Amber arrugó el ceño y luego se puso de pie, acercándose hacia aquella joven. Su verdosa mirada la recorrió de arriba hacia abajo, inspeccionandola con detenimiento.—Estoy segura que eres una mujer que desde muy joven trabajas, y anhelas llegar lejos —refirió reconociendo esa chispa de luz en su mirada, muy parecida a la de ella—, pero te estás equivocando al creer que a través de un hombre lo lograras. —¿Cómo se atreve? —Perla indagó con molestia.—¿Qué es lo que esperabas que te dijera, después de que te atreves a venir hasta mi oficina?, ¿que te reciba con un camino de pétalos de rosa, o con alfombra roja? —elevó una ceja.—No es necesario su sarcasmo. —La miró de arriba hacia abajo, se dio cuenta que esa mujer, era sumamente bella, sofisticada, elegante, además que la ropa que usaba era costosa, seguramente de diseñador. Sabía que eso no lo era todo; sin embargo, lo que más le preocupaba, era la luz en su mirada, le daba un toque místico, uno que ella no tenías.—Te voy a aclara
—¿Estás bien? —Jack preguntó sin soltarla.—Sí, estoy bien —respondió sintiendo que su torso aún subía y bajaba agitado, Jack tenía la habilidad de despertar en ella fuertes emociones, tantas que ninguno supo que los dos habían experimentado el mismo fuego serpenteado sobre sus cuerpos—. Aún no respondes a mi preguntas, ¿qué haces aquí?, nadie me anunció que habías llegado.Esbozó una sonrisa triunfante.—No sabía que necesitaba ser anunciado —respondió con su gruesa voz, y enseguida la ayudó a que recuperara la zapatilla que había quedado en el desnivel de la oficina.Amber sonrió.—Gracias —refirió al sentirse como en el cuento de la cenicienta, cuando él le colocó la zapatilla.—Vine para charlar sobre mi propuesta, vengo decidido a no irme hasta que aceptes mi propuesta. —Esbozó una sonrisa torcida y recogió los bosquejos regados en el suelo.—Ay señor Davis, no deja de ser el mismo hombre de negocios, frío y calculador, ¿acaso acaba de encontrar alguna ventaja para esta fusión q
Una fuerte corriente de aire atravesó por el ventanal del cuarto de juegos, la cortina de gasa se ondeó de manera agitada, el viento comenzó a soplar con mayor fuerza, provocando que las hojas de lo árboles en el jardín se sacudieran con bravura, provocando un sonido susurrante a su paso.El cielo, que momentos antes lucía despejado y azul, ahora estaba cubierto por nubes oscuras y amenazantes que se movían rápidamente. Miró hacia el cielo a través de la ventana, parecía que las nubes estaban conspirando, justo como acaba de descubrir a la niñera.El aire se volvió más pesado, y denso, un olor a tierra mojada se filtró en sus fosas nasales, al tiempo que un rayo resplandeció frente al jardín, descubriendo el rostro lleno de furia de Jack.—Amber tenía razón —pronunció con las manos empuñadas.Gruesas lágrimas deslizaron por el rostro de la niñera.—La señora lo intenta poner en mi contra. —Intentó acercarse, pero él estiró su mano para impedir que se aproximara más. —¿Acaso no se da
Amber esbozó una amplia sonrisa al verlos, sus pupilas se dilataron ante la imponente presencia de Jack, lucía un traje de tres piezas color gris, una reluciente camisa blanca; su bien perfilada barba, le hicieron desear pasar sus manos sobre su rostro, y deslizar sus dedos, además que desde donde estaba, su nuevo, pero delicioso aroma terroso, amaderado, con unas exquisita notas a bergamota, además de ámbar, inundaron sus fosas nasales.—Hola, mami. —Matías se acercó a abrazarla—, te tenemos una sorpresa. —Se paró de puntitas sobre sus pies, para hablarle al oído—: Papá y yo preparamos el postre.Jack arrugó el ceño al escucharlo con total claridad, “¿preparamos?”, sonrió de inmediato.—¿Enserio? —Amber preguntó sorprendida.—Por supuesto —contestó Matías con amplia sonrisa y la abrazó.—Bienvenidos —Amber correspondió al abrazo de su pequeño y luego se irguió—, pasen, espero que les guste el departamento —expresó con un brillo en su mirada.Matías ingresó corriendo, Jack anduvo det
