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Alison.
"Miserable jefe", pienso para mí en cuanto llego a mi casa y me doy un baño, para relajar mis músculos.
Entonces, escucho el teléfono y me pongo algo encima como puedo para atenderlo.
"¿Alison?", dice mi mejor amiga en cuanto toco el botón para contestar, "¿en dónde estás?", inquiere y escucho música en el fondo.
"En casa, agotada", le respondo, mientras trato de que no se me caiga la toalla.
"Nada de agotada", me reprende, "recuerda que hoy es viernes", señala y suena enojada, "me dijiste que vendrías a la fiesta en el bar, por el cumpleaños de Nash", me reclama, a sabiendas de que este tipo por el que se muere no me cae para nada.
"Estoy muerta, Georgy", trato de excusarme, "hoy llegué empapada al trabajo y me prometieron un bono por atender a un patán, pero mi jefe se quedó con el dine...", trato de terminar, pero ella me interrumpe.
"Y por eso es por lo que necesitas venir a relajarte", me indica y yo respiro profundo, "anda, hazlo por mí", me dice y trago en seco, porque siempre ha estado para mí y no puedo reusarme a ayudarla.
"Está bien", accedo al fin, ya que tiene razón y termino de bañarme.
Entonces, decido que lo mejor es disfrutar la noche, así que me coloco un mini vestido color cereza que se ajusta bien a mi cabello rubio y el color de sombras oscuros que van muy bien con mis ojos gris azulados, y cuando ya me siento de mejor ánimo, tomo un taxi y me voy al bar a divertirme.Y la encuentro en la barra del bar, junto con un tipo que está molestándola.
―Oh, qué bien que llegaste―me dice, tratando de alejarse del tipo lo más rápido posible―gracias por llegar, amiga, este tipo me estaba fastidiando y si no fuera porque estaba en la barra donde todo el mundo me estaba mirando, creo que se hubiera propasado―me asegura, mientras buscamos una mesa y ella pide una botella grande de tequila.
―No deberías tomar tanto―le digo preocupada.
―Relájate―me dice y me pasa una mano por el hombro―ya debe estar por llegar Nash y nos la beberemos entre los que estemos en la fiesta―indica, como si esa botella se la tomará el tal Nash solo.
Y como si lo hubiera invocado, se aparece el susodicho con una enorme sonrisa.
―Hola, cariño―le dice a Georgy, a quien besa apasionadamente, dejándome sola en la mesa y al poco rato el camarero viene con la botella de tequila y yo solo espero que mi mejor amiga regrese pronto, así que trato de despejar mi mente y empiezo a bailar.
― Pero ¡mira a quién tenemos aquí! ―dice un tipo, el mismo que estaba molestando a mi mejor amiga hace un rato, así que trato de poner mi cara para otro lado, y se aparece otro baboso, quien me toma del brazo.
― ¡Vaya si es linda tu amiga! ―le dice este y trata de tomarme del brazo, pero se lo impido.
― ¡Déjenme en paz! ―les pido entre enfadada y preocupada, pero estos dos tipos les importa un comino y empiezan a molestarme.
―Oh, estas chicas sí que se saben divertir―me dice el baboso uno y observa la botella de tequila― ¿quieres un poco, eh? ―me dice y yo niego con la cabeza―sabía que dirías que sí―asegura, ignorando lo que le acabo de decir y yo comienzo a temblar como una hoja, al tiempo que llena un pequeño vaso y me lo pasa―vamos, bebe―insiste, pero yo trato de escaparme, pero el segundo amigo me toma por la cabeza y entre ambos me obligan a beber, hasta casi ahogarme.
La bebida se siente como fuego en mi garganta, lo cual me causa nauseas.
Y entonces, uno de ellos me da una vuelta y entre ambos me empujan entre uno y otro, lo cual me marea y cuando creo que la tortura se va a acabar, vuelven a darme otro vaso de licor a la fuerza, y el trago se siente tan mal como el primero.Pero no se detienen ahí y me dan un vaso tras otro.
―No me sigan molestando o ya verán―trato de decirles, pero las palabras no me salen tan bien y supongo que ya debo estar un poco ebria.
―Ay, pero que tierna, tratando de amenazarnos ―dice uno de ellos e intenta darme vueltas nuevamente, pero de repente desaparece y yo busco la manera de escapar.
y entonces, me doy cuenta del por qué.Es un hombre al que no puedo verle la cara, porque me escondo debajo de una de las mesas, quien le acaba de propinar un golpe y ahora está en el suelo, pero no se queda ahí y le da un golpe tras otro mientras lo tiene en el piso y me doy cuenta de que tiene algo que brilla en sus puños.
