Fanny
—¿Y bien? —observo sobre mi hombro, sólo para encontrarme con la sonrisa arrogante de Gael.
Ruedo los ojos y continúo caminando a través del estacionamiento; nuevamente iba tarde y lo menos que quería era encontrar a otro profesor que me bañara en saliva en el laboratorio de química.
—¿Y bien qué? —alargué.
—¿No piensas decir buenos días? —enarco una ceja y me rio.
—¿Por qué debería de hacerlo?
Levanta los hombros ya caminando a mi lado. Me estremezco con solo pensar en lo que Dee me había dicho. Fácil y sencillamente: No pensaba acostarme con ese renacuajo. Podía ser atractivo y deseado por todas las chicas de Jonhson High, mientras que lo único que provocaba en mí, eran interminables ganas de estamparle mi puño en su rostro de ángel.
—Ayer nos dimos una ducha juntos, además de que te ayudé a quitarte toda la saliva que llevabas encima de ese bello cuerpo —contestó, escaneándome lentamente de arriba abajo con la mirada. Pongo los ojos en blanco—. Al menos merezco un acto de cortesía de tu parte.
—Eres un idiota.
—¡Vamos Frankie! Solo quiero un simple buenos días. No es tan difícil —exclamó abriendo los brazos y dejándolos caer a sus costados.
—Deja de decirme Frankie —espeté, apretando los dientes.
—No.
—¡Al menos deja de seguirme! —me voltee hacia él, quien sonrió divertido.
—Vamos para el mismo sitio —contestó, desordenándose el cabello con una mano, dejando mechones rebeldes por todo lado. ¿Hasta con el cabello desordenado es atractivo? Bien, el hecho de que no tolerara a este idiota, no quitaba el hecho de que aceptara que es atractivo. Tampoco soy ciega—. Además, cualquier chica estaría presumiendo ahora mismo el hecho de que Gael Green la esté acompañando hacia el salón de clases.
—Supongo que eso me convierte en un chico —alargo, acelerando el paso.
—Hasta los chicos presumirían —dijo, con una sonrisa divertida en sus labios. Puse los ojos en blanco.
—¿Eres el tipo egocéntrico que se dice así mismo todos los días frente al espejo que es hermoso?
—No Frankie, el espejo me lo dice a mí.
Vuelvo a poner los ojos en blanco.
—¿Padeces de convulsiones? —lo miro y enarco una ceja—. Pones los ojos en blanco a cada segundo —dice riendo.
—Tarado.
Saco el móvil de mi bolsillo trasero y verifico la hora. Oh rayos, definitivamente tendría que levantarme más temprano para ganarle el baño a Adam, si no, mi nota estaría llena de tardías.
Estoy a punto de llegar a la puerta del laboratorio, cuando soy jalada por el brazo. En lo que menos me lo espero, tengo mi espalda apoyada contra la pared y Gael está bloqueándome con sus brazos.
—¿Qué te pasa renacuajo? ¡Muévete! —lo empujo por el pecho inútilmente, pues no logro moverlo un solo centímetro.
Una sonrisa maliciosa se forma en sus labios, mientras su mirada se desplaza a los míos.
—Solo quiero comprobar que en realidad no seas un chico —dice tranquilamente, bajando su rostro.
Llevo mi mano a su boca, deteniendo cualquier intento que tenga de besarme.
—Solo intenta besarme, y te arrancaré los labios y se los daré de comer a los peces de mi madre.
Logro apreciar un pequeño atisbo de terror en su mirada, antes de volver a la seguridad de Ken que lo caracteriza. Aleja suavemente mi mano y sonríe. Coloca ambas manos al lado de mi cabeza y se inclina lentamente hacia abajo.
—Quiero verte intentarlo.
¡Oh no! ¡Oh no! Él no me va a besar, no puede besarme... ¿Qué diablos? Me va a besar, me va a besar...
—Hey Gael —¡Madre mía!
Gael endereza su cuerpo rápidamente cuando escuchamos una voz femenina venir desde atrás. Se voltea, tapándome con su espalda para dejarme fuera de la vista de la chica. Me quedo perpleja, suplicando que ella no me haya visto. ¡Así es como comienzan los cotilleos!
