Jack la tomó entre sus brazos y la llevó hacia las tumbonas, recostándola con rapidez. Su pecho subía y bajaba, con preocupación. —Cariño —pronunció lleno nerviosismo. —¿Qué tiene mi mamá? —Matías se acercó al igual que Marcus y Sofía. —Hay que llamar a un médico —indicó Sofía buscando su móvil, se detuvo al no tener la menor idea de a quién buscar. En ese instante también corrió Tomás. —Conozco a un médico —indicó el joven, sin poder dejar de mirar a Sofía. Marcus se interpuso entre ellos. —¿Y qué esperas? —cuestionó con voz firme. —¡Anda! —exclamó. —Sí, señor —se dio la media vuelta y desapareció de ahí. —Ya está reaccionando —Sofía dijo, resoplando llena de alivio. Jack dibujó una sonrisa que le llegó hasta su mirada, acunó con una de sus manos su mejilla. —¿Cómo te sientes? —preguntó con voz pausada. —¿Qué me pasó? —cuestionó ella intentando sentarse. —Te desmayaste —respondió Jack sin dejar de respirar agitado. Amber se llevó la mano a la cabeza, sintiendo que punzab
Varios días después. En uno de los últimos días que iban a pasar en Grecia, el jefe de seguridad, se presentó en la residencia, habiendo hablado un par de horas antes, se le escuchaba preocupado, además de recalcarle que era algo muy importante, por lo que Jack no titubeó ni un momento y salió del restaurante en el que cenaban, para ir a un privado y hablar con él. —¿Qué es lo que sucede Humberto? —cuestionó con preocupación. —Mis contactos me mostraron esto. —Le entregó su móvil. Jack comenzó a correr la grabación, atento a lo que intentaba enseñarle el hombre. Su mirada se abrió de par en par al ver a un tipejo merodeando la casa de sus padres. Llevaba pasamontañas, no era posible identificarlo a simple vista. —¿Será un simple ladrón? —preguntó dudoso, sintiéndose inquieto. —No estamos seguros de eso —contestó el hombre pensativo. —No me gustaría confiarnos —dijo llevándose la mano al mentón. —¿No han sabido de Amado? —Jack preguntó agitado. —Hasta el momento no —indicó el h
El equipaje se encontraba reunido en el recibidor de la casa, esperando a que el personal lo llevara al maletero de los autos que los conduciría al aeropuerto privado, donde despegarían en un par de horas, aún tenían el suficiente tiempo para ir a la playa y pasar un rato.A pesar de aquel incidente del que todos ya estaban alertados, Amber no se sentía asustada, sabía que Jack haría todo para que no se les acercara. Lo único que tenían que hacer era seguir al pie de la letra las indicaciones de los agentes de seguridad y no exponerse, además de estar pendiente de que Matía no hablara, ni se acercara a personas desconocidas.Resopló con tranquilidad, y se dispuso a tomar las últimas fotografías de aquel viaje, que había sido todo un sueño. Viajaron varias veces en yate, visitaron lugares que no conocía, comieron delicioso, además que se entregaron Jack y ella al amor, cada que pudieron hacerlo. En resúmen se la pasó increíble a lado de las personas que más amaba. ¿Qué más podía pedir?
