Enith:
Sí, estaba demente, loca y desquiciada, tras pensarlo durante la noche y parte de la mañana me había decidido, aceptaría ese loco trato, ¿qué podría salir mal?
Era verdad que necesitaría mucha ayuda cuando mi bebé naciera, no le pediría nada de Adley y si algún día volvía, tendría el respaldo de los Bianchi, él ni nadie podría hacerme nada, además, no viviría a expensas de ellos por siempre, en cuanto terminara mi carrera comenzaría mi propio negocio y así me sentiría menos arribista.
Y siendo más fríos, alguna vez había decidido casarme por amor, ¿por qué ahora no podía hacerlo por interés? Había que ser pragmática y menos emocional.
Al final, había citado a Amirov en una cafetería, decir que se había alegrado era quedarse corto.
- Suerte con eso Enith, y felicidades ‒le había contado todo a Mel, ella estaba feliz y le dije que no me olvidaría de ella, ya vería como le pagaría todo lo que había hecho por mí.
A eso de las cuatro había llegado al lugar acordado, aunque yo llegue un poco antes porque estaba nerviosa, o sea, iba a aceptar casarme con un extraño, mentirle a una familia entera y hacer pasar a un pequeño no nacido como alguien de su familia, muy sencillo.
- Me alegra verte de nuevo Enith ‒doy un salto al oír su voz, niego, no podría hacer esto, me ponía demasiado nerviosa.
- No, no puedo, me hablaste y parece que me hubieran atrapado robando algo, yo ‒intento ponerme de pie pero él me lo impide, muerdo mi labio.
- Tranquila, creo que ese nerviosismo tuyo nos ayudara, tampoco espero que llegues y te adaptes a todo de buenas a primeras, ¿verdad? Nadie lo esperara, así que tranquila ‒suspiro y asiento, supongo que tenía razón.
- Esta bien, entonces, ¿firmamos un contrato o algo similar? ‒él asiente mientras saca un maletín, rio bajito, me mira raro y me pongo seria.
- ¿Algún chiste que me perdí? ‒me mira alzando una ceja, niego intentando no sonreír.
- Me parece muy gracioso que trajeras un maletín ‒me encojo de hombros, él parecía mirarme con curiosidad.
- Son negocios Enith, todo hombre de negocios que se respete tiene uno ‒asiento no muy segura, me extiende el contrato y comienzo a leer. En realidad no había nada que no se hubiese mencionado antes, tomo la pluma y sin más firmo, sabía que de no hacerlo ahorita, terminaría por arrepentirme.
- Listo, ¿ahora qué? ‒deslizo los papeles hacia él, lo veo firmar y guardarlo en su maletín, me seguía pareciendo gracioso.
- Ahora, vamos a ir a mi casa porque ya les dije de tu existencia, y mi madre desea conocerte, ¿estás lista? ‒eso me deja clavada en mi lugar, creo que ni siquiera respiraba, en que merda me metí, pienso mientras la sangre abandona mi cara.
Amirov:Viendo la cara que había puesto, me reprendía de manera mental por haber hecho eso sin consultarlo, pero había estado tan insistente que había cedido, y ahora no podría escapar de eso.- No estoy presentable ‒señala su ropa, mi madre no se fijaría en eso, a ella sólo le importaba que tuviera una argolla en mi dedo y el pequeño que crecía en su vientre.- No te preocupes, eso es lo que menos verá, todo lo que desea ya lo tiene ‒sonrío de lado, ella no parece muy convencida pero tras unos minutos, acepta ir a comer, por lo pronto desayunaríamos aquí.Siendo sincero, ese había sido el mejor desayuno que había tenido en mucho tiempo, era refrescante lo que hablaba, tan lejos de la superficialidad con la que vivía, ella le contaba sobre su vida en Sacramento, debía decir que le sorprendía que no se hubiese ido de ahí antes, sus padres eran una basura, igual que su media hermana y que decir de ese maldito tipo, personas como esas lo asqueaban.- Ahí termina mi conocimiento en moda ‒
Enith:Mi pequeña había nacido tres días antes de la fecha de parto, tras verla por primera vez sentí que el mundo podría caerse y no importaba con tal de poder sostenerla en mis brazos, no me importaba Adley, ni mis padres ni mucho menos Fiorella, sólo importaba Rachele, el nombre que habíamos decidido ponerle, porque había que reconocer que Amirov se había ganado ese derecho a pulso.- No puedo dejar de verla, siento que podría pasarle algo si la dejo de ver ‒dice él sin apartar la vista de ella, dormía tranquila tras comer, no podía evitar sonreír como idiota al verlo ser tan tierno con ella, era impresionante ver a ese hombre tan imponente, de mirada fría y serio, ser tan dulce y desbaratarse por cualquier cosita que hiciera, era hermoso de ver.Amirov:Me había despertado al no sentirla a mi lado, al abrir los ojos la vi cerca de la cuna, estaba de espaldas y mecía a Rach, justo como lo había imaginado, incluso traía esa bata dorada, y no pude más, sabía que no podría contener má
Enith:Los siguientes días fueron maravillosos, salíamos de paseo con Rachele y comíamos todas las tardes con mamma, la verdad es que la mujer era un sol y desde el principio me hizo sentir bienvenida, siendo sincera, al inicio me había sentido incómoda porque en mi familia no había tenido muestras de cariño en toda mi vida, así que era raro, pero ella era así por naturaleza y pronto me deje envolver y le permití ser mi madre y yo su hija.- Mi preciosa niña ‒mamma cargaba a Rach y la mecía con amor, era hermoso de ver. Creo que debía agradecerle a esos dos haberme hecho lo que me hicieron, porque no habría tenido el valor de irme de ahí y no tendría esta maravillosa familia.- Sabes ‒me estremezco cuando me abraza por la espalda y me susurra bajo en el oído‒, he pensado que quizás mi madre puede cuidar a nuestra hija y tener nuestra luna de miel ‒su voz ronca hace que mi piel se erice por completo, mi cuerpo reacciona a él y asiento.Amirov:Enith no sólo era hermosa, era una diosa y
