La cena fue simple y rápida, Laura estaba agradecida por la presencia de su hermano y Emma, si ellos no estuvieran, hubiera pasado las festividades sola, acostada y lamentándose por su infeliz vida.Sin duda el año lo estaba terminando en la mejor compañía y empresaria el próximo con las mismas.Después de bailar con su hermano y observar a la feliz pareja tratar de bailar terminó diciendo.- Simón, creo que definitivamente tendrás que tomar clases de baile antes de tu matrimonio - dijo Laura sobando su gran panza.- ¿ realmente bailo tan mal?- preguntó Simón a su hermana mientras trataba de sacar unos pasos de salsa con Emma, pero sus caderas eran muy rígidas y sus piernas parecían chuzos.- Mal, mal, nose si tanto. Pero si muy tieso- dijo honestamente su hermana, mientras Emma reía por la conversación que tenían los hermanos.- Bien, lo pensaré- Ambas mujeres rieron a carcajadas por la expresión reflexiva de Simón, quien miró su reloj y dijo- Bien, ya serán las doce, estemos juntos
Después de la limpieza de su sobrina, Simón volvió a la sala de espera, Emma estaba nerviosa y en cuanto lo vió salir por la mampara se acercó rápidamente para saber todo, el corazón de Simón estaba regocijante de orgullo, le contó que la visita era a las nueve de la mañana, lo cual les daba tiempo para ir a desayunar, ninguno de los dos tenía sueño, la llegada de Catalina la hija de Laura los mantenía en alerta, Mario y sus problemas habían pasado al olvido para ambos, ya no insistieron en llamarlo y se dedicaron a planear la visita a Laura en las próximas horas. Simón le mostró las imágenes a Emma quien quedó emocionada y ansiosa por conocer aquella cosita pequeña y hermosa.A las nueve en punto la pareja se encontraba en la entrada de la habitación de Laura con un ramo enorme de rosas, ambos portaban unas ojeras enormes, pero la felicidad que irradiaban las disimulaba muy bien.Laura a ratos abría los ojos y los observaba, después volvía a dormir, estaba muy cansada. La bebita se q
El día dos de enero, Marta llegó temprano a casa de Laura, Emma y Simón se encontraban desayunando, Simón vestía un traje de tres piezas gris, estaba muy presentable. Marta quedó asombrada con su apariencia formal, no había tenido la oportunidad de verlo en esa faseta, realmente era hermoso.- Buenos días Marta.- le saludaron ambos.- Buenos días.¿ Cómo va todo por acá?- Estupendo, ya nació mi sobrina.- dijo feliz Simón con su taza de cafe en las manos.- uhhh, que fantástico, prepararé las habitación de la niña.- No se preocupe, nosotros ya lo hicimos- dijo Emma animada.- que bueno- dijo Marta, Simón se colocó de pie para mostrarle las imágenes, orgulloso de su sobrina.- Mire que es bonita, y tranquilita. - Marta atenta veía las imágenes en el móvil- yo iré a hacer un trámite, pasaré a ver a Laura y me vengo. Emma quedará con usted.- No hay problema señor.Se acercó a Emma para despedirse, acarició a Jackie y se marchó con calma en el vehículo, mientras se alejaba de la casa de
El sol brillaba con intensidad, reflejándose en los rascacielos que se alzaban imponentes, como testigos mudos del ajetreo diario de la ciudad. Simón manejaba con destreza, pero su mente vagaba entre pensamientos y recuerdos. El paisaje urbano se deslizaba a su alrededor, pero su atención estaba centrada en la carretera y en los acontecimientos pasados que habían sacudido su vida, sabia con certeza que seguramente en su despacho encontraria hoy la propuesta para la campaña de la dolorosa navidad. Las luces del tablero del coche parpadeaban, interrumpiendo sus pensamientos, anunciando la llegada de una llamada entrante. Con un suspiro, ajustó su postura en el asiento y pulsó el botón para responder, sin anticipar la inesperada alegría que encontraría al otro lado de la línea. - ¿Alo? La voz de Laura irrumpió en el silencio del coche, y Simón, que había estado perdido en sus pensamientos, sonrió al reconocerla- ¡Te ví!, Te vi! ¡En el matinal! ¡Eres un imán para las cámaras, ¡pero que
Sobre su escritorio había un archivo que contenía la temida propuesta de Navidad, pertenecía a la cadena de malls del país, eran más de cien sucursales. Antes de abrir el archivo, Simón empezó a rememorar aquella noche, con tan solo diecisiete años respondió la llamada del oficial que informo el fatal accidente, Laura con tan solo doce años se encontraba adornando el arbol a la espera de la llegada de sus padres, ambos se encontraban a cargo de su niñera que vio la expresion fria del joven en el telefono. Cortó la llamada y corrio al segundo piso para ahogar un grito en su almohada mientras su mundo reventaba en mil pedazos, la niñera lo siguió sin Laura y lo consoló. Al otro día apareció su tía para encargarse de todo, ambos niños quedaron varados hasta que Simon tomo la decision de hacerse cargo de la vida de ambos, Laura pequeña aun, nunca supo el dolor que cargaba su hermanito. Simon sacudio bruscamente la cabeza para limpiar sus recuerdos y se concentro en lo que tenia en frente.
