CAPÍTULO 34. HECHA PEDAZOS

Días después.

Amber no pudo conciliar el sueño después de haber causado aquella tristeza en su hijo, cuando lo que más le preocupaba era su felicidad, desde que tuvo por primera vez entre sus brazos a su criatura, juró que nunca viviría una infancia como la de ella, y ahora, estaba siendo la causa de su tristeza.

Eso era algo con lo que no podía. Su corazón dolía al saber que Matías estaba sufriendo mucho. Aunque intentó concentrarse en sus diseños, no lo logró, cuando se dio cuenta, el atardecer caía sobre la casa de Jack.

Matías estaba sentado en el sofá, aunque veía las caricaturas, no sonreía, ni comentaba nada. En algunas ocasiones, Amber lo descubrió limpiándose algunas de sus lágrimas, al notar la tristeza en los ojos de su hijo, decidió tomar acción, se fue a la cocina.

Desde dónde el niño estaba, logró llamar su atención.

—Hace mucho que no cocinas nada, ¿te sientes mejor?

Inhaló profundo, era evidente que por más que trataba de ocultarle que no estaba bien, no lo estaba log
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