Paul.
Tenía muchas cosas que decir de Dalana y ahora que la conocí un poco más podía decir que el aura que llevaba con ella no era como realmente era. Una parte de mí creyó que no aceptaría el trabajo después de exponerle mis reglas y que necesitaba que técnicamente se mudara al pent-house, pero resulto ser todo lo contrario porque si lo acepto y me había quitado un buen peso de encima al saber que ahora la tenía conmigo y no tenía que preocuparme por esperar que alguna otra chica quisiera el trabajo.
—David puede llevarte a tu departamento a buscar tus cosas necesarias hasta el fin de semana —dije en su dirección.
—Está bien. ¿Me dijiste que no tienes problemas en que trajera a mi gato?
Inmediatamente los ojos de Ximena dieron a Dalana y en menos de un minuto estaba frente a ella saltando de felicidad.
—¿Tienes un gato? Yo quiero un gato, pero papi no me deja tener uno y tú tienes uno, quiero verlo ¿Puedo jugar con él? Di que sí, di que sí —no había tomado ni siquiera aire para hacer tantas preguntas a la vez.
—Sí tengo un gato y tu padre ha dicho que puedo traerlo porque ahora viviré en este lugar —respondió Dalana.
El grito de Ximena hizo que todos en la sala tuviéramos que cerrar los ojos un poco debido al chillido, luego corrió hasta donde me encontraba y rodeó sus brazos en mis piernas.
—Quiero jugar con el gato de Dalana papi, quiero que sea mi amigo y…
—Tranquila pequeña, todo a su tiempo ahora lo principal es que Dalana se mude a la habitación del piso de arriba y…
—¿La habitación que era de Marcel?
Los ojos de Dalana dieron a los míos y luego pasaron a mi pequeña supongo que por el hecho de no saber quién era Marcel, aunque tampoco era que lo necesitaba saber. Ella era una nueva empleada en este lugar y una de las reglas que le pedí era que no se metiera en mis asuntos y técnicamente esto era uno de mis asuntos así que no tenía que preguntar por ella ni saber quién era porque Marcel ya no volvería más.
—Sí cariño, la habitación que era de Marcel —respondí y tomé a mi pequeña en brazos.
—Señorita Dalana cuando guste podemos irnos a su departamento —dijo David llamando la atención de Dalana y ella asintió.
—Traeré lo más esencial hasta el fin de semana —dijo en mi dirección y yo solo asentí.
—Y recuerda traer a tu gato para que juegue conmigo —agregó Ximena y Dalana soltó una risita antes de asentir.
David acompaño a Dalana hasta el ascensor, ambos entraron a este y las puertas fueron cerradas. Vel, Ximena y yo nos quedamos en silencio hasta que Vel hablo sobre el desayuno para mi pequeña.
En ese momento recordé que tenía que trabajar y era de suma importancia que estuviera en la empresa ya que hoy había una reunión sobre la apertura de la nueva empresa en Sídney.
—Cariño, tengo que arreglarme para ir a trabajar, pero te prometo que estaré en casa antes de que el sol se oculte —dije a mi pequeña y ella asintió, aunque no me miro a la cara.
Ya sabía que estaba molesta, pero nada que no arreglara un algodón de azúcar al regresar del trabajo. Salí de la sala en dirección a las escaleras y en menos de unos minutos estaba en mi habitación donde tomé una camisa, un pantalón de vestir y una corbata a juego para vestirme e ir al trabajo.
Unos minutos después ya estaba en el ascensor de camino a mi auto ya que hoy David no podía llevarme porque había acompañado a Dalana a su departamento. Salí a los estacionamientos y cuando estuve dentro de mi auto mi teléfono empezó a sonar con el nombre de Jessica en la pantalla.
Mi actual pareja.
