Solo Sobrevivo

Después de un rato, los dos médicos estudiaban las imágenes, mientras Simon y Emma intercambiaban miradas preocupadas.

—Señora Emma, ¿ha tenido alguna fractura en su tobillo? —preguntó el médico.

—No que yo sepa, nunca me he lesionado —respondió Emma con desconcierto, mientras Simon la miraba con sorpresa.

—Es extraño. El tobillo muestra una fractura anterior que parece haber sanado en un tiempo sorprendentemente corto. Necesitamos monitorizar esto, aunque su hueso este bien posicionado, puede generar molestias futuras, necesitare reevaluar en diez días. Le dejaré algunos analgésicos y una bota ortopédica —explicó el doctor, mientras hacia la receta medica, Simon interrumpió.

—Doctor—El caballero giro a mirarlo mientras seguia escribiendo — no nos ha dicho ¿a que se debe?

—Sr. Valencia, no puedo responder eso ahora, por eso sugiero el control en diez días. Por ahora hay que tratar el posible dolor reposo parcial. Que su esposa no haga fuerzas.

Simon asintió, agradeciendo la información. Ambos se retiraron de la consulta, aún sorprendidos, sin percatarse de que eran reconocidos como los señores Valencia.

En el trayecto de regreso a casa, Simon rompió el silencio.

—¿En qué trabajas, Emma?

—En nada

—¿En nada? ¿ y de que vives?

—Trabajo cuando lo necesito, hago manualidades, muebles, cosas artesanales

— Mmm, ya veo

—¿Que cosa?

—Nada, pienso que solo disfrutas tu vida

— Antes lo hacía, pero desde que mi abuela no está solo sobrevivo- esto inundó de dolor a Simon tocando una fibra sensible en él sin darse cuenta.

—¿ Tu que haces?

— Yo, soy publicista, también participo una empresa familiar, pero mí hermana la administra. Laura es tan independiente como tú.

—¿ Tienes una hermana?

—si, vive en el sur, casi nunca viene a la ciudad, creo que se llevarían bien, también es un espíritu libre.— la chica se asombró al escuchar eso, no pensaba que Simon la veía como un espíritu libre e independiente, sonrió y giro para ver por la ventana.

Al llegar a casa, el aroma de la comida recién hecha llenó el aire. Anita colocó dos puestos en la mesa, uno de los cuales raramente se utilizaba, ya que Simon prefería comer en la cocina, a menudo olvidándose de hacerlo.

Esta vez, Simon no cargó a Emma en sus brazos. Con la bota ortopédica, ella podía caminar, aunque con una ligera molestia al pisar.

— ¿La señorita se encuentra mejor?, preguntó Anita, mostrando cierta preocupación en su tono.

— Por ahora sí, aunque el reposo continuará por diez días más. ¿Llegó algo para mí?, preguntó Simon.

— Sí, lo traigo de inmediato— respondió Anita, dirigiéndose a la cocina. Regresó con una pequeña caja que entregó a Simon antes de retirarse a continuar con las labores domésticas.

Simon le tendió la caja a Emma con una sonrisa. — Esto es para ti— , dijo.

Emma abrió la caja con cautela y encontró un teléfono celular en su interior. — ¿Para mí, porqué? .Gracias, exclamó, sorprendida.

— Actívalo para que tengas mi número. Mañana regreso a la oficina y no nos veremos hasta la noche. Es una forma de estar en contacto— , explicó Simon.

Con una mirada juguetona, Emma respondió: — ¿Realmente quieres estar en contacto conmigo?— . Simon, sorprendido por su audacia, tragó saliva y sintió cómo el calor le subía a las mejillas. Rápidamente desvió la mirada, sintiendo la necesidad de desabrochar un par de botones de su camisa. — Es broma— , añadió Emma con una risa suave. — Debes estar cansado de mis problemas— .

— No es nada. Un poco de cambio y movimiento le vendrán bien a esta casa— , contestó Simon, intentando ocultar su turbación.— Hablando de eso, te quiero proponer algo— Lo joven abrio tanto los ojos que parecia que estos iban a escapar.— No es nada sexual si es lo que piensas.

— No pienso en algo así

— Que bien, entonces te comento que hay otra habitación en el primer piso; estaba pensando en adaptarla para ti, si es que quieres— , dijo Simon con una mirada seria.

Emma levantó las cejas, claramente sorprendida. — ¿Para mí? ¿Crees que me quedaré aquí

para siempre?—

Simon, mientras se servía ensalada en su plato, contestó sin titubear: — ¿Tienes a dónde ir?— Luego, le guiñó un ojo de forma pícara a Emma, quien se atragantó con el agua que estaba bebiendo.

— ¿Estás bien?— , preguntó Simon, visiblemente preocupado.

— Sí, perdón. Por ahora no tengo un lugar fijo donde quedarme, pero puedo buscar algo— , respondió Emma, recuperando el aliento.

— Bien, mientras encuentras algo, acondicionaremos esa habitación para ti. ¿Te parece?— , propuso Simon.

Emma asintió tímidamente con la cabeza. — Eso sería genial, gracias.—

Además, añadió Simon con una sonrisa, — Después quedará lista para cuando decidas visitarnos, ¿no?—

— ¿Visitar? ¿A quiénes te refieres?— , preguntó Emma, confundida.

— A Jackie y a mí. ¿Olvidaste que soy tu 'salvador'?— , dijo Simon con una risa suave.

Emma soltó una carcajada genuina. — Claro que no— , aseguró, asintiendo con la cabeza.

Tras finalizar la comida, se retiró a la habitación, dejándose caer sobre la cama. Mientras tanto, Simon se dirigió a su estudio para revisar las propuestas de su equipo y Anita miraba desde la cocina haciendo como que limpiaba la hermosa relacion que se estaba formando, ella ha sido testigo de todo el dolor de su jefe, lo vió crecer y forjarse en el hombre que es hoy en día, le asustaba que Emma rompiera su corazón.

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