Jack y Ámber estaban de pie en medio de la sala, el ambiente estaba cargado de fuertes destellos, a punto de volverse una carga volátil por los cientos de chisporroteos que fluían en el aire, después de haberse entregado a aquel beso, en el que se dijeron mucho más de lo que esperaban. Se miraron el uno al otro, sus respiraciones eran entrecortadas revelando la intensidad del momento.—Durante mucho tiempo ansié poder tenerte entre mis brazos de esta manera —refirió Jack aún con la respiración agitada.Con la cabeza alzada, Amber sentía que su labios punzaban, aquel beso le había arrebatado hasta el aliento.—También yo —confesó ella—, tu recuerdo siempre me ha acompañado. —Deslizó una de sus manos sobre la mejilla de él. Jack se estremeció al escucharla, volvió a acercarse a sus labios y la besó de esa forma arrebatada, sintiendo como su virilidad reaccionaba ante el deseo que despertaba—. Te… amo —confesó Amber jadeante, correspondiendo a las febriles caricias de su lengua.—De no
Días después.Amber estaba con la mirada perdida hacia el ventanal, con las manos empuñadas, y la respiración agitada.—Me dijeron que me estás buscando, hermanita —Amy ingresó resonando sus costosas zapatillas de tacón de aguja. Dio un fuerte azotón en la puerta. —¿En qué te puedo ayudar? —indagó.Amber se dio la media vuelta, quedando frente a Amy, con una expresión de frustración y furia evidente en su rostro. Amy, por su parte, no parecía avergonzada, sino todo lo contrario, estaba a la defensiva.— ¡No puedo creer lo que has hecho! ¡Arruinaste el negocio que teníamos con el centro comercial JADE. Nos va a costar una fortuna arreglarlo.Amy ladeó los labios.—Lo siento mucho, Amby, no fue mi intención estropear las cosas. Simplemente se me fue de las manos.Amber la interrumpió.—No te creo, nada. Conmigo no tienes que fingir que te importa, eres más falsa que las marcas de imitación.—Juro que no fue así, fue un error.— ¡Un error que nos puede costar millones! ¡No puedo creer q
Sonoros jadeos emergieron en el interior de aquella lujosa oficina, sentado sobre su costosa silla, Jack sostenía a Amber por su estrecha cintura, mientras ella agitaba sus caderas sobre su virilidad. Arqueó su espalda, hasta que llegó a la cúspide.Jack besó apasionadamente sus labios, dando pequeños mordiscos sobre sus labios, se puso de pie sosteniéndola y con una de sus manos lanzó todos los papeles que había en su escritorio para ayudarla a recostar su espalda y se él quien tomara el control.Atendió cada parte de su cuerpo con la humedad de sus labios y luego de eso, se hundió en su cuerpo y comenzó a moverse con un agitado frenesí provocando que ambos llegar a un agradable climax.—Te amo, Amber, más de lo que podría decirte —refirió Jack.—Y yo a ti, jamás me habría animado a hacer algo así. Solo contigo —confesó con las mejillas sonrojadas.La mirada de Jack brilló.—Te confesé lo mucho que me gustaba mi maestra de ciencias en la preparatoria. —Esbozó una sonrisa torcida.Amb
Finger Lakes Wine Country, Nueva York.Durante todo el trayecto que viajaron en el helicóptero, Jake y Amber disfrutaron el precioso espectáculo de las luces doradas que los rascacielos de la ciudad les regalaron, durante el viaje, Davis la cobijó entre la calidez de su pecho, no daba crédito a las sorpresas que había recibido, no estaba acostumbrado. Su corazón rebosaba de algo que jamás había experimentado.Al aterrizar, un lujoso auto ya los esperaba, para trasladarlos al poblado en dónde pasarían la noche para comenzar una nueva aventura, algo que ninguno de los dos había experimentado.Sentados en la parte trasera del auto, comenzaron a sentir un agotamiento abrumador, entre el día laboral, el tiempo que pasaron ardiendo entre las llamas de la pasión, el viaje y ahora el traslado al poblado en donde pasarían la noche.—Vaya que eres traviesa. —Tocó la punta de la nariz de ella con su dedo índice para llamar su atención y evitar que cerrara los ojos y se perdiera.—Tengo con que i