Diez

X. Los que saben.

Darío despertó gracias a la intensa luz que entraba por la ventana. Abrió un poco los ojos y los volvió a cerrar, considerando el volver a dormirse. Sentía que quería descansar por mucho tiempo. Se mantuvo dormitando un par de minutos más pero sus pensamientos comenzaron a hacerse bulliciosos, así que no logró dormir otra vez. Algo molesto por eso, volvió a abrir sus ojos y se encontró en una habitación desconocida, donde la ventana daba vista al bosque y la fría mañana reinaba. Estaba tendido en una cama grande de bronce, con Nilah inconsciente a su lado. Estaba durmiendo torcido y tenía el entrecejo tenso, como si estuviese sufriendo. Se dio cuenta de que ambos tenían ropas para dormir y que la estancia olía a mujer, a una mujer anciana. Comprendió más o menos lo que sucedía cuando percibió la pres

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