Codificar y almacenar información es la función principal del cerebro.
Nuestro comportamiento se forma por los recuerdos. Las experiencias pasadas, buenas o malas, determinan la forma en la que vivirás la vida, y de ellas, solo los momentos considerados realmente importantes siempre te marcarán y definirán lo que eres.
¿Qué pasaría si un día pierdes la memoria?
¿Qué pasaría si un día despiertas ignorando una parte importante de tu vida?
¿Qué hacer si al despertar descubres que no eres del todo libre y tu vida pende de la persona que jamás consideraste?
Si cuando te despiertas, todo ha cambiado, ¿sigues siendo tú?
…
Un accidente, este hecho marcó mi vida que cambió de tal modo que al despertar de lo que pareció un sueño, caí en la cruenta realidad de que ya no era la Anel, virgen, libre, dueña de mi vida, de repente desperté con la noticia de que tenía un esposo, una familia supuestamente sólida, llena de mucho amor, nada más y nada menos que con él, para mí hoy despreciable, Azael Sanna.
…
—¿Cuánto tiempo llevo aquí? —le pregunté aturdida.
—Amor, permíteme ayudarte —escucho que me dice acercándose lentamente.
—Dime la verdad —le pido en voz baja—, ¿qué hago aquí?, ¿con usted?
—¿Cómo que con usted amor? —me pregunta en voz calmada.
—¿Por qué me llama así? —ante la impresión por el efecto de sus palabras cerré los ojos, apretándolos con fuerza.
—Porque eso eres, mi vida, mi amor, mi esposa, la mujer que escogí para vivir el resto de mi vida, y yo soy todo tuyo —hablaba con una seguridad que desgarraba el alma, escucharlo decir que soy su esposa puso en alerta mis sentidos.
—¿Tú esposa? ¿en qué momento? Apenas… —intenté seguir hablando, él lo impidió.
—Llevamos tres años casados —me dice sin titubear, peor en voz baja—, no creo que hayas olvidado nuestra boda, todos los momentos felices que hemos procurado darnos —forzando las palabras—, finalmente volviste en ti —afirma observándome fijamente.
Mi cuerpo tiembla de la impresión, de descubrir el cambio que dio mi vida, ¿en cuánto?, me pregunto mentalmente. Tres años me digo mentalmente en voz baja.
—Déjame sola por favor —Nunca antes me había sentido tan golpeada en mis sentimientos, ¿dónde esta mi familia para salvarme de esta pesadilla? Me pregunté con los ojos cerrados esperando que todo fuese un sueño.
Anel Leonte:—Anel, apresúrate —escuché a lo lejos que me grita April, mi hermana mayor—, llegaremos tarde a la cena.—Ya voy —le grité desde la distancia, en el segundo nivel de la casa de nuestros padres.Para esa hora, aún permanecía en mi dormitorio, dándole los últimos retoques al maquillaje, todo con la intención de verme un tanto diferente, y no es porque sea vanidosa, mucho menos esclava del maquillaje.Ese día en especial, a diferencia de mi día a día donde me gusta andar cómoda, fue la excepción, me vi recurriendo al maquillaje con la intención de verme distinta, pues contrario a mis dos hermanas que contaban con muy buenos atributos físicos que las ayudaban a destacar adonde quiera que llegaban, al ser tan poco agraciada, o como dice mi madre, el patito feo de la casta Leonte, desde que tengo uso de razón
Azael Sanna:Acomodando los gemelos ajustados a mi camisa de seda, bajé las escaleras de mi casa con la tranquilidad de saber que como siempre, logré el efecto esperado al elegir este atuendo, además de tener la certeza de controlar todo lo que me rodea.En la entrada de mi casa, tomé las llaves de mi automóvil, un Lamborghini Urus color negro, salí al exterior, cerrando la puerta detrás de mi espalda, siendo recibido por una oleada de aire frío típico de esta época del año que alborotó mi cabello. Pese a que recién culminaron las fiestas de navidad, aun se siente ese ambiente propio de las celebraciones.Acomodé mi cabello, peinándolo con los dedos y activando el seguro abrí las puertas, para permitir el acceso de Samantha, mi acompañante de estos últimos meses. Aunque no tenemos una relación formal, ella me ha acompañado l
Anel:De haber sabido que la vida me daría un vuelco después de ese encuentro, hubiese puesto todo de mí por no asistir a ese evento, por justificarme, por mantenerme distante de él. Desde que lo vi esa noche en la cena supe que no era bueno. No para mí, una chica con una vida perfectamente planificada, donde no estaba planteada la posibilidad de dejar que un hombre distinto a mi padre decidiera sobre mi vida.De sólo mirarlo a los ojos, aún en la distancia y luego de cerca, presentí que algo había en él capaz de dejarme sin fuerzas. Quise perderme, sólo quería huir. No tuve tiempo. El destino no lo permitió.Esa noche de la cena, sintiendo su mirada sobre mí, me mantuve lo más alejada que pude de los espacios donde lo vi acercarse; parecía perseguirme con sutileza, dejándome entrever su interés hacia mí.Nunca antes hab&iac
