Tres de los siete edificios estaban en llamas, las personas corrían de un lado a otro mientras unas camionetas blindadas llegaban sin parar y hombres uniformados bajaban armados hasta los dientes. El sonido de disparos junto con los gritos llenó el campo y la pelea comenzó. -¿Qué está pasando?—preguntó Marcus alarmado. Craig no contestó, seguía mirando el perímetro buscando una manera de llegar a los vehículos para salir de ahí lo más pronto posible, pero sus posibilidades de huir disminuyeron cuando al menos cinco lobos enormes aparecieron. Los reclutas peleaban y ponían en práctica su entrenamiento. Ambos bandos se enfrentaban con armas, garras y dientes luchando sin parar por sus vidas. Pero un cuarto edificio estalló encendiéndose inmediatamente y Craig supo que así, es como se veía la guerra. -Escúchame bien—dijo llamando la atención de Marcus—Vamos a tener que atravesar todo eso si queremos llegar hasta el estacionamiento para dar la orden de retirada. No importa lo que pase,
Hace aproximadamente 5 años que había empezado la rebelión de los betas y por consecuencia, los rumores de una guerra que con cada día que pasaba se hacía más que presente. Cuando todo esto comenzó, poca gente opto por unirse al ejército, Craig Elsher no fue uno de ellos.Con su experiencia militar y un padre conocido como uno de los mejores generales y héroe de guerra, Craig no planeaba quedarse sin hacer nada. Aunque claro, con todo lo antes mencionado no es como que tuviera opción.Desde los 6 hasta los 18 años, su educación fue impartida en escuelas militarizadas, haciendo de Craig un hombre duro, de mirada seria y penetrante. Su postura erguida y pasos firmes eran reconocidos en toda la base militar por la que caminaba, todos sabían que era el alfa más fuerte de la base y el segundo al mando de ese lugar. El primero claro, era su padre; al cual iba a ver en ese
Nuestro nuevo general se encontraba en su nueva oficina leyendo los expedientes de sus reclutas tal y como su padre le había ordenado. Había de todo un poco, la mayoría eran alfas, el resto se dividía entre betas y omegas.Aunque parezca curioso, había ciertos betas que no estaban de acuerdo con la rebelión. Para ellos, no debería de haber una casta superior, ni los alfas deberían someter a otros ni los betas. Por eso decían que estar del lado contrario, era una manera de decir que todos eran iguales y nadie estaba por encima de nadie.Aún no era medio día, hasta el momento todo estaba tranquilo, hasta que…-¿Dónde está mi general favorito?Una voz alegre y bastante alta inundó de repente la tranquilidad de su oficina. Craig soltó un suspiro de frustración y alejó su mirada de los papeles para mirar a su molesto amigo.
Dos horas después, todo había vuelto a estar tranquilo. Bueno, no exactamente. Había bastantes heridos, pero afortunadamente, nadie se encontraba entre la vida y la muerte.Al parecer, la emboscada consistía en eliminar a los nuevos reclutas, las marcas de balas en las camionetas y el hecho de que desaparecieron 5 de las 20 camionetas enviadas, solo indicaba que había sido planeado con antelación. La pregunta era ¿cómo es que lo sabían? ¿Quién les dijo a los betas que precisamente ese día llegarían los reclutas? ¿Sera que hay algún traidor en sus filas?Se supone que eso es lo que Craig debería estar investigando, pero en vez de eso seguía sentado en el mismo lugar, en la misma silla, junto a la misma persona.Después de que Marcus estuvo estable, Eliza se fue a atender sus responsabilidades como doctora. Craig tambi&eac
Marcus estuvo toda la noche en la enfermería, su herida se estaba curando más rápido de lo previsto, lo cual era bueno. Bastante inusual, pero bueno a fin de cuentas. Antes de irse a dormir, una doctora pasó a verlo para explicarle lo que había pasado con él.-Hola, mi nombre es Eliza, yo te atendí cuando llegaste aquí.Su sonrisa y su voz eran bastante agradables, Marcus le devolvió la sonrisa y Eliza quedo casi rendida a sus encantos. Casi, pues tenía novio.-Muchas gracias por haber cuidado de mí, espero no haber interferido con el cuidado de otros pacientes.Eliza soltó una pequeña risa, era la primera vez que uno de sus pacientes se disculpaba con ella en lugar de solo darle las gracias. Eliza supo al instante que este chico era todo un caballero.-No te preocupes, aunque no solo debes de agradecerme a mí. De no ser porque el General decidió
Marcus estaba en el comedor junto con todos los reclutas. Era bastante curioso como todos se hablaban como si se conocieran y que a pesar de la situación nadie había mencionado nada sobre el acontecimiento de ayer.En el camino a su mesa, escuchó como algunos hablaban de su escuela, un trabajo, chicas y uno que otro chico.Pero la única razón por la que estaba tan atento a las conversaciones ajenas, era porque quería concentrarse en algo más que en el hecho de que le había coqueteado a Craig. ¿Cómo es que pudo ser capaz de hacer algo así? ¿Desde cuándo era tan desvergonzado? Eso había pasado hace menos de una hora y la duda sobre cómo es que eso llegó a pasar lo acompañaría más tiempo del que pensó.Él no era así, jamás le había coqueteado a nadie en su vida, normalmente era al revés.<
CraigDesde ayer he intentado descifrar que hacia tan especial a Marcus. Desde que lo vi la primera vez, fue como si mis ojos no pudieran ver a nadie más. Cuando entré al comedor, lo busqué inmediatamente, sabía que estaba por ahí, podía sentirlo. Fue gratificante encontrarlo, y más aún cuando vi como sus mejillas se encendieron al momento en que nuestros ojos se encontraron. Después de eso, tuve la sensación de que no importaba donde estuviera, iba a encontrarlo.Tampoco había podido dejar de pensar en lo de esta mañana. ¿Acaso Marcus me coqueteó? No, eso no era posible. Aunque, si lo pensaba bien, la idea no era tan descabellada, ni desagradable.Iba tan sumido en mis pensamientos, que solo volví a la realidad cuando mi cara choco con la puerta de la entrada.-¡Mierda!—sí, dolió.Entre a las oficinas y
Normalmente disfruto lo que hago, pero desde la visita de Ann el estrés y la preocupación de lo que debía hacer no me dejaron dormir.Tuve que hablar con mis amigos al respecto, como los encargados de este lugar y los reclutas, tenemos que saber a qué nos enfrentamos. Todos reaccionaron de diferente manera, pero con la misma seriedad y determinación a dar lo mejor de todos para ganar esta guerra; incluso Garret se puso serio por un momento.Claro que eso fue solo ayer, ahora, mientras intentaba conversar con Takeo sobre cómo mejorar el entrenamiento, Garret no cerraba la boca.-Garret, ¿podrías callarte solo un momento? Estamos intentando resolver un problema aquí.Una vez más, no le tomo importancia a lo que dije.-Si lo que quieres es silencio, deberías irte a ese comedor privado que tu padre hizo para nosotros—dijo sin considerar mi idea de cerrar la boca.