Al morir mamá, mi padre decidió dedicarse a tiempo completo a estudiar algunos casos complejos, ya que no éramos una familia adinerada, y tener que mantener a dos hijos solo era difícil para él. No es por presumir pero era el mejor en su área, a veces me dejaba ayudarlo con el papeleo, o a resolver un par de casos. Me sentía como harriet la espía, o Nancy Drue. Al dedicarle tanto tiempo al trabajo, lo veíamos muy poco por las noches, el único momento que teníamos para compartir un momento juntos era la cena, por eso él siempre se esmera por cocinar platillos deliciosos, detesta que peleemos porque es el único momento que tenemos como familia.
A veces extraño esos momentos, donde comíamos todos juntos, con la abuela, algunos de mis tíos, mamá. Extraño mucho a mamá, la extraño demasiado. En ocasiones, sacó los cuadros que están esparcidos por la casa, la observo por un buen rato, admirando su belleza, su larga cabellera, las pecas que salpican su rosto, sus ojos esmeralda «qué heredé», sus rasgos delicados… «Te extraño mamá» le decía, intentado no derramar ninguna lagrima.
Al terminar de lavar los platos, mi hermano Max se acercó a mí, recostándose en la encimadera, mirándome fijamente.
—¿Qué? —pregunte, al notar su mirada incesante.
—Tú me debes una explicación –me dijo, esperando una respuesta— Anda, habla.
Lo quede mirando, intentado poner mis palabras en orden.
—He peleado con Adam–espete-, no es tú asunto.
—¿Qué no es mí asunto?– estalló mi hermano-, tú eres mi hermanita menor, sí un tío te lastima yo lo lastimaré a él— respondió amenazante.
—Puedo defenderme sola.
Levantó una ceja, claramente molesto.
—Lo sé, pero eso no quiere decir que no le pateare el culo.
Sonreí, y le di un fuerte abrazo a mi hermano. Él lo correspondió de inmediato para luego comenzar a darme vueltas en el aire, lo cual provoco que me molestara, porque odiaba que hiciera eso.
—Bájame ahora –le dije, mientras intentaba no reírme–, estoy empezando a marearme.
—De acuerdo –comento, para luego soltarme-, no quiero que me vomites el jersey nuevo.
Al entrar a mi habitación, me aventé a la cama mirando el techo, pensando en todos los sucesos del día, reflexiva. Intenté no pensar demasiado en lo ocurrido en la cafetería, entonces recordé a Lorí, debía hablar con ella. Me estiré un poco para tomar la portátil del buró, abrí mi cuenta de F******k y comencé a escribirle:
Alice Graham (20:54 p.m)
-¿Lorí, estás ahí?
Lol Taylor (20:55 p.m)
-¿Aun sigues molestas conmigo?
Sonreí en respuesta, y teclee rápidamente.
Alice Graham (20:56 p.m)
-Jamás podría enojarme contigo, aunque… guacala te gusta mi hermano :v
Lol Taylor (20:57 p.m)
-Jaja, no me hagas reír… ¡Es guapísimo! ♥
Puse los ojos en blanco, pensando en lo embobada que estaba mi mejor amiga.
Alice Graham (20:58 p.m)
-Claro, porque tú no tienes que oler sus gases : /
Deje mi portátil a un lado, luego de haber hablado un rato con mi amiga, luego de una charla reparadora, llena de chismes, chicos, furias, risas, y hasta maldiciones para el sequito de taradas, me empezó a dar un poco de sueño.
Me levanté con total pereza, bostezando intentando no quedarme dormida mientras hacía mis necesidades. Me cepille muy bien los dientes, luego hilo dental y por último enjugue bucal… y ¡Gualá! Dientes limpiecitos. Camine lentamente hacía mi cuarto, una vez dentro me puse mi pijama, me metí la cama tratando de conciliar el sueño de una vez. Pero no podía, en mi mente solo había imágenes negativas de mi novio viendo el culo de otra tía, la más idiota, zorra… era imposible de quitar de mi mente esa detestable imagen.
¿Con qué necesidad tenía que mirarle el culo? Y ahí es donde se generaban mis dudas e inseguridades. Generalmente, no solía ser una persona insegura, es más detestaba a la gente así, pero por momentos yo me convertía en una, una tía llena de miedos y enredada en sus propios conflictos de apariencia. Me repetía a mí misma que no debía preocuparme, que son cosas naturales que un hombre miré a otras chicas, yo también miraba de vez en cuando, pero… pero… ¿PORQUÉ DIABLOS DEBÍA MIRAR A ESA ZORRA DE SANDY? Sabe que la detesto, y me lo hace adrede. Pero eso estaba por verse.
