Eran las ocho de la mañana cuando Anita llegó a la casa de Simon. Al entrar, notó la ausencia de Jackie, quien normalmente la recibía con entusiasmo. Al llegar al salón, se sorprendió al encontrar a Simon durmiendo profundamente, acompañado de Jackie. Con una expresión confundida, Anita se dirigió a la cocina, intuyendo que alguien más debía estar en la casa.
Mientras se ocupaba de los trastes sucios y preparaba el desayuno, el aroma del café comenzó a llenar la casa y, eventualmente logró despertar a Simon. Él se levantó y, tras un breve intercambio de saludos, Anita le sirvió el desayuno. En ese momento, una voz femenina resonó desde la habitación cercana, llamando a Simon.—¡Simon!— la voz de la mujer sonó preocupada. Sin perder tiempo, Simon se precipitó hacia la habitación, dejando a Anita desconcertada. Al seguirlo, Anita se encontró con una hermosa joven en la cama, que parecía recién despierta.—Buenos días, hola —saludó Simon, primero a la mujer y luego dirigiéndose a Anita con determinación. — ¿Podrias preparar un desayuno adicional, por favor?— la mujer mayor se retiró, cerrando la puerta para darles intimidadSin esperar una respuesta, Simon se volvió hacia la joven, Emma, y con delicadeza le ofreció su ayuda:—Permíteme ayudarte y te llevaré al baño— la tomo en sus brazos y se aseguró de que estuviera cómoda antes de regresar a la habitación y establecer un plan para el día.Despues de que Emma se aseara la volvio a llevar a la cama gentilmente, la recosto como si fuera una rosa a punto de deshojarse—Pronto traerán ropa para ti. Después nos dirigiremos a la clínica. Iré por algo de desayunar —anunció Simon con una voz serena.—Está bien, gracias —respondió Emma, acomodándose en la cama mientras esperaba pacientemente.Mientras tanto, en la cocina, Anita se encontraba meticulosamente preparando una bandeja con tostadas, café y jugo de naranja. Al entrar Simon, tomó la bandeja sin decir una palabra y la llevó directamente a la habitación.—Aquí tienes, espero que sea de tu agrado —le dijo Simon al ofrecerle la bandeja.—Gracias, estoy segura de que lo será —respondió Emma, frotándose las manos antes de empezar a disfrutar de la comida. Aunque para Simon pudiera parecer un gesto simple, para ella representaba mucho más.En ese instante, la expresión de Anita en la cocina reflejaba confusión y curiosidad.—Ella es una amiga. Se quedará aquí mientras se recupera. Su nombre es Emma. Por favor, ayúdame a cuidarla mientras esté aquí —le pidió Simon.—No hay problema, simplemente ayudare y atenderé bien como corresponde a una invitada —aseguró Anita.—Gracias. Pronto llegarán algunas cosas para ella; las enviará Sandra. ¿Podrías recibirlas? —preguntó Simon.—Claro, no hay problema. ¿Hoy no trabajará? —inquirió Anita con una mirada de curiosidad.—No, debo llevar a Emma a la clínica y luego estaré ocupado en mi estudio —respondió Simon, dirigiéndose hacia su despacho.—Entendido. ¿Quiere que prepare algún almuerzo especial? —preguntó Anita.—No, mejor pregúntale a Emma si desea algo en particular. Estaré ocupado —concluyó Simon antes de retirarse a su despacho dando brinco por la escalera, se veia muy energico.Mientras Simon navegaba por su bandeja de entrada, la falta de noticias de Sandra sobre Emma era desconcertante. Intentó distraerse sumergiéndose en detalles sobre su proyecto relacionado con cigüeñas, pero en lugar de eso, la imagen de Emma se entrometía de manera inesperada: su piel pálida, sus pecas juguetonas,se colaba en cada rincón de su mente. La visión de esa bata húmeda que insinuaba más de lo que ocultaba lo dejó sin aliento por un momento.Simon, sintiendo una mezcla de fascinación y exasperación, se frotó la frente con un gesto