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Alison.
―Haré que te traigan ropa limpia para que te cambies―me dice y me mira de pie a cabeza y ahora me siento desnuda, a pesar de que llevo mi mini vestido de la noche anterior―no deberías vestirte tan provocativa, si es que no quieres buscarte problemas―me dice algo molesto y con una ceja levantada.
―Pues, yo me visto como quiero―le digo muy pagada de mí misma―además, ellos se estaban aprovechando de que eran mucho más grandes y fuertes que yo―le señalo y él me mira y hace un bufido.
―Haré que te traigan ropa, para que te bañes y arregles―me indica y yo no estoy muy segura si quiero agradecerle o no.
―Todavía no me has dicho cómo es que terminé en tu casa―le recuerdo y él ahora cruza sus brazos sobre su enorme pecho, al tiempo que esboza una ligera sonrisa.
―Te veo abajo―me dice, pero me cierra el paso cuando trato de salir y cierra la puerta con llave.
―Pero ¡qué rayos, James! ― le grito enfadada, pero tal parece que se ha ido―déjame salir de aquí―digo a viva voz, pero tal parece que me romperé las cuerdas vocales, antes de conseguir algo, así que me quedo en el borde de la cama un momento, tratando de entender cómo demonios terminé en esta casa.
Es cuando mi teléfono suena y es un mensaje de Georgy.
“¿Por qué te fuiste sin avisarme?”, me dice la muy desvergonzada y yo muero de rabia.
“Lo siento, es que dos tipos intentaron emborracharme y violarme, así que tuve que irme”, le escribo de lo más sarcástica, “espero que haya valido la pena de que te perdieras con Nash”, le señalo y el siguiente mensaje tarda un poco más.
“Amiga, lo siento tanto, yo no quise que te pasara todo eso. Perdóname”, me responde, pero yo estoy hecha una furia, por todo lo que me está pasando y a dónde he venido a quedar, por culpa de su abandono.
“No va a ser tan fácil, casi me violan esos dos tipos”, le texteo cabreada, “por cierto, gracias por dejar la tequila sola para mí, los tipos me obligaron a beberla de todas maneras”, le escribo de lo más molesta.
Entonces, la bloqueo de mi teléfono, ya que no quiero saber de ella, especialmente en este momento en el que estoy prácticamente secuestrada por su culpa.
Al cabo de un rato, llega alguien a la puerta y me pasa una muda de ropa con las etiquetas de compra y todo, lo cual me pone suspicaz, porque aparentemente James la ha mandado a buscar especialmente para mí.
Y cuando salgo de la habitación, me encuentro al hijo de James que se nota feliz de verme.
―Qué bien, te has mudado con nosotros―indica todo emocionado y me brinda una sonrisa de oreja a oreja―entonces, vas a ser mi mamá―me dice y ahora se me quiere caer la quijada de lo asombrada que me tienen sus palabras.
―Espera―le digo, para aclararle la situación, después de todo, he caído en la casa de James por quién sabe qué circunstancias extrañas que no tienen nada que ver con lo que se le ha ocurrido a este niño.
Entonces desciendo por las escaleras para perseguirlo y lo encuentra en el comedor desayunando.
―Papá, papá, trajiste a la chica del restaurante para que sea mi mamá―le dice todo emocionado― ¿verdad que sí, papá? ―insiste y entonces empieza a canturrear una serie de cosas, acerca de todo lo que vamos a hacer juntos, como llevarlo al parque y cantarle hasta que se duerma―que me lea muchos, pero muchos cuentos―finaliza y yo no sé ni qué hacer al respecto.―No, campeón, solamente estoy de visita por aquí ya que tu padre quería que... ―le digo y ahora miro a James muy seria―por cierto, ¿cómo es que terminé aquí, James? ―le señalo toda molesta.
―Eso lo deberías saber bien tú, y por cierto, toma―me dice y hace que me sirvan una taza de café―esto es bueno para la resaca―añade y lo cierto es que sí, tengo resaca, pero no es nada que le importe.
―Fui a un bar y bebí algo―le digo toda pagada de mí misma―y es lógico que tenga resaca―le aseguro y él mueve su cabeza de lado a lado.
―No entiendo nada de eso―nos dice el niño ahora y observa a su padre, para luego mirarme―dile que se quede y sea mi mamá, por favor, papá―le dice y ahora siento un nudo en mi corazón, por la manera desesperada en que lo pide.
Se nota que está necesitando amor.
