El caos se vuelve a desatar en la manada Luna de hierro, cuando los guerreros que son dirigidos por el gamma deciden ir tras los esclavos que se están escapando.—¡Maten a esa esclava que ha confundido el sano juicio de nuestro alfa! —espeta Azucena, y de inmediato, un grupo de guerreros se lanza contra Otsana.Tron, al ser consciente del peligro que ella atraviesa, se convierte en lobo y salta en su dirección."Sube", comanda.Otsana se queda alelada por unos segundos, tratando de asimilar lo que está aconteciendo."¿Qué esperas para subirte a mi regazo? ¿Acaso quieres morir?», increpa Tron con impaciencia.Ella sale de su trance y lo obedece deprisa, al vislumbrar a los guerreros venir a ellos dispuestos a atacarlos.De un salto, Tron empieza a alejarse, al tiempo en que va esquivando los ataques de los hombres que se han acercado—¡Tron, regresa aquí! —le ordena su hermana en un alarido caprichoso—. Yo soy tu única familia y esta manada es nuestro hogar; ¿dejarás todo tirado por un
Después de varias horas de camino, Tron y su gente se detienen en un claro. Allí deciden descansar y alimentarse, por lo tanto, sacan las provisiones que se encuentran guardadas en las naves terrestres y dividen a la gente en grupos de cincuenta, cada cual con un líder que reparte raciones a grupos de a diez.Ellos utilizan unas lámparas campestres con un brillo que no llama la atención, como manera de ocultarse de sus enemigos, asimismo, evitar ser muy llamativos frente a maleantes que asaltan en la oscuridad de la noche.Cerca del río, Tron levanta varias tiendas donde pone duchas móviles, puesto que cuenta con un aparato de alta tecnología entre los licántropos, que le sirve para hacer presión y conducir agua desde allí hasta las tiendas.Él divide los baños móviles en dos grupos, uno para los hombres y el otro para mujeres, quienes se turnan para ducharse.—Necesito un informe acerca de los esclavos que se fueron en las naves marítimas. Pronto les enviaré el punto de encuentro par
Otsana se seca las lágrimas y mira a Tron a los ojos, como si tratara de descifrar un enigma.—¿Sabías que yo esperaba a tu hijo? —cuestiona de repente.Tron frunce el ceño ante esa pregunta sin sentido, pero de todas formas le responde con naturalidad:—No, hasta ahora me entero. ¿Crees que si lo supiera me hubiera ido a la batalla? Créeme que estaría pegado a ti, cuidándote como un loco obsesivo.Él le acaricia el vientre que ya se encuentra vacío y un sentimiento de perdida lo invade.Se siente horrible no haber estado consciente de que su hijo estuvo allí todo ese tiempo, de haberse perdido el proceso de desarrollo en el vientre y no haberlo visto nacer.Se siente traicionado y engañado.—¿Por qué me lo ocultaste? —reclama indignado—. Yo tenía el derecho de saberlo, me parece muy injusto que hasta ahora me entere de la existencia de mi cachorro. Ni siquiera pude protegerlos y ahora él... —Tron se aprieta el cabello por la frustración.—Creí que lo sabías. Yo intenté decírtelo vari
Después de un largo rato en silencio, Tron se aclara la garganta y mira a Otsana con intriga.—Nuestro hijo está vivo... —musita él anonadado.—Eso espero... —responde ella con la voz apagada.—¿Qué sucedió con nuestro cachorro, Otsana?—Alfa, no contamos con mucho tiempo —lo interrumpe Maura—. Debemos partir ya.Tron mira Otsana dubitativo, luego a Maura, como si se debatiera qué hacer.—Maura, toma el liderazgo de las tropas, por favor; ya que mi pareja y yo nos desviaremos. El punto de encuentro será en el mar —responde al fin.El rostro de Otsana se ilumina conmovido, pero pronto se siente terrible por todo lo que pensó acerca de su mate y por haber sido participe del ataque a su manada.—Pero, señor, no puede dejarnos a nuestra suerte en este momento. Es su deber dirigirnos —replica la morena con decepción.—No, Maura, mi deber es velar por el bienestar de mi familia. Mi mate y mi hijo son mi prioridad ahora. Además, no los estoy dejando a su suerte porque ya organicé el viaje y
