—¡Le he dicho que tomé sus cosas y se vaya! —grité logrando llamar la atención de Ximena quien se encontraba en su habitación.
Los ojos de Marcel, quien era la ama de casa de esta semana estaban sobre los míos y a cada segundo que pasaba podía ver como se llenaban de lágrimas.
—Pero señor…
Cualquiera en estos momentos diría que era el hombre más malvado del mundo por despedir a la tercera chica en esta semana, pero lo que no sabían era por qué lo estaba haciendo.
—Papi —Ximena salió de su habitación y llegó hasta el pasillo en donde me encontraba con Marcel.
—Ve a habitación muñeca.
Sus hermosos ojos verdes dieron a Marcel quien ya estaba llorando y luego a los míos y sin decir nada dio media vuelta y camino hacia su habitación.
—Pido una disculpa Señor White, yo...
—Por favor, Marcel, no lo hagas más difícil —la interrumpí.
Llevé una de mis manos a mi nuca, solté un largo suspiro y decidí caminar hacia las escaleras para ir a la planta baja y como no, al pie de la escalera ya se encontraba la Señora Vel con su delantal y sus brazos cruzados frente a su pecho.
Podía decir que la señora Vel era como mi segunda madre.
—¿Enserio cree que despedir a todas las chicas en tan solo días es algo bueno? —preguntó.
—No he dicho que sea bueno, solo quiero que entiendan y pongan en práctica las reglas que les dejo a todas, pero claro las aceptan y en menos de setenta y dos horas rompen la primera.
Los ojos de Marcel estaban sobre los míos y no podía negar que una parte de mi se sentía horrible por el simple hecho de tratar a las mujeres de esta manera, pero si no era duro con ellas todo se iría a pique y no quería eso, lo único que quería era tener una relación profesional con una chica que cumpliera con su trabajo y no terminara rompiendo las reglas.
—Está bien señor.
Marcel se dedicó en caminar por el largo pasillo y desapareció por la puerta que era su habitación, yo solo me quede en la misma posición procesando lo que acaba de pasar. Solté un largo suspiro y solo pensé en que nuevamente tendría que publicar el anuncio para una nueva ama de casa ya que no quería que la señora Vel se dedicara a esas cosas por eso la tenía de ama de llaves.
La puerta de la habitación de Ximena fue abierta y mi pequeña salió con uno de sus peluches favoritos en ambas de sus manos.
—¿Marcel va a dejarnos también? —preguntó.
Solté un suspiro y camine hasta ella, me agache a su altura y pase una de mis manos por su cabello rubio.
—Marcel tiene cosas que hacer en su casa y ya no podrá trabajar aquí porque estará muy ocupada cariño ¿entiendes eso?
—Todas las chicas siempre tienen que volver a casa papi —soltó.
Me odiaba en estos momentos por el hecho de que mi pequeña tuviera razón porque así era.
—¿Y ahora quien jugara conmigo? —preguntó.
—Yo puedo jugar contigo princesa
Ella negó con la cabeza y cruzo sus brazos frente a su pecho.
—Nunca tienes tiempo para mí y siempre trabajas.
Estaba consiente de que era cierto lo que decía y también de que mi pequeña no tuvo una madre a su lado sus primeros años e inclusive aún y se que necesita una madre, pero en estos momentos no me encuentro capacitado para una relación ya que quiero dedicarme a mi hija.
Ximena no se quedó a esperar lo que tenía para decirle si no más bien se encerró en su habitación y me dejo pensando en sus palabras. En como mi hija de cinco años tenía razón.
Solté un largo suspiro y me dedique en caminar por el pasillo hasta bajar las escaleras y llegar a la enorme sala en donde Vel se encontraba y al ver que llegue al lugar en donde estaba sus ojos dieron a los míos.
—¿Escuchaste eso? ——pregunté haciendo énfasis en lo que acababa de pasar con Ximena.
—¿Quiere que le diga si la pequeña tiene razón?
Negué con la cabeza, claro que sabía que mi princesa tenía razón y no necesitaba que me lo dejaran en claro.
