Alejarme de Adley fue la cosa más difícil que tuve que hacer jamás, era mi primer amor y toda la vida había creído que envejeceríamos juntos. Pero la realidad me había abofeteado con fuerza haciéndome ver que la única que había amado de verdad, la única que había anhelado esa vida, fui yo.
Y aquí estaba, en un país diferente, una ciudad desconocida y un idioma que no entendía buscando un lugar para quedarme, así como conseguir un trabajo.
- Mi scusi signore ‒intento llamar la atención de un señor con mis escasas frases en italiano, pero decide ignorarme por completo‒. Mi scusi signora, aiuto per favore ‒otra vez nada, quería llorar.
- Oye, sí, tú ‒me giro buscando la procedencia de aquella voz en un perfecto inglés‒, ¿vienes de América? ‒suspiro de alivio al encontrar a la mujer, me acerco y noto que alza una ceja.
- Sí, de Sacramento, California ‒ella asiente‒, ¿tú también? ‒la veo moverse de la calle principal, me hace una seña y la sigo.
- Vengo de Bristol, Inglaterra ‒asiento, su acento se sentía diferente.
- ¿Cuánto tiempo llevas aquí? ‒pregunto mientras tiro de mi maleta, no sabía a dónde iba pero era mejor que estar parada y que me ignoraran.
- Unos siete u ocho meses, soy Melody Brunel, por cierto ‒me sonrojo ante mi falta de modales.
- Un gusto, soy Enith Dunne ‒digo lo bastante alto para que me escuche.
- Tienes suerte, tengo un pequeño departamento que me compró mi sugar, si quieres puedo conseguirte uno, ¿estás soltera? ‒pregunta mientras nos acercamos a unos edificios preciosos, fachada rustica combinada con lo moderno.
- No, terminé con mi novio antes de venir aquí, de hecho, él es la razón de que este aquí ‒la veo alzar las cejas con sorpresa.
- Bueno, le puedo decir a mi dolce papá que te presente a un amigo ‒niego, prefería un trabajo.
- Te agradezco pero no, ¿sabrás de algún trabajo? ‒ella ríe mientras entramos al edificio, era precioso, colores suaves, tenía un toque antiguo que me fascinaba.
- Sí, en el bar donde trabajo suelen contratar seguido, las chicas consiguen un buen pez gordo y se van, no son listas como yo ‒dice con suficiencia mientras subimos al ascensor‒, siempre busca a alguien mejor, o a varios, lo que te resulte mejor ‒asiento sin saber muy bien que decir.
- Eso es perfecto para mí, cuando comience a ganar dinero te ayudare con los gastos hasta que pueda mudarme a otro lado ‒ella comienza a reír.
- Enith, no necesitas pagar nada, dolce papá paga todo, tú sólo disfruta, si un día te va mejor que a mí, me lo pagas. ‒El ascensor se abre y salimos, los pisos debían tener como seis o siete departamentos, no se veían pequeños, y resultó que no lo eran cuando entramos, tenían dos habitaciones, sala, comedor, cocina, dos baños y un cuarto de lavado‒. Siéntete como en tu casa, el bar abre en tres horas así que descansa, ¿quieres comer? ‒asiento, sé que hay personas buenas, no esperaba encontrar una tan pronto.
- Muchas gracias Melody, te prometo que jamás olvidaré esto ‒la veo dejar su abrigo en el sillón, al menos podría ayudar con la limpieza y la comida, ¿no?
- Llámame Mel u Ody, Melody sólo me dice él ‒me guiña un ojo y río bajito asintiendo.
Me enseña mi habitación y sonrío con lo que veo, tenía una cama, una mesita de noche, un closet y una ventana con vista a la calle, perfecta para mí.
Guardo mis cosas en el closet y voy a darme un baño, me sentía rara pero también se sentía correcto. Me baño rápido para ayudar con la comida, pero ella ha ordenado algo así que no me queda de otra que sentarme y comer.
Tras la comida había recogido y lavado la loza, y tras darse las seis, habíamos salido rumbo al bar.
- Tienes suerte chica, ayer me renunció una, contratada ‒asiento sonriendo‒, empiezas hoy mismo si quieres.
- Gracias señor, no tendrá quejas de mí ‒sonrío mientras estrecho su mano, el hombre también hablaba inglés además de italiano y otro idioma, creo que catalán.
