Un mes.Un mes desde que Craig se había ido.¿Cuánto tiempo más tendría Marcus que esperar para que Craig regresara? Su cuerpo ya no lo soportaba, se celo había pasado hace una semana y se sintió como el mismísimo infierno sin él.Ya era el fin de otro día, el entrenamiento había llegado a su fin. Sus compañeros lo habían invitado a cenar pero él seguía sin poder probar bocado. Era el colmo.-¿A dónde vas? Conocía esa voz demandante. No tenía ganas de discutir con Eric, ni siquiera volteó a verlo cuando pasó por delante de él. Escuchaba sus pasos siguiéndolo así que aumentó la velocidad hasta que vio un carro estacionado al frente de las oficinas de la base. Se notaba que era un auto lujoso, pero no recordaba haberlo visto.Y si… ¿Y si era Craig?Comenzó a correr en dirección a ese lugar hasta que diviso a tres personas. Los conocía: eran Eliza, Garret y Ann.¿Qué estaba haciendo ella ahí?-Déjame pasar. ¡Quiero hablar con Craig!—gritó desesperada.-Ya te dije
Y así, mientras unos se dejaban llevar por el odio y el rencor, Craig y Marcus se amaron sin pausas por las siguientes dos semanas.Los primeros días eran felicidad pura, los demás, se sintieron como el paraíso mismo.Marcus despertó una vez más al lado de Craig, desnudos y abrazados, con un ligero adormecimiento en su zona pélvica, pero inclusive ese “dolor” lo hacía feliz. Craig lo hacía inmensamente feliz.-Buenos días—dijo Marcus como tomas las mañanas.-Buenos días—le respondió Craig apretándolo más a sí mismo. Lo único malo de sus mañanas, era cuando Craig terminaba por levantarse para ir a correr. Pero cuando volvía, lo despertaba con un sinfín de besos por toda su cara. Y si se daba la ocasión de que Craig llegara cuando Marcus tomaba un baño, simplemente se le unía y le daba el mejor mañanero de su vida. Lo curioso, es que Marcus siempre pensaba en ese término, no importaba cuantas mañanas sucediera.Pero ese día en especial, había algo diferente. Mientras Marcus tomaba su b
¿Qué se supone que debía sentir? ¿Miedo? ¿Enojo? ¿Felicidad?Quizás, era un poco de todo.Una parte de su corazón estaba inmensamente feliz, porque tenía que admitirlo, por supuesto que se había imaginado teniendo una familia con Craig. Las fantasías sobre el momento en que decidieran tener hijos habían aparecido en su mente desde que comenzaron a hablar sobre vivir juntos. Pero no era así como quería que pasaran las cosas.Estaban en medio de una guerra, no era el momento para traer hijos al mundo.-Marcus, ¿qué tienes?La voz de Craig lo hizo levantar la vista del libro que supuestamente leía para pasar el tiempo.Estaban en la oficina de Craig, eran alrededor de las once de la noche y Craig seguía trabajando. Marcus había insistido en hacerle compañía y decidió matar un poco el tiempo pretendiendo que leía, pero solo intentaba encontrar las palabras correctas para darle a Craig la noticia de que iba a darle un hijo.-Craig, ¿podemos hablar?Inmediatamente Craig se levantó de su sil
Tres de los siete edificios estaban en llamas, las personas corrían de un lado a otro mientras unas camionetas blindadas llegaban sin parar y hombres uniformados bajaban armados hasta los dientes. El sonido de disparos junto con los gritos llenó el campo y la pelea comenzó. -¿Qué está pasando?—preguntó Marcus alarmado. Craig no contestó, seguía mirando el perímetro buscando una manera de llegar a los vehículos para salir de ahí lo más pronto posible, pero sus posibilidades de huir disminuyeron cuando al menos cinco lobos enormes aparecieron. Los reclutas peleaban y ponían en práctica su entrenamiento. Ambos bandos se enfrentaban con armas, garras y dientes luchando sin parar por sus vidas. Pero un cuarto edificio estalló encendiéndose inmediatamente y Craig supo que así, es como se veía la guerra. -Escúchame bien—dijo llamando la atención de Marcus—Vamos a tener que atravesar todo eso si queremos llegar hasta el estacionamiento para dar la orden de retirada. No importa lo que pase,
