Azael:
Pensando en resolver la confusión que acaba de ocasionar la enfermera, apenas tenga la más mínima posibilidad, sentado en el sofá con la mirada fija sobre ella, tomé mi móvil y marqué el número de Leopoldo. Repicó varias veces y justo cuando creo iba a caer en buzón, escuché su voz.
—Azael, ¿sucedió algo con mi niña? —preguntó en tono de voz alarmado, lo cual era normal, pues nunca desde que esta ella en cama lo había llamado de noche.
—Anel despertó —le informo.
—Qué grata noticia —celebra con voz alegre.
—Los médicos la evaluaron, le dieron de comer, estuvieron observándola por horas hasta que se volvió a quedar dormida —le expliqué.
—¿Por qué no llamaste antes muchacho? —preguntó cambiando el tono de
Azael:Volver a la habitación y enfrentarme a la mirada perdida de Anel fue incómodo. En ese momento me tocó mentalizar mi decisión, en dar el siguiente paso sin titubear.Allí estaba a medio sentar, rodeada de almohadas, con los ojos más abiertos que la primera vez, mirando fijamente en mi dirección, la percibí asustada, temerosa; seguramente por no sentirse ella.Verla a los ojos me recordó la razón de estar aquí con ella, encerrados en este ambiente tan lúgubre, tan distante del espacio donde hubiera querido fuese nuestro primer encuentro, donde si bien la quería para mí, sentirla mía, pero no en estas condiciones, donde por aprobación de su madre es toda mía, y por un llamado a la salvación de su mirada pérdida, ella confirma que no erré mi decisión de seguirle el juego a Aitana.«La quiero para
Azael:Acabo de despertar apenas. Miro el reloj, me doy cuenta que dormí mucho, me pasé de la hora que tenía prevista estar con Anel. Ayer después de volver a la habitación donde se encontraba con Anna, quien me observaba con odio, y April, me despedí de ella para dejarla estar con sus hermanas.Si bien con Aitana he opuesto resistencia las veces que ha intentado quedarse a su lado, sin haber visto la actitud tan desagradable que dejó entrever ayer en el jardín, pude haber hecho lo mismo con Anna. Ella sabe la verdad, conoce de primera mano que esta idea del noviazgo entre Anel y yo no es más que el resultado de un acuerdo entre su madre y yo, ante la confusión que la enfermera armó en la cabeza aturdida de Anel. Anna sabe que Annel no me consideraría, por lo menos no a simple vista. Pudiera correr el riesgo de que le diga la verdad. Sin embargo, apelo a su bien sentido del juicio, no c
Azael:—¡Ups! —escuché exclamar a alguien a mi espalda. Lentamente me separé de Anel—, disculpa la interrupción.Al aclarar la mente, comprobé que es la voz de Aitana. Observé a Anel quien se ve en el mismo estado de aturdimiento en el que me encuentro, respiré profundo, pasé una de mis manos por su mejilla en una caricia tierna y decidí voltear a mirarla.Venía acompañada de Leopoldo, quien me observaba con dureza, supongo en rechazo a lo que sus ojos acaban de ver. Decido ignorarlo, en algún momento ah de acostumbrarse a la idea de tenerme no solo como socio sino también como un miembro más de su familia.Es un buen hombre, centrado, racional, inteligente. Esa misma habilidad que ha tenido para los negocios es la que espero asuma al aceptar la decisión de Anel y yo. Oponerse sería ganarse un enemigo que seguro estoy no estr&ia
Azael:Después de la conversación con Aitana, al ir a la habitación me encontré con la noticia de que Anel tuvo una recaída. Los dolores de cabeza eran tan fuertes que le provocaron desmayos en dos ocasiones en los días siguientes al punto de mantenerla sedada, se vio sometida a una nueva ronda de pruebas médicas con la finalidad de ver qué pudiera estarle ocasionando los dolores de cabeza y los desmayos que a los ojos de los médicos es lo más extraño.Pasó un mes completo, el paso de los días en los que mi preocupación aumentó. La presión que tenía me hacía sentir agobiado. Recibí varias llamadas de mi padre ante un inconveniente que se presentó en la empresa familiar y requirió mi presencia. Negado a alejarme de Anel, hice todo lo posible por resolver desde la distancia. Fue difícil, por lo que muy en contra de mi v