― ¡Ya verás, desgraciado! ―le dice el segundo, quien lo agarra por la chaqueta y le propina un puñetazo, pero no lo derriba y le suelta un golpe que aturde al baboso.
Entonces, el primero se levanta del piso y entre ambos intentan arremeter contra mi salvador, quien no espera a que ellos vengan a su encuentro y arremete contra ambos, dejando a uno aturdido contra una pared, mientras le propina un puñetazo en el estómago al otro y me doy cuenta de que es lo que brilla en las manos del hombre.
Son unas manoplas y eso lo sé, porque mi padre tenía unas, también.Entonces, se ensaña contra el segundo hombre a quien no deja de golpear hasta que nota que está desmayado en el piso.
―Nos vamos―me dice mi salvador y me toma de debajo de la mesa, en donde me he escondido hecha un manojo de nervios.
―No me sueltes―le pido, entre aterrada y ebria, por la cantidad de tragos de tequila que estos hombres me han obligado a beber, así que me cuelgo de su cuello, mientras él me carga con sus fuertes brazos hasta afuera del bar y luego, a un automóvil.
― ¿Cuál es tu dirección? ―me solicita saber, pero en este momento no puedo concentrarme en nada, solo en el terror líquido que me corre por las venas, nada más en pensar en lo que me hubieran podido hacer esos dos tipos ahí, en mitad del bar, de no ser porque este hombre me ha rescatado.
Entonces, me aferro a los brazos de mi salvador, sin poder decir una sola palabra.
―Se ve muy mal―dice un hombre que creo que es el chofer del auto― debería llevarla a un hospital―añade.
―No, nada de hospitales―le responde―llévanos a casa―le dice y enseguida siento como nos movemos.
Cuando el auto se detiene, mi salvador me lleva cargada entre sus enormes brazos, sintiéndome protegida por un momento, hasta que me deposita con suavidad en una cama en medio de la oscuridad.
―Que descanses―me dice cerca de mi oído y su aliento me hace cosquillas en mi cuello.
―No te vayas―le digo entre sollozos―tengo mucho miedo―le indico y siento que su respiración se torna fuerte.
―Está bien―se limita a decirme y siento cómo la cama se mueve y luego, no sé más de mí.
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Los rayos de sol se posan sobre mi cara lentamente, tratando de despertarme, así que me muevo al otro lado, colocándome la almohada sobre la cabeza.
Y es cuando abro los ojos y me doy cuenta de que no estoy sola.
Entonces, unos enormes brazos me toman entre ellos y se aferran con fuerza a mí, con una barbilla puesta en mi cuello, lo cual me hacen sentir vulnerable y mi corazón quiere salirse de mi pecho.
―Pero ¡qué demonios! ―digo toda asustada al ver nada más ni nada menos que la cara del tipo del restaurante de ayer, quien me suelta en cuanto grito enojada.
Ese, el que tenía a un niño come pizzas.
―Tan solo cálmate, ¿quieres? ―me pide y trata de acercar su mano a mi cara, pero se lo impido y me arrastro como puedo por la cama, pero entonces, me caigo.
― ¡Ay! ―me quejo, pero no me quedo en el suelo.
― ¿Qué te ocurrió? ―me dice y luego lo veo en el borde de la cama preocupado, así que me levanto y él rodea la cama hasta encontrarse conmigo.
Y es cuando me doy cuenta de que el tipo tan solo lleva un bóxer, así que por mi cabeza pasan toda una serie de pensamientos.
― ¡Intentó aprovecharse de mí! ―le digo toda exaltada y cuando él intenta acercarse, le propino un golpe, pero creo que me acabo de romper los nudillos, como si hubiera estrellado mi puño contra un muro de acero.
Entonces, trato de darle otro golpe con mi mano buena, pero él detiene mi mano en el aire, me agarra por los hombros y me acerca más a su pecho, pero trato de forcejear con él, así que me lanza a la cama y se acerca a mí, colocándose encima de mi cuerpo, para mirarme detenidamente, así que cierro mis ojos del puro terror.
Y de pronto, se aleja.
―Hubiera esperado que fueras un poco más agradecida―me dice y se retira hasta el baño donde se toma un tiempo.
Entonces, me doy cuenta de que esta no es mi cama ni mi habitación.
― ¿En dónde me encuentro? ―le digo toda nerviosa, cuando lo veo salir con un suéter y unos pantalones de mezclilla y él me mira y mueve la cabeza de lado a lado.
