Al cortar la llamada me quedé pensando si fue buena idea cortarle el teléfono, pero no lo creía capaz de recorrerse todos los bares del pueblo con tal de ir a buscarme. Simplemente porque Adam no era de los que se irían al fin del mundo por mí. En el peor de los casos, sólo se cansaría cómo siempre solía hacer. Por un momento me había olvidado porque había ido al baño, y después de orinar me dispuse a tratar de localizar al idiota de mi hermano y a Lori para poder disfrutar algo de la noche con ellos. Pero cuando logré encontrarlos mis ojos se abrieron de par en par: estaban en un rincón a lo lejos, mientras sus bocas se encontraban en un desenfreno de besos y caricias bastante apasionadas, así que era la única que se encontraba sola está noche. Cuando me estaba por irme, unas de las chicas del baño -La chica punk del mohicano en la cabeza- me invito a unirse a su grupo de amigas. Las chicas comenzaron a preguntarme si había venido sola al antro, y al mirar para mi costado con indigna
–Pi pí pí… –Sonido de la alarma– Me di vuelta algo somnoliento, pero al escuchar ese ruido infernal me levanté. Aquella mañana me había pillado de mal humor, no sé por qué sería, o tal vez sí lo sabía. Aun en pijama, me puse a hacer mis ejercicios diarios: Rutina de media hora: -Flexiones: 4 series x 8/10 reps. -Saltos de rana: 4 series x 8/10 reps. -Zancada con mancuernas: 4 series x 8/10 reps. -Peso muerto: 4 series x 8/10 reps. –Correr (tiempo estimado 2hs; por kilómetros) Mientras corría, me daba un poco de sed por lo cual aprovechaba para tomarme mi batido de proteínas. Debía estar preparado para el campeonato, estaba algo tenso porque era mi dolor de cabeza todos los años. Debía ser el mejor de todos, sobresalir no era una opción más bien era una obligación, algo que debía cumplir, una tarea que hacer: mi único fin. Las gotas del rocío mañanero caían sobre mi cabello moreno de manera que debía ponerme mi capucha para no nublar mi vista al correr. Me faltaban solo unos k
Realmente me importa, solo que estoy en guerra con mi propio yo; mi moral, mis padres y mi novia, todo en uno. Necesitaba encontrar una estúpida excusa para que decidiera enojarse conmigo, así poco a poco se aburriría de mí y no tendría que romper su corazón, y yo saldría ileso de aquella situación. No me malinterpreten; amo mucho a Alice, pero soy demasiado joven para atarme a una sola mujer, mi deber es otro y nuestros destinos no encajan como deberían, aunque me duela aceptarlo, no estamos hechos el uno para el otro. Es por ello que debía encontrar una razón para que ella se diera cuenta que ambos no conectamos, no era así como me lo había imaginado pero al ver sin querer el trasero de Sandy cuando pasaba, me hizo el trabajo más fácil.Pero algo que no estaba en mis planes, es que la zorra plástica fijara sus ojos en mí como un león a su presa. No estaba para nada interesado en una persona básica, sin sentido común y un historial de inquisición como lo era Sandy. He de admitir que
Me fui de allí echando humo por la boca mientras sostenía mis libros como si fuera su cuello lánguido y blanducho aunque ni siquiera entendía porque ya que ni siquiera me importa lo que dijeran los demás. Alice y yo ya somos historia antigua. Intentado sacarme esos pensamientos de la cabeza corrí a mi clase. Al llegar el profesor me miró con enojo tras llegar tarde a su clase, y me pidió que me siente rápidamente para poder continuar.–Parece como si hubieras visto un fantasma. – Nathan me sacó de mis pensamientos.–Sólo odio llegar tarde es todo.– Si tú lo dices – Me dijo encogiéndose de hombros.Me pasó una nota de papel arrugada y al abrirla decía lo siguiente:"Adam Relish come mierda"Me paré rápidamente de mi asiento molesto – ¿Quién escribió esto? ¡Hablen!–Adam -me llamó la atención el profesor - Siéntate ahora mismo.–No. Quiero saber primero quién fue el capullo qué escribió esto…–Todos sabemos que eres un ricachón come mierda, pero nadie se atreve por temor a papi ¿Me e
Al subir podía notar que todo estaba muy silencioso. Mi padre subió la ventana del coche y la del chofer para que no pudiera escucharnos. Me miró fijamente, cuando iba a hablarle me volteo la cara de un bofetón. Me toqué la mejilla donde me había golpeado estaba completamente roja, intente frotarme el golpe para sacarme el escozor que me había generado la bofetada. Cuando al mirar para abajo mis leggins estaban manchados con unas pequeñas gotas color escarlata, me había salido sangre de la nariz y no había sido capaz de darme cuenta.–Límpiate, no quiero que me manches el auto con tu sangre –me entregó un pañuelo desechable– ¿Qué fue ese numerito de hoy?Me lanzó un periódico y al tomarlo pude ver una foto del destrozo de hoy, y la nota decía:“El Joven Relish amenaza a un oficial de la policía”.–Papá –hable al fin–, tú no entiendes. No fue así, esos policías son unos incompetentes buenos para nada. No tiene ni idea como me dejaron el auto, no fueron capaz de hacer nada al respecto.
