Amirov:
Había visto a mi madre sumirse en un luto perpetuo, suspirando de amor por un hombre que sería capaz de dejarlo todo si ella se lo pedía, pero ambos eran demasiado leales, así que habían mantenido separados, ahora que por fin me había dado cuenta de lo mucho que la amaba, de que esperaba pasar el resto de mi vida junto a ella, es que temía que si algo me pasaba, ella hiciera lo que mi madre, así que le haría prometer que seguiría, que amaría de nuevo, sólo Dios sabía cuánto la amaba y que lo único que deseaba era su felicidad, incluso de la mano de otro, uno que no fuera el padre biológico de Rachele.
Sentado en mi oficina se me ocurrió una idea, quizás no sucedería en muchos años, pero era mejor dejar todo listo.
Primero, había hecho una carta a mi madre explicando todo con respecto a mi hija, las razones y porque no debía odiarlas ni despreciarlas, aunque estaba seguro que eso jamás pasaría, mi madre las adoraba, pero era mejor prevenir cualquier situación, y en todo caso, era mejor que lo supiera por mí.
Una vez terminó, comienzo con otras para Rachele, en estas la felicitaba en cada cumpleaños, eventos importantes como graduaciones, por si algún día pedían su mano y para su boda, el nacimiento de su hijo o hijos.
Había dudado de escribir esta, porque quizás podría planearme a futuro tener otro hijo con ella, después de todo la vasectomía era reversible o bien podríamos hacer una fecundación in vitro; así que podría hacer lo mismo que con Rachele, le escribiría una para cada momento importante.
Por último, para ella, debía recordar que la vida era demasiado corta y que debía seguir, y con esto, pensé que necesitaba dejarle una carta a una última persona, para la persona que ocuparía mi lugar en sus vidas.
Suspiro mientras la cierro, escribo encima: para el hombre que está con mis amores.
Junto las cartas y las guardo mientras veo entrar a Rachele, a sus cinco años es imparable, espero ser quien la acompañé al altar, de verdad lo deseo.
Amirov:Cuando me llegó aquella propuesta de Sacramento, estuve tentado a rechazarla, no necesitaba otro negocio fuera de aquí, pero fue ella quién insistió en que debía aceptar.- Siempre dices que ya no soy la misma que se fue de ahí, así que demostremos eso ‒se encoge de hombros mientras se sienta en mis piernas, beso su hombro y asiento.- Sería un buen momento para mostrar a la hermosa, sensual e inteligente señora Bianchi, ¿qué dices tú? ‒beso su cuello, la siento estremecerse, amaba saber que ella reaccionaba así al más mínimo toque, saber que era mía y que era el único que podía tocarla, me hacía sentir poderoso.- Me gusta ese plan señor Bianchi ‒me sonríe coqueta, la acomodo en el escritorio, ella enreda sus piernas en mi cintura pegándome más a ella.Al inicio ella no se mostraba así de atrevida, era más bien tranquila, pero conforme fue cogiendo confianza y cuando entendió que me volvía loco, comenzó a soltarse hasta el punto de perder cualquier clase de inhibición al mome
Jamás nos detenemos a pensar en cuándo, cómo y dónde moriremos, ¿será lento y doloroso?, ¿rápido y sin dolor? Dormido, despierto, nunca nos preparamos para un evento como ese, y siempre que llega estas teniendo un día normal.- Vamos a divertirnos mucho, ¿verdad principessa? ‒miro a mi preciosa Rachele, no podía poner en palabras lo mucho que la amaba, nunca creí que llegaría a amarla así, fue fácil quererlas.- Sì papà ‒rodea mi cuello, beso su cabeza.- Me gustaría acompañarlos, pero ya quede con Maddie de almorzar, así que diviértanse y no olviden traerme algo bonito ‒ella besa la mejilla de nuestra hija, la dejo en el suelo.- Ve por tu mochila principessa ‒le sonrío, ella asiente y corre a su habitación‒. Es una pena que no nos acompañes, te voy a extrañar ‒la pego a mí suave, beso su cuello, sabía que ese era un punto débil, olía tan bien.- Amirov ‒su voz sale ronca, me separo de su cuello y la beso con hambre, ella corresponde como siempre.- Ya la tengo ‒escucho que grita y s
Alejarme de Adley fue la cosa más difícil que tuve que hacer jamás, era mi primer amor y toda la vida había creído que envejeceríamos juntos. Pero la realidad me había abofeteado con fuerza haciéndome ver que la única que había amado de verdad, la única que había anhelado esa vida, fui yo.Y aquí estaba, en un país diferente, una ciudad desconocida y un idioma que no entendía buscando un lugar para quedarme, así como conseguir un trabajo.- Mi scusi signore ‒intento llamar la atención de un señor con mis escasas frases en italiano, pero decide ignorarme por completo‒. Mi scusi signora, aiuto per favore ‒otra vez nada, quería llorar.- Oye, sí, tú ‒me giro buscando la procedencia de aquella voz en un perfecto inglés‒, ¿vienes de América? ‒suspiro de alivio al encontrar a la mujer, me acerco y noto que alza una ceja.- Sí, de Sacramento, California ‒ella asiente‒, ¿tú también? ‒la veo moverse de la calle principal, me hace una seña y la sigo.- Vengo de Bristol, Inglaterra ‒asiento, su
