Con las manos en los bolsillos de su pantalón, Jack se encontraba mirando a través de uno de los grandes ventanales, la hermosa panorámica que le regalaba la oscurecida ciudad, con sus interminables bombillas alumbrando las calles y los rascacielos vecinos como en el que se encontraba en ese momento.La expresión de su semblante fruncido, reflejaba preocupación en él, parecía que había perdido el control, en ese momento la conexión entre sus pensamientos y su cuerpo no estaban fluyendo bien, lo sucedido con la niñera de su hijo, lo tenía desconcertado. Más de lo que pudo imaginarse, pero ¿por qué?—Señor Davis. Ya puede pasar.La amable voz de la asistente lo hizo salir de sus pensamientos, con pasos firmes sobre las baldosas de impecable mármol siguió a la joven, por el corredor, hasta llegar a la oficina principal.—Lamento lo demora —Alexander se puso de pie de su silla ergonómica y acudió a saludarlo con la calidez de un abrazo.—Por fortuna tengo tiempo —Jack dijo restando import
Cuando regresó a la cocina, Perla ya se encontraba picando unos tomates rojos y Matías estaba sentado esperando con ansias poder cenar para luego ir a jugar otro rato. Sacó la jarra de la nevera con el té helado que había reservado para la merienda, y lo llevó a la isla.—¿Todos listos para cenar? —indagó Jack sintiéndose famélico.—Sí, yo quiero primero —Matías alzó su mano sonriente.—Bien, pues aquí está el primero —refirió Perla—, falta ponerle salsa de tomate —pronunció para luego entregarle a Jack otro, mientras lo hacía pasó con discreción la punta de sus dedos sobre la mano de él—. Espero que esté a su gusto.—Gracias. —Jack desvió su mano hacia la jarra—, voy a servirles un poco de té, ¿está bien?—Sí —respondieron ambos al mismo tiempo.—Ojalá, mi mamá estuviera aquí —manifestó Matías.Jack sintió que su corazón se agitó al escuchar que la mencionó Matías.—Sí, claro —Maty—, pero ahora estoy yo, ¿acaso no te gusta estar conmigo? —lo miró a los ojos.—Sí, sí me gusta, pero
Por la mañana, Jack ingresó a su oficina, se desabrochó los botones de su costoso jersey y se fue directo hacia su silla ejecutiva de cuero, detrás de él lo siguió su asistente—Buenos días, Ana ¿Algún recado importante esta mañana?—Buenos días, licenciado Jack. Así es, hubo un paquete entregado para usted hace unos minutos. Según me explicó el mensajero se trata de un desayuno especial.Jack frunció el ceño.—Entendí bien, ¿un desayuno? —indagó.—Sí, así es señor.—¿Para quién es?—Es para usted señor, viene con una tarjeta.—Permítame un momento. La joven salió unos segundos e ingresó sosteniendo la caja.—Cuando firmé de recibido, no pude evitar leer que lo envió la señora Amber Foster.Jack se extrañó.—¿Estás segura? —indagó.La joven afirmó moviendo la cabeza, y sonrió de manera discreta. Entregó el paquete quien lo examinó con curiosidad. Al ver un baguette envuelto con una servilleta con cuadros azul y blanco, además de un tazón con fruta y granola, además de que también llev
—Él es Jack, el papá de Maty —Amber mencionó retomando la compostura, se acercó a la pérgola y entregó el postre que sostenía—, no tuve tiempo de preparar algo muy elaborado, pero este beso de ángel es delicioso —comentó mirando a los ojos a Davis.—No sabía que se conocían —Alexander tomó la palabra, mirando a su esposa.Madison sonrió.—Amber es una de las maestras que está en la fundación, enseña costura a las chicas —explicó a su marido, pues ante todo había que respetar la confidencialidad del centro, era una de las reglas prioritarias.—En realidad, ingresé de forma voluntaria al centro, después del ataque que sufrí —Amber explicó.Jack pasó saliva con dificultad, ahora todo tenía mayor claridad cuando dijo que necesitaba recuperarse, por eso se había ido, estuvo en la fundación.—Un placer —Alexander estrechó su mano a la de ella—, Madison me habló de las clases que estás dando, parece que es un éxito.—¡Y cómo no!, si Amber es una diseñadora muy buena —refirió Madison con orgu