—¿Qué quieres, Alissa? —le pregunta secamente.
—No me has vuelto a llamar —dice la chica tratando de mirar detrás del cuerpo de Gael, quien se mueve rápidamente para ocultarme.
—He tenido mejores cosas que hacer —infeliz.
—Tengo dos lecciones libres —dice la chica tratando de poner sensualidad en su voz, y sin haberse ofendido por las anteriores palabras de Gael—. ¿Quieres ir a los vestidores? —pongo los ojos en blanco. ¿En serio? ¿Siempre suelen ofrecerse así de fácil?
—Ahora no, Alissa.
—¿Disculpa?
—Dije, a-ho-ra no, A-li-ssa —repitió Gael lentamente.
—¿Qué pasa Gael? ¿Tienes un nuevo juguete? —preguntó con diversión en su tono de voz, nuevamente tratando de verme.
—Alissa, no me hagas escoltarte hasta la salida.
—Eres un idiota —dijo la chica antes de marcharse.
Gael se quedó cubriéndome con su espalda hasta que se dejó de escuchar el taconeo de Alissa. Solté el aire que tenía contenido en los pulmones. No necesitaba que los falsos rumores volvieran a expandirse por todo lado. Suficiente con el infierno que había vivido en Los Ángeles.
—Supongo que ahora también me debes un gracias —sonrió, volteándose hacia mí.
—¿Qué? —enarqué una ceja y me crucé de brazos.
—Acabo de salvarte de ser parte de los chismes de Alissa —contestó, levantando los hombros.
—¡Sí! ¡En los que me iba a ver envuelta por tu culpa!
—Con mucho gusto, Frankie —asintió, guiñándome un ojo—. Ahora vamos, me estás haciendo llegar tarde a química —dijo, emprendiendo nuevamente el camino.
Gruñí de frustración antes de seguirlo. Si escapé de Los Ángeles, era porque necesitaba mantenerme alejada de gente como él. Este tipo de chicos, traían la palabra "problemas" tatuada en la frente. Su existencia en la Tierra, se basaba solo en complicar la vida de los demás; ellos construían su propio mundo, un mundo donde ellos eran los soberanos, y los demás sólo debíamos de bajar la cabeza ante su presencia.
¿Quién necesitaba a un egocéntrico rondando a su alrededor como un molesto mosquito? Yo no lo necesitaba.
Entré al laboratorio de química, ignorando a Gael quien sostenía la puerta abierta para que yo entrara; tampoco le agradecía por eso. Miré los espacios, todos estaban ocupados, a excepción de uno en la parte trasera al lado de Thomas, y otro adelante, al lado del pelirrojo. Opté por sentarme al lado del pelirrojo nuevamente. Ayer no había sido malo ese lugar en música, el chico ni siquiera notó mi presencia.
—Hey pecas, atrás está tu lugar —le dijo Gael, tomándolo por el hombro para obligarlo a ponerse de pie.
El pelirrojo dio un asentimiento, antes de tomar sus pertenencias y marcharse hacia atrás como alma que lleva el diablo. Fruncí el ceño, mientras miraba como Gael tomaba el lugar a mi lado.
—¿Qué crees que estás haciendo? —pregunté, fulminándolo con la mirada.
—El arte de poner mi hermoso trasero en esta silla —contestó, levantando las cejas—. Pero la gente aburrida como tú, lo llaman sentarse.
Puse los ojos en blanco, apoyé mi barbilla en mi mano derecha y me le quedé mirando fijamente. Si tan solo tuviera poderes como los lorien, Gael hubiese dejado de existir un milisegundo atrás.
—No me mires así, Frankie, o en serio voy a pensar que quieres arrancar una de mis extremidades para darle de comer a los peces de tu madre.
—No me bastaría con solo una extremidad —dije apretando la mandíbula.
