Azael:
—¡Ups! —escuché exclamar a alguien a mi espalda. Lentamente me separé de Anel—, disculpa la interrupción.
Al aclarar la mente, comprobé que es la voz de Aitana. Observé a Anel quien se ve en el mismo estado de aturdimiento en el que me encuentro, respiré profundo, pasé una de mis manos por su mejilla en una caricia tierna y decidí voltear a mirarla.
Venía acompañada de Leopoldo, quien me observaba con dureza, supongo en rechazo a lo que sus ojos acaban de ver. Decido ignorarlo, en algún momento ah de acostumbrarse a la idea de tenerme no solo como socio sino también como un miembro más de su familia.
Es un buen hombre, centrado, racional, inteligente. Esa misma habilidad que ha tenido para los negocios es la que espero asuma al aceptar la decisión de Anel y yo. Oponerse sería ganarse un enemigo que seguro estoy no estr&ia
Azael:Después de la conversación con Aitana, al ir a la habitación me encontré con la noticia de que Anel tuvo una recaída. Los dolores de cabeza eran tan fuertes que le provocaron desmayos en dos ocasiones en los días siguientes al punto de mantenerla sedada, se vio sometida a una nueva ronda de pruebas médicas con la finalidad de ver qué pudiera estarle ocasionando los dolores de cabeza y los desmayos que a los ojos de los médicos es lo más extraño.Pasó un mes completo, el paso de los días en los que mi preocupación aumentó. La presión que tenía me hacía sentir agobiado. Recibí varias llamadas de mi padre ante un inconveniente que se presentó en la empresa familiar y requirió mi presencia. Negado a alejarme de Anel, hice todo lo posible por resolver desde la distancia. Fue difícil, por lo que muy en contra de mi v
—De no estar aquí, me lo cuentas y no creería lo que acabo de escuchar —me dijo Anna arqueando una ceja.Ella y yo, nos encontramos parados en el ventanal de la habitación mientras el doctor y la enfermera revisan a Anel, quien se mantiene despierta, algo aturdida, pero con los ojos lo suficientemente abiertos para vigilar todo lo que sucede a su alrededor. Incluso, por ratos nos observa con mirada interrogante, como si quisiera decirnos o preguntar algo que no sé si por la presencia de quienes la revisan o porque no haya como preguntar se mantiene en actitud titubeante.—¿Qué le hiciste Sanna?, Anel no es esta mujer que tenemos al frente —afirma mirándola fijamente y con un tono de voz acusante.—Como bien sabes nada pude hacerle estando en la distancia y ella dormida todo este tiempo. Que yo sepa no tengo poderes telequinéticos —respondí con sarcasmo—, mejo
Desde el minuto uno, luego de despertar del accidente, comencé a sentirme extraña, como si no fuera yo, como si algo me faltara. Los pocos ratos que había permanecido despierta y con algo de lucidez, rebuscaba en mi mente eso que no lograba entender. Divagaba, alucinaba sobre cosas, una vida que no estaba segura tener y que me dejaba un sin sabor amargo al no poder esclarecerla en mi mente.Me sentía angustiada, preocupada y por momentos triste. Solo la compañía de mis padres, mis hermanas y, aún más la de Azael, que estuvo siempre allí al pendiente de todo, me dio animo para irme adaptando a la vida que me tocó vivir en lo adelante, pese al evidente desacuerdo que había entre ellos sobre mí, mis cuidados y cualquier tema que me involucrara. En todos ellos Azael se impuso, y por lo determinado que es, salió ganando.Mi decisión de irme con Azael causó todo un revuel