―En mi casa―me dice de lo más tranquilo―por cierto, ¿cómo te llamas? ―me pide, pero yo sigo anonadada.
―Alison―le digo con el corazón corriendo como en una autopista.
―Y mi nombre es James―se presenta y me frunce el ceño―deberías escoger mejor a tus amigos―me dice y ahora recuerdo todo lo que pasó anoche, donde un hombre me rescató de las garras de dos idiotas que me estaban obligando a hacer cosas que no quería.
Entonces, siento cómo mi corazón late tan aprisa como las alas de un colibrí, tan asustada, solamente de pensar en todo lo que ha pasado anoche.
~~~ Alison. ―Haré que te traigan ropa limpia para que te cambies―me dice y me mira de pie a cabeza y ahora me siento desnuda, a pesar de que llevo mi mini vestido de la noche anterior―no deberías vestirte tan provocativa, si es que no quieres buscarte problemas―me dice algo molesto y con una ceja levantada. ―Pues, yo me visto como quiero―le digo muy pagada de mí misma―además, ellos se estaban aprovechando de que eran mucho más grandes y fuertes que yo―le señalo y él me mira y hace un bufido. ―Haré que te traigan ropa, para que te bañes y arregles―me indica y yo no estoy muy segura si quiero agradecerle o no. ―Todavía no me has dicho cómo es que terminé en tu casa―le recuerdo y él ahora cruza sus brazos sobre su enorme pecho, al tiempo que esboza una ligera sonrisa. ―Te veo abajo―me dice, pero me cierra el paso cuando trato de salir y cierra la puerta con llave. ―Pero ¡qué rayos, James! ― le grito enfadada, pero tal parece que se ha ido―déjame salir de aquí―digo a viva voz, pero
~~~ Alison. Me despierto con el ruido de mi teléfono que tiene un mensaje de texto. Es de mi supervisor, el muy imbécil. "Si quieres el dinero que te dejó el cliente el otro día, ven a trabajar hoy", señala y siento odio por ese mensaje, ya que James me había prometido pagarme diez veces mi salario, sin embargo, cuando se lo dejó a mi jefe, este se lo quedó y me dijo que no me lo daría, por haber llegado tarde. Pero, si no voy, también lo tomará de excusa para echarme, así que le contesto que sí iré y me levanto de mi deliciosa cama, que me reclama desesperada, por ser domingo. ―No me contestabas el teléfono, así que vine para acá y decirte en persona que lo siento, Alison―me dice Georgy en cuanto me ve en la puerta, quien parece haberse quedado ahí durante toda la noche. Entonces, recuerdo cómo esos patanes me trataron y me voy a toda prisa. ―Espérate―me dice desesperada. ― ¿Que no te dije? ―le señalo de lo más cabreada―intentaron violarme―le espeto y ella respira profundo, a
~~~ Alison. No entiendo a James. Siempre hace cosas que me sacan de mis casillas y, sin embargo, me salvó la vida hace unos días, pero tiene acceso a mi teléfono y hasta mi cuenta personal en el banco, en donde ha colocado una suma obscena de dinero. No es igual a otros estúpidos con los que tengo que tratar. Por ejemplo, ahí está el estúpido de Willy, que cree que porque es un hijo del supervisor tiene derecho a ponerme a trabajar hasta tarde sin pagarme, torturándome hasta el cansancio, con tal de que un día ya no pueda más y acceda a salir con él. A él lo puedo definir como un baboso en toda regla. Y ahora me doy cuenta de que todos los hombres que rodean mi vida son unos abusivos, que piensan que pueden manejarme a su antojo. Pero ya verán Willy, su padre y james que no pueden venir a hacerlo nunca más, por más dinero o poder que tengan. ~~~ Al día siguiente me levanto con una sola algarabía en el apartamento de al lado, lo que hace que me dé cuenta de lo tarde que es. A
~~~ Alison. La sensación de terror que me recorre la piel no se me quita. Y sí, lo sé, Willy es un gran acosador, pero jamás pensé que se atreviera a una cosa como esta. Me iba a violar. Y sí, tengo que agradecer que James viniera y me rescatara, sin embargo, él también me da mucho miedo, porque, a ver, para qué se ha mudado justo al lado de mi casa, si tiene toda una mansión en las afueras de la ciudad, si no tiene otra intención, más que la de espiarme. Como si fuera otro acosador. Luego está el tema de su matón, quien ha venido solícito a atender los caprichos de su jefe, quien... ¿iba a matar a Willy? Sí, no lo niego, yo quería matarlo, también, sin embargo, de querer hacer una cosa a en verdad hacerla, hay un abismo de posibilidades. No, no es bueno para mí el estar al lado de un hombre que se mueve como si fuera un delincuente, porque, a ver... ¿desalojaron a mi vecino a la fuerza, solamente para que James estuviera cerca de mí? En serio, estoy preocupada, porque tal p