―No puedo ser tu madre, campeón―le digo con la voz un poco quebrada―tengo varios compromisos qué atender―trato de excusarme, pero parece que no le agrada mi respuesta.
―Creo que esa sería una manera de agradecernos por ayudarte a noche, ¿no te parece, Alison? ―me señala y ahora trago en seco, porque, a pesar de que me moleste reconocerlo, lo cierto es que este hombre me rescató de aquellos patanes.
Aunque no sé qué demonios se le metió en la cabeza, cuando se le ocurrió traerme hasta aquí.
Entonces, me entra un escalofrío de pie a cabeza, solamente de pensar que este hombre pensaba violarme, igual que los patanes de anoche, aunque, sería de lo más extraño, el rescatarme con la única intención de violarme él mismo.
Y ahora me pregunto si fue una casualidad que me encontrara en aquel bar.
Es cuando me devuelvo al lugar donde me encuentro, porque los ojitos del niño me están mirando con ternura.
―Vendré a visitarte, campeón―le digo al fin y el niño se emociona aún más y me abraza y me besa y yo siento que mi corazón se enternece, también.
― ¿Vez, Mark? ―le dice James acercándose a su hijo―ella va a volver―le indica y el chico lo mira y lo abraza―ahora, ve al patio a jugar―le pide y se va, dejándonos a su padre y a mí a solas.
―Ahora, me quieres explicar qué hacías en un bar con ese montón de tipos―me dice y su voz es como una brisa gélida, capas de helar los huesos, pero eso no me importa.
―No tengo por qué darte ninguna explicación, después de todo, esta es mi vida y hago lo que quiero―le recuerdo y él se levanta de su asiento y me toma por el brazo, lastimándome de paso y me arrincona contra la pared, colocando una mano sobre mi cuello.
Y entonces, me mira detenidamente, como si estuviera buscando algo en mi cara y yo ahora aparto mi vista de él.
―Ahora, me vas a decir qué hacías en el bar―me dice, con su aliento rozando mi mejilla.
―Pues, lo que hace todo el mundo―me burlo de él―ahora, suélteme, que me está lastimando―le exijo, pero eso a él no le interesa.
―No, hasta que prometas que te quedarás con Mark todo el día―me susurra al oído, lo cual hace que mi corazón bombee con fuerza y se sienta todo alocado.
―Está bien, lo haré, con tal de que me dejes en paz―le digo y él se separa de mí.
―Lo harás, pero primero, dime por qué esos tipos te molestaban―insiste y esta vez me río.
―Porque son unos patanes, igual que tú―le digo enojada―porque mi amiga se fue a bailar con su novio y me quedé sola―añado y él ahora se arregla el suéter y se vuelve a sentar en la mesa.
―Ahora, ve a jugar con Mark―me ordena todo pagado de sí mismo―y Alison, debes venir mañana―señala, pero es que no me entiende.
―Ya te dije que tengo que trabajar, así que no, James, no me puedo comprometer a eso―le respondo, y me mira detenidamente.
―Lo harás o te traeré a rastras hasta aquí, ¿está claro? ―me dice y ahora recuerdo al hombre que golpeaba sin cesar a los dos patanes del bar.
Y es capaz de hacerlo otra vez.
Entonces, me pregunto si vale la pena discutir con este hombre.
―Volveré en cuanto pueda―le digo, pero tal parece que James no se convence, sin embargo, lo medita mejor.
―Bien―se limita a decirme y me señala la puerta por donde ha salido Mark y me voy a toda prisa y demasiado cabreada, como para mirar atrás.
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Cuando el chico y yo nos cansamos de jugar por la tarde, se va a su habitación y yo le leo un cuento, tal y como él quería, lo cual me hace feliz de alguna manera.
Sí, el chico está mimado, pero es muy tierno y amoroso, lo cual me ha caído muy bien.
―Haré que te lleve el chofer hasta tu casa―me dice James, en cuanto el niño se duerme y yo lo miro toda ceñuda.
―Puedo irme sola, muchas gracias―le respondo y ahora recuerdo que mi problema es con el padre, no con el niño.
―Irás en la limosina y no se diga otra cosa―me ordena y cuando trato de protestar, me interrumpe―no quiero rescatarte hoy de otro de esos patanes―me advierte y yo respiro profundo.
―Está bien―accedo al fin, pero no sé si es por el cansancio o porque ya estoy aburrida de tener que luchar con este hombre tan arrogante.