Unas pisadas se hicieron presentes en las escaleras y al voltearme Vel y yo nos topamos con Marcel quien ya estaba lista con su maleta. Desvié la mirada porque ella estaba sollozando y no era para menos, acababa de perder su trabajo, pero no era mi culpa ya que yo había dejado las reglas claras desde el primer día.
—Ya estoy lista señor.
—Le daré tu recomendación a mis compañeros de trabajo y te seguiré pagando hasta que tengas un nuevo trabajo —dije sin mirarla. —David está esperando por ti y te llevara a casa.
—Que te vaya bien Marcel —dijo la señora Vel desde la cocina.
—Gracias a usted también.
—Buena suerte —agregué dándole la cara a Marcel y pude ver que sus ojos estaban un poco hinchados y apagados.
—Gracias —dijo y luego empezó a caminar hasta el ascensor para llegar a los estacionamientos en donde David, mi chofer estaba esperando por ella.
Las puertas del ascensor se abrieron y luego pude ver como ella desapareció en él y las puertas se volvieron a cerrar dejándonos a Vel y a mí solos en el enorme pent-house,
—¿Quiere algo de comer señor? —preguntó.
—No, iré a solicitar una nueva chica con más responsabilidad para el trabajo.
La señora Vel solo asintió y yo me dediqué en subir las escaleras, llegué a la habitación en donde estaba mi oficina de casa, encendí el portátil y de inmediato accedí a la página donde conseguía a las chicas para el puesto de trabajo. En esta ocasión no aparecían hojas de vida nuevas ni ninguna sugerencia y solo pensé en que las chicas que había despedido quizás estaban hablando mal de mí y por eso ahora ninguna quería acceder a trabajar para mí.
Solté un suspiro y actualicé la página más de tres veces para ver si era algún error de internet o la plataforma y seguía en lo mismo.
—Cero. No puedo creer que nadie quiera trabajar para mí —dije a la nada.
Decidí levantarme de la silla giratoria e ir a la habitación de Ximena cuando el sonido de una notificación en mi correo electrónico se hizo presente, regresé al portátil para ver de qué se trataba y el nombre del asunto me lo dijo todo.
Asunto: Quiero una entrevista.
Inmediatamente abrí el correo y me dediqué en leerlo.
Para: Paul White.
De: Dalana Petsh.
Buenas tardes, señor Paul White, en este correo le dejo saber que estoy en busca de un empleo y he recibido una recomendación de su pent-house para el trabajo. Actualmente estoy desempleada y dejare a su disposición si quiere hacerme una entrevista de trabajo y conocerme ya que estoy segura de que no querrá meter a nadie en su lugar de trabajo sin conocerlo.
Estoy disponible todos los días y a cualquier hora, puede responderme a este correo y cuadramos la entrevista.
Atentamente: Dalana Petsh.
La forma en la cual la chica hablaba solo me dio confianza ya que ninguna mujer con las que había trabajado me había escrito o inclusive programado que les hiciera una entrevista. Releí el mensaje dos veces más y decidí responder al correo.
Para: Dalana Petsh.
De: Paul White.
Buenas tardes, he leído su correo y he quedado impresionado con el dominio de sus palabras y su seguridad. Esta cordialmente invitada a una pequeña entrevista en mi pent-house para así conocerla mejor y ver que tan capaz es de sorprenderme y quedarse con el puesto de trabajo que actualmente está libre.
Puede pasar el día de mañana a eso de las nueve de la mañana a la dirección que le enviare a continuación.
Atentamente: Paul White.
Llevé mis manos a la parte trasera de mi cabeza y releí el mensaje antes de enviarlo y en ese momento me di cuenta de que la chica no tenía foto en su correo por lo tanto no podía ver cómo era.
Solo esperaba que esta chica fuera capaz de seguir al pie de la letra las tres reglas que tenía para el puesto de trabajo: nada de meterse en mis asuntos, no encariñarse conmigo y nada de atracción, sexo o algún vínculo que pueda resultar incómodo para ambos porque si rompía alguna de las reglas le pasaría como a las antiguas chicas y como ejemplo teníamos lo que acababa de pasar Marcel.
Apague el portátil y decidí ir a la habitación de Ximena para hablar con ella y hacer que olvidara lo que había ocurrido hace minutos con Marcel ya que no quería que mi pequeña me odiara o algo por el estilo ya que técnicamente solo me tenía a mí.