Jackie insistió con ladridos persistentes, arrastrando a Simon por el empinado sendero del cerro. A medida que ascendían, la fatiga se apoderaba de él, pero algo en la urgencia del can le impulsó a continuar. Finalmente, llegaron a una pequeña quebrada, donde una voz tenue llamó su atención. Entre la penumbra, yacía una joven de cabello rojizo, con la ropa manchada y rasguños en su piel. —Hola, ¿te encuentras bien? —preguntó Simon, tratando de recuperar el aliento. —¿Tú crees que me veo bien? —respondió la mujer con aspereza. —Podrías estar peor —replicó Simon descortesmente, sintiendo el peso de su propio agotamiento.—¿Te puedes poner de pie? — —¿Que clase de pregunta es esa?, si pudiera hacerlo ya abría salido de aquí.— Simón colocó los ojos en blanco, antes de que la joven pudiera decir algo más y sin más preámbulos, la ayudó a levantarse, pero un grito de dolor la hizo tambalear. Ante esto, Simon decidió cargarla, llevándola en brazos como si fuera ligera. Encendió la linterna
Pasados treinta minutos, el timbre del portero sonó. Simon, tras revisar las cámaras de seguridad, identificó a un hombre de unos cuarenta años esperando. —¿Quién es? —Buenas noches. Fui convocado para prestar mis servicios. Mi nombre es Miguel Arriagada. —Por supuesto, pase. Siga el camino iluminado. A los pocos instantes, un vehículo se alineó frente a la entrada principal. Simon, ya preparado, esperaba al doctor con las manos resguardadas en los bolsillos. —Doctor Arriagada, soy Simon Valencia. Por favor, acompáñeme —dijo Simon, estrechando la mano del médico y guiándolo hacia la sala—. Emma, el doctor está aquí para ayudarte. —Buenas noches, Sra. Valencia. Soy el doctor Arriagada. ¿Puede contarme qué ocurrió? —indagó el médico. Con cierta confusión, Emma se acomodó en posición para que el doctor pudiera evaluar su situación. —Soy Emma. He sufrido una caída y ahora me resulta imposible apoyar el pie. El dolor es insoportable —manifestó Emma. Tras una examinación delicada pe
Eran las ocho de la mañana cuando Anita llegó a la casa de Simon. Al entrar, notó la ausencia de Jackie, quien normalmente la recibía con entusiasmo. Al llegar al salón, se sorprendió al encontrar a Simon durmiendo profundamente, acompañado de Jackie. Con una expresión confundida, Anita se dirigió a la cocina, intuyendo que alguien más debía estar en la casa. Mientras se ocupaba de los trastes sucios y preparaba el desayuno, el aroma del café comenzó a llenar la casa y, eventualmente logró despertar a Simon. Él se levantó y, tras un breve intercambio de saludos, Anita le sirvió el desayuno. En ese momento, una voz femenina resonó desde la habitación cercana, llamando a Simon. —¡Simon!— la voz de la mujer sonó preocupada. Sin perder tiempo, Simon se precipitó hacia la habitación, dejando a Anita desconcertada. Al seguirlo, Anita se encontró con una hermosa joven en la cama, que parecía recién despierta. —Buenos días, hola —saludó Simon, primero a la mujer y luego dirigiéndose a Anit