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Momentos felices

Enith:

Después de nuestra confesión, habíamos comenzado a pasar más tiempo juntos, claro, todo lo que mis estudios y mi pequeña podían. Amirov era un excelente padre, un día me había despertado sólo para darme cuenta que estaba dormido en la mecedora con nuestra pequeña en brazos, había sonreído y sacado una foto, le había dado una mamila con mi leche materna, suspiro mientras pienso que cuando creo que no puedo enamorarme más, resulta que sí.

- ¿De viaje a España? ‒me giro a verlo mientras terminó de abrochar el suéter de mi bebé.

- Sí, creo que sería bueno ahora que vas a terminar el semestre ‒se acerca, besa las mejillas de Rach, ella toma su rostro y chupa su mejilla, él ríe y yo sólo los veo con cara de idiota enamorada.

- Bien, pero tendrás que traducirme todo el tiempo ‒él ríe asintiendo, beso su mejilla con amor.

Viajamos a muchos países durante mis vacaciones y también por fines de semana largos, decir que no lo disfrute sería una mentira.

También aprendí a vestirme no sólo para los eventos, también en mi día a día, mejoré mi italiano y aprendí algo de español.

Cuando me gradué quise poner mi propia empresa, Amirov estuvo de acuerdo en prestarme algo de dinero para comenzar, le dije que se lo pagaría y estuvo de acuerdo, de todos modos no es como que pudiera decirme que no. Mamma dijo que me ayudaría a promocionarme con sus amigos y conocidos, y pronto la empresa creció bastante, así que encontré la manera de pagarle a Mel, la volvería mi socia a partes iguales, era lo menos que podía hacer después de que me tendió la mano a ciegas, bien podría haberle hecho daño pero ella no se detuvo a pensar en eso.

- ¿Estás segura de esto Enith? Cuando te dije que me pagaras en un futuro no lo decía enserio, esto es ‒la miro tomar el contrato donde establece la sociedad.

- Muy segura Mel, es lo menos que puedo hacer después de que me tendiste la mano, eres como una hermana ‒tomo suave su mano y la aprieto­‒, además, esta creciendo muy rápido y necesito mucho apoyo ‒le guiño un ojo, ella ríe, asiente antes de firmar.

- Tendrás que enseñarme algunas cosas, socia ‒asiento con una enorme sonrisa.

Amirov:

Jamás creí que me casaría, que tendría eso que tanto anhelaba mi madre para mí, pero aquí estaba, viendo a mi esposa sujetar a mi hija mientras ella intenta soplar la vela de su pastel en su cuarto cumpleaños, era una niña preciosa, inteligente y adorable, me imaginaba que así había sido Enith, sólo que ella no había tenido unos buenos padres que la hubiesen amado y mimado como lo hacía yo con Rach, ella era la luz de mis ojos y como le dije una vez a Enith, sería capaz de recibir una bala por ellas.

- Papà, vieni (Papá, ven) ‒dice ella moviendo sus manitas, asiento acercándome para tomarla en brazos, solíamos alternar entre mi idioma y el de su mamá, ella solía referirse en italiano hacia mí y en inglés hacia su madre, aunque siempre ganaba mi idioma, Enith suspiraba y sin más hablaba con ella en italiano, debía decir que era muy sexi hablando, así que solía pedirle que lo hiciera cuando cogíamos, ella se había sonrojado pero lo hacía sin más.

- Sono qui, mia principessa (Ya estoy aquí, mi princesa) ‒digo tras acercarme, la lleno de besos y ella ríe, me abraza con fuerza y sé que esto es todo lo que quiero para el resto de mi vida.

- Te dije que no le comprarás todos esos regalos ‒ella me mira mal mientras mi pequeña se entretiene abriendo las cajas.

- No pude evitarlo, te lo juro ‒la abrazo y pongo mi mejor cara de inocente, ella sonríe de lado y niega.

- Siempre dices lo mismo y acabas por comprarle todo lo que quiere, la vas a malcriar y después será difícil corregirla ‒me regaña seria, beso su cuello, en un punto exacto donde ella es demasiado sensible‒. Amirov, no lo hagas ‒la escucho jadear bajo y sonrío contra su cuello.

- Sé muy bien que te gusta ‒susurro bajo en su oído, la siento estremecerse.

- Basta, estamos en una fiesta familiar ‒me regaña alejándose un poco, me encojo de hombros sonriendo, ella niega y camina hacia Rach, faltaban los regalos de mi madre y del resto de la familia, que sabía serían mucho más de los que pude haberle comprado.

Después de eso nos dispusimos a viajar un tiempo, casi dos años para ser exactos, su empresa estaba a manos de su socia Mel, que siendo sincero, lo estaba haciendo muy bien.

- Querido, tenemos que hablar ‒dice seria saliendo del baño, había acabado de dormir a mi pequeña, le había leído un cuento.

- ¿Qué pasa? ‒ella muerde su labio nerviosa mientras saca una prueba de embarazo, eso me hace congelarme por completo.

- Creo que seremos papás, tengo un retraso de una semana y decidí hacerme una prueba, sale positiva pero prefiero hacerme una prueba de sangre, creo que es mejor ‒la abrazo, podía ver lo nerviosa que estaba, no sabía cómo sentirme al respecto, ¿feliz, preocupado, ansioso? Suspiro, era mejor esperar a mañana y ver que nos deparaba el destino.

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