Dalana.De camino a mi departamento no dejaba de pensar en que podía ser una locura mudarme a casa de un hombre que no conocía de nada y sobre todo con una pequeña que necesitaba muchos cuidados, aunque técnicamente él no me había mencionado que tenía que hacerme cargo de ella o algo por el estilo lo cual a mi parecer estaba bien ya que el anuncio que vi en internet solo decía que se necesitaba una ama de casa.—¿Usted tiene mucho tiempo de trabajar para Paul? —pregunté al señor David que se encontraba con su mirada en la carretera.—Desde que su esposa falleció.Al momento en que me dio esa respuesta me sentí un poco mal ya que debió de ser muy duro para él perder a su esposa y con su hija muy pequeña. Me preguntaba como habría hecho para tener todos los cuidados de una recién nacida.—¿Ha trabajado de ama de casa anteriormente? —preguntó el señor David.—No, es primera vez.Pude ver cuando sus ojos dieron a los míos mediante el retrovisor y mostró una sonrisa de lado antes de hablar
Paul.Lo primero que hice al llegar a la empresa fue quitarme el saco ya que me estaba empezando a estorbar, algunos de mis empleados se dirigieron a mí con un buenos días jefe y yo respondí de la misma manera.—Hombre por fin llegas pensé que tendría que escuchar toda la reunión y tomar apuntes para poner explicarte después —dijo Henry llegando a mi lado.Henry era mi mejor amigo desde que tenía uso de razón, inclusive creo que desde que ambos naciéramos nuestras madres ya sabían que íbamos a ser buenos amigos.—Tuve que hacer una entrevista de trabajo en mi pent-house antes de llegar aquí y se me fue el tiempo volando y...—¿Qué paso con Marcel? —preguntó. —No me digas que ya la despediste Paul.No quise responder a eso si no que más bien me adentré a mi oficina y di un pequeño salto en cuanto abrí la puerta ya que en la silla de mi escritorio se encontraba Jessica con ese hermoso cabello rojizo en una coleta alta.—Creo que estoy sobrando aquí, nos vemos en tres minutos en la reunió
Dalana.—¡Ximena ha llegado tu padre! —se escuchó la voz de la señora Vel desde el pasillo.Ximena estaba por levantarse del suelo cuando la puerta de mi habitación termino por abrirse y ahí frente a nosotras se encontraba Paul junto a una pelirroja de espectáculo.—Princesa he vuelto —saludo Paul a la pequeña.—Papá Dalana va a casarse contigo —fue lo que respondió Ximena.En cuanto la pequeña soltó esas palabras de inmediato dirigí mi mirada ella porque si hubiera sabido que eso iba a salir de sus labios quizás hubiera hasta recurrido a tapar su boca, pero claro no era adivina y no sabía que haría algo como tal.Los ojos de Paul dieron a los míos y mostró una sonrisa un poco incomoda y antes de que abriera la boca para darle una respuesta o quizás un regaño a su hija la voz de la pelirroja tras de él se hizo presente llamando la atención de todos en aquella habitación.—Ay Ximena, que cosas dices —soltó una risita la chica y camino hasta la pequeña para agacharse a su altura. —Tu pa
Paul.—¡No me toques! —gritó Jessica en cuando la tomé del brazo y salimos de la habitación de Dalana.Literalmente todo esto se me salió de las manos en cuanto Jessica hizo ese comentario y luego la respuesta de Dalana, todo paso en tan solo minutos que no tuve idea de que hacer o decir.—Ve a mi habitación y espérame ahí —dije con tono firme.Jessica soltó una risita y negó con la cabeza.—¿Enserio vas a entrar a su habitación y hablar con ella cuando deberías estar consolándome a mí? —preguntó.—A la habitación —ordené y ella no tuvo de otra que hacer lo que le pedí.Solté un suspiro y giré nuevamente la perilla de la puerta de Dalana y lo primero que vi es que se encontraba en su cama con su mirada en la pared frente a ella. En ese momento me pregunté que estaría pasando por su cabeza ojalá no se tratara de abandonar el trabajo porque realmente la quería aquí.Sus ojos dieron a los míos y antes de que yo fuera el primero en hablar ella lo hizo.—Lo siento, me deje llevar por la ir