Así que su chofer me lleva hasta mi apartamento y cuando llego, siento cómo el cansancio se apodera de mi cuerpo, así que voy directo a mi cama.
Y es cuando veo vibrar mi teléfono, así que miro el mensaje.
"Recuerda que prometiste venir mañana", dice el mensaje y el remitente es James Harrelson y ahora me pregunto en qué momento su número quedó grabado en mi teléfono.
Este es un perfecto atrevido, si es que tomó mi celular, cuando no estaba consciente y me da tanta rabia, que no le contesto el mensaje y me duermo.
~~~ Alison. Me despierto con el ruido de mi teléfono que tiene un mensaje de texto. Es de mi supervisor, el muy imbécil. "Si quieres el dinero que te dejó el cliente el otro día, ven a trabajar hoy", señala y siento odio por ese mensaje, ya que James me había prometido pagarme diez veces mi salario, sin embargo, cuando se lo dejó a mi jefe, este se lo quedó y me dijo que no me lo daría, por haber llegado tarde. Pero, si no voy, también lo tomará de excusa para echarme, así que le contesto que sí iré y me levanto de mi deliciosa cama, que me reclama desesperada, por ser domingo. ―No me contestabas el teléfono, así que vine para acá y decirte en persona que lo siento, Alison―me dice Georgy en cuanto me ve en la puerta, quien parece haberse quedado ahí durante toda la noche. Entonces, recuerdo cómo esos patanes me trataron y me voy a toda prisa. ―Espérate―me dice desesperada. ― ¿Que no te dije? ―le señalo de lo más cabreada―intentaron violarme―le espeto y ella respira profundo, a
~~~ Alison. No entiendo a James. Siempre hace cosas que me sacan de mis casillas y, sin embargo, me salvó la vida hace unos días, pero tiene acceso a mi teléfono y hasta mi cuenta personal en el banco, en donde ha colocado una suma obscena de dinero. No es igual a otros estúpidos con los que tengo que tratar. Por ejemplo, ahí está el estúpido de Willy, que cree que porque es un hijo del supervisor tiene derecho a ponerme a trabajar hasta tarde sin pagarme, torturándome hasta el cansancio, con tal de que un día ya no pueda más y acceda a salir con él. A él lo puedo definir como un baboso en toda regla. Y ahora me doy cuenta de que todos los hombres que rodean mi vida son unos abusivos, que piensan que pueden manejarme a su antojo. Pero ya verán Willy, su padre y james que no pueden venir a hacerlo nunca más, por más dinero o poder que tengan. ~~~ Al día siguiente me levanto con una sola algarabía en el apartamento de al lado, lo que hace que me dé cuenta de lo tarde que es. A
~~~ Alison. La sensación de terror que me recorre la piel no se me quita. Y sí, lo sé, Willy es un gran acosador, pero jamás pensé que se atreviera a una cosa como esta. Me iba a violar. Y sí, tengo que agradecer que James viniera y me rescatara, sin embargo, él también me da mucho miedo, porque, a ver, para qué se ha mudado justo al lado de mi casa, si tiene toda una mansión en las afueras de la ciudad, si no tiene otra intención, más que la de espiarme. Como si fuera otro acosador. Luego está el tema de su matón, quien ha venido solícito a atender los caprichos de su jefe, quien... ¿iba a matar a Willy? Sí, no lo niego, yo quería matarlo, también, sin embargo, de querer hacer una cosa a en verdad hacerla, hay un abismo de posibilidades. No, no es bueno para mí el estar al lado de un hombre que se mueve como si fuera un delincuente, porque, a ver... ¿desalojaron a mi vecino a la fuerza, solamente para que James estuviera cerca de mí? En serio, estoy preocupada, porque tal p
~~~ Alison. En cuanto me recompongo de la impresión por la cercanía de James, me voy directo hasta el jardín en donde ya Mark se encuentra columpiándose, como si estuviera algo triste, pero, en el momento que nota que me voy acercando, la cara se le ilumina. ― ¡Alison! ―dice de lo más entusiasmado y corre a mi encuentro y me doy cuenta de que mi corazón se siente algo liviano, olvidándome de la incertidumbre en la que he estado viviendo durante todos estos días. Y es que este niño, malcriado y todo, resulta que es como cariño puro y desinteresado, capaz de borrar la tristeza con su sonrisa. Entonces, me doy cuenta de que este trabajo me gusta, salvo que tengo que lidiar con su padre, quien es un gran prepotente. Y, a pesar de eso, siento cómo se me acelera el corazón, cada vez que pienso en él. ― ¿Te puedo contar un secreto? ―me dice Mark con sus cejitas levantadas. ―A ver, ¿y qué será, campeón? ―le respondo con una sonrisa, pero, enseguida su semblante se ve muy triste, un se