Hace aproximadamente 5 años que había empezado la rebelión de los betas y por consecuencia, los rumores de una guerra que con cada día que pasaba se hacía más que presente. Cuando todo esto comenzó, poca gente opto por unirse al ejército, Craig Elsher no fue uno de ellos.Con su experiencia militar y un padre conocido como uno de los mejores generales y héroe de guerra, Craig no planeaba quedarse sin hacer nada. Aunque claro, con todo lo antes mencionado no es como que tuviera opción.Desde los 6 hasta los 18 años, su educación fue impartida en escuelas militarizadas, haciendo de Craig un hombre duro, de mirada seria y penetrante. Su postura erguida y pasos firmes eran reconocidos en toda la base militar por la que caminaba, todos sabían que era el alfa más fuerte de la base y el segundo al mando de ese lugar. El primero claro, era su padre; al cual iba a ver en ese
Nuestro nuevo general se encontraba en su nueva oficina leyendo los expedientes de sus reclutas tal y como su padre le había ordenado. Había de todo un poco, la mayoría eran alfas, el resto se dividía entre betas y omegas.Aunque parezca curioso, había ciertos betas que no estaban de acuerdo con la rebelión. Para ellos, no debería de haber una casta superior, ni los alfas deberían someter a otros ni los betas. Por eso decían que estar del lado contrario, era una manera de decir que todos eran iguales y nadie estaba por encima de nadie.Aún no era medio día, hasta el momento todo estaba tranquilo, hasta que…-¿Dónde está mi general favorito?Una voz alegre y bastante alta inundó de repente la tranquilidad de su oficina. Craig soltó un suspiro de frustración y alejó su mirada de los papeles para mirar a su molesto amigo.
Dos horas después, todo había vuelto a estar tranquilo. Bueno, no exactamente. Había bastantes heridos, pero afortunadamente, nadie se encontraba entre la vida y la muerte.Al parecer, la emboscada consistía en eliminar a los nuevos reclutas, las marcas de balas en las camionetas y el hecho de que desaparecieron 5 de las 20 camionetas enviadas, solo indicaba que había sido planeado con antelación. La pregunta era ¿cómo es que lo sabían? ¿Quién les dijo a los betas que precisamente ese día llegarían los reclutas? ¿Sera que hay algún traidor en sus filas?Se supone que eso es lo que Craig debería estar investigando, pero en vez de eso seguía sentado en el mismo lugar, en la misma silla, junto a la misma persona.Después de que Marcus estuvo estable, Eliza se fue a atender sus responsabilidades como doctora. Craig tambi&eac
Marcus estuvo toda la noche en la enfermería, su herida se estaba curando más rápido de lo previsto, lo cual era bueno. Bastante inusual, pero bueno a fin de cuentas. Antes de irse a dormir, una doctora pasó a verlo para explicarle lo que había pasado con él.-Hola, mi nombre es Eliza, yo te atendí cuando llegaste aquí.Su sonrisa y su voz eran bastante agradables, Marcus le devolvió la sonrisa y Eliza quedo casi rendida a sus encantos. Casi, pues tenía novio.-Muchas gracias por haber cuidado de mí, espero no haber interferido con el cuidado de otros pacientes.Eliza soltó una pequeña risa, era la primera vez que uno de sus pacientes se disculpaba con ella en lugar de solo darle las gracias. Eliza supo al instante que este chico era todo un caballero.-No te preocupes, aunque no solo debes de agradecerme a mí. De no ser porque el General decidió