Unos capítulos más y me despido, muchas gracias por leer esta historia, me ha costado tiempo, por cuestiones laborales, pero no he quitado el dedo del renglón, hasta concluirla. Agradezco tu comprensión y si no la hay, te ofrezco una disculpa, pero escribir no es lo que me mantiene. Saludos con cariño. Dios me los bendiga, siempre.
Momentos antes…Mientras Amber y Sofía abrazaban a Matías para intentar calmarlo, Marcus salió de la habitación, algo le decía que Jack lo podía necesitar. Sin darse cuenta, la puerta que Davis le había señalado hace apenas unos minutos, se abrió.La mirada de Amber se llenó de terror al ver ingresar a su agresor. Su corazón se agitó, no podía creer que lo tenía frente a ella, para su desgracia, no iba solo.—¿Me extrañaste, amor? —se acercó a ella.—No te acerques a mi amiga —Sofía se puso de pie—. Aún no puedo comprender como es que nos engañaste, eres un ser despreciable.Amado sacó su arma y le apuntó directo a la cabeza.—Tal parece que hoy será el último de tus días, preciosa. —Caminó con ella y la recargó junto a uno de los muros—. Antes te voy a confesar algo. —Acercó su rostro hacia su oído—. La verdad es que siempre me has gustado mucho. —Su mano llegó hacia su pecho—, no sé cómo es que me contuvo y no hicimos el amor primero. —Pasó su lengua sobre su mejilla.—Me das asco —
Nueva York, Estados Unidos. Ante la falta de noticias de Amado, Amy preparaba con rapidez su equipaje para huir del país. Tenía encendido el televisor atenta a cualquier noticia, pero no había noticias. Tocaron a su puerta por lo que se acercó a la mirilla para averiguar de quién se trataba, se encontró con un precioso arreglo de tulipanes, el cual le impidió ver de quien se trataba, por lo que abrió. —Déjelo en la mesa —ordenó al sujeto que lo llevaba, el exquisito aroma de aquel hombre la hizo reaccionar; sus ojos se abrieron de par en par al darse cuenta que era Jack. Se dio la media vuelta para salir hacia la calle, pero Amber ya estaba cerrando la puerta. —¿Acaso esperabas a alguien más… Hermanita? —¿Qué demonios hacen aquí? —cuestionó con inquietud. —Venimos a visitarte, tiene eso algo de malo —Amber la miró con resentimiento. —Hablen rápido que estoy muy ocupada. Amber caminó hacia su habitación y observó el juego de maletas que estaban sobre la cama. —¿Acaso pensabas s
Dos meses después. —Los declaro, marido y mujer. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre —el sacerdote encargado de oficiar el matrimonio de Jack y Amber los bendijo—. Ya puede besar a la novia. —Esbozó una sonrisa amistosa. Jack inhaló profundamente y removió el delicado velo que caía sobre el rostro de su ahora esposa. Suspiró hondo al reflejarse en la destellante mirada de ella. Colocó con delicadeza una mano sobre su barbilla y unió sus labios, entregándole un cálido beso, conteniendo el amor que despertaba en él. Ambos sonrieron al tomar distancia. Amber entrelazó sus dedos a los de él. Con un pequeño movimiento en su cabeza hacia su hijo, Matías corrió hacia ellos y los abrazó. Poco a poco los invitados comenzaron a acercarse y felicitarlos. Los primeros fueron la familia Walton Davis. —Me llena de alegría verlos tan felices —Madison acomodó el delicado tul de la caída del vestido de novia—. Luces hermosa —refirió con sinceridad Poseía una mirada nítida, llena de ilu
Con la suave iluminación de las lámparas colgantes en la cafetería, Amber esperaba con paciencia a su hermana, habían acordado encontrarse en aquel pequeño e íntimo lugar en donde solían charlar. Llevaban un mes sin verse, después de la magnífica boda de Amber, con el hombre que sus padres habían elegido para ella, finalmente se reunieron para charlar sobre sus vidas.El delicioso aroma a café recién molido se desbordaba en el ambiente. Cuando Amy llegó, Amber ni siquiera se molestó en voltear hacia la puerta, pues el fuerte chasquido de los tacones de su hermana al andar, le anunciaron su llegada. Siempre le gustaba llamar la atención.La chica escaneó el lugar con cautela. Amber estaba sentada en una esquina como siempre, sus ojos verdes nerviosos se encontraron con los de su hermana gemela, cuando esta se acercó. Luego de un abrazo relativamente corto y frío, sellaron su reencuentro.—Parece que el matrimonio te ha sentado muy bien, te ves con más color y creo que hasta con unos ki
