Gael
-Déjame terminar de entender... ¿Por qué diablos tú también saltaste a la piscina?
-Ya te lo dije. Me pidió que no la soltara -contesté mientras pasaba las manos por mi cabello, terminando de sacar el agua.
Thomas me observaba con aire divertido en su mirada, recostado a la puerta de uno de los cubículos del baño de chicos. Apoyé las manos en el lavamanos, riendo y sacudiendo la cabeza. Nunca imaginé que hubiera una chica capaz de abofetearme; no es que fuera masoquista, pero me había gustado.
-Y ahora, pasarás todo el día estilando agua solo porque la chica nueva te pidió que no la soltaras -negó con la cabeza, cruzando los brazos a la altura de su pecho. Puse los ojos en blanco, Thomas muchas veces podía fastidiar aún más que cualquiera de las chicas con las que suelo pasar un buen rato.
-No. Si no aparece alguien en el próximo minuto, tú me darás tu ropa -me limité a decir, dándome la vuelta y apuntándolo con mi dedo índice.
-No. No lo haré.
-Thomas, los dos sabemos que lo harás -dije sonriendo.
Elevé mi muñeca derecha a la altura de mis ojos, viendo fijamente las manecillas del reloj. Thomas trató de dar unos pasos hacia la puerta en un pobre intento de escape, pero estiré mi otra mano agarrando el gorro que tenía su camiseta.
-Cinco, cuatro -comencé con la cuenta regresiva. Thomas trató de soltarse, sin ninguna oportunidad de lograrlo-. Tres, dos -la puerta se abrió, y Henry, uno de los ratones de biblioteca de cuarto año, entró de prisa, cerrando la puerta detrás de él. Solté a Thomas quien se relajó enseguida y sonreí abiertamente.
-¡Henry, mi buen amigo! -le di una palmada en la espalda cuando pasó junto a mí, el tipo se detuvo y me miró sobre su hombro con el ceño fruncido.
-Soy Andy... y no soy tu amigo.
-Es lo mismo -me encogí de hombros.
-Ni si quiera se asemeja.
-Como sea -dije. Abrí la puerta de uno de los cubículos y lo empujé dentro-. Ahora quítate la ropa y tírala por arriba.
-¡No voy hacer eso! -gritó después de que cerré la puerta.
-Claro que lo harás -reí, dándole unos golpecitos a la puerta con mis dedos-. Quieres que sea bueno contigo, ¿No es así?
La campana sonó a lo lejos. ¡Grandioso! llegaría tarde a música. A pesar de ser el inicio del año escolar, ya tenía la clara advertencia de que si volvía a llegar a casa con una mala calificación a como el año anterior, era tiempo de que me despidiera de mi auto por al menos un mes.
-Date prisa, Henry. No quiero llegar tarde a clases.
-Es Andy -dijo el chico, tirando la camiseta sobre la puerta.
-Eres un desgraciado -me voltee hacia Thomas, quien me observaba con el ceño fruncido.
-Y tú pareces una novia en vez de mi mejor amigo -contesté, mientras me sacaba la camiseta y se la lanzaba a Andy.
La ropa de Andy me quedaba un poco ajustada, pues el chico era más delgado que yo, pero aun así no me veía nada mal, además de que no estaría mojado todo el día; pero bueno... ¿Había algo que luciera mal en mí de todos modos?
Andy salió del baño, luciendo molesto por ahora estar mojado.
-Enorgullécete de llevar mi ropa -alargué, tratando de no reírme-. Aunque se ve mejor en mí.
Tomé mi mochila y la guindé sobre mi hombro derecho.
-Recuerda entregarla lavada -dije antes de abrir la puerta y salir al pasillo.
Fanny
Si no quería llamar la atención, había fracasado en el intento. ¿Quién no observaba ahora a la chica que iba a cada lección con su ropa empapada? No dejaba de temblar, si tan solo no quisiera conseguir créditos suficientes para entrar a una buena universidad, me hubiese ido a casa.
-Sabes, leí un libro donde una chica se vengaba de sus enemigos de una forma muy creativa -dijo Sky, caminando a mi lado cuando íbamos para clases de música-. ¡Imaginas dejar peces como su sello personal!
