Eran pasadas las cinco de la tarde en Colorado Springs, una pequeña localidad que se encontraba en la base de las montañas rocosas. Esa tarde era fresca, y Andrómeda estaba sentada en la inmensa cama de su novio Fernando, lo había conocido hace un par de años en la biblioteca, en la que actualmente aun trabajaba como acomodadora de los libros en otras palabras ella era una bibliotecaria.
En fin, cuando lo vio por primera vez esa tarde estaba completamente mojado gracias a una gran tormenta que se había desatado ese día.
Era la primera vez que lo había visto en su vida, y sintió como su corazón vibro con entusiasmo, era tan guapo y galán. Su atractivo rostro la envolvió de una vez invitándola a que lo besara, se enamoró a primera vista del chico, no tendría muchos años de diferencia era lo mejor de todo. Lo miraba mientras organizaba las estanterías, faltaba menos de una hora para cerrar, pero con tal tormenta era más que seguro que estaría por más horas trabajando. Lo observo por un rato más.
Él estaba de brazos cruzados viendo por el enorme ventanal de la entrada, el caer de la lluvia. Tuvo que haberse aburrido porque se encamino hasta los libros buscando en que entretenerse. No es que ella fuese muy atrevida pero debía hacer algo, se acercó por el otro lado llevando en manos algunos libros que realmente tenía que acomodar en esa repisa. Estaba nerviosa ¿y quién no? Pero ese era su trabajo acomodar libros no estaba haciendo nada malo, llego muy cerca de él colocando algunos libros en la repisa.
—¡Buenos libros! Dijo el mirándola con una sonrisa de medio lado.
—Si en efecto. Dijo mirándole, para luego volver la vista a los libros. –Bueno si lo que te gusta es la antigua historia de Grecia.
—Claro que sí, es realmente fascinante.
Le gustaba leer, era un punto a su favor porque ella amaba leer, adoraba los libros y mucho más cuando se trataba de historias antiguas. Que más pruebas de su propio nombre.
—Bueno te lo recomiendo, mientras pasa esta tormenta tendrás en que entretenerte.
Sentía la mirada del joven recorrerle por todo el cuerpo, ¿no le iba a decir nada más? Termino por acomodar el último libro ya no tenía excusa para permanecer más allí.
—Si eres tu quien me lo recomienda lo leeré. Dijo tomando el libro entra sus manos.
—¡Me alegro! Le dijo mirándolo.
—Entonces ¿trabajas aquí?
—Sí. Ese fue un sí muy débil y bajo.
—¿Cómo te llamas?
—Andrómeda.
—Que interesante tu nombre, tus padres son amantes de la historia griega ¿no es así?
—De hecho sí.
—De tal padres tal astilla. Dijo sonriendo.
Esa vez sonrió más abiertamente al menos tenía sentido del humor a parte de su increíble atractivo.
—¿Cómo te llamas tú? No creo haberte visto por aquí.
—Fernando, y la verdad es que llegue hace dos semanas con mis padres, ya sabes el chico nuevo.
—Pues, bienvenido chico nuevo.
Los dos se dieron una mirada de complicidad y desde entonces el la visitaba con mucha frecuencia a la biblioteca. Hasta que una buena tarde la invito a salir, tras esa cita llegaron muchas más. Andrómeda estaba más que feliz saliendo con Fernando, era el chico perfecto, atento y caballeroso. Luego de un año teniendo citas y muchas charlas al fin le pidió que fuera su novia y desde luego que ella acepto encantada.
Toda la relación era demasiado buena, sus padres la aceptaban y los de ella lo aceptaban a él. Eran una pareja ideal, ¿Qué más podía pedir? Ya había transcurrido mucho tiempo desde que se habían hecho novios. Ese día estaban de aniversario y el por supuesto la invito almorzar en su casa, ver películas y jugar video juegos. Ella lo sabía, era algo un poco infantil, pero era lo que a ambos les gustaba. No se sorprendería que un día él le propusiera matrimonio, eran adultos y ambos trabajaban.
En fin, el día había transcurrido excelente, y esa tarde era maravillosa en todos los sentidos, ella lo observaba mientras colocaba el CD del juego nuevo que había seleccionado.
—Insisto este juego es muy aburrido amor. Le dijo el joven.
—Ya verás que no.
