Desde el minuto uno, luego de despertar del accidente, comencé a sentirme extraña, como si no fuera yo, como si algo me faltara. Los pocos ratos que había permanecido despierta y con algo de lucidez, rebuscaba en mi mente eso que no lograba entender. Divagaba, alucinaba sobre cosas, una vida que no estaba segura tener y que me dejaba un sin sabor amargo al no poder esclarecerla en mi mente.
Me sentía angustiada, preocupada y por momentos triste. Solo la compañía de mis padres, mis hermanas y, aún más la de Azael, que estuvo siempre allí al pendiente de todo, me dio animo para irme adaptando a la vida que me tocó vivir en lo adelante, pese al evidente desacuerdo que había entre ellos sobre mí, mis cuidados y cualquier tema que me involucrara. En todos ellos Azael se impuso, y por lo determinado que es, salió ganando.
Mi decisión de irme con Azael causó todo un revuel
Por más que hubiera querido que estuviera conmigo esa misma noche, me contuve. Si mi intención era persuadirla sutilmente, a aceptar estar conmigo no solo en esta casa sino también en mi cama, de modo que pareciera que es decisión propia, comprendí que debía ser paciente, debía esperar callado, observador, atento a sus necesidades. Una de las pocas virtudes de la cual no tuve ni he tenido el honor de hacer alarde.Antes de ella, lo que quería lo tomaba a mi antojo o expresaba mis intenciones sin muchos rodeos y si no veía disposición o posibilidad de hacerme de eso en lo que había puesto mis objetivos, simplemente me alejaba en busca de algo mejor y más disponible.Anel en tan poco tiempo me cambió. Fue un proceso tortuoso pero placentero. Verla buscar mi mirada, mi presencia alimentaba mi ego, y con él, las emociones comenzaron a manifestarse cada día con mayor f
Recuerdo que pasamos el resto de ese día en el que por primera vez me permitió explorar su cuerpo, encerrados en la habitación. Para mí no había otro lugar mejor que estar allí con ella No iba a desaprovechar la oportunidad de disfrutarla tal cual se mostraba ante mí, en entrega absoluta, sin miedo, sin reservas.El cambio que noté en ella fue más de lo que habría esperado sucediera en este primer encuentro, me mostró ese otro lado de su personalidad que supe existía, y por alguna razón disfraza bajo la apariencia de una mujer indiferente, de carácter fuerte, la Anel que me mostró esa noche en la cena, la Anel que Aitana me describió.Ese día en la piscina, y en la habitación conocí su lado dócil, cariñoso, lo sensible que es ante las manifestaciones de cariño. Vivir de lleno ese cambio, y sentirlo, llenó mi pe
—¿Puedes explicarnos que locura es esta Azael? —bufó mi padre furioso.Por lo general, mis padres nunca han apoyado mi forma de vida. Son quienes más la han criticado. Por esa razón em sorprende que ahora que les presento a la mujer con al que decidí hacer una vida como ellos la han querido, sigan en una actitud contraria.—La verdad no los entiendo Cuando por fin termino por aceptar vivir la vida como ustedes la han soñado, ahora no les parece —con rabia me paré del sillón donde llevaba apenas unos pocos minutos conversando con ellos. Anel permanece en el jardín con una de mis hermanas conversando.Como accedió a mi petición de casarnos, quise traerla a la casa de mis padres para que ellos estuvieran al tanto de que por fin enderezaré mi vida con una buena mujer, para mí, la mejor de todas las que han pasado por mis manos.—No te
Llegamos a Boston el día anterior, pensé en ir ese mismo día a Manhattan; sin embargo, Anel por la presión del vuelo tuvo dolores de cabeza que nos obligaron a posponer un día más mis intenciones de comenzar de una vez con los preparativos.Ella quiso llamar a su familia para adelantarles la noticia, se lo impedí. Por nada del mundo quería perder la visión de las reacciones de Leopoldo, Anna y Aitana. Sobre todo de esta última, al ver cumplido su deseo de lograr casar a Anel con quien ella dispuso.Dado que la recuperación de Anel solo tuvo efecto positivo tres días después, ante la ansiedad de lograr comprometerla, atarla a mí, al segundo de ellos llamé a Lucianna para que fuese adelantando lo que pudiera.—¿Cómo es eso de que te vas a casar en menos de dos semanas y nosotros apenas nos enteramos? —gritó el padre de Anel mirá