¿Saben que es peor que tu novio de toda la vida se case con tu media hermana? Irte a un país extraño y que después de tres meses te enteres que estas embarazada.- Esto no me puede pasar hoy Mel, hoy no ‒miro a mi amiga que sostiene la hoja de los resultados, me había estado sintiendo mal así que ella me convenció de hacerme unos estudios, y ahí estaba el resultado.- Dice que tienes casi tres meses, podrías realizarte un aborto ‒muerdo mi labio, era una posibilidad, niego, este pequeño bebé no tenía la culpa de nada.- No, sé que me va a costar el doble pero saldré adelante, sólo me tomo por sorpresa, ¿crees que quieran cambiarme el horario para salir más temprano? ‒ella asiente abrazándome.- Claro que sí, te hemos tomado mucho cariño, y esa pequeña tendrá muchas tías ‒la abrazo emocionada, suspiro mientras nos dirigimos al trabajo, mañana tenía examen y no quería más estrés del necesario.- ¿De verdad? ‒escucho como todas chillan, me abrazan en montón, cada chica tenía sus propios
Nada más levantarme había tomado un baño, desayunado e ido al doctor, había conseguido cita a medio día, así que estaba agradecida.Durante el chequeo me había dicho que todo estaba bien, peso, edad gestacional y medidas, me había preocupado porque no solía comer bien, mucho menos ahora que se acercaba la época de exámenes, así que me había sentido aliviada, me había dado suplementos y recomendaciones, ahora sí que lo sentía real.Camino por la ciudad de Ragusa, era muy bella y me encantaba la paz y la calma que emanaba, además, aquí nadie me conocía y eso estaba bien, no deseaba que hablar a mis espaldas, estaba harta y no me merecía nada de eso.Me siento en una pequeña cafetería, moría de hambre, le pido a la mesera y la veo alejarse mientras pienso en todo lo que he pasado, este tiempo me ha servido para reflexionar y darme cuenta lo idiota que fui, lo mucho que permití que me pisotearan, porque ambos lo hicieron y ni se diga a mis padres que jamás les importé, pero en fin, ahora
Enith:Sí, estaba demente, loca y desquiciada, tras pensarlo durante la noche y parte de la mañana me había decidido, aceptaría ese loco trato, ¿qué podría salir mal?Era verdad que necesitaría mucha ayuda cuando mi bebé naciera, no le pediría nada de Adley y si algún día volvía, tendría el respaldo de los Bianchi, él ni nadie podría hacerme nada, además, no viviría a expensas de ellos por siempre, en cuanto terminara mi carrera comenzaría mi propio negocio y así me sentiría menos arribista.Y siendo más fríos, alguna vez había decidido casarme por amor, ¿por qué ahora no podía hacerlo por interés? Había que ser pragmática y menos emocional.Al final, había citado a Amirov en una cafetería, decir que se había alegrado era quedarse corto.- Suerte con eso Enith, y felicidades ‒le había contado todo a Mel, ella estaba feliz y le dije que no me olvidaría de ella, ya vería como le pagaría todo lo que había hecho por mí.A eso de las cuatro había llegado al lugar acordado, aunque yo llegue
Amirov:Viendo la cara que había puesto, me reprendía de manera mental por haber hecho eso sin consultarlo, pero había estado tan insistente que había cedido, y ahora no podría escapar de eso.- No estoy presentable ‒señala su ropa, mi madre no se fijaría en eso, a ella sólo le importaba que tuviera una argolla en mi dedo y el pequeño que crecía en su vientre.- No te preocupes, eso es lo que menos verá, todo lo que desea ya lo tiene ‒sonrío de lado, ella no parece muy convencida pero tras unos minutos, acepta ir a comer, por lo pronto desayunaríamos aquí.Siendo sincero, ese había sido el mejor desayuno que había tenido en mucho tiempo, era refrescante lo que hablaba, tan lejos de la superficialidad con la que vivía, ella le contaba sobre su vida en Sacramento, debía decir que le sorprendía que no se hubiese ido de ahí antes, sus padres eran una basura, igual que su media hermana y que decir de ese maldito tipo, personas como esas lo asqueaban.- Ahí termina mi conocimiento en moda ‒
Enith:Mi pequeña había nacido tres días antes de la fecha de parto, tras verla por primera vez sentí que el mundo podría caerse y no importaba con tal de poder sostenerla en mis brazos, no me importaba Adley, ni mis padres ni mucho menos Fiorella, sólo importaba Rachele, el nombre que habíamos decidido ponerle, porque había que reconocer que Amirov se había ganado ese derecho a pulso.- No puedo dejar de verla, siento que podría pasarle algo si la dejo de ver ‒dice él sin apartar la vista de ella, dormía tranquila tras comer, no podía evitar sonreír como idiota al verlo ser tan tierno con ella, era impresionante ver a ese hombre tan imponente, de mirada fría y serio, ser tan dulce y desbaratarse por cualquier cosita que hiciera, era hermoso de ver.Amirov:Me había despertado al no sentirla a mi lado, al abrir los ojos la vi cerca de la cuna, estaba de espaldas y mecía a Rach, justo como lo había imaginado, incluso traía esa bata dorada, y no pude más, sabía que no podría contener má