-No voy a prestarme a su juego. Lo siento -contesté secamente-. ¿Por qué no has ido a las otras lecciones? -pregunté, para olvidar el tema de las venganzas.
-He tenido cosas más importantes que hacer -contestó arrugando la nariz y sacudiendo su cabeza.
-¿Qué puede ser más importante que ir a clases? -Dios santo, ya me escuchaba como mi madre.
-Hasta jugar Candy Crush es más importante que ir a clases.
Sonreí y negué con la cabeza. Menudo grupo de amigos estás haciendo, Fanny. Una rubia alérgica al estudio y con set de venganza se estaba uniendo a la lista de miss Alegría y el chico raro.
Cuando llegamos al salón de clases, Daniel estaba recostado al lado de la puerta, elevó su mirada y sonrió en mi dirección, sonreí en respuesta. ¿Qué rayos me estaba pasando? Hacía mucho no sentía la necesidad de sonreírle a un chico a como la sentía con Daniel. Bueno, él había sido muy amable, se sacrificó al sentarse a mi lado en filosofía, además de que trató de defenderme del idiota de Gael.
-¿Estás bien? -preguntó, dando unos pasos hacia nosotras. Sostenía una chaqueta negra en su mano derecha, y la correa de su mochila con la izquierda.
-Es solo agua -asentí.
-Lamento no haber podido ayudarte -cada palabra que salía de su boca sonaba con sinceridad. Un nudo se instaló en la boca de mi estómago y tuve que contenerme de no hacer una mueca. Cada palabra que Aaron me decía también sonaba con sinceridad. ¿Y si Daniel era igual a él?
-Me lo habías advertido -dije, levantando los hombros.
-Al menos podré evitar que te congeles -sonrió, acercándose a mí para colocar su chaqueta sobre mis hombros. Literalmente me congelé, mientras que Sky sonreía a mi lado.
-Lo siento. Soy Daniel -dijo él extendiendo su mano hacia Sky, al percatarse de su presencia.
-Sky. Y soy la no amiga de Fanny -contestó ésta, sacudiendo su mano.
Las esquinas de la boca de Daniel se alzaron en una sonrisa.
-¿No amiga?
-Es una larga historia -respondió Sky.
-Entonces supongo que después la sabré -dijo sin dejar de sonreír. Se volteó hacia mí. Su cabello negro caía agradablemente sobre su frente, ocultando parte de su ojo izquierdo. Dios... él es lindo.
-¿Cuál es tu próxima clase?
-Gramática -contesté. Dio un asentimiento y sonrió nuevamente.
-Te veré ahí -me guiñó un ojo y se fue.
-Él es lindo -afirmó Sky, uniéndose a mi lado mientras lo veíamos alejarse por el pasillo.
-Lo es -cerré mis ojos y suspiré acomodando la chaqueta en mis hombros. Simplemente no podía dejar que mis estúpidas hormonas me engañaran. No iba a volver a caer rendida ante ningún chico.
Cuando entramos al salón de clases, prácticamente todos los campos estaban ocupados; Dee estaba sentada al lado de Caleb en la parte de atrás, levantó su mano, sacudiéndola en forma de saludo, le sonreí y la saludé con la mano en respuesta. Terminé sentándome al lado de un pelirrojo que no dejaba de tocar los botones de su videojuego portátil, mientras que Sky se sentó al lado opuesto, junto a una chica castaña que leía un libro placenteramente. La sonrisa de enamorada en su rostro me recordaba a mi antigua yo, cuando solía leer ese tipo de novelas y sonreía cuando los protagonistas se decían que se amaban el uno al otro.
La puerta se abrió, y Gael entró en toda su gloria. Se detuvo cuando pasó a mi lado y sonrió. Mi mirada se cruzó con la suya de forma inmediata.
-¿Quieres que nos demos otra ducha, Frankie? -susurró antes de continuar caminando hacia atrás. Rodee los ojos y me concentré en un punto fijo en el pizarrón.
Estúpido... rubio.
Saqué un cuaderno de mi mochila, arranqué una hoja y escribí un pequeño mensaje en ella, luego hice una bola y la lancé en dirección a Sky. Segundos después, ella envió la bola en mi dirección nuevamente.