Me di media vuelta jalando bruscamente mi colcha tirando todo lo que se encontraba sobre mi mesa de noche. Bufé ofuscada mientras me levantaba a ordenar mi desorden, cuando note que entre las cosas que se habían desparramado por todo el suelo, había un papel, al tomarlo recordé que era su número. Por un momento, pensé que debería agendarlo, tal vez para tenerlo por si quería hablar, como me recomendó, pero por otro lado sabía que era una pésima idea, sobre todo por Adam… pero ¡Al diablo! Terminé de ordenar mi gran desastre, yendo a por la escoba para barrer los vidrios rotos, y la tierra al haber roto un mini cactus y un portarretratos. Al ver la pequeña fotografía mis ojos comenzaron a escurrir pequeñas lágrimas, era una con mi madre. Recordaría aquel día en cualquier momento, no podría olvidar aquella tarde donde mi madre me enseñó a hacer vuelta carnero.
Recuerdo ese día como si fuera ayer, me había enfermado muy severamente del estómago, así que mi madre me había dicho que no iría al colegio. Luego de que me viera un médico, descartando cualquier enfermedad, para decirme que solo era un terrible empacho, mamá me preparó su clásica sopa de pollo, y una limonada. Cuando ya me sentía mejor, no tuvo mejor idea que enseñarme a hacer vuelta carnero, mientras nos demarrábamos por todo el suelo, despeinadas y con las manos llenas de polvo; éramos felices.
Las lágrimas se desplazaron más allá de mi rostro, para caer en parte de la fotografía, la sostuve un rato recordando aquellos mágicos segundos, que en ese momento parecían eternos. Me encontraba triste, aún más de lo que ya me sentía luego de pensar en lo que mi novio me había hecho, qué seguramente ni se habría dado cuenta. Aquello me había herido demasiado, cómo para decírselo, y me sentía una completa tonta por no decírselo.
Tome aquel papel de la mesa de noche, comencé a teclear uno a uno los dígitos en mi teléfono mientras escribía su nombre, para terminar de agendarlo. A penas eran las 11:00 p.m, lo cual no era tan tarde para intentar mandarle un texto. Pero… ¿Qué le diría? No sabía que escribirle, nos habíamos visto a penas esta tarde, no tenía nada nuevo que decirle, tal vez el hecho de mi reciente tristeza por parte del puerco de mi novio, y… quizá podría mencionar a mi madre. ¿Pero, de verdad debería contárselo? Tal vez no, es pronto revelar datos de mi vida privada. No podía llamar a Lori, ya que su papá le quitaba su teléfono después de las diez p.m, así que estaba entre la espada y la pared. Estaba mal, y a la vez necesitaba hablar con alguien. Era una decisión difícil de tomar, aun así lo hice. Tome mi teléfono, y comencé a teclear nerviosa, y luego le di a enviar. Sin esperar respuesta, deje el celular en la mesita de noche, para intentar dormir. Cuando creí que me quedaría dormida, mi celu
Puse los ojos en blanco, extenuada de hablar siempre de lo mismo con mi amiga, a la vez que ponía mi cerebro en modo apagado para dejar de hablar de mi novio, para entrar al salón de clases, pero al entrar me percaté que había olvidado en mi casillero mi libro de ciencias. Camine por los pasillos lentamente, mientras cantaba una canción de Radiohead, era tan pegadiza que no podía sacármela de la cabeza. Let down and hanging around Crushed like a bug in the ground Let down and hanging around Shell smashed, juices flowing Wings twitch, legs are going Don't get sentimental It always ends up drivel Tarareaba cada estrofa tan sentida, vibrando con la música mientras seguía mi camino en el corredor. Ya no quedaba nadie, todos estaba en sus salones, algunos daban vueltas, otros intentaban huir, algunos se la daban de vagos, y yo sólo intentaba volver a clases sin que Rita me viera otra vez fuera del salón de clases deambulando por todo el instituto. Estaba por sacar mi libro de mi cas
Al salir, noté para mi sorpresa que aquel joven raro estaba cerca de una de las escaleras de emergencia, escondido fumándose un cigarrito. Sonreí al verle, como si ello me hiciera menos miserable, y al verme levanto la cabeza y me contesto con una sonrisa amistosa. Pero al verme a los ojos, notó que algo andaba mal conmigo. Se acercó lentamente a nosotras, mientras sostenía su cigarrillo entre sus labios. Podía notar como el montón de rulos se caían como cascadas rulientas de su cabeza. Se veía tan adorable, pero con un aspecto tan misterioso, con sus mocasines de cuero, su chaqueta a juego y su increíble sonrisa de lado.Al verlo venir mi amiga comprendió rápidamente lo que sucedía y se limitó a mirarme de forma cómplice, sin arruinar el momento con su parloteo de siempre, ni revelando la información que le había contado hace unas horas. Solo se limitó a observar.—Así qué, la tía sobresaliente se escapa a hurtadillas del instituto –le dio una pitada a su cigarrillo mientras ladeab