Otsana parte junto a Tron en un caballo con algunas provisiones para el camino, mientras que los hombres de él dirigen a los omegas hacia el mar, donde se encontrarán con los demás y con su alfa.Los galopes del caballo son rápidos y pronto los aleja del territorio que está cercano a la manada Luna de hierro, y toma el sendero que los llevará a Fuerza de bronce.—Si necesitas que hagamos una parada me avisas —le dice Tron en voz alta para que ella lo escuche.—Gracias... —musita con voz débil, por lo que él apenas la entiende.Una sonrisa se le dibuja en los labios al sentir que Otsana le aprieta la cintura, como si temiera caerse. Ella, en cambio, recuesta la cabeza en la ancha y firme espalda, luego olfatea el perfume amaderado que tanto le encanta y se deja controlar por los recuerdos que le inundan los pensamientos.«¿Tú quieres aparearte?»«Usted no quiere. Y lo entiendo; sus amantes son muy hermosas y experimentadas, todo lo opuesto a mí».«Pequeña loba, yo podría enseñarte, per
Riú se le acerca a Arel, quien se e encuentra en el patio pensativo mientras observa las estrellas.—¿Qué averiguaste? —inquiere el pelinegro con esa calma que lo caracteriza.—No he encontrado nada aún. Será difícil que sepamos su ubicación, dado que los hombres a quien el alfa Claudio les confió sus planes murieron en la batalla junto a él. —Arel resopla frustrado.—Nunca me hubiera imaginado que el alfa Claudio sería tan zorro. Ni siquiera a un enemigo se le haría tal cosa —gruñe Riú indignado.—Tienes razón, el alfa Claudio cayó demasiado bajo. Su odio le cegó la cordura.Riú se cruza de brazos y mira a Arel divertido.—¿Cuándo vas a reclamar a tu mate?—Cuando todo se calme en la manada y yo pueda darle una casa digna a mi Clarice. No quiero marcarla para llevármela a esa simple cabaña. Mi bella mate se merece algo mejor.Riú entorna los ojos. Por su parte, el pelirrojo decide cambiar de tema.—¿Qué sucederá con la humana?Riú observa a la luna y se encoge de hombros.—Ni idea —s
Con la luna de testigo, en una noche de cielo estrellado y brisa fría, dos amantes experimentan otro tipo de intimidad que sobrepasa la carne. En aquel remoto y deshabitado lugar, donde solo se escuchan el canto de los grillos y las aves nocturnas, el sonido del viento al acariciar los árboles y el llanto de dos almas rotas que se necesitan para enmendarse.Ella es ese refugio que él nunca encontró en otra persona, quien lo amó con todos sus defectos y quien no dudó en entregarle todo lo que poseía, incluso en ser partícipe para crear una nueva vida, su primogénito.Ella es un bálsamo en ese momento que lo cura con su calor, con el aroma a rosas silvestres y con la suavidad que el cuerpo pequeño y de pocas curvas le brinda. Ella posee ese encanto que lo transporta a una dimensión, donde solo siente paz y bienestar.La ama, cuánto la ama.—Pequeña loba, vamos a dormir. Mañana debemos continuar con nuestro viaje, mi amor.Ella asiente en acuerdo y camina junto a él, de regreso al lugar
Los besos ansiosos y hambrientos se complementan con las caricias para nada castas en la piel blanca de su chica, quien gime feliz por las nuevas sensaciones que su cuerpo experimenta.Es la primera vez que conoce aquel placer y, aunque le es un poco vergonzoso estar expuesta ante el pelirrojo, ella se entrega a él sin cohibiciones.El vaivén de caderas se torna rápido e intenso, provocando que el chico tiemble entre las piernas que se enredan por encima de sus glúteos.Su semilla la llena de manera cálida y un suspiro satisfecho deja la boca de la rubia, cuyos labios son atrapados por los de Arel, quien los saborea como si su vida dependiera de ello.—Te amo... —susurra él, antes de dejar caer su cabeza entre los pechos de ella.***Ella trata de moverse, debido a que siente un gran peso que la asfixia. De a poquito, Alexa abre los ojos, cuyos contornos le arden por la claridad que se cuela a través de la ventana.«¿Por qué no puedo respirar?», piensa aterrada, al sentirse presa y so