~~~ Alison. ―Ahora, supongo que sabes cuales son las consecuencias de no aceptar que mi limosina te lleve a casa, ¿cierto, Alison? ―me señala y yo trago en seco―te está esperando afuera, así que ya te puedes retirar―me indica y hace un ademán con la mano, como si yo fuera una especie de esclava personal y ahora me pregunto cuál es la diferencia entre trabajar para James, un grandísimo prepotente, o hacerlo para mi antiguo supervisor, quien me hacía trabajar horas extras, sin pagarme. Y un pensamiento estúpido me pasa por la cabeza, ese que dice que James es mucho más guapo y que paga mejor que en el restaurante, pero no, ni así resulta que es mejor, porque es mucho más prepotente y tiene todo su dinero, sus matones y su influencia para demostrarlo. Entonces, el chofer me lleva hasta mi casa y, en cuanto abro la puerta, me voy directo a la habitación, en donde tomo una almohada, para amortiguar el grito que quiere salirse de mi pecho de la rabia que ahora lo invade. Pero, no confo
~~~ Alison. Por alguna razón que no alcanzo a entender, hay unos rayos de sol que me están molestando en la cara, unos haces de luz de lo más impertinentes y de los cuales no tengo la menor idea de dónde han salido, si la ventana de mi habitación está lo suficientemente alejada de mi cama, como para que ni me entere si siquiera existe un sol por ahí. Y como no me interesa averiguar la razón de su necedad o cómo es que han llegado hasta aquí, me coloco hacia el otro lado y estoy a punto de ponerme una almohada en la cabeza, para seguir durmiendo, cuando me tropiezo con el torso desnudo de alguien. Un enorme, bien definido y esculpido torso, que ahora pareciera que se estuviera moviendo arriba y abajo, así como cuando la gente se ríe y ahora escucho la risa. Una risita masculina, que le va bien a ese torso desnudo, lo cual me deja entre asustada y consternada, mientras no puedo dejar de mirar esa parte de la fisonomía humana con deseo. Con tanto deseo, que mi piel está ardiendo y
~~~Punto de vista neutro.En cuanto la limosina se devuelve, luego de dejar a Alison en su casa, James está listo y esperando en la puerta para subirse en ella e irse directo hasta su empresa, en donde le han quedado varios pendientes.Y en su lista, ya hay uno menos. "Sé que a Mark no le gusta que me vaya en mitad de la noche, pero, si no me iba así, él también estaría en peligro", se dice así mismo, recordando la paliza que le dio personalmente a su socio de la zona oeste, quien se unió a otros más y estaban conspirando para ocupar la jefatura de su organización.No, a los alacranes hay que matarlos en cuanto muestran el aguijón y eso hizo James, en cuanto Carlisle, su segundo al mando, le avisó de lo que estaba pasando.Tenía que darle una lección ejemplar, que todo el mundo supiera lo que le pasaba a los traidores, para que ningún otro creyera que podía venir a desafiarlo."Ahora debe estar en el fondo del estanque, como la miserable sa
~~~Alison.En cuanto llego a casa, caigo rendida en la cama y logro dormir algunas horas, luego de la noche tan ajetreada que tuve, cortesía de James y su borrachera, la que me dejó entre preocupada y enojada.Entonces, me quedo pensando en mi despertar esta mañana, con una mezcla de sentimientos por James, que se aprovechó de mi debilidad para acercarse a mí más de la cuenta.Y besarme.Y ahora solo puedo pensar en ese beso.Algo delicado y tierno, que me estaba derritiendo por dentro, mientras ponía a latir mi corazón, tan fuerte, que anulaba mis sentidos, dejándome a merced de sus labios.No, olvidémonos de ese hombre, cuya profesión consiste en ajustar cuentas, las mismas que lo obligan a dejar a su hijo en mitad de la noche, para atender sus asuntos.Y cuando ya decido levantarme, escucho que alguien llama a la puerta, así que voy a atender enseguida.―Pero ¡Qué bueno que te encuentro! ―me dice el casero con la cara seria y yo trago en seco―así me ahorrarás el camión de la mudan