exagerado. "¡Vamos, concéntrate!", Maldiciendo su falta de concentración, se pasó una mano por el cabello reprendiendose a sí mismo.Desde la trágica partida de sus padres, había transformado su vida en una misión: hacer crecer su imperio y proteger a su hermana. Pero Emma, con su aura enigmática y desafiante, lo estaba sacando de su juego, estaba resquebrajando las defensas que había construido tan cuidadosamente.Un suspiro escapó de sus labios mientras recordaba las noches solitarias y las compañías vacías que su estatus atraía. Emma era un enigma, un soplo fresco en un mundo lleno de falsas promesas. Se puso de pie, sintiendo una urgencia repentina. Necesitaba sacudirse estos pensamientos y tal vez, solo tal vez, era hora de dejar que las chispas volaran y explorar la brasa inesperada que Emma había encendido en él.Mientras Simon luchaba con sus pensamientos, una pregunta lo acosaba: ¿Sentiría Emma esa misma chispa intensa entre ellos? Las miradas furtivas, la electricidad en el aire cada vez que se cruzaban; no podía ser solo una ilusión. Sin embargo, cada vez que intentaba descifrarla, Emma parecía escurrirse entre sus dedos, una mezcla de curiosidad y misterio.Desde aquel trágico día que cambió su vida, Simon había evitado las complicaciones del corazón. Pero Emma, con su aura enigmática y esa mezcla de vulnerabilidad y fortaleza, estaba despertando un lado de él que había permanecido dormido durante años. ¿Era posible que ella también sintiera este torbellino emocional? ¿O sería él simplemente un romántico empedernido, viendo más allá de lo que realmente había?Tomando una profunda respiración, Simon se dio cuenta de que necesitaba respuestas. No solo para él, sino también para entender el complicado y apasionante enigma que era Emma. Y ver si el universo les estaría dando una oportunidad para explorar esos sentimientos mutuos.Abatido, Simon se cubrió la cara con las manos, intentando evadir esos pensamientos inesperados. Sintiendo la necesidad de liberar su mente y cuerpo de esa tensión, se calzó sus zapatillas y salió a correr. Mientras avanzaba, se cuestionaba: ¿Por qué esta mujer, ejercía sobre él un poder tan magnético? A pesar de su éxito profesional, esto era algo que no podia controlar y eso le frustraba.Llevaba tanto tiempo sin estar cerca de una mujer que eso notablemente se le iba de las manos, ¿ que le sucedía?, no sabia nada de ella pero algo lo llamaba, la deseaba como nunca había deseado a alguien, de hecho jamás había estado con una mujer. Desde que sus padres murieron él se había dedicado a trabajar sin parar, no quería que su hermana pasara miserias y el poco dinero que heredaron lo convirtio en un imperio, eso había hecho que tuvieran pequeñas comodidades, por que la tía que los terminó de criar siempre los insto a vivir una vida sencilla con lo justo y necesario, no quería ver a sus sobrinos cautivados por el capitalismo y la ambicion, su trabajo había dado frutos y gracias a eso ellos nunca anhelaban grandes cosas, solo amor. Amor que Simon nunca ha encontrado ya que su estatus sólo atrae a mujeres vacías y ambiciosas que no encajan con su simplicidad pero Emma era distinta a todas, parecía hecha para él.Después de un par de horas, Simon regresó a casa, su cuerpo emanaba un aroma varonil y su cabello lucía como si hubiera estado atrapado en un vendaval. Con una sonrisa juguetona, agarró unas bolsas de compras que descansaban sobre la mesa, repletas de prendas femeninas. Con una sonrisa traviesa, las levantó y se dirigió a su habitación, decidido a refrescarse. Emma, sumida en un libro, alzó la vista al sentir su presencia. Simon, al dejar las bolsas a un lado, murmuró: "Espero que te guste lo que hay dentro". Antes de poder preguntar, Simon ya se encaminaba al baño, dejando a Emma intrigada, ¿ enserio se va a bañar aca? ¿ no hay más baños en esta casa?, tomó las bolsas y comenzó a revisar la ropa, venían dos vestidos de algodon, lo que le fascino, uno era blanco con ramitos de rosas rojas de apariencia primaveral, otro de color verde esmeralda, unas poleras y dos jeans talla cuarenta, esto la sorprendió por que no entendia como la secretaria de simon sabia su talla, también venían cu