Enith:Después de nuestra confesión, habíamos comenzado a pasar más tiempo juntos, claro, todo lo que mis estudios y mi pequeña podían. Amirov era un excelente padre, un día me había despertado sólo para darme cuenta que estaba dormido en la mecedora con nuestra pequeña en brazos, había sonreído y sacado una foto, le había dado una mamila con mi leche materna, suspiro mientras pienso que cuando creo que no puedo enamorarme más, resulta que sí.- ¿De viaje a España? ‒me giro a verlo mientras terminó de abrochar el suéter de mi bebé.- Sí, creo que sería bueno ahora que vas a terminar el semestre ‒se acerca, besa las mejillas de Rach, ella toma su rostro y chupa su mejilla, él ríe y yo sólo los veo con cara de idiota enamorada.- Bien, pero tendrás que traducirme todo el tiempo ‒él ríe asintiendo, beso su mejilla con amor.Viajamos a muchos países durante mis vacaciones y también por fines de semana largos, decir que no lo disfrute sería una mentira.También aprendí a vestirme no sólo p
Enith:Decir que estaba nerviosa era quedarse corta, si bien Rach tenía la edad suficiente para que viniera otro bebé al mundo, no sabía si Amirov se lo tomaría bien ya que no quería hijos biológicos.- Enith, creo adivinar hacia donde van tus pensamientos ‒su voz me hace sobresaltarme, esperábamos en el consultorio del doctor los resultados‒, pero si resulta que estas embarazada, lo voy a disfrutar mucho igual que cuando estabas embarazada de Rach, no estaba en nuestros planes pero quizás el universo quiera decirnos algo ‒me abraza y casi me desinflo en sus brazos, no sé porque había dudado que él no estaría conmigo en esto, lo amaría como amaba a Rach.- Bueno, aquí tengo el resultado ‒nos separamos nada más entrar el doctor, aprieto con fuerza la mano de Amirov‒, veamos ‒abre el sobre y contengo la respiración, lo veo leer y al terminar nos mira‒. Señores Bianchi, no tienen nada de que preocuparse, es negativo ‒suelto el aire casi con alivio, no creía estar preparada para esto por
Amirov:Había visto a mi madre sumirse en un luto perpetuo, suspirando de amor por un hombre que sería capaz de dejarlo todo si ella se lo pedía, pero ambos eran demasiado leales, así que habían mantenido separados, ahora que por fin me había dado cuenta de lo mucho que la amaba, de que esperaba pasar el resto de mi vida junto a ella, es que temía que si algo me pasaba, ella hiciera lo que mi madre, así que le haría prometer que seguiría, que amaría de nuevo, sólo Dios sabía cuánto la amaba y que lo único que deseaba era su felicidad, incluso de la mano de otro, uno que no fuera el padre biológico de Rachele.Sentado en mi oficina se me ocurrió una idea, quizás no sucedería en muchos años, pero era mejor dejar todo listo.Primero, había hecho una carta a mi madre explicando todo con respecto a mi hija, las razones y porque no debía odiarlas ni despreciarlas, aunque estaba seguro que eso jamás pasaría, mi madre las adoraba, pero era mejor prevenir cualquier situación, y en todo caso, e
Amirov:Cuando me llegó aquella propuesta de Sacramento, estuve tentado a rechazarla, no necesitaba otro negocio fuera de aquí, pero fue ella quién insistió en que debía aceptar.- Siempre dices que ya no soy la misma que se fue de ahí, así que demostremos eso ‒se encoge de hombros mientras se sienta en mis piernas, beso su hombro y asiento.- Sería un buen momento para mostrar a la hermosa, sensual e inteligente señora Bianchi, ¿qué dices tú? ‒beso su cuello, la siento estremecerse, amaba saber que ella reaccionaba así al más mínimo toque, saber que era mía y que era el único que podía tocarla, me hacía sentir poderoso.- Me gusta ese plan señor Bianchi ‒me sonríe coqueta, la acomodo en el escritorio, ella enreda sus piernas en mi cintura pegándome más a ella.Al inicio ella no se mostraba así de atrevida, era más bien tranquila, pero conforme fue cogiendo confianza y cuando entendió que me volvía loco, comenzó a soltarse hasta el punto de perder cualquier clase de inhibición al mome
Jamás nos detenemos a pensar en cuándo, cómo y dónde moriremos, ¿será lento y doloroso?, ¿rápido y sin dolor? Dormido, despierto, nunca nos preparamos para un evento como ese, y siempre que llega estas teniendo un día normal.- Vamos a divertirnos mucho, ¿verdad principessa? ‒miro a mi preciosa Rachele, no podía poner en palabras lo mucho que la amaba, nunca creí que llegaría a amarla así, fue fácil quererlas.- Sì papà ‒rodea mi cuello, beso su cabeza.- Me gustaría acompañarlos, pero ya quede con Maddie de almorzar, así que diviértanse y no olviden traerme algo bonito ‒ella besa la mejilla de nuestra hija, la dejo en el suelo.- Ve por tu mochila principessa ‒le sonrío, ella asiente y corre a su habitación‒. Es una pena que no nos acompañes, te voy a extrañar ‒la pego a mí suave, beso su cuello, sabía que ese era un punto débil, olía tan bien.- Amirov ‒su voz sale ronca, me separo de su cuello y la beso con hambre, ella corresponde como siempre.- Ya la tengo ‒escucho que grita y s