¡Sabía que dirías que sí! -fue su respuesta a mi mensaje de haber aceptado su oferta de venganza. Dirigí mi mirada hacia ella, sonrió, elevando sus pulgares en mi dirección.
Una nueva bola golpeo en mi brazo y calló al lado de mi pupitre, me incliné a recogerla y sonreí después de abrirla.
¡Ya existen los celulares! ¿En qué época vives? -escribió Caleb.
Una más golpeó mi cabeza de manera instantánea. ¿Qué rayos?
¿Estamos jugando a lanzarle bolas de papel a Frankie? -puse los ojos en blanco ante el último mensaje
No esperé que Caleb fuera la clase de chico que amara los deportes, simplemente él no aparentaba ser el tipo de persona que le gustara estar rodeado de gente, yo lo veía más como el tipo de ermitaño que le gusta la soledad. Definitivamente cada vez me sorprendía más. Pues no solo era parte del equipo de fútbol soccer... también era el capitán.Me encontraba sentada junto a Sky en las graderías, viendo el entrenamiento a la hora del almuerzo. Caleb caminaba de un lado a otro, frente a la línea de jugadores que tenía en frente. Les hablaba de una forma tan autoritaria, que los otros jugadores solo se limitaban a asentir, parecía que tuvieran miedo de mover un músculo si él no se los ordenaba.—¿Quién es él? —preguntó Sky, señalando a Caleb sin alejar su mirada de la cancha.—¡Has cometido el peor error de tu vida! —exclamó Dee, sin darme tiempo de responderle a Sky. Dejó caer su mochila y se sentó a mi otro lado, alzó una ceja
Fanny—¿Y bien? —observo sobre mi hombro, sólo para encontrarme con la sonrisa arrogante de Gael.Ruedo los ojos y continúo caminando a través del estacionamiento; nuevamente iba tarde y lo menos que quería era encontrar a otro profesor que me bañara en saliva en el laboratorio de química.—¿Y bien qué? —alargué.—¿No piensas decir buenos días? —enarco una ceja y me rio.—¿Por qué debería de hacerlo?Levanta los hombros ya caminando a mi lado. Me estremezco con solo pensar en lo que Dee me había dicho. Fácil y sencillamente: No pensaba acostarme con ese renacuajo. Podía ser atractivo y deseado por todas las chicas de Jonhson High, mientras que lo único que provocaba en mí, eran interminables ganas de estamparle mi puño en su rostro de ángel.—Ayer nos dimos una ducha juntos, además de que te ayudé a quitarte toda la saliva que lle
Estaba segura de haberlas dejado ahí, simplemente no pudieron desaparecer como por arte de magia. Me había encargado de esconderlas bien, lejos de las manos de Adam, pero ahora, tocaba y tocaba y no encontraba nada en la alacena. Arrastré un asiento de la mesa y me paré sobre él. Aparté cada una de las cosas de la comida que mi madre había comprado, incluyendo ese asqueroso cereal con proteínas que a Adam le gustaba comer por las mañanas, pero no había nada. Gruñí, cerrando la puerta de la alacena.—¿Qué estás haciendo ahí arriba, Fan? —me voltee hacia Adam, quien estaba apoyado en la encimera, mi mirada vagó hasta la enorme bolsa de papas que tenía en sus manos.Subí mi mirada hacia la suya, definitivamente no debió de hacer eso.—¿Fan?—¿Sí Adam?—¿Por qué me estás viendo de esa manera?—¿De qué manera te estoy viendo?—Parece que quieres saltar sobre la encime
Una extraña mezcla de sentimientos se había apoderado de mí. Frustración, enojo, ganas de convertirme en asesina... además de tener frío y hambre mientras esperaba el autobús frente al colegio. Necesitaba urgentemente abrir una bolsa de papas y acurrucarme con una cobija en el sofá, para ver un maratón de The Big Bang Theory.Bajé más el gorro para ocultar mis oídos y metí las manos dentro de los bolsillos de mi abrigo. La lluvia no dejaba de caer, la noche se acercaba a pasos agigantados, y el bendito autobús nada que se le ocurría pasar. ¿Qué faltaba? ¿Qué también hiciera tormenta? Alcé la mirada cuando vi un reflejo en el cielo, seguido de un fuerte estruendo que provocó que todos los vellos de mi nuca se pusieran de punta. ¡Vamos, Fanny! Sigue abriendo tu enorme boca.Puse los ojos en blanco y comencé a caminar bajo la lluvia, no me quedaría ahí esperando a que un rayo me callera encima y me rostizara. No es que le tuviera miedo a las tormentas eléctricas. No,
