—No puedo creer que me convencieras de hacer esta locura a mitad de semana… sabes que tengo mucho trabajo Lester. Papá te asesinara.
—Casi no te veo, Antoni te acapara toda. Es injusto mi amor.
—Sabias en lo que te metías conmigo hace un año, no soy una chica fácil. Tengo muchas responsabilidades que no puedo delegar.
—Pero también conmigo soy tu novio, preciosa. Necesito de tu compañía para variar.
—Llevamos dos días en alta mal, mañana me tienes que regresar.
—Es un trato. Sonríe.
Se inclina sobre su novia quien se encontraba sentada en el enorme sofá blanco que poseía su yate. Ambos bebían champagne, y disfrutaban de una agradable tarde. Los chicos llevaban un año de novios, teniendo citas cada vez que Casiopea tenía tiempo.
Pero Lester ya estaba cansado de tener que verla solo por algu
Los movimientos de Lester eran suaves, no quería lastimarla. Sujeta por la cintura guiaba el cuerpo de su chica, era muy estrecha por dentro y eso lo enloquecía más de lo que ya estaba. Busco los labios de su novia, tomando su mentón con las manos para mantenerla pegaba a su boca. Los gemidos de esta se hicieron más intensos, Lester la penetraba con más urgencia. Sus cuerpos sudaban a mares bajo el intenso resplandor del sol. El oleaje de la marea ayudaba bastante, le permitía llegar mucho más profundo en el interior de ella. Hasta que sintió como las paredes vaginales de Casiopea contraerse, dejando salir su lado salvaje. La chica gemía de placer. Subiendo y bajando rápidamente sobre su pene… aferro ambas manos sobre sus hombros mientras se corría sobre él. Lester pudo sentir como un líquido tibio decencia por su miembro. ¡Cielos! Era la gloria, ella lo era. No se pudo resistir más, termino por explotar vaciándose en el interior de su mujer. Propinándole las últimas
Eran pasadas las cinco de la tarde en Colorado Springs, una pequeña localidad que se encontraba en la base de las montañas rocosas. Esa tarde era fresca, y Andrómeda estaba sentada en la inmensa cama de su novio Fernando, lo había conocido hace un par de años en la biblioteca, en la que actualmente aun trabajaba como acomodadora de los libros en otras palabras ella era una bibliotecaria.En fin, cuando lo vio por primera vez esa tarde estaba completamente mojado gracias a una gran tormenta que se había desatado ese día.Era la primera vez que lo había visto en su vida, y sintió como su corazón vibro con entusiasmo, era tan guapo y galán. Su atractivo rostro la envolvió de una vez invitándola a que lo besara, se enamoró a primera vista del chico, no tendría muchos años de diferencia era lo mejor de todo. Lo miraba mientras organizaba las estanterías, fa
No es que desconfiara de Fernando, pero algo muy dentro de ella le decía que debía aguardar. Que aún no era el momento.—Pero aún no quiero, lo lamento Fernando.Intento levantarse pero este se lo impidió, la tomo de los hombros acostándola bruscamente. Ella lo miro a los ojos confundida, pero él estaba serio.—¿Qué estas intentando hacer? Suéltame.—Ya me canse de que estés aguardando, que pretendes que pase años a tu lado y solo me conforme con unos besos, así no funcionan las cosas. Hoy mismo vamos a resolver ese asunto y veras que después que pruebes te aseguro que querrás hacerlo todos los días.Ella estaba horrorizada con cada palabra que salía de la boca de su novio, del hombre quien decía que la amaba, nunca imagino que él podría decirle una cosa semejante.—No basta &ique
