MíaNo puedo evitar sonreír mientras pienso en Alexander. Últimamente, las cosas entre nosotros han cambiado, y aunque es sutil, lo noto en cada pequeño gesto. La manera en que me mira, cómo se preocupa por mí... hay algo diferente, algo que me hace sentir especial. Nunca antes me había sentido así, tan conectada con alguien.Esta mañana, cuando llegué a la oficina, él ya estaba allí, esperándome con un café en la mano. —Buenos días, Mía —dijo, con esa voz suave que siempre logra calmar mis nervios.—Buenos días, Alexander —respondí, tomando el café que me ofrecía. Sabía exactamente cómo me gusta, con solo un toque de azúcar, y me pregunté si eso era algo que él había notado desde hace tiempo o si era un detalle que había empezado a observar ahora que estábamos más cerca.Nos sentamos en su despacho, revisando algunas cosas de trabajo. La conversación fluía de manera natural, pero había algo más en el aire, una tensión suave y casi imperceptible. De vez en cuando, nuestras miradas se
Era una mañana que comenzó como cualquier otra. El murmullo constante de las teclas del teclado y el suave zumbido de las impresoras llenaban la oficina, creando una rutina casi reconfortante para Mía. Revisaba los correos del día, su mente parcialmente distraída, con pensamientos vagos sobre la extraña situación que había vivido los últimos días. Lo que antes era una vida normal, ahora estaba teñida por secretos oscuros, vampiros y un jefe que le aceleraba el corazón de una forma que nunca había experimentado.Pero ese día, algo se sentía diferente. Un aire de tensión invisible impregnaba la oficina. El equipo parecía más serio, más distante. Algo andaba mal, pero Mía no sabía qué era. Mientras intentaba concentrarse en su pantalla, la puerta de la oficina de Alexander se abrió de golpe, interrumpiendo cualquier otro pensamiento.Julián salió como un vendaval, sus pasos fuertes y decididos resonando contra el suelo. Su mirada estaba oscurecida por una mezcla de ira y desprecio. Mía al
En el corazón de la bulliciosa ciudad, la empresa de telecomunicaciones más poderosa del mundo, NightTech, se erguía como un titán. Fundada en 1876 por el enigmático Alexander Drake, quien había permanecido en el anonimato durante siglos, la empresa había revolucionado la industria con sus innovaciones. Nadie sabía que Alexander era un vampiro milenario, cuyas habilidades sobrenaturales le habían permitido construir un imperio.Mia Collins, una secretaria eficiente y ambiciosa, llevaba tres años trabajando en NightTech. Siempre había considerado a Alexander un jefe exigente, distante y frío, pero nunca se imaginó la verdad sobre él. A pesar de sus diferencias, Mia admiraba su inteligencia y su capacidad para liderar la empresa con mano firme.Un día, Mia estaba trabajando en un informe crucial cuando Alexander irrumpió en su oficina con una mirada de acero.—Collins, necesito esos documentos en mi despacho en cinco minutos —ordenó con su voz profunda y autoritaria.—Sí, señor Drake —r
La oficina de NightTech estaba en plena actividad, pero Mia Collins no podía evitar centrarse en Mark, el empleado que había comenzado a sospechar la semana pasada. Mientras organizaba sus papeles y respondía correos, sus ojos se desviaban continuamente hacia Mark, quien parecía estar más nervioso de lo habitual. Mia se esforzaba por mantener su comportamiento normal, pero su mente estaba en alerta máxima.Mark era un técnico de nivel medio en la empresa, responsable de la seguridad de los sistemas. Había trabajado en NightTech durante casi cinco años, y aunque siempre había sido reservado, últimamente su comportamiento parecía más sospechoso. Mia lo observaba de reojo mientras él se movía por la oficina, notando pequeños gestos de inquietud: el constante mirar por encima del hombro, la manera en que cerraba rápidamente las ventanas en su computadora cuando alguien se acercaba, y la frecuencia con la que salía al pasillo para tomar llamadas en privado.Una tarde, mientras Mark estaba