Suspiro mientras se sentaba en la cama nuevamente, cada uno tenía un espacio prudente. Él siempre la respetaba incluso cuando se besaban con intensidad, nunca se sobrepasaba con ella y eso le encantaba. Porque aún no se sentía preparada para dar ese paso, y al parecer Fernando tampoco tenía mucho apuro. Sus padres no estaban ese día, habían salido de viaje y regresaban en una semana. Al principio le dio miedo pasar el día entero a solas con él, pero confiaba en que se portaría como un buen muchacho.
—Sabes estoy aburrido de jugar.
—Solo tenemos una hora jugando cariño. Ella ríe apretando los botones del play como loca.
—Siempre jugamos, hagamos otra cosa. El detuvo los dedos dejando el control en la cama para luego mirarla. Ella lo imito.
—¿Qué clase de cosas? Pregunto pestañeando.
Se arrimó hacia ella besándola en los labios, era muy distinto a otras veces, con mucha urgencia. Ella respondió, claro era su novio era natural que lo hiciera pero aun así le pareció muy extraño que la tomara así. Sus manos bajaron hasta su cintura, ella comenzó a calentarse mientras el, la bajaba hasta sus nalgas y las apretaba con fuerza. No sabía cómo, pero él se encontraba encima de ella tratando de abriera las piernas pero ella lo impidió.
—¡Espera! ¿Qué estás haciendo?
—Pensando en otra forma de entretenernos. Le decía mientras besaba su cuello.
—Hmm... Amor yo.
—Shhh… Tranquila confía en mí, seré muy cuidadoso.
—¡¿Qué?! No espera un momento, yo aún no estoy lista para esto. Le dijo mientras lo separaba de su cuerpo.
—Por favor amor llevamos un año saliendo juntos, ¿Cuándo crees que vamos hacerlo?
—Pensé que me entendías.
—Yo no quiero esperar más, ¿te guardas para el matrimonio o qué?
Por un lado ella lo comprendía, como cualquier chico tenía sus necesidades no podía estar con una mujer mientras reprimía sus instintos de hacer el amor. Pero ella aún no se sentía lista, no es que fuera una mojigata queriendo guardarse la virginidad pero si quería estar bien segura del hombre a quien se la iba a entregar.
No es que desconfiara de Fernando, pero algo muy dentro de ella le decía que debía aguardar. Que aún no era el momento.—Pero aún no quiero, lo lamento Fernando.Intento levantarse pero este se lo impidió, la tomo de los hombros acostándola bruscamente. Ella lo miro a los ojos confundida, pero él estaba serio.—¿Qué estas intentando hacer? Suéltame.—Ya me canse de que estés aguardando, que pretendes que pase años a tu lado y solo me conforme con unos besos, así no funcionan las cosas. Hoy mismo vamos a resolver ese asunto y veras que después que pruebes te aseguro que querrás hacerlo todos los días.Ella estaba horrorizada con cada palabra que salía de la boca de su novio, del hombre quien decía que la amaba, nunca imagino que él podría decirle una cosa semejante.—No basta &ique
Diviso la isla a lo lejos y era bellísima, cuando se bajó del ferry se enamoró de lo maravillosa y pintoresca que era, las casas eran auténticamente cicladas y con aires venecianos de un blanco esplendoroso. Era muy bonito, cualquiera desearía vivir allí de por vida en aquella pacifica isla. Arrastraba su maleta por el puerto, Peter le comento que en la isla no había transporte por lo pequeña que era, pero si contaba con medio de transporte como las bicicletas o simplemente caminar. Según el, la casa de sus padres estaba a unas pocas cuadras del puerto así que muy bien podía ir andando, y eso fue exactamente lo que hizo.Le había dejado un croquis muy detallado de cómo llegar, y de cómo era la casa. Paro la verdad es que habían muchos laberintos de calles y casas todas en blanco impecable. Pero eso no pudo
Una voz detrás de ella hizo que diera un respingo. Era el… el extraño de la cafetería con su gallarda sonrisa vestido solo con unos pantalones cortos y una camisa blanca abierta por el medio mostrando su atractivo abdomen marcado pero que carajos ¿Cuántos cuadritos tenia? Las líneas de sus caderas se perdían por sus pantalones bajos los cuales hacían el intento de ocultar un bulto.—¿Me estas siguiendo?—¡Jamás! Seguido de eso expresó algunas palabras en la lengua nativa del lugar. Finalizando con una sonrisa traviesa.Ella lo miro con suspicacia, no confiaba en él, de hecho no confiaba en los extraños y menos después de su último encuentro con uno le quedaron solo malos recuerdos y amargos sabores. Se prometió no volver a confiar en un extraño, al menos que alguno de sus amigos se lo presentara. Pero si lo miraba por ot
