—Quiero verte, tenerte en mi cama, y castigarte.
—No me he portado mal como para que me castigues.
—Eso crees tu. Juro que cuando nos volvamos a ver no tendré piedad de ti.
—¿Cómo consiguió mi número?
—Cuando te dormiste lo tomé —dice entre jadeos.
Cierro mis ojos escuchando el sonido de su respiración y de fondo como su mano juguetea con su miembro.
—Te deseo Adrián —digo y me sorprendo. No esperaba decir eso. Me acaricio los senos y luego mi sexo por encima de la ropa. Lo escucho jadear y eso me excita bastante. Se supone que debería reclamar por haber tomado mi número telefónico y en lugar de eso, me ando masturbando.
—Yo igual te deseo.
Escucho como Federico me llama como loco y corto la llamada para salir antes de que despierte a las demás, arreglo mi pijama y salgo fuera
Adrián Sokolov La veo marcharse sin mirar atrás. Voy hasta mi coche y subo. Debo investigar quién es, si acaso son la misma persona. Sentí la misma conexión con las dos mujeres. Si mi instinto no me falla, Claudia y Marie podrían ser las mismas personas.Aturdido llego a la oficina y tomo un sorbo de whisky. Necesito bajar esta sensación que me invade. Puedo sentir ansiedad y una sensación extraña. La puerta se abre dejando ver un Carlos alegre.-¡Buongiorno! -dice caminando hasta la silla -Anoche estuve con una italiana y de todo lo que dijo sólo recuerdo eso, me lo dijo en la mañana -dice cruzando sus pies mientras toma un chocolate de mi escritorio.-Eso no te lo pregunté, tengo un mandato para ti -digo tomando una hoja y anotando dos nombres -irás a tu cabaret favorito a las 7 y preguntarás por Claudia, le tomas una foto y hoy a
Marie Johnson Doy vueltas por toda la casa con el teléfono en manos. No se que hacer. El señor de la renta se ha enojado y quiere su dinero hoy y no lo tengo todo. Dos meses le debo. Haría lo que sea por mi madre y mi hija, son mi todo y no me permitiría verlas en las calles, pasando hambre y frío.Mi madre me mira preocupada y con ganas de llorar, yo igual quiero llorar, pero debo hacerme la fuerte. Veo el celular y busco el número de Adrián. Es mi única salvación en estos momentos. Quizás el podría ayudarme.Le doy a llamar y mi corazón se acelera, siento esa molesta de angustia en el estómago, suspiro y me alejo de mi madre. Contesta.—Hola Claudia —su voz me eriza la piel. Recuerdos rápidos pasan por mi cabeza, pero me calmo y me concentro en el motivo de la llamada.—Hola —digo nerviosa
Adrián Sokolov Su respiración se agita y me acerco más a ella. Se que espera a que le diga la forma de pago. Su olor es diferente al de la primera y la segunda vez. No es desagradable.—¿Cómo pagaré? —pregunta en un hilo de voz.—De dos maneras, dejarás de trabajar en ese lugar y trabajarás para mi y la segunda es que vayas conmigo a Roma en unos días por cuestiones de negocios —digo y ella da un paso atrás.—No puedo —dice nerviosa.—¿Por qué? —me cruzo de brazos.—No te puedo decir —dice y puedo jurar que se muerde el labio.—Si es por tu hija, no te preocupes ella y tu madre se pueden quedar en casa de mi madre —digo y ella da otro paso atrás.—¡No! —exclama.—Ya sé quién eres, tienes una hija llamada Elisa, tu mamá Luisa, tienes 27 años, tienes varios trabajos de medio tiempo y te llamas Marie Johnson
Marie Johnson —Mami, ésta casa es hermosa —dice mi hija mirando la mansión de los Sokolov. Nos detenemos en una puerta grande donde el chófer nos abre con sus llaves. Mi madre mira el jardín y los ojos le brillan. Y no es para menos, se ve hermoso y bien cuidado, me imagino que en el día con la luz de sol se ve mucho mejor.Entramos y nos recibe una sala enorme y hermosa. Mi hija sale corriendo y la intento detener.—Elisa, no —digo entre dientes.—Es una niña, descuida —dice la madre de Isaías.—¡Elisa! —chilla Isaías y llega hasta ella para abrazarla. Se dan un beso en la mejilla y mi madre abre los ojos más sorprendida que yo. Se van algún lugar de la casa y yo sigo hasta donde nos guía la señora. Otra sala más grande nos recibe y está un chico de unos 20 años con su celular, Adrián y un señor de unos 50 ños. El señor me mira de pies a cabeza y puedo jurar que me m