—Es muy tarde, me muero de frío, ¿te parece si mañana charlamos? —besó su mejilla y se dio la media vuelta, Jack se fue detrás de ella, abrió la puerta de su vehículo—, descansa, los veo en un rato. —Observó el reloj, eran las 2:00 am.Jack se acercó al jefe de seguridad.—Necesito que se aseguren que Amber llegue bien a su piso —ordenó.—Enseguida nos coordinamos, señor —respondió su guardaespaldas y de inmediato uno de los vehículos se fue detrás de ella…Mientras el ascensor se deslizaba con suavidad por el reluciente rascacielo, Amber se recargó en uno de los muros, intentando ordenar sus ideas para poder centrarse en lo que era importante: Conquistar su amor, luchar como nunca lo había hecho en su vida. Las puertas se abrieron revelando la silueta perfecta de aquella mujer de elegante porte, pero abatida, con los ojos un poco rojos, intentando contener el llanto. Su radiante rostro, ahora estaba marcado por tristeza.Amber salió del ascensor, llevando consigo uno de sus bolsos fa
Jack separó los labios en una gran O al escuchar su pregunta, presionó los puños con fuerza al ver su reacción.—Espérame en mi oficina —indicó a la chica y acompañó a Amber hasta su auto.—Me siento mal por esa joven, quizás puedo colocarla con alguno de los compañeros del colegio de Matías, es cuestión de preguntar si alguien requiere una niñera.—Yo me haré cargo. Gracias por tus buenas intenciones. —Davis sonrió con sinceridad.—Nos vemos el sábado.—Dime una cosa, ¿te gusta trabajar en la empresa de tu familia? Amber presionó los labios en una fina línea.—No tanto como diseñar, eso lo puedo hacer hasta en un parque sin la necesidad de estar encerrada tras cuatro paredes —resopló—, en cuanto la empresa retome el curso que era, veré que hacer con ella.—Si te interesa la podemos fusionar —Jack lo soltó sin pensarlo.Amber ladeó el rostro y lo miró con extrañeza.—¿Qué quieres decir? —cuestionó con interés.—Volver a ser Davis & Foster, siendo los padres de Matías, nunca haríamos
Jack tenía tantas cosas en la cabeza que fue muy complicado para él conciliar el sueño, dio varias vueltas en su confortable cama, hasta que bajó a la cocina y bebió un vaso con leche tibia, viejo consejo de su mamá, y luego regresó y volvió a acostarse, hasta que logró conciliar el sueño.Justo cuando estaba en lo más profundo del sueño, el fuerte llanto de Matías, lo despertó. De inmediato salió de la calidez de sus cobijas, se colocó las pantuflas y se dirigió a su habitación, guiándose por las tenues luces del pasillo, puestas pensadas en el pequeño.Abrió la puerta con rapidez y se dirigió hasta su cama. —¿Qué sucede, hijo? —cuestionó abrazándolo.—No dejes que me lleve… —pronunció entre sollozos.—Tranquilo, debió ser una pesadilla, no pasa nada. —Lo abrazó, imaginando que todo era un mal sueño.—Papi, no quiero irme a vivir con mi mamá —pronunció con la voz fragmentada.Arrugó el ceño al escucharlo.—¿Por qué dices eso, Maty? —acarició su cabello. —¿Por qué no quieres estar co
—Me angustia que Maty, esté triste y siga llorando —habló en un hilo de voz—, quizás les pueda ser de utilidad, en los últimos meses hemos hecho un vínculo especial. Nos queremos mucho —intentó persuadirlos, para cuidarse.—Amber tiene razón. —Colocó una de sus manos sobre su hombro—, le pediré a mi chofer, que te lleve a tu casa. Cerró sus puños con fuerza, pocas veces se había podido quedar en la casa, esta era su oportunidad y aquella mujer lo estaba echando a perder.—Prometo no darles molestías, pero por favor, permítanme cuidarlo —suplicó.—Para eso estamos sus papás. Tú ya has hecho mucho, anda ve a descansar —Jack insistió.Doble golpe recibió ante las palabras de Jack, no solo le estaba pidiendo que los dejara a solas, sino que se fuera a su casa. Ella esperaba quedarse para acompañarlos.—Como usted diga, señor —pronunció con los labios temblorosos. Amber elevó el rostro con altivez y la miró a los ojos, algo le decía que se sentía amenazada con su presencia, y eso le preoc