En la torre de París es una novela con Romance, acción, humor y un poco de erotismo que te hará vivir más de una vida. Hará que odies y ames a los personajes y de igual modo a la escritora.
Aprenderás a descubrir el verdadero amor, sin fronteras, sin importar el estatus social.
Adrián Sokolov Acosta es un empresario, dueño de Sokolov Jewelry. Una enorme y famosa empresa de joyas muy caras. Nacido en España, su padre es Ruso, su madre Puertorriqueña.
Uno de los más codiciados de Miami.Marie Johnson no tiene una profesión definida, madre soltera por así decirlo, cuida perros, vende helados, hace de todo un poco y en ocasiones vende su cuerpo para mantener a su familia.
Adrián arregla su cabello mientras se mira al espejo. El traje azul marino con la camisa blanca le asientabastantebien, con sus ojos esmeralda oscuro. Se coloca su reloj quepodríavalermásque el juegodehabitación.Camina en lahabitaciónpensandoquezapatosusar, elfríodelpiso se mezcla con suscalientespies. El piso no es lo único frío ensuhabitación, sucorazónlo es.Toma la llave de su McLaren 540c y se va rumbo a su empresa; Sokolov Jewelry
Adrián Sokolov Camino por los largos pasillos de mi empresa. Estoy estresado por el tránsito, aún no me acostumbro a despertar temprano, aunque tengo más de 10 años haciéndolo. Podría llegar una o dos horas más tarde al trabajo, al fin y al cabo es mi empresa y tengo empleados. Pero entonces no puedo reclamar si uno de ellos llega tarde. Además yo me pongo como ejemplo de la puntualidad. Saludo a Liset la recepcionista. Tiene 7 años conmigo y es la única que no me ha hecho irritar. Hasta el momento. Los demás lo han hecho, incluyendo mi primo Carlos, quien con sus chistes sin gracia, me arruina la mañana. Pero no puedo hacer nada ya. Es mi primo favorito y tengo 5 años soportándolo.Entro a mi oficina y dejo el maletín sobre el escritorio. Me q
Adrián Sokolov Después de comprarle el regalo de cumpleaños a Isaías tuve que ir donde la abuela y ahora me encuentro entrando a la casa de mis padres.Me encanta la decoración, se ve fina pero no exagerada, el jardín es muy grande y acogedor. Pongo la contraseña en la puerta y entro.-¡Hermanito! -chilla Isaías corriendo hasta mi encuentro.Isaías es mi hermano menor, hoy cumple 5 años de edad. Es adoptado. Mi madre insistía en que necesitaba alguien aquí para pasar el tiempo; ya que mi padre casi siempre está viajando, me mudé a los 20 años a mi departamento y mi hermano Frank de 22 años también se ha ido.Lo cargo luego de dejar el maletín y él sonríe mientras recibe su regalo. Lo dejo en el piso y empieza a quitar el papel de regalo con entusiasmo. Me abraza feliz cuando ve la caja de un carro a control.Amo verlo feliz con lo más mínimo. Sus ojos
Marie Johnson Dicen que todos cosechamos lo que sembramos, pero no siempre es así, o quizás no o quizás si, en realidad no se, lo que si sé es que yo no merecía ésta vida de mierda. Bueno, no tan mierda, porque tengo una madre y una hija maravillosas, aunque el padre de mi hija es un imbécil mal parido.Se que algún día aunque sea a París iré. Saldremos adelante y seremos felices como lo merecemos.Tomo mi bolso, mis llaves y mi celular para ir a la veterinaria, debo bañar 7 perros y darle de comer a las aves. No es el trabajo de mi sueño, pero por lo menos puedo comer.Hoy inicio mi nuevo trabajo, no quería pero debemos pagar el alquiler de la casa y sólo tengo hasta el sábado y hoy es martes. Lo que menos quiero es irme a la calle con mis dos tesoros.—Mami te amo —dice Elisa abrazándome —.Eres la reina más l
Marie Johnson —Ya me voy madre —digo tomando mi celular.—Ok hija, cuídate y que te vaya bien —dice mi madre secándose las manos.Salgo y tomo el taxi que ya esperaba por mi. Estoy nerviosa, será mi primer día en ese lugar y no se si lo haga bien. No sé que pueda pasar.—Gracias —digo y bajo después de pagar.Respiro hondo y entro por la puerta trasera como me indicó Nancy que lo hiciera. Todas las que entramos por ésta puerta somos prostitutas. Lamentablemente.—¡Llegaste! —dice Nancy abrazándome.—Si —respondo sin deseos. Las demás chicas me miran de pies a cabeza y ríen entre ellas, como si fueran sanas. Todas aquí sabemos lo que somos.—Bueno, a las 8 debes salir a bailar o buscar algún cliente, a menos que los que llaman para pedir adomicilio hagan pedidos —m
Marie Johnson Mi vestido calló a mis pies, y así sentí que calló mi dignidad. Tengo ganas de llorar, pero no sé porque no lo hago. Su tacto en mi cuerpo es suave y cuidadoso. Sus labios recorren mi cuello. Él solo lleva el boxer puesto. No he visto su cara, pero si he sentido su miembro erecto. Su dedo explora mi sexo tan húmedo como el mar, aunque ciertamente el mar no es húmedo, si no empapado de agua, osea está más que empapado. ¡Oh Dios! No sé ni que pienso. Debo enfocarme en el tipo que me va a follar y que ha sigo el único hombre que con solo toques y besos me ha hecho mojar y erizar como ningún otro, aunque contándolo a él, sólo he follado con tres por el momento.Me guía por un camino oscuro que sé que en
Adrián Sokolov —Es la segunda vez que me rechazas una invitación, ¿qué te pasa? —pregunta Carlos enojado.—Nada, me quedaré y pediré una puta, tal vez la misma de anoche —contesto mientras ceno.—Ui, quien no repetía putas, pedirá la misma de anoche —dice riendo.—¡Ay cállate! —digo colgando llamada.Ceno mientras la silueta y aroma de esa mujer llega a mi cabeza. Su voz y jadeos no salieron en todo el día de mi cabeza. Necesito tenerla aquí y follarla hasta no poder más.Lavo los platos y busco las llaves de mi coche. Voy hasta mi apartamento lejos de toda ésta lujuria, llamo al club para pedir a Claudia.Marie Johnson —¿Pero por qué Claudia? —cuestiona mi amiga.—F
Marie Johnson—Quiero verte, tenerte en mi cama, y castigarte.—No me he portado mal como para que me castigues.—Eso crees tu. Juro que cuando nos volvamos a ver no tendré piedad de ti.—¿Cómo consiguió mi número?—Cuando te dormiste lo tomé —dice entre jadeos.Cierro mis ojos escuchando el sonido de su respiración y de fondo como su mano juguetea con su miembro.—Te deseo Adrián —digo y me sorprendo. No esperaba decir eso. Me acaricio los senos y luego mi sexo por encima de la ropa. Lo escucho jadear y eso me excita bastante. Se supone que debería reclamar por haber tomado mi número telefónico y en lugar de eso, me ando masturbando.—Yo igual te deseo.Escucho como Federico me llama como loco y corto la llamada para salir antes de que despierte a las demás, arreglo mi pijama y salgo fuera