Aparte la mirada por un momento, nerviosa y avergonzada mientras intentaba buscar mi cajetilla de cigarrillos, como si fuera adivino me tendió uno colocándolo suavemente en mis labios sin dejar de mirarme, para después encenderlo. Inhalé el humor sin dejar de mirarlo ni por un segundo, siguiendo cada uno de sus movimientos a cámara lenta. Me sonrió de lado, dejando ver aquella sonrisa que se escondía detrás de la puesta de un baño, esa que me hacía pensar que la vida es impredecible. Fumamos juntos en silencio, como si no hiciera falta nada más, ni siquiera los centímetros que nos separaban el uno al otro. Nos mirábamos de reojo para ver si el otro se encontraba bien. Ninguno se atrevía a romper el silencio que llenaba el vació del momento. Bastian se colocó delante de mí, mirándome a los ojos con su mirada penetrante y misteriosa que me dejaba pensando ¿Qué era lo que ocultaban aquellos ojos?, detrás de esa sonrisa burlona. La distancia entre nosotros se hacía más corta, mi corazón
Ahora, no le temía al coco le temía a las personas; al rechazo social, a la constante humillación pública tras haber sido ridiculizada por mi Ex novio, digámosle “EL CACAS”. Digamos, que no quería ser la típica chica que se indigna y toma serías represalias sobre el asunto, haciendo un tremendo alboroto al respecto, quedando aún más en ridículo. Tampoco, me considero una buena partidaria de no hacer nada, mientras lloras en silencio, y al verte al espejo ves a una tú totalmente demacrada y con el rímel corrido. ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! Y ¡NO! Yo quería, quiero (TIEMPO PRESENTE), ser una guerrera, un ave fénix resurgiendo del azufre, el fuego ardiente, las brasas que terminan por ser cenizas. Salir del barro pero cómo toda una lady, sin contaminarme con la m****a de los demás. No quiero sufrir, pero cómo toda tormenta tiene algo de caos, para luego desatar el hermoso arcoíris, yo no esperaría menos de ello.
Su amiga la miró de lejos y se acercó cual cazador a sus presa sin alertar a la misma para que está no se asuste. Al estar lo suficientemente cerca, Alice se volteó a ver la cara de endiablada de su amiga y creyó que el infierno existía tal vez. Lori sin pensarlo dos veces, le dio un buen bofetón para que ella pudiera entrar en razón, a lo que ella respondió tocándose su mejilla ardiente para calmar el dolor. –¡Ah! –Dio un pequeño gritito–, ¿Estás loca? –Escúchame bien, Alice. Soy tú mejor amiga y antes muerta que verte en este estado por alguien que no vale ni la tierra de tus zapatos. –¡No tenías por qué golpearme. –¡Claro que sí! –La regañó–, Estabas hechas una estúpida, comiendo por estrés y llorando como una marrana flaca. Él es una bola de m****a, y ahora deberíamos estar pensando la mejor manera de vengarnos. Por un momento entré en razón y pensé detenidamente en las palabras de mi mejor amiga ¿Por qué era yo la que estaba así? Él era el que debía pagar por todo el daño q
El mozo se acercó para preguntarme que iba a querer beber, mientras repasaba la barra con una franela.–¿Qué me recomienda para un corazón roto?–Un tequila. Pero aún es temprano.–Entonces quiero una margarita.–Enseguida le sirvo señorita. Mientras observaba el antro, las personas bailando desinhibidas sin pudor alguno; sudadas, pegados uno al lado del otro como pequeños insectos apareándose con la luz tenue entre apagado y encendido mientras que varios flashes de neón encandilaban la pista de baile en el medio del salón. He de admitir que no era un lugar tan malo después de todo, ya que por lo que pude observar había varias pistas de baile entre reggueton, salsa, bachata, y trap, por lo que uno tenía opciones si era de gustos variados. Tal vez era la chica con el corazón roto que no podía parar de pensar en todo lo negativo que se había convertido mi vida. No podía sacarlo de mi mente. Sin embargo mi hermano y Lol parecían tener otros planes distintos a los míos porque me habían
Al cortar la llamada me quedé pensando si fue buena idea cortarle el teléfono, pero no lo creía capaz de recorrerse todos los bares del pueblo con tal de ir a buscarme. Simplemente porque Adam no era de los que se irían al fin del mundo por mí. En el peor de los casos, sólo se cansaría cómo siempre solía hacer. Por un momento me había olvidado porque había ido al baño, y después de orinar me dispuse a tratar de localizar al idiota de mi hermano y a Lori para poder disfrutar algo de la noche con ellos. Pero cuando logré encontrarlos mis ojos se abrieron de par en par: estaban en un rincón a lo lejos, mientras sus bocas se encontraban en un desenfreno de besos y caricias bastante apasionadas, así que era la única que se encontraba sola está noche. Cuando me estaba por irme, unas de las chicas del baño -La chica punk del mohicano en la cabeza- me invito a unirse a su grupo de amigas. Las chicas comenzaron a preguntarme si había venido sola al antro, y al mirar para mi costado con indigna