Paul.Era el día siguiente y tenía que decir que una parte de mí estaba ansiosa por aquella dichosa entrevista a la chica de hoy. Nunca me pasaba esto, pero tan solo releer el correo de esa chica la noche de ayer una y otra vez me recordaba que debía de imponer en la mañana de hoy para no quedar como un tonto frente a esa chica.Bajé las escaleras y lo primero que me encontré en la enorme sala del pent-house fue a mi pequeña jugando con sus muñecas.—Buenos días princesa —dije en su dirección.Sus maravillosos ojos verdes claramente heredados de su madre dieron a los míos y luego mostró una sonrisa, aunque no con sus dientes lo cual me decía que me estaba saludando por cortesía y no porque quería.—Buenos días, señor Paul —agregó la señora Vel desde la cocina. —¿Gusta una taza de café?—Sí por favor —respondí. —Estaré en mi oficina, una chica llegara a las nueve para la entrevista dirígela a mi oficina en cuanto llegué.La señora Vel asintió y se dispuso en preparar mi taza de café co
Dalana.Me caracterizaba una mujer fuerte, valiente y con mucha autoestima cuando se trataba de esas ofertas de trabajo por internet ya que siempre escuchaba que algunas chicas no querían asistir a las entrevistas porque no se sentían seguras de sí mismas, siempre tenían en mente que no obtendrían el trabajo por falta de belleza, educación o cualquiera de estas costumbres que hoy en día nosotros mismos nos hacíamos.Cuando llegué al pent-house de Paul creí que me toparía con un ogro con ganas de aniquilar a cualquiera por la frialdad de su correo, pero fue todo lo contrario ya que al escuchar su voz, su precisión e inclusive lo poco que me contó sobre su esposa me hizo sentir que estaba hablando con un buen hombre y no con alguien con un poder abusador.No podía negar que aquel hombre frente a mí era un Adonis o inclusive podía decir cualquier otro apodo espectacular para describir a este hombre porque era extremadamente guapo y no era que nunca había visto un hombre como él, pero par
Paul.Tenía muchas cosas que decir de Dalana y ahora que la conocí un poco más podía decir que el aura que llevaba con ella no era como realmente era. Una parte de mí creyó que no aceptaría el trabajo después de exponerle mis reglas y que necesitaba que técnicamente se mudara al pent-house, pero resulto ser todo lo contrario porque si lo acepto y me había quitado un buen peso de encima al saber que ahora la tenía conmigo y no tenía que preocuparme por esperar que alguna otra chica quisiera el trabajo.—David puede llevarte a tu departamento a buscar tus cosas necesarias hasta el fin de semana —dije en su dirección.—Está bien. ¿Me dijiste que no tienes problemas en que trajera a mi gato?Inmediatamente los ojos de Ximena dieron a Dalana y en menos de un minuto estaba frente a ella saltando de felicidad.—¿Tienes un gato? Yo quiero un gato, pero papi no me deja tener uno y tú tienes uno, quiero verlo ¿Puedo jugar con él? Di que sí, di que sí —no había tomado ni siquiera aire para hacer
Dalana.De camino a mi departamento no dejaba de pensar en que podía ser una locura mudarme a casa de un hombre que no conocía de nada y sobre todo con una pequeña que necesitaba muchos cuidados, aunque técnicamente él no me había mencionado que tenía que hacerme cargo de ella o algo por el estilo lo cual a mi parecer estaba bien ya que el anuncio que vi en internet solo decía que se necesitaba una ama de casa.—¿Usted tiene mucho tiempo de trabajar para Paul? —pregunté al señor David que se encontraba con su mirada en la carretera.—Desde que su esposa falleció.Al momento en que me dio esa respuesta me sentí un poco mal ya que debió de ser muy duro para él perder a su esposa y con su hija muy pequeña. Me preguntaba como habría hecho para tener todos los cuidados de una recién nacida.—¿Ha trabajado de ama de casa anteriormente? —preguntó el señor David.—No, es primera vez.Pude ver cuando sus ojos dieron a los míos mediante el retrovisor y mostró una sonrisa de lado antes de hablar