Diviso la isla a lo lejos y era bellísima, cuando se bajó del ferry se enamoró de lo maravillosa y pintoresca que era, las casas eran auténticamente cicladas y con aires venecianos de un blanco esplendoroso. Era muy bonito, cualquiera desearía vivir allí de por vida en aquella pacifica isla. Arrastraba su maleta por el puerto, Peter le comento que en la isla no había transporte por lo pequeña que era, pero si contaba con medio de transporte como las bicicletas o simplemente caminar. Según el, la casa de sus padres estaba a unas pocas cuadras del puerto así que muy bien podía ir andando, y eso fue exactamente lo que hizo.Le había dejado un croquis muy detallado de cómo llegar, y de cómo era la casa. Paro la verdad es que habían muchos laberintos de calles y casas todas en blanco impecable. Pero eso no pudo
Una voz detrás de ella hizo que diera un respingo. Era el… el extraño de la cafetería con su gallarda sonrisa vestido solo con unos pantalones cortos y una camisa blanca abierta por el medio mostrando su atractivo abdomen marcado pero que carajos ¿Cuántos cuadritos tenia? Las líneas de sus caderas se perdían por sus pantalones bajos los cuales hacían el intento de ocultar un bulto.—¿Me estas siguiendo?—¡Jamás! Seguido de eso expresó algunas palabras en la lengua nativa del lugar. Finalizando con una sonrisa traviesa.Ella lo miro con suspicacia, no confiaba en él, de hecho no confiaba en los extraños y menos después de su último encuentro con uno le quedaron solo malos recuerdos y amargos sabores. Se prometió no volver a confiar en un extraño, al menos que alguno de sus amigos se lo presentara. Pero si lo miraba por ot
—No hay mucho que decir, vivo en esta isla por mi trabajo, mis padres viven en Santorini. Esta isla es estupenda y estar aquí es como un sueño tranquilo y sin problemas.—¿Cómo visitas a tus padres?—Tengo un yate puedo ir y venir cuando quiera.—Era de suponer. Balbuceo.—¿Por qué estás aquí en Grecia? Aun no llega la temporada de turistas.—¿Es necesario la temporada?—¡Siempre respondes con otra pregunta! Rio.—Me obsequiaron el viaje, no me pude negar.—Me apuesto a que fueron tus padres, puedo jurar que alguno de los dos son griegos.—En efecto mi madre lo es. Pero no fueron ellos.La sonrisa de él se borró en un instante. Quedo pensando como buscando que decir.—Entonces fue algún tío.—La verdad es que no estas ni cerca. D&eacu
—¿Es hermoso no es así?—Lo es, perfecto.—Sabía que te gustaría.—¿Por qué me has seguido?—Te vi por el pueblo y decidí seguirte porque la verdad es que quiero conocerte.—No soy buena como amiga, créeme.—Me sacrificare.—Lamento si he sido antipática, pero la verdad no estoy interesada yo…—¿Quién te lastimo tanto?Ella lo miro a los ojos, y los suyos propios comenzaron a nublarse, quería contener las ganas de llorar y no recordar nada, y menos en esos bellos momentos.—Déjame sola, puedo bajar por mi cuenta.—¡No quiero!Le dijo acercándose más a ella, vio como unas lágrimas gruesas caían por sus mejillas poniendo su nariz sumamente roja. Ella miraba la impresiónate vista del mar y el sol poner
Un joven se acercó a ella sacándola de sus pensamientos, ella aprovecho la ocasión para ordenar un té frio, la verdad es que no le gustaba beber, y un té a esas horas de la noche le caería perfecto. Era inevitable no voltear a ver al griego con la morena ¿pero porque le molestaba tanto? De pronto el levanto la vista y la vio, sus ojos conectaron y a él se le dibujo una sonrisa de felicidad por haberla visto allí sentada. Si supiera que tenía ganas de salir corriendo, pero ya había pedido la orden y no huiría solo porque él estuviera allí flirteando con otra. Ella miro hacia otro lado ignorándolo por completo, hasta que imagino que el cayo en cuenta que no estaba solo. Y que ella lo había pillado.Vio como separaba a la morena de su lado y la despachaba, pero no antes de que esta se diera cuenta de las miradas que ambos se estaban dando. Lo cual provoc&oa