Marie Johnson Mis manos sudan, dejo el celular en la mesa por los nervios. Él me sonríe de medio lado y esquivo su mirada. Tengo que tener claro que esto es más por un negocio, es más que claro que tiene más de 10 mujeres a sus pies y que solo una puede tener su corazón y esa no soy yo. Además ni siquiera me gusta como algo más de lo que tenemos. Si me pongo nerviosa y esas cosas, pero no más de ahí. Luego de que lleguemos del viaje, todo será una normalidad.No se en qué momento ya todos están de pies, mi madre camina con los señores y el hermano de Adrián le toma fotos a los niños y los hace darle un beso en la mejilla. Volteo a ver y está mirándome. Me levanto y él me sigue. Me pasa por el lado dando una pequeña nalgada y continúa su camino. Vamos hasta el jardín trasero y todo es aún más bellos, los niños corretean detrás del cachorro quien va con una pequeña pelota en la boca.Los demás h
Adrián Sokolov La semana pasó más rápido de lo que quería. A Marie la dejé descansar de mi estos días aunque varias veces la llamé y no pude evitar masturbarme mientras hablábamos. Lorent siempre fue en busca en sexo el cual no pude rechazar. Cuando regresemos de Roma le buscaré un buen trabajo en la empresa para que no esté de esquina en esquina o peor aún; prostituyéndose. Aunque debería ser en otro sitio, ya que cada día me tiene más confundido y no quiero involucrarme con ella.Veo el reloj por última vez y aún no sale de casa. Le propuse que durmieramos juntos, pero no quiso. Quería estar más tiempo con su hija. Y la entiendo.Sale casi corriendo con una maleta, me bajo y la ayudo a poner la maleta en el maletero. Subimos a la parte trasera y toco el hombro del chófer, quien asiente y arranca.El camino fue silencio aunque de vez en cuando nos dábamos miraditas. Ll
Marie Johnson Es extraño que Adrián no me haya puesto reglas de no mirar a nadie más o de hablar con extraños. Pensé que sería como en las novelas o los libros. Pero no y que bueno, porque no soportaría tener que cumplir reglas de alguien que no es más que un pasatiempo por así decirlo. Yo ya ordené la habitación y él está en una videoconferencia.Hoy tenemos una reunión con los dueños de G.J Interprise o algo así. Me siento como su secretaria porque me contó toda su agenda. Aunque no se ni que hago aquí y mucho menos que soy para él. Por lo menos conoceré la hermosa Torre Eiffel.Mañana nos vamos a Roma al medio día. No podía faltar a ésta reunión, según él aquí en Francia.La noche es hermosa, desde aquí arribatodo se ve espectacular, ya luego tendré tiempo de mirar por todas las ventanas. Es una misma torre, pero cuando recorres todas las ventanas, se
Marie Johnson La tal Marcela ya me tenía hastiada. Las ganas de arrastrarla estuvieron a punto de fluir. Eso que pasó en ese restaurant no fue nada, solo no me quería quedar así de brazos cruzados. Adrián no me interesa en lo absoluto. Estoy aquí solo por un favor; no más. Supongo.Estás más que claro que no soy importante para él, pero tampoco me podía dejar tirar por los suelos por una estirada.Estas sábanas están calentitas y la cama más cómoda que la mía. Aunque no es para menos, quien la reservó tiene dinero para comprar 10 Jets, es fino y le gusta la comodidad.Todo aquí es de primera, hasta la mucamas y los maleteros tienen buena pinta.Hace media hora me duché y me acosté. Adrián y yo desde el baño juntos, no nos hemos dirigido la palabra solo en algunas cosas necesarias y creo que la discusión con la autoestima