Mel me había enseñado el lugar, me había dado un uniforme y tras limpiar, me había puesto a leer y entender los menús, debía poner empeño en mis clases, después de todo, este era un nuevo país, y por lo tanto, un nuevo comienzo, sanaría mi corazón y triunfaría, como que me llamaba Enith Elizabeth Dunne.
¿Saben que es peor que tu novio de toda la vida se case con tu media hermana? Irte a un país extraño y que después de tres meses te enteres que estas embarazada.- Esto no me puede pasar hoy Mel, hoy no ‒miro a mi amiga que sostiene la hoja de los resultados, me había estado sintiendo mal así que ella me convenció de hacerme unos estudios, y ahí estaba el resultado.- Dice que tienes casi tres meses, podrías realizarte un aborto ‒muerdo mi labio, era una posibilidad, niego, este pequeño bebé no tenía la culpa de nada.- No, sé que me va a costar el doble pero saldré adelante, sólo me tomo por sorpresa, ¿crees que quieran cambiarme el horario para salir más temprano? ‒ella asiente abrazándome.- Claro que sí, te hemos tomado mucho cariño, y esa pequeña tendrá muchas tías ‒la abrazo emocionada, suspiro mientras nos dirigimos al trabajo, mañana tenía examen y no quería más estrés del necesario.- ¿De verdad? ‒escucho como todas chillan, me abrazan en montón, cada chica tenía sus propios
Nada más levantarme había tomado un baño, desayunado e ido al doctor, había conseguido cita a medio día, así que estaba agradecida.Durante el chequeo me había dicho que todo estaba bien, peso, edad gestacional y medidas, me había preocupado porque no solía comer bien, mucho menos ahora que se acercaba la época de exámenes, así que me había sentido aliviada, me había dado suplementos y recomendaciones, ahora sí que lo sentía real.Camino por la ciudad de Ragusa, era muy bella y me encantaba la paz y la calma que emanaba, además, aquí nadie me conocía y eso estaba bien, no deseaba que hablar a mis espaldas, estaba harta y no me merecía nada de eso.Me siento en una pequeña cafetería, moría de hambre, le pido a la mesera y la veo alejarse mientras pienso en todo lo que he pasado, este tiempo me ha servido para reflexionar y darme cuenta lo idiota que fui, lo mucho que permití que me pisotearan, porque ambos lo hicieron y ni se diga a mis padres que jamás les importé, pero en fin, ahora
Enith:Sí, estaba demente, loca y desquiciada, tras pensarlo durante la noche y parte de la mañana me había decidido, aceptaría ese loco trato, ¿qué podría salir mal?Era verdad que necesitaría mucha ayuda cuando mi bebé naciera, no le pediría nada de Adley y si algún día volvía, tendría el respaldo de los Bianchi, él ni nadie podría hacerme nada, además, no viviría a expensas de ellos por siempre, en cuanto terminara mi carrera comenzaría mi propio negocio y así me sentiría menos arribista.Y siendo más fríos, alguna vez había decidido casarme por amor, ¿por qué ahora no podía hacerlo por interés? Había que ser pragmática y menos emocional.Al final, había citado a Amirov en una cafetería, decir que se había alegrado era quedarse corto.- Suerte con eso Enith, y felicidades ‒le había contado todo a Mel, ella estaba feliz y le dije que no me olvidaría de ella, ya vería como le pagaría todo lo que había hecho por mí.A eso de las cuatro había llegado al lugar acordado, aunque yo llegue
Amirov:Viendo la cara que había puesto, me reprendía de manera mental por haber hecho eso sin consultarlo, pero había estado tan insistente que había cedido, y ahora no podría escapar de eso.- No estoy presentable ‒señala su ropa, mi madre no se fijaría en eso, a ella sólo le importaba que tuviera una argolla en mi dedo y el pequeño que crecía en su vientre.- No te preocupes, eso es lo que menos verá, todo lo que desea ya lo tiene ‒sonrío de lado, ella no parece muy convencida pero tras unos minutos, acepta ir a comer, por lo pronto desayunaríamos aquí.Siendo sincero, ese había sido el mejor desayuno que había tenido en mucho tiempo, era refrescante lo que hablaba, tan lejos de la superficialidad con la que vivía, ella le contaba sobre su vida en Sacramento, debía decir que le sorprendía que no se hubiese ido de ahí antes, sus padres eran una basura, igual que su media hermana y que decir de ese maldito tipo, personas como esas lo asqueaban.- Ahí termina mi conocimiento en moda ‒