Por más que hubiera querido que estuviera conmigo esa misma noche, me contuve. Si mi intención era persuadirla sutilmente, a aceptar estar conmigo no solo en esta casa sino también en mi cama, de modo que pareciera que es decisión propia, comprendí que debía ser paciente, debía esperar callado, observador, atento a sus necesidades. Una de las pocas virtudes de la cual no tuve ni he tenido el honor de hacer alarde.Antes de ella, lo que quería lo tomaba a mi antojo o expresaba mis intenciones sin muchos rodeos y si no veía disposición o posibilidad de hacerme de eso en lo que había puesto mis objetivos, simplemente me alejaba en busca de algo mejor y más disponible.Anel en tan poco tiempo me cambió. Fue un proceso tortuoso pero placentero. Verla buscar mi mirada, mi presencia alimentaba mi ego, y con él, las emociones comenzaron a manifestarse cada día con mayor f
Recuerdo que pasamos el resto de ese día en el que por primera vez me permitió explorar su cuerpo, encerrados en la habitación. Para mí no había otro lugar mejor que estar allí con ella No iba a desaprovechar la oportunidad de disfrutarla tal cual se mostraba ante mí, en entrega absoluta, sin miedo, sin reservas.El cambio que noté en ella fue más de lo que habría esperado sucediera en este primer encuentro, me mostró ese otro lado de su personalidad que supe existía, y por alguna razón disfraza bajo la apariencia de una mujer indiferente, de carácter fuerte, la Anel que me mostró esa noche en la cena, la Anel que Aitana me describió.Ese día en la piscina, y en la habitación conocí su lado dócil, cariñoso, lo sensible que es ante las manifestaciones de cariño. Vivir de lleno ese cambio, y sentirlo, llenó mi pe
—¿Puedes explicarnos que locura es esta Azael? —bufó mi padre furioso.Por lo general, mis padres nunca han apoyado mi forma de vida. Son quienes más la han criticado. Por esa razón em sorprende que ahora que les presento a la mujer con al que decidí hacer una vida como ellos la han querido, sigan en una actitud contraria.—La verdad no los entiendo Cuando por fin termino por aceptar vivir la vida como ustedes la han soñado, ahora no les parece —con rabia me paré del sillón donde llevaba apenas unos pocos minutos conversando con ellos. Anel permanece en el jardín con una de mis hermanas conversando.Como accedió a mi petición de casarnos, quise traerla a la casa de mis padres para que ellos estuvieran al tanto de que por fin enderezaré mi vida con una buena mujer, para mí, la mejor de todas las que han pasado por mis manos.—No te
Llegamos a Boston el día anterior, pensé en ir ese mismo día a Manhattan; sin embargo, Anel por la presión del vuelo tuvo dolores de cabeza que nos obligaron a posponer un día más mis intenciones de comenzar de una vez con los preparativos.Ella quiso llamar a su familia para adelantarles la noticia, se lo impedí. Por nada del mundo quería perder la visión de las reacciones de Leopoldo, Anna y Aitana. Sobre todo de esta última, al ver cumplido su deseo de lograr casar a Anel con quien ella dispuso.Dado que la recuperación de Anel solo tuvo efecto positivo tres días después, ante la ansiedad de lograr comprometerla, atarla a mí, al segundo de ellos llamé a Lucianna para que fuese adelantando lo que pudiera.—¿Cómo es eso de que te vas a casar en menos de dos semanas y nosotros apenas nos enteramos? —gritó el padre de Anel mirá
Como si fuera un sueño, después que fuimos a la casa de mis padres, los días que prosiguieron transcurrieron con una rapidez que no me dio tiempo a procesar el paso tan importante que estaba a solo pocos días de dar. Me convertiría en la esposa de uno de los hombres más importantes del continente europeo y uno de los socios más importantes de mi padre.En esos días, el ir y venir de una tienda a otra y de un centro comercial a todos los que se le ocurrió a mi madre y a mis hermanas, fue agotador, tanto que deseé que terminara de llegar el día de la boda para volver a sentirme en paz solo en la compañía de Azael, quien durante esos días previos a nuestro retorno a Italia se mantuvo la mayor parte del tiempo trabajando.Gracias a las interminables reuniones que Azael tuvo me tocó quedarme en la casa de mis padres en Manhattan. Por sugerencia de mi madre, con la excusa