Les deseo un buen inicio de semana. Saludos cordiales.
Después de hablar con Perla, Jack le dio el resto de la tarde a la joven, necesitaban mayor privacidad, tomó las bebidas que dejaron sobre la encimera de la cocina y luego subió para alcanzarlos y disfrutar de la estancia de Amber. Apagó su móvil para que nadie los interrumpiera.—Lamento la demora, tuve que atender una llamada —refirió acomodándose en la alfombra junto a ellos.—No te preocupes, estamos viendo su nueva película favorita, me está poniendo al día —refirió mirando con completa ternura a Matias.—Aún sigue teniendo a sus mismos personajes favoritos, solo aumentó uno —Jack se llevó un trozo de pizza a la boca.—¿Viviremos aquí como siempre? —Matías indagó, sin dejar de comer.Amber mordió su labio inferior.—Por el momento, te quedarás con papá, pero yo pasaré por ti a la escuela y comeremos juntos, ¿qué te parece? —indagó sin dejar de mirarlo.—¿No te quedarás aquí? —Matías cuestionó con tristeza.—No, esta es la casa de tu papá, y yo tengo la mía, la nuestra. —Señaló a
El lunes después de llevar al colegio a Matías, Amber se encerró en su lujosa oficina para evaluar algunas estrategias con Luis Manuel, el caballero que se encontró días atrás en el ascensor, y que salió corriendo para que no lo fueran a despedir. Resultó ser el asistente de Amy.—Dame un momento —solicitó Amber al joven para responder al teléfono. —¿Qué sucede Anita?—Su mamá está afuera, quiere hablar con usted —indicó la joven con voz temblorosa.—Dile que me espere —refirió con firmeza.—Dice que es urgente. Se le ve molesta —susurró.Amber no pudo evitar esbozar una ligera sonrisa.—Si tiene tanta urgencia, con mayor razón podrá esperar. —Cortó la llamada y prosiguió con lo que estaba haciendo, hasta que luego de más de treinta minutos, la hizo entrar, en cuanto su asistente se retiró.Con una gran molestia, Sara ingresó, su mirada fulminó a su hija, quien seguía ocupada tras el escritorio.—No puedo creer que me hayas hecho esperar, cuando necesitamos hablar en este preciso mome
Con las manos en los bolsillos de su pantalón, Jack se encontraba mirando a través de uno de los grandes ventanales, la hermosa panorámica que le regalaba la oscurecida ciudad, con sus interminables bombillas alumbrando las calles y los rascacielos vecinos como en el que se encontraba en ese momento.La expresión de su semblante fruncido, reflejaba preocupación en él, parecía que había perdido el control, en ese momento la conexión entre sus pensamientos y su cuerpo no estaban fluyendo bien, lo sucedido con la niñera de su hijo, lo tenía desconcertado. Más de lo que pudo imaginarse, pero ¿por qué?—Señor Davis. Ya puede pasar.La amable voz de la asistente lo hizo salir de sus pensamientos, con pasos firmes sobre las baldosas de impecable mármol siguió a la joven, por el corredor, hasta llegar a la oficina principal.—Lamento lo demora —Alexander se puso de pie de su silla ergonómica y acudió a saludarlo con la calidez de un abrazo.—Por fortuna tengo tiempo —Jack dijo restando import
Cuando regresó a la cocina, Perla ya se encontraba picando unos tomates rojos y Matías estaba sentado esperando con ansias poder cenar para luego ir a jugar otro rato. Sacó la jarra de la nevera con el té helado que había reservado para la merienda, y lo llevó a la isla.—¿Todos listos para cenar? —indagó Jack sintiéndose famélico.—Sí, yo quiero primero —Matías alzó su mano sonriente.—Bien, pues aquí está el primero —refirió Perla—, falta ponerle salsa de tomate —pronunció para luego entregarle a Jack otro, mientras lo hacía pasó con discreción la punta de sus dedos sobre la mano de él—. Espero que esté a su gusto.—Gracias. —Jack desvió su mano hacia la jarra—, voy a servirles un poco de té, ¿está bien?—Sí —respondieron ambos al mismo tiempo.—Ojalá, mi mamá estuviera aquí —manifestó Matías.Jack sintió que su corazón se agitó al escuchar que la mencionó Matías.—Sí, claro —Maty—, pero ahora estoy yo, ¿acaso no te gusta estar conmigo? —lo miró a los ojos.—Sí, sí me gusta, pero
