dieron a los míos y antes de que yo fuera el primero en hablar ella lo hizo.—Lo siento, me deje llevar por la ir
Dalana.—¡Dalana! —gritó Ximena en cuanto llegué al enorme comedor que tenían con sus cubiertos, platos y una comida que se veía muy deliciosa desde mi posición.Paul camino hasta una de las sillas y cuando pensé que esa silla era para él resulto todo lo contrario ya que la abrió y me mostró una sonrisa que de igual manera le devolví.—Muchas gracias —dije como muestra de agradecimiento.—Quiero sentarme alado de Dalana —soltó Ximena y Paul abrió la silla a mi lado para ella.En la mesa nos encontrábamos todos los que por ahora conocía de este pent-house; como era la señora Vel la cual era la encargada de la cocina, el señor Rot el que era el jardinero y David el chofer y no olvidemos a Paul y Ximena.—Cariño… —habló Paul llamando la atención de Ximena. —Recuerda que antes de comer damos las gracias.Ella asintió y unió sus manitas, cerró sus ojos así que copie la acción y en menos de unos segundos escuche la voz de Paul iniciando la oración.Se me hacía algo extraño ya que nunca en m
Paul.—El abrigo que llevas puesto era de ella, su favorito, por cierto —solté eso que llevaba desde hace minutos dentro de mí.Pude ver cuando Dalana se giró hacia a mí y luego observo el abrigo que llevaba con ella. No esperaba que pensara que con que ella llevara el abrigo era solo para recordar a mi esposa sino más bien se me hizo una chica tan humilde que no dude en prestárselo y eso que aquella prenda era muy especial para mí, ni siquiera Jessica la había usado.—Oh... yo no sé qué decir...—No tienes que decir nada —respondí. —Solo quería decírtelo para no martillarme la cabeza pensando de más.Dalana asintió y mantuvo su mirada en las personas que estaban frente a nosotros, ya podía sentir que la había asustado con lo que acababa de decirle, pero lo cierto era que necesitaba sacarlo.—Iré a buscar a Ximena que no logro verla desde aquí —dijo y con eso confirmé que la había asustado.Solté un largo suspiro y pasé ambas de mis manos por mi cabello de modo que lo peiné hacia atrá
Dalana.Dicen que el tiempo cura todo, pero ahora estaba más convencida de que eso no era cierto al ver como aquel hombre frente a mí que su primera impresión fue parecer frío, pero ahora podía decir que no lo era. Tenía un pasado horrible con el cual aún luchaba por salir adelante y él cual su único rayo de luz era aquella pequeña de seis años, no podía imaginar como pude sentirse al perder a su gran amor, a la madre de su hija, pero conocía muy bien el sentimiento de perder a alguien que amabas con tu vida y por esa razón me ofrecí en escucharlo cuando él lo necesitara porque eso era lo que él estaba pidiendo a gritos.—Muchas gracias Dalana —respondió y alejó su brazo de mi mano en un gesto muy brusco que solo me hizo pensar en sí había hecho algo malo. —¿Que tal el batido? —preguntó cambiando de tema.Me caracterizaba una chica que trataba como me trataban, no dejaba que nadie me fuera con rodeos o que implementara cosas en mí que no eran así que accedí a lo que sea que le estaba
Dalana.Hoy oficialmente iniciaba mi trabajo en este enorme pent-house y como era de esperarse estaba nerviosa y ni yo misma entendía por qué ya que mi trabajo no requería nada del otro mundo o eso era lo que pensaba.Me levanté a las siete de la mañana y tomé la ropa que creí que sería más cómoda para la ocasión, me topé con la señora Vel en la cocina y me regaló una sonrisa que de igual manera le devolví.—Buenos días —dijo en mi dirección.—Buenos días para usted también.—¿Vas a desayunar o solo quieres café? —preguntó.—Solo desayuno, gracias.Ella asintió y se dispuso en preparar el desayuno mientras que yo tomé lugar en una de las sillas de la cocina en espera de este para así empezar con mis labores del día de hoy.
Paul White no ha tenido la vida fácil desde que su primer y gran amor murió al dar a luz a su primogénita. Él se ha convertido en un ser sin luz donde todo ha resultado ser una gran oscuridad, su madre cree que aquella pequeña de cinco años lo mantiene a flote, pero él lucha por ser todo para ella.Tiene un buen trabajo, a veces es un buen padre, pero en aquel pent-house no duran aquellas mujeres que dedican su vida a mantener en orden los utensilios del hogar. Cada semana entra una nueva ama de casa ya que todas rompen aquellas tres reglas que Paul pide desde el inicio.Nada de meterse en sus asuntos.No encariñarse con él.Nada de atracción, sexo o algún vínculo que pueda resultar incómodo entre ambos.Pero un buen día las cosas empiezan a cambiar cuando Paul es el primero en romper las reglas con la llegada de aquella chica desde Texas llamada Dalana.