Capítulo 122

Tomo un frasco de D-IX y no puedo creer que éste fuera el trabajo de Richtofen, un hombre con una mente excepcional que se enfocó en hacer el mal. Suspiro y dejo el frasco junto con los demás dentro de las bolsas; el botín anterior está en Italia, con mis padres, espero que ya hayan encontrado la forma de destruir estas píldoras sin intoxicar a alguien.

—¿Es lo último? —pregunta Erika viendo las píldoras con dolor.

—Así parece. —Le sonrío y pongo mi mano en su hombro.

—Es lo que mi padre habría querido.

—Así es, con esto creo que podrá por fin descansar en paz. —Me parte el corazón verla triste.

Cómo me hubiera gustado poder mantener la vida de Richtofen intacta, tal vez nuestra historia sería diferente, por lo menos Erika y Ed no habrían perdido a su padre y tendrían una aleg

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