Después de un rato, los dos médicos estudiaban las imágenes, mientras Simon y Emma intercambiaban miradas preocupadas. —Señora Emma, ¿ha tenido alguna fractura en su tobillo? —preguntó el médico. —No que yo sepa, nunca me he lesionado —respondió Emma con desconcierto, mientras Simon la miraba con sorpresa. —Es extraño. El tobillo muestra una fractura anterior que parece haber sanado en un tiempo sorprendentemente corto. Necesitamos monitorizar esto, aunque su hueso este bien posicionado, puede generar molestias futuras, necesitare reevaluar en diez días. Le dejaré algunos analgésicos y una bota ortopédica —explicó el doctor, mientras hacia la receta medica, Simon interrumpió. —Doctor—El caballero giro a mirarlo mientras seguia escribiendo — no nos ha dicho ¿a que se debe? —Sr. Valencia, no puedo responder eso ahora, por eso sugiero el control en diez días. Por ahora hay que tratar el posible dolor reposo parcial. Que su esposa no haga fuerzas. Simon asintió, agradeciendo la info
En su estudio, Simon hojeaba una y otra vez las propuestas de su equipo, sin encontrar ninguna que realmente capturara su interés. Mientras intentaba concentrarse, imágenes de Emma inundaban su mente: su presencia, su cabello, la elegancia de su figura. Abandonó momentáneamente su escritorio y se dejó llevar por la inspiración decorativa, imaginando tonos suaves para una habitación femenina, desde las sábanas hasta los detalles más íntimos como veladores y cubrecamas. Después de un rato, decidió confrontar su inquietud y se dirigió hacia Emma con su netbook en mano. Golpeó suavemente la puerta y, una vez dentro, se acercó para compartir sus ideas.—Simon, no me siento del todo cómoda con todo esto —dijo Emma, mirándolo con cierta inquietud.—¿Con qué te refieres? —preguntó Simon, confundido.—Con todo esto. No quiero ser una carga, especialmente con los gastos que se están generando —respondió Emma, mostrando preocupación.—Emma, el dinero es algo efímero. Hoy puedo permitirme lo que
Esa noche, Simon durmió sin interrupciones, envuelto en el cansancio de un día productivo. Al abrazar a Jackie, se sumió en un sueño reparador. Sin embargo, los gemidos del perro lo sacaron de su descanso. Al abrir los ojos, observó cómo Jackie se apresuraba hacia la habitación donde Emma descansaba. Simon, intrigado, se levantó con cautela y, al asomarse, vio a Emma envuelta en una pesadilla, sus manos tensas revelaban su tormento. Al acercarse, Jackie, como si entendiera, se acurrucó junto a ella, tranquilizándola. Simon, con discreción, cerró la puerta, reflexionando sobre si Emma soñaba con su caída en el cerro. A la mañana siguiente, Simon se despertó con el alba. Decidió trotar para clarificar sus pensamientos antes de iniciar su jornada laboral. Mientras trotaba, hizo una parada en el invernadero de su tía. Allí, compartió con las plantas su reciente encuentro con Emma y los sentimientos contradictorios que ella despertaba en él. Mientras cuidaba las flores, su mente divagó h