Mi móvil vibró en mi bolsa, lo saqué y observé un mensaje de WhatsApp en el grupo que Dee había hecho la tarde de ayer, después de que las tres pasáramos toda la tarde en su casa. Lo había llamado "Las chicas súper poderosas" esa chica definitivamente necesitaba ayuda.
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Dee: ¿En que están?
Sky: Artes.
Yo: Química.
Dee: Estoy en mandarín :/
Sky: ¡Fan! ¿Sabes quién está en Artes conmigo?
Yo: Déjame adivinar... ¿Alex Roe?
Dee: ¿Qué tienes con Alex Roe?
Yo: Es taaaaan... guapo.
Sky: No tanto como mi Liam Hemsworth, Lol.
Dee: ¿Quieren conocer la verdadera belleza? ¡Wade Poezyn! Súper chicas.
Sky: Negativo; me quedo con el chico de la Friendzone.
Yo: ¿Quién está en Artes contigo, Sky? ¡Concéntrense!
Sky: ¡Daniel! Y me ha preguntado por ti ;)
Dee: ¡Lo sabía!
Yo: O-o
Sky: ¡Gracias chicas! ¡Me han mandado a detención por su culpa!
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¿Detención? Eso no sonaba tan malo para Sky después de todo, pero sí lo era para mí. Deslizo el móvil nuevamente a la bolsa de mis jeans, y me dedico a jugar con una de mis pulseras, no quería que el profesor se le ocurriera llegar y me mandara a detención a mí también.
—Te gustan los rubios, ¿Eh Frankie? —miré a Gael, quien me miraba con un brillo de diversión en sus ojos azules.
—¿Disculpa?
—Has mencionado a Alex Roe —abrí mis ojos como platos.
—¿Estabas leyendo mis mensajes?
—No debes de poner el móvil sobre la mesa —contesta encogiéndose de hombros.
—Eres un...
—Sexy, guapo, apuesto, hermoso y atractivo rubio —me interrumpió, guiñándome un ojo.
Suspiré de alivio cuando el profesor entró al laboratorio.
Durante toda la lección había perdido la cuenta de cuantas veces tuve que sacar mi brazo bajo la cabeza de Gael, pues lo tomaba como almohada a cada pocos minutos mientras el profesor hablaba sobre compuestos químicos. Tuve que soportar los cotilleos de las chicas de la mesa detrás de la nuestra, ¡Ni siquiera trataban de disimular que era de mí de quien hablaban! Comentaban tranquilamente el momento en que yo iría a los vestidores con Gael. ¿Qué tenían esos vestidores?
Y mientras yo me dedicaba a tomar apuntes, Gael hacía dibujos en la palma de mi otra mano; trataba de liberar mi mano de entre la suya, pero fue inútil, era luchar contra corriente.
Cuando la campana sonó, salí de prisa del laboratorio, poniendo muchos metros de distancia entre el renacuajo y yo. Miré la palma de mi mano y puse los ojos en blanco al ver el dibujo que había hecho. Era la cara de Frankenstein.
★
—¿Por qué todos nos miran? —le pregunté a las chicas, cuando nos dirigíamos a sentarnos con nuestras bandejas del almuerzo. Literalmente, muchos pares de ojos nos veían al pasar.
—Creo que es a ti a quien miran, Fan —contestó Sky, viendo hacia toda la cafetería.
—¿A mí? ¿Por qué?
—Déjame ponértelo de esta manera —alargó Dee, después de sentarnos—. Uno —dijo numerando con sus dedos—. Caleb nunca ha acompañado a una chica a su casa. Dos: Gael hizo un gran espectáculo al cargarte sobre su hombro. Y tres: Ayer anduviste durante todo el día con el suéter de Daniel.
Apoyé mi frente en una mano. Tres días, solo tenía tres días de estar en Jonhson High, ¿Y ya habían especulaciones sobre mí? ¿Qué creían? ¿Qué me iba a acostar con los tres? ¡Oh rayos! ¡Ni siquiera tenía interés hacia alguno de ellos!
—Que no te preocupe lo que digan los demás, Fan —levanté la mirada y Sky me sonrió, apretando mi mano—. Sabemos que no es cierto.