—No hay mucho que decir, vivo en esta isla por mi trabajo, mis padres viven en Santorini. Esta isla es estupenda y estar aquí es como un sueño tranquilo y sin problemas.—¿Cómo visitas a tus padres?—Tengo un yate puedo ir y venir cuando quiera.—Era de suponer. Balbuceo.—¿Por qué estás aquí en Grecia? Aun no llega la temporada de turistas.—¿Es necesario la temporada?—¡Siempre respondes con otra pregunta! Rio.—Me obsequiaron el viaje, no me pude negar.—Me apuesto a que fueron tus padres, puedo jurar que alguno de los dos son griegos.—En efecto mi madre lo es. Pero no fueron ellos.La sonrisa de él se borró en un instante. Quedo pensando como buscando que decir.—Entonces fue algún tío.—La verdad es que no estas ni cerca. D&eacu
—¿Es hermoso no es así?—Lo es, perfecto.—Sabía que te gustaría.—¿Por qué me has seguido?—Te vi por el pueblo y decidí seguirte porque la verdad es que quiero conocerte.—No soy buena como amiga, créeme.—Me sacrificare.—Lamento si he sido antipática, pero la verdad no estoy interesada yo…—¿Quién te lastimo tanto?Ella lo miro a los ojos, y los suyos propios comenzaron a nublarse, quería contener las ganas de llorar y no recordar nada, y menos en esos bellos momentos.—Déjame sola, puedo bajar por mi cuenta.—¡No quiero!Le dijo acercándose más a ella, vio como unas lágrimas gruesas caían por sus mejillas poniendo su nariz sumamente roja. Ella miraba la impresiónate vista del mar y el sol poner
Un joven se acercó a ella sacándola de sus pensamientos, ella aprovecho la ocasión para ordenar un té frio, la verdad es que no le gustaba beber, y un té a esas horas de la noche le caería perfecto. Era inevitable no voltear a ver al griego con la morena ¿pero porque le molestaba tanto? De pronto el levanto la vista y la vio, sus ojos conectaron y a él se le dibujo una sonrisa de felicidad por haberla visto allí sentada. Si supiera que tenía ganas de salir corriendo, pero ya había pedido la orden y no huiría solo porque él estuviera allí flirteando con otra. Ella miro hacia otro lado ignorándolo por completo, hasta que imagino que el cayo en cuenta que no estaba solo. Y que ella lo había pillado.Vio como separaba a la morena de su lado y la despachaba, pero no antes de que esta se diera cuenta de las miradas que ambos se estaban dando. Lo cual provoc&oa
—¡Mierda! Las vacaciones no están saliendo como lo esperaba. Suspiro resignada.Necesitaba un baño, no podía seguir así, se sentía muy sucia. Desde el baño le grito a Antoni que sabía muy bien que seguía allí.—Necesito darme un baño.—En la puerta pequeña de color blanco encontraras todo lo que necesites.—¡Bien, gracias!El baño sin duda había sido estupendo, la relajo inmediatamente. Se sentía renovada y ya no estaba enojada. Vio su vestido de la noche anterior y sin otro remedio tendría que volver a usarlo. Unos toques en la puerta se lo impidieron.—Te traigo algo de ropa para que la uses.—Déjala en la cama gracias.Sin esperar mucho, ella salió del cuarto de baño y para su sorpresa el aún seguía allí. Ella se detuvo de golpe al v
—Estas despedida, Catrina. Antoni le dice tajante a la morena.—Pero… ¿Porque? ¿Qué fue lo que hice mal? Pregunto la morena con los brazos en jarras.—Sabes muy bien lo que hiciste.—¿Qué? Me estas despidiendo por cruzar unas palabras con esa extranjera. Eso es muy injusto Toni.—Por lo que has dicho, ¿con que derechos te crees para hablar de mí? Tú y yo nunca hemos mantenido ningún tipo de relación.—Como si ella no fuera más que una conquista más para ti, la cual botaras cuando te aburras.—Eso no es asunto tuyo ni de nadie. Recoge tus cosas y vete. Jorge te dará tu pago.—Pero esto es ridículo, no me lo creo. Le gritaba la mujer mientras el abandonaba el bar.Lo que pasaba entre Andrómeda y él no se iba terminar así por así, había una conex