~~~ Alison. En cuanto me recompongo de la impresión por la cercanía de James, me voy directo hasta el jardín en donde ya Mark se encuentra columpiándose, como si estuviera algo triste, pero, en el momento que nota que me voy acercando, la cara se le ilumina. ― ¡Alison! ―dice de lo más entusiasmado y corre a mi encuentro y me doy cuenta de que mi corazón se siente algo liviano, olvidándome de la incertidumbre en la que he estado viviendo durante todos estos días. Y es que este niño, malcriado y todo, resulta que es como cariño puro y desinteresado, capaz de borrar la tristeza con su sonrisa. Entonces, me doy cuenta de que este trabajo me gusta, salvo que tengo que lidiar con su padre, quien es un gran prepotente. Y, a pesar de eso, siento cómo se me acelera el corazón, cada vez que pienso en él. ― ¿Te puedo contar un secreto? ―me dice Mark con sus cejitas levantadas. ―A ver, ¿y qué será, campeón? ―le respondo con una sonrisa, pero, enseguida su semblante se ve muy triste, un se
~~~ Alison. ―Ahora, supongo que sabes cuales son las consecuencias de no aceptar que mi limosina te lleve a casa, ¿cierto, Alison? ―me señala y yo trago en seco―te está esperando afuera, así que ya te puedes retirar―me indica y hace un ademán con la mano, como si yo fuera una especie de esclava personal y ahora me pregunto cuál es la diferencia entre trabajar para James, un grandísimo prepotente, o hacerlo para mi antiguo supervisor, quien me hacía trabajar horas extras, sin pagarme. Y un pensamiento estúpido me pasa por la cabeza, ese que dice que James es mucho más guapo y que paga mejor que en el restaurante, pero no, ni así resulta que es mejor, porque es mucho más prepotente y tiene todo su dinero, sus matones y su influencia para demostrarlo. Entonces, el chofer me lleva hasta mi casa y, en cuanto abro la puerta, me voy directo a la habitación, en donde tomo una almohada, para amortiguar el grito que quiere salirse de mi pecho de la rabia que ahora lo invade. Pero, no confo
~~~ Alison. Por alguna razón que no alcanzo a entender, hay unos rayos de sol que me están molestando en la cara, unos haces de luz de lo más impertinentes y de los cuales no tengo la menor idea de dónde han salido, si la ventana de mi habitación está lo suficientemente alejada de mi cama, como para que ni me entere si siquiera existe un sol por ahí. Y como no me interesa averiguar la razón de su necedad o cómo es que han llegado hasta aquí, me coloco hacia el otro lado y estoy a punto de ponerme una almohada en la cabeza, para seguir durmiendo, cuando me tropiezo con el torso desnudo de alguien. Un enorme, bien definido y esculpido torso, que ahora pareciera que se estuviera moviendo arriba y abajo, así como cuando la gente se ríe y ahora escucho la risa. Una risita masculina, que le va bien a ese torso desnudo, lo cual me deja entre asustada y consternada, mientras no puedo dejar de mirar esa parte de la fisonomía humana con deseo. Con tanto deseo, que mi piel está ardiendo y
~~~Punto de vista neutro.En cuanto la limosina se devuelve, luego de dejar a Alison en su casa, James está listo y esperando en la puerta para subirse en ella e irse directo hasta su empresa, en donde le han quedado varios pendientes.Y en su lista, ya hay uno menos. "Sé que a Mark no le gusta que me vaya en mitad de la noche, pero, si no me iba así, él también estaría en peligro", se dice así mismo, recordando la paliza que le dio personalmente a su socio de la zona oeste, quien se unió a otros más y estaban conspirando para ocupar la jefatura de su organización.No, a los alacranes hay que matarlos en cuanto muestran el aguijón y eso hizo James, en cuanto Carlisle, su segundo al mando, le avisó de lo que estaba pasando.Tenía que darle una lección ejemplar, que todo el mundo supiera lo que le pasaba a los traidores, para que ningún otro creyera que podía venir a desafiarlo."Ahora debe estar en el fondo del estanque, como la miserable sa