Entré a su perfil y lo que vi me sorprendió bastante. La tía no estaba nada mal, molaba bastante y era bastante caliente. Tenía pinta de niña pija pero igualmente no estaba nada mal, algunas de sus fotos eran estilo modelo –era de esperarse con el status que poseía–; Dolce gabbana, Versace, Channel, Gucci, Christian Dior, Praga, tenía el estilo y la figura. Aquella tía era la imagen de afrodita en vida. Alta, esbelta de cabello color oro como si cayera en cascada sobre sus hombros, dientes blanquecinos –perfectos–, ojos color celeste, con un cuerpo voluminoso pero sin tanta carne en los huesos, lo justo y necesario para su complexión. Me relamí los labios pensando que tal vez podría liarme con ella para olvidarme de Alice, tal vez fuera una buena experiencia. Tendría que llamar a Lucio para saber más de ella antes de su llegada, pero eso no me preocupaba tanto. Tomé el móvil tenía de fondo de pantalla una foto con Alice, tirados en la hierba verde del parque; Era verano, teníamos una
Estábamos por llegar pero unos autos no nos dejaban avanzar porque un par de ebrios de unos de los autos comenzó a pelearse con el auto de más adelante que no lo dejaba salir del estacionamiento. Pero al mirar por la ventana, pude verle de lejos podría reconocerla donde fuere por más que no estuviéramos cerca, se encontraba fumando un cigarrillo en la puerta del pub. No pude aguantar más la espera, lo cual le dije a Rogelio que me iba a bajar, y que intentara aparcar el auto lo más cerca posible.Estaba a punto de llegar a la puerta, cuando la vi doblarse para vomitar. Sí, estaba completamente pasada de copas, lo cual no estaba para nada en sus cabales como para llevarla a su casa. Corrí un poco hasta llegar hasta donde estaba.Mis mejillas ardían –no sé si del frio o de la furia que me corroía por dentro– al verla en ese estado descontrolado. Cuando paró de vomitar, notó mi presencia y su cara se transformó en un completo desconcierto.–¿Y tú que haces aquí? – me dijo con voz algo ga
Intenté subir la escalera lo más rápido posible sin hacer demasiado ruido para no alertar a nadie de que estaba despierto, cuando Alice se movió algo somnoliento sobre mí y por un momento tuve la sensación de que se veía realmente tierna con esa sonrisa de lado, como si estuviera soñando algo bonito. Al llegar a mi habitación intenté depositarla delicadamente en mi cama para no despertarla pero cuando estaba por dejarla ella abrió los ojos y me miró fijamente un rato, como si el tiempo se hubiera detenido haciendo el momento completamente eterno. Aquellos ojos que una vez me habían hechizado en cuerpo y alma me estaban mirando fijamente con un brillo singular en ellos; No había odio, no tenían rencor, algo en ellos me dejaba sin aliento, imaginándome escenarios futuros.Iba a hablarle cuando se estiró a penas para capturar mis labios con los suyos sellando el pacto con un dulce beso. Sus labios se sentían calientes, y aunque su aliento olía a alcohol puro no me importó demasiado –era