—De no estar aquí, me lo cuentas y no creería lo que acabo de escuchar —me dijo Anna arqueando una ceja.Ella y yo, nos encontramos parados en el ventanal de la habitación mientras el doctor y la enfermera revisan a Anel, quien se mantiene despierta, algo aturdida, pero con los ojos lo suficientemente abiertos para vigilar todo lo que sucede a su alrededor. Incluso, por ratos nos observa con mirada interrogante, como si quisiera decirnos o preguntar algo que no sé si por la presencia de quienes la revisan o porque no haya como preguntar se mantiene en actitud titubeante.—¿Qué le hiciste Sanna?, Anel no es esta mujer que tenemos al frente —afirma mirándola fijamente y con un tono de voz acusante.—Como bien sabes nada pude hacerle estando en la distancia y ella dormida todo este tiempo. Que yo sepa no tengo poderes telequinéticos —respondí con sarcasmo—, mejo
Desde el minuto uno, luego de despertar del accidente, comencé a sentirme extraña, como si no fuera yo, como si algo me faltara. Los pocos ratos que había permanecido despierta y con algo de lucidez, rebuscaba en mi mente eso que no lograba entender. Divagaba, alucinaba sobre cosas, una vida que no estaba segura tener y que me dejaba un sin sabor amargo al no poder esclarecerla en mi mente.Me sentía angustiada, preocupada y por momentos triste. Solo la compañía de mis padres, mis hermanas y, aún más la de Azael, que estuvo siempre allí al pendiente de todo, me dio animo para irme adaptando a la vida que me tocó vivir en lo adelante, pese al evidente desacuerdo que había entre ellos sobre mí, mis cuidados y cualquier tema que me involucrara. En todos ellos Azael se impuso, y por lo determinado que es, salió ganando.Mi decisión de irme con Azael causó todo un revuel
Por más que hubiera querido que estuviera conmigo esa misma noche, me contuve. Si mi intención era persuadirla sutilmente, a aceptar estar conmigo no solo en esta casa sino también en mi cama, de modo que pareciera que es decisión propia, comprendí que debía ser paciente, debía esperar callado, observador, atento a sus necesidades. Una de las pocas virtudes de la cual no tuve ni he tenido el honor de hacer alarde.Antes de ella, lo que quería lo tomaba a mi antojo o expresaba mis intenciones sin muchos rodeos y si no veía disposición o posibilidad de hacerme de eso en lo que había puesto mis objetivos, simplemente me alejaba en busca de algo mejor y más disponible.Anel en tan poco tiempo me cambió. Fue un proceso tortuoso pero placentero. Verla buscar mi mirada, mi presencia alimentaba mi ego, y con él, las emociones comenzaron a manifestarse cada día con mayor f
Recuerdo que pasamos el resto de ese día en el que por primera vez me permitió explorar su cuerpo, encerrados en la habitación. Para mí no había otro lugar mejor que estar allí con ella No iba a desaprovechar la oportunidad de disfrutarla tal cual se mostraba ante mí, en entrega absoluta, sin miedo, sin reservas.El cambio que noté en ella fue más de lo que habría esperado sucediera en este primer encuentro, me mostró ese otro lado de su personalidad que supe existía, y por alguna razón disfraza bajo la apariencia de una mujer indiferente, de carácter fuerte, la Anel que me mostró esa noche en la cena, la Anel que Aitana me describió.Ese día en la piscina, y en la habitación conocí su lado dócil, cariñoso, lo sensible que es ante las manifestaciones de cariño. Vivir de lleno ese cambio, y sentirlo, llenó mi pe