Abro los ojos y me siento de golpe, pero un horrible mareo me detiene y vuelvo a caer de espaldas en mi cama. Miro hacia el techo, sintiendo como todo da vueltas y vueltas sin parar, me rio imaginando que estoy en un carrusel que se ha dañado y ahora no deja de dar vueltas, lo que provoca que sienta arcadas y vuelva a sentarme.—Aquí —dijo Adam acercándose con un tazón, me aparta el cabello del rostro y me doblo a vomitar en la cosa que él sostiene.Mi cabeza duele como nunca antes había dolido. ¿Qué rayos me había pasado?—¿Una aspirina, Fan? —preguntó, acariciándome el cabello mientras dejaba el tazón sobre el piso.—¿Qué rayos sucedió? —hago una mueca al sentir la garganta rasposa al hablar. Pareciera como si hubiese estado gritando a todo pulmón por horas.—Esa misma pregunta me he hecho desde hace horas —lleva una mano a la parte trasera de su cuello y lo aprieta con fuerza. Su actitud es
¿Alguna vez has sentido esa extraña sensación de vacío en tu estómago? ¿Esa sensación de no saber si te ha caído mal la comida, o si lo que ocasiona esa extraña sensación es la persona que tienes al frente? Hacía mucho yo no la sentía, hasta ahora... Mi mente me estaba jugando una mala pasada, pues se había encerrado en los bonitos ojos de Gael, quería reaccionar, pero me encontraba comparándolo con Daniel.Daniel fue capaz de transmitirme tranquilidad desde el primer momento en que lo vi en la clase de filosofía, todo lo contrario a Gael, quien no había hecho otra cosa que complicar mi existencia. Él se parecía mucho a Aaron, ni siquiera entendía el motivo del por qué mis manos sudaban y un cosquilleo recorría el lugar donde Gael había puesto sus manos.Su lenta respiración hacía cosquillear mi oído mientras se movía lentamente al compás de la música, no había abierto su boca desde hacía buen rato, era la tercera canción que bailábamos y ni
Continué sosteniendo el móvil cerca de mis ojos. Aaron. ¿Quién demonios es Aaron y por qué se dirigió a ella de esa manera?—¿Te ha comido la lengua el gato, Fanny? —agregó riendo.Sentía mi sangre hervir en ese momento, apreté el volante con mi otra mano con tanta fuerza, que mis nudillos dolían y comenzaban a ponerse blancos. Miré a Frankie, quien seguía profundamente dormida. Acerqué el celular a mi oído nuevamente y suspiré.—¿Quién eres? —logré gesticular, con la mandíbula apretada.La línea se quedó muda por largos segundos, pero su respiración lo delataba, aún continuaba ahí.—¿Quién eres tú? —preguntó, después de aclararse la garganta.—¿Tan pocas neuronas tienes en esa porquería de cerebro tuyo? ¿Quién más creerías que puede estar con ella a estas horas de la noche? —golpee el volante con la palma de mi mano. Observé nuevamente a Frankie. Ella se movió en el as
FANNYAhora...¿Dónde rayos se había metido Adam con la aspirina? ¿Acaso tenía que cruzar el país para conseguirla? Sentía que mi cabeza explotaría en cualquier momento; cerraba los ojos y los volvía abrir, pero aún todo seguía dando vueltas y vueltas. Hice una rápida nota mental mientras las náuseas volvían a llegar "Nunca volver a salir con Gael"Tomé el móvil de mi mesa de noche y entrecerré los ojos ante el resplandor de la luz de la pantalla. Tenía un mensaje de un número desconocido; puse los ojos en blanco al leerlo........................Desconocido: Pero si eres un encanto estando borracha.Yo: Vete al diablo.Desconocido: ¿Ya no soy tu Renacuajo?Yo: ¿Disculpa?