—¿Conseguiste lo que te pedí? —le pregunté, ofreciéndole una sonrisa a boca cerrada.
—Por supuesto, ¿Con quién crees que estás tratando? —dijo sonriendo maliciosamente y pasándome la llave maya de Gael sobre la mesa.
—¿Cómo la conseguiste? —enarqué una ceja y ella se encogió de hombros.
—En los bajos suburbios de Chicago se aprenden muchas cosas.
Estaba segura de haberlas dejado ahí, simplemente no pudieron desaparecer como por arte de magia. Me había encargado de esconderlas bien, lejos de las manos de Adam, pero ahora, tocaba y tocaba y no encontraba nada en la alacena. Arrastré un asiento de la mesa y me paré sobre él. Aparté cada una de las cosas de la comida que mi madre había comprado, incluyendo ese asqueroso cereal con proteínas que a Adam le gustaba comer por las mañanas, pero no había nada. Gruñí, cerrando la puerta de la alacena.—¿Qué estás haciendo ahí arriba, Fan? —me voltee hacia Adam, quien estaba apoyado en la encimera, mi mirada vagó hasta la enorme bolsa de papas que tenía en sus manos.Subí mi mirada hacia la suya, definitivamente no debió de hacer eso.—¿Fan?—¿Sí Adam?—¿Por qué me estás viendo de esa manera?—¿De qué manera te estoy viendo?—Parece que quieres saltar sobre la encime
Una extraña mezcla de sentimientos se había apoderado de mí. Frustración, enojo, ganas de convertirme en asesina... además de tener frío y hambre mientras esperaba el autobús frente al colegio. Necesitaba urgentemente abrir una bolsa de papas y acurrucarme con una cobija en el sofá, para ver un maratón de The Big Bang Theory.Bajé más el gorro para ocultar mis oídos y metí las manos dentro de los bolsillos de mi abrigo. La lluvia no dejaba de caer, la noche se acercaba a pasos agigantados, y el bendito autobús nada que se le ocurría pasar. ¿Qué faltaba? ¿Qué también hiciera tormenta? Alcé la mirada cuando vi un reflejo en el cielo, seguido de un fuerte estruendo que provocó que todos los vellos de mi nuca se pusieran de punta. ¡Vamos, Fanny! Sigue abriendo tu enorme boca.Puse los ojos en blanco y comencé a caminar bajo la lluvia, no me quedaría ahí esperando a que un rayo me callera encima y me rostizara. No es que le tuviera miedo a las tormentas eléctricas. No,
Abro los ojos y me siento de golpe, pero un horrible mareo me detiene y vuelvo a caer de espaldas en mi cama. Miro hacia el techo, sintiendo como todo da vueltas y vueltas sin parar, me rio imaginando que estoy en un carrusel que se ha dañado y ahora no deja de dar vueltas, lo que provoca que sienta arcadas y vuelva a sentarme.—Aquí —dijo Adam acercándose con un tazón, me aparta el cabello del rostro y me doblo a vomitar en la cosa que él sostiene.Mi cabeza duele como nunca antes había dolido. ¿Qué rayos me había pasado?—¿Una aspirina, Fan? —preguntó, acariciándome el cabello mientras dejaba el tazón sobre el piso.—¿Qué rayos sucedió? —hago una mueca al sentir la garganta rasposa al hablar. Pareciera como si hubiese estado gritando a todo pulmón por horas.—Esa misma pregunta me he hecho desde hace horas —lleva una mano a la parte trasera de su cuello y lo aprieta con fuerza. Su actitud es
¿Alguna vez has sentido esa extraña sensación de vacío en tu estómago? ¿Esa sensación de no saber si te ha caído mal la comida, o si lo que ocasiona esa extraña sensación es la persona que tienes al frente? Hacía mucho yo no la sentía, hasta ahora... Mi mente me estaba jugando una mala pasada, pues se había encerrado en los bonitos ojos de Gael, quería reaccionar, pero me encontraba comparándolo con Daniel.Daniel fue capaz de transmitirme tranquilidad desde el primer momento en que lo vi en la clase de filosofía, todo lo contrario a Gael, quien no había hecho otra cosa que complicar mi existencia. Él se parecía mucho a Aaron, ni siquiera entendía el motivo del por qué mis manos sudaban y un cosquilleo recorría el lugar donde Gael había puesto sus manos.Su lenta respiración hacía cosquillear mi oído mientras se movía lentamente al compás de la música, no había abierto su boca desde hacía buen rato, era la tercera canción que bailábamos y ni