Dalana.—¡Dalana! —gritó Ximena en cuanto llegué al enorme comedor que tenían con sus cubiertos, platos y una comida que se veía muy deliciosa desde mi posición.Paul camino hasta una de las sillas y cuando pensé que esa silla era para él resulto todo lo contrario ya que la abrió y me mostró una sonrisa que de igual manera le devolví.—Muchas gracias —dije como muestra de agradecimiento.—Quiero sentarme alado de Dalana —soltó Ximena y Paul abrió la silla a mi lado para ella.En la mesa nos encontrábamos todos los que por ahora conocía de este pent-house; como era la señora Vel la cual era la encargada de la cocina, el señor Rot el que era el jardinero y David el chofer y no olvidemos a Paul y Ximena.—Cariño… —habló Paul llamando la atención de Ximena. —Recuerda que antes de comer damos las gracias.Ella asintió y unió sus manitas, cerró sus ojos así que copie la acción y en menos de unos segundos escuche la voz de Paul iniciando la oración.Se me hacía algo extraño ya que nunca en m
Paul.—El abrigo que llevas puesto era de ella, su favorito, por cierto —solté eso que llevaba desde hace minutos dentro de mí.Pude ver cuando Dalana se giró hacia a mí y luego observo el abrigo que llevaba con ella. No esperaba que pensara que con que ella llevara el abrigo era solo para recordar a mi esposa sino más bien se me hizo una chica tan humilde que no dude en prestárselo y eso que aquella prenda era muy especial para mí, ni siquiera Jessica la había usado.—Oh... yo no sé qué decir...—No tienes que decir nada —respondí. —Solo quería decírtelo para no martillarme la cabeza pensando de más.Dalana asintió y mantuvo su mirada en las personas que estaban frente a nosotros, ya podía sentir que la había asustado con lo que acababa de decirle, pero lo cierto era que necesitaba sacarlo.—Iré a buscar a Ximena que no logro verla desde aquí —dijo y con eso confirmé que la había asustado.Solté un largo suspiro y pasé ambas de mis manos por mi cabello de modo que lo peiné hacia atrá
Dalana.Dicen que el tiempo cura todo, pero ahora estaba más convencida de que eso no era cierto al ver como aquel hombre frente a mí que su primera impresión fue parecer frío, pero ahora podía decir que no lo era. Tenía un pasado horrible con el cual aún luchaba por salir adelante y él cual su único rayo de luz era aquella pequeña de seis años, no podía imaginar como pude sentirse al perder a su gran amor, a la madre de su hija, pero conocía muy bien el sentimiento de perder a alguien que amabas con tu vida y por esa razón me ofrecí en escucharlo cuando él lo necesitara porque eso era lo que él estaba pidiendo a gritos.—Muchas gracias Dalana —respondió y alejó su brazo de mi mano en un gesto muy brusco que solo me hizo pensar en sí había hecho algo malo. —¿Que tal el batido? —preguntó cambiando de tema.Me caracterizaba una chica que trataba como me trataban, no dejaba que nadie me fuera con rodeos o que implementara cosas en mí que no eran así que accedí a lo que sea que le estaba
Dalana.Hoy oficialmente iniciaba mi trabajo en este enorme pent-house y como era de esperarse estaba nerviosa y ni yo misma entendía por qué ya que mi trabajo no requería nada del otro mundo o eso era lo que pensaba.Me levanté a las siete de la mañana y tomé la ropa que creí que sería más cómoda para la ocasión, me topé con la señora Vel en la cocina y me regaló una sonrisa que de igual manera le devolví.—Buenos días —dijo en mi dirección.—Buenos días para usted también.—¿Vas a desayunar o solo quieres café? —preguntó.—Solo desayuno, gracias.Ella asintió y se dispuso en preparar el desayuno mientras que yo tomé lugar en una de las sillas de la cocina en espera de este para así empezar con mis labores del día de hoy.