Como si fuera un sueño, después que fuimos a la casa de mis padres, los días que prosiguieron transcurrieron con una rapidez que no me dio tiempo a procesar el paso tan importante que estaba a solo pocos días de dar. Me convertiría en la esposa de uno de los hombres más importantes del continente europeo y uno de los socios más importantes de mi padre.En esos días, el ir y venir de una tienda a otra y de un centro comercial a todos los que se le ocurrió a mi madre y a mis hermanas, fue agotador, tanto que deseé que terminara de llegar el día de la boda para volver a sentirme en paz solo en la compañía de Azael, quien durante esos días previos a nuestro retorno a Italia se mantuvo la mayor parte del tiempo trabajando.Gracias a las interminables reuniones que Azael tuvo me tocó quedarme en la casa de mis padres en Manhattan. Por sugerencia de mi madre, con la excusa
Voy en camino a mi empresa, estos últimos días han sido ajetreados, entre reuniones y preparativos para el evento inaugural de una corporación que contrató mis servicios no he tenido tiempo de hacer mucho fuera de la empresa. Desde que decidí trabajar de lleno, mi vida se ha resumido a las responsabilidades que demanda el trabajo, las pocas que he ido asumiendo en la casa gracias a que el ama de llaves no se sentía a gusto con algunas de sus funciones ante mis manifestaciones de desacuerdo con alguna de ellas, y los pocos ratos que paso con Azael, no me ha dado tiempo de pensar en nada más ni hacer algo diferente. Ni si quiera he visto a mi familia. Este último año ha sido trastocado, Azael ha viajado con más frecuencia que los dos primeros años y yo me he dedicado a hacer crecer mi empresa. —Buenos días Duk —saludo a mi secretaria al llegar y verla de espalada a la puerta revisando algo. Su nombre es Dukensy, pero por cariño uso un diminutivo para dirigirme
Venia saliendo de la ducha cuando escuché nuevamente el sonido de mi móvil anunciar una llamda. Curiosa de que fuera la misma mujer que llamó hace una hora me apresuré a caminar hasta el buró para contestar. Por inercia presioné la tecla de aceptar y me llevé el móvil al oído.—Hola —contesto de golpe.—Amor —la voz de Azael me sorprendió y al mismo tiempo me dio tranquilidad de escucharlo.—Hola amor —suavizo el tono de mi voz para responderle con el mismo cariño—, estaba preocupada porque no había sabido de ti.—Disculpa, tuve dos reuniones y una cena, al llegar al hotel me di una ducha y me recosté un rato para luego llamarte, no me di cuanta en que momento me quedé dormido, desperté para ir al sanitario y recordé que no te había llamado.—¡Qué bueno saber que es
El sol comenzaba a ocultarse cuando abordé el avión con destino a Nápoles. Sintiéndome algo agotada por el ajetreo de ir de una tienda a otra logré cansar mi cuerpo y hasta la mente, pues si bien fui con la intención de adquirir unas prendas íntimas para sorprender a Azael estos dos días que supongo estaremos en casa solos los dos, terminé comprándole a una chaqueta y unas camisas deportivas.Como es muy formal en la forma de vestir, hasta en fines de semana, me provocó verlo diferente. Acabé comprando muchas cosas, tanto para él como para mí. Hice gala de lo que normalmente caracteriza a Aitana y a mis hermanas, ser derrochadora, aunque sea por breves horas.Para distraerme en el vuelo, intenté ver una película mientras tanto, pero acabé quedándome dormida por espacio de dos horas. Para cuando desperté estaban de noche. Faltaban aú