Enith:Mi pequeña había nacido tres días antes de la fecha de parto, tras verla por primera vez sentí que el mundo podría caerse y no importaba con tal de poder sostenerla en mis brazos, no me importaba Adley, ni mis padres ni mucho menos Fiorella, sólo importaba Rachele, el nombre que habíamos decidido ponerle, porque había que reconocer que Amirov se había ganado ese derecho a pulso.- No puedo dejar de verla, siento que podría pasarle algo si la dejo de ver ‒dice él sin apartar la vista de ella, dormía tranquila tras comer, no podía evitar sonreír como idiota al verlo ser tan tierno con ella, era impresionante ver a ese hombre tan imponente, de mirada fría y serio, ser tan dulce y desbaratarse por cualquier cosita que hiciera, era hermoso de ver.Amirov:Me había despertado al no sentirla a mi lado, al abrir los ojos la vi cerca de la cuna, estaba de espaldas y mecía a Rach, justo como lo había imaginado, incluso traía esa bata dorada, y no pude más, sabía que no podría contener má
Enith:Los siguientes días fueron maravillosos, salíamos de paseo con Rachele y comíamos todas las tardes con mamma, la verdad es que la mujer era un sol y desde el principio me hizo sentir bienvenida, siendo sincera, al inicio me había sentido incómoda porque en mi familia no había tenido muestras de cariño en toda mi vida, así que era raro, pero ella era así por naturaleza y pronto me deje envolver y le permití ser mi madre y yo su hija.- Mi preciosa niña ‒mamma cargaba a Rach y la mecía con amor, era hermoso de ver. Creo que debía agradecerle a esos dos haberme hecho lo que me hicieron, porque no habría tenido el valor de irme de ahí y no tendría esta maravillosa familia.- Sabes ‒me estremezco cuando me abraza por la espalda y me susurra bajo en el oído‒, he pensado que quizás mi madre puede cuidar a nuestra hija y tener nuestra luna de miel ‒su voz ronca hace que mi piel se erice por completo, mi cuerpo reacciona a él y asiento.Amirov:Enith no sólo era hermosa, era una diosa y
Enith:Después de nuestra confesión, habíamos comenzado a pasar más tiempo juntos, claro, todo lo que mis estudios y mi pequeña podían. Amirov era un excelente padre, un día me había despertado sólo para darme cuenta que estaba dormido en la mecedora con nuestra pequeña en brazos, había sonreído y sacado una foto, le había dado una mamila con mi leche materna, suspiro mientras pienso que cuando creo que no puedo enamorarme más, resulta que sí.- ¿De viaje a España? ‒me giro a verlo mientras terminó de abrochar el suéter de mi bebé.- Sí, creo que sería bueno ahora que vas a terminar el semestre ‒se acerca, besa las mejillas de Rach, ella toma su rostro y chupa su mejilla, él ríe y yo sólo los veo con cara de idiota enamorada.- Bien, pero tendrás que traducirme todo el tiempo ‒él ríe asintiendo, beso su mejilla con amor.Viajamos a muchos países durante mis vacaciones y también por fines de semana largos, decir que no lo disfrute sería una mentira.También aprendí a vestirme no sólo p
Enith:Decir que estaba nerviosa era quedarse corta, si bien Rach tenía la edad suficiente para que viniera otro bebé al mundo, no sabía si Amirov se lo tomaría bien ya que no quería hijos biológicos.- Enith, creo adivinar hacia donde van tus pensamientos ‒su voz me hace sobresaltarme, esperábamos en el consultorio del doctor los resultados‒, pero si resulta que estas embarazada, lo voy a disfrutar mucho igual que cuando estabas embarazada de Rach, no estaba en nuestros planes pero quizás el universo quiera decirnos algo ‒me abraza y casi me desinflo en sus brazos, no sé porque había dudado que él no estaría conmigo en esto, lo amaría como amaba a Rach.- Bueno, aquí tengo el resultado ‒nos separamos nada más entrar el doctor, aprieto con fuerza la mano de Amirov‒, veamos ‒abre el sobre y contengo la respiración, lo veo leer y al terminar nos mira‒. Señores Bianchi, no tienen nada de que preocuparse, es negativo ‒suelto el aire casi con alivio, no creía estar preparada para esto por