Cuando Simón regresó a casa, las luces ya proyectaban sombras alargadas sobre las paredes. Al adentrarse, descubrió que el olor a fresias permanecía suspendido en el aire y también estaba Jackie, su fiel compañero, dormido en el sillón, junto a su toalla, un pijama cómodo y su almohada favorita. Una sonrisa fugaz cruzó su rostro antes de dirigirse a la habitación principal. Dentro, la luz artificial bañaba el rostro tranquilo de Emma, quien yacía profundamente dormida. Sin hacer ruido para no perturbarla, Simón apagó la luz y se encaminó al baño de visitas. Al salir, con su cabello todavía húmedo decidió secarlo con una toalla, se acomodó junto a Jackie, buscando el consuelo del sueño. La calma de la noche se vio interrumpida por susurros y gemidos angustiantes. Simón, alertado, se dirigió rápidamente a la habitación. Emma, en su sueño, parecía luchar contra algún mounstruo invisible, murmurando un "no, por favor". Al intentar despertarla, un destello visual lo golpeó: imágenes de
A las nueve de la mañana del día siguiente, un grupo de trabajadores llegó a la residencia de Simón. Anita, ya presente en el lugar, los recibió y les indicó el lugar donde Simón quería construir una pérgola: justo frente al balcón de la habitación de Emma a unos cuantos metros. El proyecto incluía la instalación de una escalera desde el balcón. Los trabajadores comenzaron a desmantelar el antiguo balcón para dar paso al nuevo diseño. El ruido constante perturbó el sueño de Emma, quien, intrigada, se levantó para investigar. Al entrar en su futura habitación, se encontró con un torbellino de actividad: pintores seleccionando colores para las paredes según sus instrucciones con los colores que ella había seleccionado antes, mientras que otros preparaban mezclas de cemento. La destrucción del paisaje familiar la irritó aún más. Anita se ocupaba de cocinar para un grupo numeroso, y el chófer observaba todo desde la distancia, disfrutando de un cigarrillo. Emma sintió un nudo en el estóm
Llegando al Hotel Golden Palace, Emma quedó impactada; tanta elegancia solo la había visto en películas. Nunca en su vida pensó entrar a un lugar así. Había ventanas de madera dorada con pequeños cristales que invitaban a mirar un jardín florido en sus afueras, mesas con manteles burdeos y camino de mesa con flores doradas, asientos de terciopelo con las mismas tonalidades, lámparas doradas con lágrimas de cristal y personas muy refinadas conversando bajito, mientras se oía una música suave de piano en vivo, tocado por una esbelta mujer vestida con un traje burdeo hasta sus pies. El ambiente del lugar era simplemente mágico.Simon, sin previo aviso, tomó a Emma por los hombros, guiándola detrás de una elegante mujer que los condujo a una mesa junto a los ventanales. Con cortesía, Simon le sostuvo la silla a Emma para que se sentara antes de acomodarse él mismo frente a ella. Ambos recibieron las cartas del menú que les ofreció la mujer, y Emma las examinó con un dejo de sorpresa por l
Emma despertó al caer la noche, notando el peso de Simon a su lado en la cama, dormido en posición fetal. Con ternura, acarició su rostro antes de cubrirlo con una manta. Al salir de la habitación, buscó un vaso de agua y encendió la televisión. La sorpresa la embargó al ver un titular que decía: "El soltero más codiciado del país sorprende con nueva pretendiente". Las imágenes mostraban su reciente almuerzo con Simon, y los comentaristas especulaban sobre su relación. ¿Qué pasó con Cecilia? ¿Tan rápido fue sustituida? ¿Quién es esta mujer misteriosa? ¿Ella es la culpable de su ruptura? Emma no comprendía por qué le daban tanto auge a una relación cualquiera. Fue por su teléfono a la habitación, verificó que Simon aún durmiera y volvió a la sala. Navegó por las redes sociales, descubriendo más sobre Cecilia y su relación pasada con Simon. Hace tres meses terminaron una relación días antes del matrimonio. Iba a ser la boda del año. Se sentía fuera de lugar, preguntándose si estaba mal