Paul.Lo primero que hice al llegar a la empresa fue quitarme el saco ya que me estaba empezando a estorbar, algunos de mis empleados se dirigieron a mí con un buenos días jefe y yo respondí de la misma manera.—Hombre por fin llegas pensé que tendría que escuchar toda la reunión y tomar apuntes para poner explicarte después —dijo Henry llegando a mi lado.Henry era mi mejor amigo desde que tenía uso de razón, inclusive creo que desde que ambos naciéramos nuestras madres ya sabían que íbamos a ser buenos amigos.—Tuve que hacer una entrevista de trabajo en mi pent-house antes de llegar aquí y se me fue el tiempo volando y...—¿Qué paso con Marcel? —preguntó. —No me digas que ya la despediste Paul.No quise responder a eso si no que más bien me adentré a mi oficina y di un pequeño salto en cuanto abrí la puerta ya que en la silla de mi escritorio se encontraba Jessica con ese hermoso cabello rojizo en una coleta alta.—Creo que estoy sobrando aquí, nos vemos en tres minutos en la reunió
Dalana.—¡Ximena ha llegado tu padre! —se escuchó la voz de la señora Vel desde el pasillo.Ximena estaba por levantarse del suelo cuando la puerta de mi habitación termino por abrirse y ahí frente a nosotras se encontraba Paul junto a una pelirroja de espectáculo.—Princesa he vuelto —saludo Paul a la pequeña.—Papá Dalana va a casarse contigo —fue lo que respondió Ximena.En cuanto la pequeña soltó esas palabras de inmediato dirigí mi mirada ella porque si hubiera sabido que eso iba a salir de sus labios quizás hubiera hasta recurrido a tapar su boca, pero claro no era adivina y no sabía que haría algo como tal.Los ojos de Paul dieron a los míos y mostró una sonrisa un poco incomoda y antes de que abriera la boca para darle una respuesta o quizás un regaño a su hija la voz de la pelirroja tras de él se hizo presente llamando la atención de todos en aquella habitación.—Ay Ximena, que cosas dices —soltó una risita la chica y camino hasta la pequeña para agacharse a su altura. —Tu pa
Paul.—¡No me toques! —gritó Jessica en cuando la tomé del brazo y salimos de la habitación de Dalana.Literalmente todo esto se me salió de las manos en cuanto Jessica hizo ese comentario y luego la respuesta de Dalana, todo paso en tan solo minutos que no tuve idea de que hacer o decir.—Ve a mi habitación y espérame ahí —dije con tono firme.Jessica soltó una risita y negó con la cabeza.—¿Enserio vas a entrar a su habitación y hablar con ella cuando deberías estar consolándome a mí? —preguntó.—A la habitación —ordené y ella no tuvo de otra que hacer lo que le pedí.Solté un suspiro y giré nuevamente la perilla de la puerta de Dalana y lo primero que vi es que se encontraba en su cama con su mirada en la pared frente a ella. En ese momento me pregunté que estaría pasando por su cabeza ojalá no se tratara de abandonar el trabajo porque realmente la quería aquí.Sus ojos dieron a los míos y antes de que yo fuera el primero en hablar ella lo hizo.—Lo siento, me deje llevar por la ir
Dalana.—¡Dalana! —gritó Ximena en cuanto llegué al enorme comedor que tenían con sus cubiertos, platos y una comida que se veía muy deliciosa desde mi posición.Paul camino hasta una de las sillas y cuando pensé que esa silla era para él resulto todo lo contrario ya que la abrió y me mostró una sonrisa que de igual manera le devolví.—Muchas gracias —dije como muestra de agradecimiento.—Quiero sentarme alado de Dalana —soltó Ximena y Paul abrió la silla a mi lado para ella.En la mesa nos encontrábamos todos los que por ahora conocía de este pent-house; como era la señora Vel la cual era la encargada de la cocina, el señor Rot el que era el jardinero y David el chofer y no olvidemos a Paul y Ximena.—Cariño… —habló Paul llamando la atención de Ximena. —Recuerda que antes de comer damos las gracias.Ella asintió y unió sus manitas, cerró sus ojos así que copie la acción y en menos de unos segundos escuche la voz de Paul iniciando la oración.Se me hacía algo extraño ya que nunca en m