Por la mañana, Jack ingresó a su oficina, se desabrochó los botones de su costoso jersey y se fue directo hacia su silla ejecutiva de cuero, detrás de él lo siguió su asistente—Buenos días, Ana ¿Algún recado importante esta mañana?—Buenos días, licenciado Jack. Así es, hubo un paquete entregado para usted hace unos minutos. Según me explicó el mensajero se trata de un desayuno especial.Jack frunció el ceño.—Entendí bien, ¿un desayuno? —indagó.—Sí, así es señor.—¿Para quién es?—Es para usted señor, viene con una tarjeta.—Permítame un momento. La joven salió unos segundos e ingresó sosteniendo la caja.—Cuando firmé de recibido, no pude evitar leer que lo envió la señora Amber Foster.Jack se extrañó.—¿Estás segura? —indagó.La joven afirmó moviendo la cabeza, y sonrió de manera discreta. Entregó el paquete quien lo examinó con curiosidad. Al ver un baguette envuelto con una servilleta con cuadros azul y blanco, además de un tazón con fruta y granola, además de que también llev
—Él es Jack, el papá de Maty —Amber mencionó retomando la compostura, se acercó a la pérgola y entregó el postre que sostenía—, no tuve tiempo de preparar algo muy elaborado, pero este beso de ángel es delicioso —comentó mirando a los ojos a Davis.—No sabía que se conocían —Alexander tomó la palabra, mirando a su esposa.Madison sonrió.—Amber es una de las maestras que está en la fundación, enseña costura a las chicas —explicó a su marido, pues ante todo había que respetar la confidencialidad del centro, era una de las reglas prioritarias.—En realidad, ingresé de forma voluntaria al centro, después del ataque que sufrí —Amber explicó.Jack pasó saliva con dificultad, ahora todo tenía mayor claridad cuando dijo que necesitaba recuperarse, por eso se había ido, estuvo en la fundación.—Un placer —Alexander estrechó su mano a la de ella—, Madison me habló de las clases que estás dando, parece que es un éxito.—¡Y cómo no!, si Amber es una diseñadora muy buena —refirió Madison con orgu
—Es muy tarde, me muero de frío, ¿te parece si mañana charlamos? —besó su mejilla y se dio la media vuelta, Jack se fue detrás de ella, abrió la puerta de su vehículo—, descansa, los veo en un rato. —Observó el reloj, eran las 2:00 am.Jack se acercó al jefe de seguridad.—Necesito que se aseguren que Amber llegue bien a su piso —ordenó.—Enseguida nos coordinamos, señor —respondió su guardaespaldas y de inmediato uno de los vehículos se fue detrás de ella…Mientras el ascensor se deslizaba con suavidad por el reluciente rascacielo, Amber se recargó en uno de los muros, intentando ordenar sus ideas para poder centrarse en lo que era importante: Conquistar su amor, luchar como nunca lo había hecho en su vida. Las puertas se abrieron revelando la silueta perfecta de aquella mujer de elegante porte, pero abatida, con los ojos un poco rojos, intentando contener el llanto. Su radiante rostro, ahora estaba marcado por tristeza.Amber salió del ascensor, llevando consigo uno de sus bolsos fa
Jack separó los labios en una gran O al escuchar su pregunta, presionó los puños con fuerza al ver su reacción.—Espérame en mi oficina —indicó a la chica y acompañó a Amber hasta su auto.—Me siento mal por esa joven, quizás puedo colocarla con alguno de los compañeros del colegio de Matías, es cuestión de preguntar si alguien requiere una niñera.—Yo me haré cargo. Gracias por tus buenas intenciones. —Davis sonrió con sinceridad.—Nos vemos el sábado.—Dime una cosa, ¿te gusta trabajar en la empresa de tu familia? Amber presionó los labios en una fina línea.—No tanto como diseñar, eso lo puedo hacer hasta en un parque sin la necesidad de estar encerrada tras cuatro paredes —resopló—, en cuanto la empresa retome el curso que era, veré que hacer con ella.—Si te interesa la podemos fusionar —Jack lo soltó sin pensarlo.Amber ladeó el rostro y lo miró con extrañeza.—¿Qué quieres decir? —cuestionó con interés.—Volver a ser Davis & Foster, siendo los padres de Matías, nunca haríamos