Sin nada que pensar, Amber abrazó a Matías protegiéndolo con su cuerpo. Jack los cubrió a ambos y anduvieron hacia la sala, para seguir hacia las escaleras y buscar un lugar seguro para todos. Mientras las detonaciones en la calle comenzaban a intensificarse, no tenían la menor idea de la situación real de los sucesos. Desde donde Marcus estaba, distinguió a través del ventanal que daba a la cochera a un par de hombres armados movilizándose hacia la entrada principal. Buscó con la mirada a Sofía, su pecho se agitó al encontrarla en un rincón de la sala. Corrió hacia donde ella estaba, se había dejado caer al suelo, cubriéndose la cabeza. Su cuerpo temblaba como gelatina sin cesar. —Ven conmigo, preciosa —refirió prácticamente poniéndola de pie al levantarla de un jalón, con firmeza. Sin dudarlo la abrazó, cubriéndola con su cuerpo, comenzó a seguir detrás de Jack y su familia. Completamente asustada, Sofía se dejó llevar por aquellos firmes brazos, que no la soltaron bajo ninguna c
Momentos antes…Mientras Amber y Sofía abrazaban a Matías para intentar calmarlo, Marcus salió de la habitación, algo le decía que Jack lo podía necesitar. Sin darse cuenta, la puerta que Davis le había señalado hace apenas unos minutos, se abrió.La mirada de Amber se llenó de terror al ver ingresar a su agresor. Su corazón se agitó, no podía creer que lo tenía frente a ella, para su desgracia, no iba solo.—¿Me extrañaste, amor? —se acercó a ella.—No te acerques a mi amiga —Sofía se puso de pie—. Aún no puedo comprender como es que nos engañaste, eres un ser despreciable.Amado sacó su arma y le apuntó directo a la cabeza.—Tal parece que hoy será el último de tus días, preciosa. —Caminó con ella y la recargó junto a uno de los muros—. Antes te voy a confesar algo. —Acercó su rostro hacia su oído—. La verdad es que siempre me has gustado mucho. —Su mano llegó hacia su pecho—, no sé cómo es que me contuvo y no hicimos el amor primero. —Pasó su lengua sobre su mejilla.—Me das asco —
Nueva York, Estados Unidos. Ante la falta de noticias de Amado, Amy preparaba con rapidez su equipaje para huir del país. Tenía encendido el televisor atenta a cualquier noticia, pero no había noticias. Tocaron a su puerta por lo que se acercó a la mirilla para averiguar de quién se trataba, se encontró con un precioso arreglo de tulipanes, el cual le impidió ver de quien se trataba, por lo que abrió. —Déjelo en la mesa —ordenó al sujeto que lo llevaba, el exquisito aroma de aquel hombre la hizo reaccionar; sus ojos se abrieron de par en par al darse cuenta que era Jack. Se dio la media vuelta para salir hacia la calle, pero Amber ya estaba cerrando la puerta. —¿Acaso esperabas a alguien más… Hermanita? —¿Qué demonios hacen aquí? —cuestionó con inquietud. —Venimos a visitarte, tiene eso algo de malo —Amber la miró con resentimiento. —Hablen rápido que estoy muy ocupada. Amber caminó hacia su habitación y observó el juego de maletas que estaban sobre la cama. —¿Acaso pensabas s
Dos meses después. —Los declaro, marido y mujer. Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre —el sacerdote encargado de oficiar el matrimonio de Jack y Amber los bendijo—. Ya puede besar a la novia. —Esbozó una sonrisa amistosa. Jack inhaló profundamente y removió el delicado velo que caía sobre el rostro de su ahora esposa. Suspiró hondo al reflejarse en la destellante mirada de ella. Colocó con delicadeza una mano sobre su barbilla y unió sus labios, entregándole un cálido beso, conteniendo el amor que despertaba en él. Ambos sonrieron al tomar distancia. Amber entrelazó sus dedos a los de él. Con un pequeño movimiento en su cabeza hacia su hijo, Matías corrió hacia ellos y los abrazó. Poco a poco los invitados comenzaron a acercarse y felicitarlos. Los primeros fueron la familia Walton Davis. —Me llena de alegría verlos tan felices —Madison acomodó el delicado tul de la caída del vestido de novia—. Luces hermosa —refirió con sinceridad Poseía una mirada nítida, llena de ilu
Con la suave iluminación de las lámparas colgantes en la cafetería, Amber esperaba con paciencia a su hermana, habían acordado encontrarse en aquel pequeño e íntimo lugar en donde solían charlar. Llevaban un mes sin verse, después de la magnífica boda de Amber, con el hombre que sus padres habían elegido para ella, finalmente se reunieron para charlar sobre sus vidas.El delicioso aroma a café recién molido se desbordaba en el ambiente. Cuando Amy llegó, Amber ni siquiera se molestó en voltear hacia la puerta, pues el fuerte chasquido de los tacones de su hermana al andar, le anunciaron su llegada. Siempre le gustaba llamar la atención.La chica escaneó el lugar con cautela. Amber estaba sentada en una esquina como siempre, sus ojos verdes nerviosos se encontraron con los de su hermana gemela, cuando esta se acercó. Luego de un abrazo relativamente corto y frío, sellaron su reencuentro.—Parece que el matrimonio te ha sentado muy bien, te ves con más color y creo que hasta con unos ki