Continué sosteniendo el móvil cerca de mis ojos. Aaron. ¿Quién demonios es Aaron y por qué se dirigió a ella de esa manera?—¿Te ha comido la lengua el gato, Fanny? —agregó riendo.Sentía mi sangre hervir en ese momento, apreté el volante con mi otra mano con tanta fuerza, que mis nudillos dolían y comenzaban a ponerse blancos. Miré a Frankie, quien seguía profundamente dormida. Acerqué el celular a mi oído nuevamente y suspiré.—¿Quién eres? —logré gesticular, con la mandíbula apretada.La línea se quedó muda por largos segundos, pero su respiración lo delataba, aún continuaba ahí.—¿Quién eres tú? —preguntó, después de aclararse la garganta.—¿Tan pocas neuronas tienes en esa porquería de cerebro tuyo? ¿Quién más creerías que puede estar con ella a estas horas de la noche? —golpee el volante con la palma de mi mano. Observé nuevamente a Frankie. Ella se movió en el as
FANNYAhora...¿Dónde rayos se había metido Adam con la aspirina? ¿Acaso tenía que cruzar el país para conseguirla? Sentía que mi cabeza explotaría en cualquier momento; cerraba los ojos y los volvía abrir, pero aún todo seguía dando vueltas y vueltas. Hice una rápida nota mental mientras las náuseas volvían a llegar "Nunca volver a salir con Gael"Tomé el móvil de mi mesa de noche y entrecerré los ojos ante el resplandor de la luz de la pantalla. Tenía un mensaje de un número desconocido; puse los ojos en blanco al leerlo........................Desconocido: Pero si eres un encanto estando borracha.Yo: Vete al diablo.Desconocido: ¿Ya no soy tu Renacuajo?Yo: ¿Disculpa?
GaelEstábamos frente a frente en la blanca oficina del director... Bajé la mirada para verla directamente a los ojos; poseía unos hermosos ojos verdes que cualquier chica podía envidiar. Tenía sus brazos cruzados a la altura de su pecho, todo su peso lo tenía apoyado en un solo pie, sus bellos labios los tenía en una línea, y me veía con una ceja arqueada; sus brillantes ojos verdes me observaban aún con molestia y desprecio.Alejé la mirada unos segundos para evitar reírme; pues aún tenía espagueti en su cabello y su ropa. Miré mi hombro, y alejé con mi mano los que aún estaban sobre mí. Me costaba creer que una chica fuese capaz de desafiarme de esa manera.—Cretino —dijo apretando la mandíbula.—Bruja —alargué.—Bastardo.—Tasmania.—Infeliz...—¡Suficiente! —ambos nos volvimos hacia el director. Nos observaba
FannyEscuché cantar a Avril Lavigne; le dije a mamá que quería unas buenas entradas para el concierto, donde pudiera ver el escenario de cerca; pues ahora me encontraba en un mal sitio, y la aglomeración de personas que brincaban y gritaban delante de mí, bloqueaban mi visión. Traté de moverme entre la turbia de personas sudorosas para poder mirar a la rubia que cantaba a todo pulmón en el escenario, pero lo que conseguí fue ser empujada y lanzada al suelo.Abrí mis ojos encontrándome en mi oscura habitación, parpadee un par de veces para acostumbrarme a la oscuridad... pero aun así Avril Lavigne seguía cantando bajo mi almohada. Metí la mano y saqué el móvil; entrecerré los ojos para acostumbrarme a la claridad que me daba la pantalla, eran las 12: 15 am, y el nombre del Renacuajo parpadeaba mientras la canción seguía su curso.—¿Pero qué diablos pasa contigo, Gael? —me quejé, apret