Mia llegó a la oficina a la 1 pm, después de una mañana llena de pensamientos y sentimientos confusos. La noche anterior con Alexander había sido reveladora en más de un sentido, y aunque sabía que sus sentimientos eran reales, no podía evitar preguntarse si todo esto era una fantasía. ¿Estaba realmente enamorada de su jefe vampiro, o era solo una atracción pasajera alimentada por la emoción de la misión y el misterio que rodeaba a Alexander?Al entrar en la oficina, notó que algunos de sus compañeros de trabajo la miraban de manera extraña, susurrando entre ellos. Decidió ignorar los murmullos y se dirigió a su escritorio, intentando concentrarse en el trabajo. Sin embargo, los rumores seguían flotando en el aire, y era imposible no escuchar fragmentos de conversaciones.—¿Has visto cómo llega tarde y nadie le dice nada? —murmuró una de las secretarias.—Sí, debe tener alguna clase de trato especial con el jefe —respondió otra.Mia sintió un nudo formarse en su estómago. Sabía que la
El día siguiente en la oficina transcurrió sin incidentes notables. Mia se sumergió en su trabajo, tratando de mantener su mente ocupada y alejada de los pensamientos sobre Alexander y la confrontación con Alice. Sin embargo, no podía evitar que sus pensamientos volvieran a él, especialmente cuando notaba su presencia cerca.A medida que se acercaba la hora del almuerzo, Mia decidió tomarse un breve descanso y salió a tomar aire fresco. Estaba parada en la pequeña terraza de la oficina, disfrutando del sol, cuando escuchó pasos detrás de ella. Se giró y vio a Alexander acercándose, con una expresión indecisa en su rostro.—Hola, Mia —dijo Alexander, su voz sonando un poco tensa.—Hola, Alexander. ¿Todo bien? —respondió Mia, tratando de ocultar la pequeña oleada de nerviosismo que sentía.Alexander asintió, pero parecía estar luchando por encontrar las palabras correctas. Finalmente, después de unos momentos de incómodo silencio, tomó aire y habló.—Mia, estaba pensando... bueno, querí
Mía se despertó con una extraña sensación de incomodidad. Abrió los ojos lentamente, ajustándose a la luz de la mañana que se filtraba por las cortinas. Pero su sensación de inquietud se transformó rápidamente en miedo cuando vio una figura oscura a los pies de su cama. Julián, el mejor amigo de Alexander, estaba allí, mirándola fijamente con una expresión de odio puro.—¿Qué haces aquí? —preguntó Mía, su voz temblorosa y llena de alarma.Julián dio un paso adelante, su presencia amenazante llenando la habitación.—Te lo advierto, Mía. Mantente alejada de Alexander. No eres más que una sangre sucia, y si te atreves a amarlo, pagarás con tu vida —dijo, su voz baja y peligrosa.Mía sintió que su corazón se aceleraba. El miedo y la confusión la invadieron. ¿Por qué Julián la odiaba tanto? ¿Por qué estaba tan decidido a mantenerla alejada de Alexander?—No entiendo... ¿por qué estás haciendo esto? —preguntó, tratando de mantener la calma.Julián se inclinó hacia ella, sus ojos brillando c
⸻Mía, vine a verte unos minutos para saber que estas bien, pero tendré que ir a ver el concilio, me han citado para hablar sobre tu caso. Julián no guarda secretos ⸻Dijo Alexander apenas tumbándose en el sofá.Alexander estaba sentado en el sofá del apartamento de Mía, la luz de la lámpara de pie creaba sombras suaves en sus rasgos afilados. Mía se sentó frente a él, con una mezcla de curiosidad y nerviosismo. Había tantas preguntas en su mente, tantas dudas que necesitaban respuestas. Y una de ellas era sobre el Concilio.⸻Alexander, ⸻comenzó Mía, con un tono serio, ⸻¿puedes explicarme qué es exactamente el Concilio? Todo esto es tan nuevo para mí, y necesito entenderlo mejor.Alexander asintió lentamente, tomando un momento para reunir sus pensamientos.⸻El Concilio, ⸻comenzó, ⸻es la autoridad suprema entre los vampiros. Es una organización milenaria que se encarga de mantener el orden y las leyes en nuestra sociedad. Está compuesto por los vampiros más antiguos y poderosos, aquello