La casa de campo de los padres Foster, estaba algo ajetreada. Era sábado al medio día, la familia se reuniría para celebrar el cumpleaños del papá de las chicas. Amber estacionó su vehículo frente al garaje, tomó su bolso, además del regalo que llevaba y la torta de cumpleaños, y descendió con las pupilas dilatadas al ver a Jack acercarse también.¡Dios!La forma de andar, lo hacían verse imponente, además que la oscura camisa ajustada que llevaba, le marcaban su trabajado pectoral, separó los labios ligeramente al verlo retirar un par de mechones de su frente, sus angulosos rasgos faciales, remarcaban su varonil rostro.«Controlate Amber, se trata de tu cuñado», se reprendió en su mente.—Buenas tardes —Jack pronunció algo serio. Parecía molesto, pero intentaba disimularlo.La piel de la joven Foster se erizó al escucharlo, fue como sentir una caricia con su voz tan varonil.—Hola, que tal —respondió intentando ocultar su nerviosismo, sus piernas temblaron al momento que se le acerc
Semanas después. Las carcajadas y charlas animadas en la mansión Davis, se pausaron cuando los padres de las gemelas entraron, haciendo que aquella convivencia pausara unos instantes, en los que ellos se integraban.—Lamentamos la demora, pero no queríamos llegar con las manos vacías —Jonh el padre de las gemelas mencionó y se acercó a Amy, para entregarle un obsequio.La chica se puso de pie, acomodó sobre uno de sus acremados hombros el delgado tirante de su sexy vestido color burdeos.— ¿De qué se trata? —preguntó ansiosa.La señora Sara, esbozó una amplia sonrisa.—Es algo que has querido desde hace mucho, mucho tiempo.— ¡El collar que te heredó la abuela! —adivinó pronto.Los labios de Amber se separaron, pues aquella valiosa joya, era algo que ambas anhelaban desde niñas. ¡Se lo estaba entregando a ella!—Y no solo eso — agregó su madre—. Te traje los aretes y el anillo, para que tengas el juego completo.—Te mereces eso y más. No es nada fácil haber estado a la cabeza de la
A tempranas horas, Amber y Jack salieron hacia el aeropuerto, en pocos minutos, el fuerte zumbido del jet privado resonó en el aire. Amber estaba completamente nerviosa, pero a la vez emocionada, se acomodó en el lujoso interior de la aeronave. Jack por su parte estaba absorto en su teléfono, revisando correos electrónicos, ocupado en asuntos de negocios. La vista desde las ventanas mostraba las nubes que se alejaban mientras se elevaban hacia el cielo azul.Amber lo imitó y sacó su teléfono sabiendo que Amy estaba haciendo lo mismo que Jack y ella solo fingía trabajar. De pronto Amber observó a Jack por un momento, notando la expresión seria en su rostro. —¿Todo bien? —preguntó con voz firme.Jack levantó la mirada brevemente, asintiendo sin prestar mucha atención. —Sí, todo en orden —respondió, volviendo su atención al dispositivo en sus manos—. Se me pasó dejar indicaciones sobre la venta del viejo edificio de la avenida seis. Eso es todo.Amber se mordió su labio inferior, sinti
Nueva York, Estados Unidos. La puerta de la casa de Amber se abrió con un suave crujido, asomando la silueta de Amy, que había llegado temprano antes de la esperada reunión familiar. Sus pasos resonaron en el vestíbulo.Jacob, el esposo de Amber, estaba en la sala, absorto en la lectura de un libro. —Hola, mi Cleopatra —saludó.—Hola, mi príncipe —caminó hacia él con elegancia y altivez en su paso. —¿Cómo ha sido tu día?Las pupilas de Jacob se dilataron, comenzó a evaluarla con curiosidad. Hasta que soltó una gran carcajada.—Casi me engañas, Amy. —Se puso de pie y la tomó por la cintura, acercando sus gruesos labios sobre su acremada piel.—Creí que no sabrías distinguir entre nosotras —murmuró entre sus labios al besarlo.—Son tan distintas, Amber es puritana, le falta la sensualidad que a ti te sobra. —Sus manos con rapidez comenzaron a recorrer su talle.—Menos mal, que sabes diferenciar entre el talento y las copias baratas, las imitaciones. Es lo que es ella, no me llega ni