Azael:Solo quería llamar su atención para despedirme de ella, por esa razón la seguí hasta la entrada. No quería perder la oportunidad de ver de cerca su reacción al volver a tocar si quiera su mano.Haber conversado con su madre me dio la motivación para acercarme más a ella. Se que me excedí al no disimular mi interés por ella, un interés extraño e irrespetuoso, no solo por ella sino también por Samantha que fiel a sus sentimientos se sacrificó esa noche por permanecer a mi lado, pese a lo evidente que fui.¿Qué si se dieron cuenta?, por supuesto. Por esa razón la señora Aitana Leonte me pidió le concediera un baile. Tan embelesado estuve por Anel esa noche que no me importó nada más sino ella, observarla, detallarla, grabar en mi mente cada una de sus facciones, sus gestos, sus movimientos y hasta su rechazo. A&ua
Azael:Hoy se cumplen tres meses de haberla conocido, tres meses de aquella fatídica noche en la que la vida, así como la puso frente a mí, la colocó en el limbo, en la nada, y a mi junto con ella, aguardando su despertar.Como si la conociera de toda una vida, como si Anel fuera la persona más importante en mi vida, he pasado días y noches enteras, salvo aquellas en las que Leopoldo o su esposa me impiden quedarme, que han sido escasamente un par de ellas, a su lado, velando el estado de letargo en el que se encuentra sumergida.Si bien no he abandonado mi trabajo, ya no le presto la misma atención. ¿Cómo he de hacerlo si aun estando en otra dimensión y con los ojos cerrados esa pequeña bruja domina mi vida? ¿cómo he de llevar una vida normal y tranquila si por culpa mía ella se encuentra postrada en esa cama sin probabilidades de volver a mostrarme esos maravillos
Azael:Pasaban las seis de la tarde, cuando sentado en el sofá de la habitación que desde una semana después del accidente le fue asignada a Anel, leyendo un informe que me envió mi secretaria en mi laptop, escucho un leve ruido. Alzó la mirada para comprobar que mi percepción no es errada. Al ver un movimiento en su mano, un susto se instaló en mi pecho.Observé el monitor donde se detallan sus signos vitales, al ver que no había alteración alguna, guardé la calma. Hasta eso he aprendido en estos meses. Sin ser médico, al pendiente de su evolución, detalladamente he ido aprendiendo los valores máximos y mínimos necesario y que me indiquen que Anel aunque parecía no estar ahí, seguía con vida.Desde hace una semana la inflamación del cerebro, producida por la conmoción cerebral que ocasionó el impacto de su cabeza sob
Azael:Pensando en resolver la confusión que acaba de ocasionar la enfermera, apenas tenga la más mínima posibilidad, sentado en el sofá con la mirada fija sobre ella, tomé mi móvil y marqué el número de Leopoldo. Repicó varias veces y justo cuando creo iba a caer en buzón, escuché su voz.—Azael, ¿sucedió algo con mi niña? —preguntó en tono de voz alarmado, lo cual era normal, pues nunca desde que esta ella en cama lo había llamado de noche.—Anel despertó —le informo.—Qué grata noticia —celebra con voz alegre.—Los médicos la evaluaron, le dieron de comer, estuvieron observándola por horas hasta que se volvió a quedar dormida —le expliqué.—¿Por qué no llamaste antes muchacho? —preguntó cambiando el tono de
Azael:Volver a la habitación y enfrentarme a la mirada perdida de Anel fue incómodo. En ese momento me tocó mentalizar mi decisión, en dar el siguiente paso sin titubear.Allí estaba a medio sentar, rodeada de almohadas, con los ojos más abiertos que la primera vez, mirando fijamente en mi dirección, la percibí asustada, temerosa; seguramente por no sentirse ella.Verla a los ojos me recordó la razón de estar aquí con ella, encerrados en este ambiente tan lúgubre, tan distante del espacio donde hubiera querido fuese nuestro primer encuentro, donde si bien la quería para mí, sentirla mía, pero no en estas condiciones, donde por aprobación de su madre es toda mía, y por un llamado a la salvación de su mirada pérdida, ella confirma que no erré mi decisión de seguirle el juego a Aitana.«La quiero para